Una nueva semana comenzó, marcada por el inicio de los exámenes. A pesar de las responsabilidades académicas, Dante y yo compartimos tiempo juntos, aunque la mayor parte del tiempo, estábamos revolcándonos, como si no hubiera un mañana. Parecía que el deseo contenido durante mucho tiempo finalmente se liberó, llevándonos a buscar esos momentos en cada oportunidad. 

"Según Dante, era una forma de liberar el estrés para mejorar mi rendimiento en los exámenes." En varias ocasiones, incluso llegamos a hacerlo en su oficina, en una de ellas casi nos pillaban y debo decir que esta vez fue culpa mía, "¿Será que me estaba volviendo más adicta a él?" Supongo que ahora podía entender mejor a Anna, al tener una relación secreta con un profesor, era bastante excitante y morboso, pero hacía lo posible para que no se volviera una costumbre.

También era bastante ventajoso tener a Dante, por qué me ayudaba mucho y era más listo de lo que había imaginado, teniendo en cuenta su forma de ser y carácter y era fácil entender los temas gracias a él.

Tampoco sabría cómo definir nuestra relación, en varias ocasiones le dije que no éramos pareja, pero él solo me ignoraba y seguía refiriéndose así conmigo.

En cuanto al conflicto entre Luka y Dante, el silencio persistía. En un momento de pausa entre estudios, fui a Euphoria para recoger mis cosas y hablar con Luka. Se disculpó por la situación, avergonzado de haber mostrado un lado negativo, asegurándome que no estaba enamorado de mí y que solo me veía como a una hermana pequeña. Evité considerar la posibilidad de que a Luka le gustara, buscando evitar complicaciones. Solo acepté sus palabras.

Al bajar del autobús, solté un suspiro y acomodé mi bolso lleno de libros antes de dirigirme a casa. La fatiga me invadía, y la única luz al final del túnel era la anticipación de las tan ansiadas vacaciones tras los exámenes. Al llegar a la entrada de mi hogar, me detuve de golpe al avistar a Ángel en la acera. 

Al levantarse apresuradamente, su figura demacrada, cubierta por una sudadera negra con capucha, evidenciaba una pérdida notable de peso. La preocupación se apoderó de mí en ese instante. "¿Qué demonios le ha pasado?"

—¿Qué estás haciendo aquí? —dije con más firmeza de la que pretendía.

—No sabía cómo ubicarte, me bloqueaste en todas partes, así que...

—Así que decidiste aparecer y acosarme frente a mi puerta —terminé la frase por él.

—Claro que no, yo solo...

—¿Solo qué?

—Solo quiero hablar, ni siquiera me diste la oportunidad de explicarme —dijo mirándome.

—¿Explicar qué? ¿Algo que mis ojos no hayan visto?

No respondió y suspiró, nervioso, llevándose las manos al rostro.

—No vine para discutir, solo quiero hablar. Prometo irme después y no molestarte más si así lo prefieres.

No tenía tiempo para esto; al día siguiente tenía un examen importante y debía estudiar. Además, Dante vendría en la tarde para ayudarme a prepararme, y tener a Ángel aquí solo complicaría las cosas. Se veía desesperado y una parte de mí quería saber qué tenía para decir. "Después de todo, compartimos mucho tiempo y fue mi mejor amigo." Esos sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana, así que al menos le debía eso.

—Está bien, pero solo tienes una hora —dije finalmente, notando el alivio en su rostro reflejado en una sonrisa.