No quería que esto pasara.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Contemplaba la mano ensangrentada de Dante, mis ojos se humedecieron, sintiendo la necesidad de llorar de nuevo. Dante notó mi angustia y elevó mi mentón para que lo mirara.

—Laura, no llores—me pidió con dulzura, acariciando mi mejilla.

—Pero...

—Te dije que esto es normal entre nosotros, no te preocupes— explicó, intentando tranquilizarme.

—Puede que para ti sea normal, pero yo no estoy acostumbrada, y además perdí mi trabajo—dije con pesar, desviando la mirada al suelo.

—Lo siento mucho. Hablaré con él... cuando se calme, hablaré con Luka para que te devuelva el trabajo—dijo, y yo negué con la cabeza.

—Está bien, no lo hagas. Además, no habría podido ir mucho, empezarán los exámenes— murmuré, centrándome en lo que estaba haciendo.

Los nudillos de Dante estaban ensangrentados por los golpes a Luka. Con cuidado, seguí limpiando y desinfectando las heridas, tanto de su mano como de su cara, que estaba hinchada.

—¿Te duele mucho?—pregunté, volviendo a mirarlo.

—No tanto como parece—dijo con voz tranquilizadora.

Bajé la mirada hacia su mano y me pregunté cómo las cosas se torcieron así. Siempre pensé que Luka era un hombre calmado a pesar de su apariencia fría y seria. Nunca imaginé que pudiera perder los nervios de esa manera. "¿Y todo porque Dante dijo que éramos novios?" Cerré los ojos por un momento, recordando todo lo que pasó.


UNAS HORAS ATRÁS...


—¿Qué haces aquí? —pregunté apresuradamente, apartándome de Dante.

—Tardabais bastante y los demás se preguntaban dónde os habíais metido, así que salí a buscaros —explicó Luka, sin apartar sus ojos fríos de mí.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y desvié la mirada; no me gustaba cómo me miraba, me hacía sentir incómoda, como si le hubieran traicionado, aunque sentirme así fuera absurdo.

—¿Están juntos? —preguntó, y alcé mi mirada nuevamente a él.

—Sí, ¿Tienes algún problema con eso? —se adelantó Dante, mirándolo desafiante.

El cuerpo de Luka, que parecía haber estado estático hasta ahora, se movió peligrosamente hacia nosotros.

—¡Tú eres el problema, no sabes mantener las malditas manos quietas!

—¡Lo que yo haga con mi vida no es asunto tuyo!—respondió Dante, colocándose frente a mí como protección.

—¡Es asunto mío cuando la involucras a ella! —espetó Luka, empujándolo por los hombros.

Dante se echó a reír, aumentando la ira de su amigo.

—¿Que eres ahora, su padre? Ella es adulta para tomar sus propias decisiones.

—No lo es tanto si tomó la decisión de estar contigo, porque es la peor decisión que pudo haber tomado —soltó Luka a Dante.

La sonrisa desapareció del rostro de Dante, enfrentándose a Luka y empujándolo con fuerza.

—¡¿Y tú qué mierda sabes?!

—Nos conocemos de hace muchos años, Dante. Sé cómo eres, todo lo que tocas lo destruyes. ¡Por eso solo las prostitutas que pagas son las únicas que pueden tolerarte!

Esto hizo que Dante perdiera los nervios y se abalanzara sobre él, dándole un puñetazo en la cara. Luka se tambaleó, aturdido por el golpe, y yo pegué un salto de sorpresa.

—¡Tú no sabes nada de mí, así que será mejor que te calles! —gritó Dante, volviendo a enfrentarse a Luka, pero este lo esquivó y le golpeó a su vez.

—¡Te conozco mejor que tú mismo y tú mejor que nadie sabes que tengo razón!

—¡Me importa una mierda lo que digas!

Ambos comenzaron a golpearse, olvidando completamente que estaba allí presente, y yo no sabía qué hacer, me había quedado paralizada por el miedo y la sorpresa. Por suerte o desgracia, los ruidos y gritos alertaron a los demás, que vinieron a ver qué pasaba y se apresuraron a separarlos.

—¡¿Qué demonios está pasando aquí?!—soltó Nik sorprendido.

Alan e Iván sujetaron a Luka, y Gian y Nik a Dante, pero apenas podían contenerlos.

—¿No fuiste tú quien dijo que nada de meterse en problemas? —dijo Alan mirando primero a Dante y luego a Luka, que en este mismo momento se miraban con odio.

—¡Él siempre es así, se cree el mejor, pero es el peor de todos nosotros! —escupió Dante.

Luka intentó zafarse de Alan e Iván para arremeter de nuevo contra Dante, pero ellos lo sujetaron para que no se moviera.

—¡Sé que soy superior a ti!— dijo Luka, pero en lugar de responder a su provocación. Dante se rió y luego habló.

—Yo, al menos, no me involucro con las novias de mis amigos sabiendo que tengo pareja.

—¡¿Qué intentas insinuar con eso?!

—No lo sé, dímelo tú, hombre perfecto — provocó Dante. 

Antes de que Luka respondiera, intervine.

—¡Ya es suficiente! — exclamé, colocándome entre los dos.

Todos los presentes, incluyendo los involucrados, me miraron asombrados. Incluso yo misma estaba sorprendida por lo que acababa de hacer.

—¡Esta pelea es absurda, tienen que parar!

—¡Él fue quien empezó! — dijo Dante.

—¡No me importa quién empezó! — le grité, porque era verdad.

No me importaba quién había empezado; "eran amigos y no quería que se lastimaran de esa manera, especialmente si yo era la causa." Me volví hacia Luka y lo miré. Él hizo lo mismo, su rostro denotaba decepción, pero eso no me detendría. Respiré profundamente, reuní valor y hablé.

—Dante tiene razón, soy adulta y puedo tomar mis propias decisiones. Es mi elección estar con quien yo quiera, y no tenías que reaccionar así.

—¿Lo dices en serio? — soltó indignado.

—Asume que soy su chica y deja de molestar — respondió Dante. 

No sé cuándo se liberó de Gian y Nik, pero ahora sus brazos me rodeaban.

—Bien, espero que no te arrepientas — Luka se desvinculó de Alan e Iván.

—Y será mejor que te abstengas de venir al club por el momento — dijo Luka, dándose la vuelta y marchándose, dejando un ambiente incómodo y tenso que se podía cortar con un cuchillo.


FIN DEL RECUERDO.


Después de la pelea, todo se tornó incómodo y extraño; la multitud se dispersó, y Dante y yo decidimos retirarnos.

—¿Estás segura de que nunca has hecho esto antes? Eres muy hábil —comentó Dante, señalando su mano bien vendada.

—Fue solo suerte, y espero no tener que hacerlo más —respondí, levantándome del sillón con la caja de primeros auxilios en mano.

—¿Me dejarías quedarme esta noche? Estoy tan maltrecho que apenas puedo moverme —se quejó.

—No deberías haber mentido en esa pelea absurda.

—No era mi intención pelear con él, aunque sentía que iba a ocurrir tarde o temprano.

—¿Por qué dices eso? —pregunté con curiosidad.

—Somos muy diferentes, es inevitable que nuestras personalidades choquen.

—¿Y cómo llegaron a ser amigos, siendo dos personas tan opuestas? —insistí.

—El destino así lo quiso, pero no cambies de tema. ¿Me dejas quedarme? —pidió, mirándome como si fuera un cachorro.

—Puedes quedarte, pero solo si me prometes que mañana irás al hospital para asegurarte de que no tienes nada roto.

Dante resopló, pero al final aceptó. No pude evitar reír. "Dios, a veces  se comporta como un niño" Pero supongo que eso era algo que también me gustaba de él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro