21. Noche de terror

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Hace unos cuantos años atrás

La noche ha caído, todas dormimos plácidamente. Pero un escalofrío recorre cada palmo de la habitación donde estoy. Esta noche mi prima me ha hablado de un tipo con cuchillas como dedos que se cuela en los sueños de los adolescentes para cobrarse una terrible venganza. Sólo es una película. Y yo no creo en esas cosas que se cuentan en las leyendas ni las pelis. Yo soy mayor para tonterías. Ya tengo al menos doce años. Pero de repente me noto tensa. Siento frío, el sueño se ha ido y abro los ojos. 

Inicialmente no hay nada raro. La habitación a oscuras, la ventana abierta. ¿Abierta? Estamos en pleno diciembre y la temperatura fuera debe ser de unos... cero grados o así.

Los pies descalzos tocan la cálida madera del suelo y un sentimiento extraño me recorre haciendo que tiemble contra mi voluntad. ¡Esto no es normal! Salgo del cuarto y de repente todo cambia, no estoy en casa de mi abuela, donde debería estar. Miro hacía atrás y veo la puerta abierta del cuarto. El mismo cuarto en el que estaba y la ventana... abierta. Pero... ¿No la he cerrado?

Corriendo voy de vuelta al cuarto y la cierro. Toco el cierre tres o cuatro veces para asegurarme de haberlo hecho bien. Y me froto los brazos arriba y abajo, tengo los vellos de punta por el maldito frío. Me doy la vuelta y... ¿Dónde demonios estoy? este no es el cuarto donde estaba dormida. Me pellizco el brazo dos o tres veces por si estoy en un sueño, pero no ocurre nada. Estoy en una especie de almacén abandonado. Estanterías vacías me rodean. La ventana ya no está tampoco. 

No quiero moverme. Me abrazo a mí misma sin saber bien qué hacer cuando un sonido metálico me saca de mi estupor. Miro hacía el lugar de donde viene el ruido, pero, no se ve nada. Solo oscuridad. Camino en línea recta pasando por varios niveles de estantes y los toco con la yema de mis dedos. De repente una sombra se refleja frente a mí. Un suéter de rayas rojas y verdes frente a mí y un olor a pútrido colma el ambiente. Algo roza mi pierna y decido que correr es lo mejor que puedo hacer. 

¡Corro! ¡Corro! tanto como mis pies me permiten. Pero no llego a ningún sitio. Caigo de bruces al chocarme contra algo que no logro ver y el agobio y la ansiedad me vencen. Mi tobillo es agarrado y tiran de él bruscamente. Es un agarre fuerte, me hace daño. Y yo solo quiero levantarme y seguir corriendo. Grito y solo se oye el eco que mi voz produce en donde quiera que esté. Una de las enormes cuchillas me hace una herida y noto la sangre salir de mi pierna. 

Grito con todas mis fuerzas y  de repente un sudor frío me devuelve a la cama. La habitación de la casa de la abuela. Mi abuela entra en la habitación porque mis gritos han debido despertarla. ¡Pobre! Me miro y todo está bien, la cama, mis primas en las camas contiguas y mi abuela que se va, al ver que estamos todas bien. 

Pero miro enfrente y la ventana está abierta, un arañazo en el yeso de la pared me perturba y miro mi pierna. Toco un pequeño arañazo que sangra todavía y aún noto la sensación de su mano alrededor del pequeño tobillo. Marcas rojas se dibujan dejándome un recuerdo macabro en la cabeza. 

¡Él es real! Está ahí fuera. Y nunca descansará. Hablamos de Freddy Krueger.


*********

Historia en la que se basa: Película Pesadilla en Elm Street.

Número de palabras: 600

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