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Yoongi sentía los tibios y leves rayos del sol chocar delicadamente en su cuerpo. Además del ajeno calor corporal que lo rodeaba, el cual provenía de Park Jimin.

Park Jimin, el hombre que profanó su cuerpo, de una manera tan delicada, que casi era una tortura.

Su ahora esposo.

Este lo mantenía abrazado de la cintura, de manera que Yoongi tenía recostada la cabeza en su cálido y desnudo pecho. Si, seguían desnudos, solo cubiertos por las sábanas de piel.

Debido a aquello, a Yoongi le daba mucha vergüenza abrir del todo los ojos. Despertar significaba enfrentarse a su realidad, como el esposo del hombre que lo tenía contra su cuerpo.

Sentía la serena respiración de Jimin y los tranquilos latidos de su corazón. Además la mano de este se movía delicadamente en su cintura haciendo círculos con su pulgar. Entonces Yoongi abrió sus ojos del todo.

Parpadeo algunas veces para acostumbrarse a la luz, alzó levemente la cabeza viendo el color azul del cielo mañanero y algunas aves volar.

Intento moverse y alejarse de Jimin sin despertarlo, pero lo único que logró fue rosar aún más sus desnudas piernas con las de él, lo cual lo puso nervioso.

Entonces Jimin despertó, removiendose un poco pero sin soltar a Yoongi. Antes bien, apretó con suavidad la cintura de este, haciendo que de un respingo y apartara la vista, lo cual le sacó una sonrisa.

Acomodó la cabeza de Yoongi sobre la sábana, par poder observarlo mejor, quedando acostados frente a frente. Yoongi seguía sin mirarlo, además de que apretó la sábana contra su pecho tratando de cubrirse, por lo cual Jimin mordió su labio y se acercó.

- Buenos días hermoso - Jimin dejó un cast beso en su coronilla y acarició su ronrojada mejilla, hasta llegar a su mentón y levantar su mirada.

A Yoongi no le quedó otra que mirarlo. Los ojos color avellana de Jimin brillaban a causa de la luz del sol, al igual que su bronceada piel.

- Buenos días - susurró Yoongi, aún inseguro. Jimin ya era su esposo, pero no sabía cómo llamarlo, y tenía miedo de ser irrespetuoso.

- ¿Cómo amaneciste? ¿Ayer te lastimé? - La preocupación en la cara de Jimin, desconcertaba un poco a Yoongi.

- No, no me lastimó - Yoongi apretó la sábana en su puño.

Jimin sonrió aliviado - Me calma escuchar eso, lo último que quisiera es lastimarte - acarició el blancuzco cabello de su esposo, mirándolo como lo que era. Un tesoro.

Se sentó y estiró su mano tomando la de Yoongi, en señal de que también se sentará, este dudó unos segundos, pero después se sentó, aún con la sábana cubriendo su pecho, en cambio Jimin no estaba cubierto con nada, lo cual hizo que Yoongi se sonrojara.

La noche anterior, Yoongi no se había puesto a mirar el cuerpo de Jimin a pesar de haber tenido relaciones, y verlo ahora lo hacía sentir extraño y con mucha más vergüenza.

Jimin lo atrajo de la mano hacia él, pasando su brazo por la cintura de Yoongi, haciéndolo respingar.

- No me trates de usted, solo dime Jimin, o como tú quieras - le sonrió y dejó un beso en su nariz - ahora soy tu esposo, así que tenme confianza.

Yoongi sabía que esta ya era su realidad, pero escucharla de los labios de Jimin era como una puñalada.

- E-está bien...Ji...Jimin - lo último que Yoongi quería hacer era desobedecerlo y que este se enfadara.

Jimin se puso, dejando todo a la vista de Yoongi. Este cubrió sus ojos de inmediato. Escuchaba que Jimin estaba haciendo algo, pero no se atrevía a ver, aunque quisiera vestirse, su cuerpo se rehusaba a moverse y soltar la sábana. Jimin se sentó otra vez a su lado.

Tomó suavemente sus manos para que dejara de cubrirse la cara, y le sonrió de manera dulce. Mojó un pañuelo en una bandeja con agua, y comenzó a limpiar la cara de su esposo. Yoongi se dejaba hacer expectante y tímido.

Al terminar le extendió un vaso con agua - Tómalo, es bueno beber agua antes de iniciar el día.

Yoongi lo tomó, y mientras lo hacía, Jimin limpiaba su cara. Cuando terminó de beber el agua, le iba a agradecer, pero recordó que este le dijo que no volviera a agradecerle, y solo dejó el vaso a un lado.

Se dio cuenta que en medio de ellos, Jimin había puesto una bandeja con frutas y te. ¿De dónde había salido eso?

Jimin rió levemente ante su confusión. - Todo esto estaba listo desde ayer. Como Khalesi mereces un trato eminente, solo que ayer estabas muy nervioso y no te diste cuenta - Jimin le acomodó el cabello que caía en su frente.

Yoongi solo mordió su labio al recordar lo de ayer.

- Vamos, come - levantó su vista y  se encontró con la mano de Jimin frente a él, sosteniendo una uva.

Aún con timidez, abrió la boca y comió.

Después de unos segundos, el mismo cogia las frutas, pero varias veces era Jimin que lo alimentaba, con todo el gusto del mundo.

Al terminar de desayunar, Jimin se levantó a dejar las bandejas y vasos a un lado, y estiró su mano hacia Yoongi para que se levantara.

Este tenía mucha vergüenza de hacerlo, pues seguía desnudo y Jimin también, pero no tuvo más opción que levantarse, aunque no hizo con la sábana sobre su pecho.

- Hay que limpiarnos - Jimin retiró la sábana de su cuerpo, haciendo que este tratara de volverse a cubrirse - la desnudez no tiene porque avergonzarte, así vinimos al mundo y así nos vamos - Jimin sonrió ante las mejillas sonrojadas de su esposo - además somos esposos, tu cuerpo es mío y mi cuerpo es tuyo.

Yoongi sentía que le quemaba la cara y nudos se formaban en su garganta, Jimin terminó de retirar las manos de su pecho y sin avisar lo cargó estilo princesa.

- Oh - fue lo único que logro pronunciar Yoongi, pues Jimin comenzó a caminar de inmediato, saliendo de la tienda.

Sentía su piel rosar con la de Jimin, lo cual le provocaba cosquillas y le hacía sonrojar el pecho y cuello.

Estaban desnudos a la intemperie, algo que Yoongi jamás había hecho, así que se sentía extraño y expuesto.

Jimin solo caminaba mirando al frente, Yoongi aún no sabía a dónde iban. Después de más o menos unos dos minutos, llegaron a lo que parecía ser una laguna con una pequeña cascada.

El peli negro entró al agua aún con Yoongi en brazos. Este al sentir la frescura del agua en contraste con el resplandor del sol, sintió una gran relajación.

Jimin se detuvo cuando el agua le llegó a la mitad del torso, entonces bajó a Yoongi, le sonrió y besó su coronilla.

- ¿Te gusta?

Yoongi movía sus manos debajo del agua, y miraba todo a su alrededor. Nunca se había bañando de esta manera, siempre había sido en una piscina o bañera.

- Si, me gusta mucho. - Y esa era la verdad, me encantaba la naturaleza, así que sonrio levemente. A Jimin le encantó verlo al fin sonreír.

Lo acercó aún más, pegando sus pechos y comenzó a hundirse con él, hasta quedar mojados por completo. Jimin limpiaba la blanquecina y delicada piel de su esposo, ansiaba que Yoongi hiciera lo mismo y sentir sus caricias, pero sabía que era muy pronto para pedirle algo así. Aunque tenía el derecho de pedirlo, no quería que su esposo le tuviera miedo.

Yoongi se encontraba girado mientras Jimin limpiaba su espalda y parte de sus glúteos. Esos toques le producían leves arqueos y espasmos. Pero era mejor comenzar a perder la timidez y vergüenza, sería la única forma de sobre llevar su nueva vida al lado se Jimin. Este lo abrazó por detrás, asentando su mentón en su hombro

- El aroma natural de tu cabello es delicioso - depósito un beso en su nuca -  tu piel junto con las gotas de agua te hacen ver como una hermosa porcelana.

Yoongi solo chapoteaba sus dedos en el agua, mientras sentía como el color rojo  subía otra vez a su cara por las palabras dulces de Jimin.

¿Siempre sería así con él?

Yoongi jamás se espero un trato como este, pues Jimin no le parecía de ese tipo de personas, además nunca había experimentado esta clase de atención y muestra de afecto, ni siquiera por su hermano.























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