Capítulo 18

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Capítulo dedicado a Dainidaini muchísimas gracias por todo. 💜

          El tenue resplandor matutino se colaba a través de las hendiduras entre las cortinas. Apenas estaba amaneciendo, pues la alarma de Jungkook aún no sonaba. Jimin, como cada mañana en el último par de semanas, estaba acurrucado en los brazos del detective, el lugar más confortable para su descanso. Las pesadillas se habían detenido y su sueño era profundo y placentero. El aroma de Jeon se había convertido en un sinónimo de seguridad para él.

          Quizás porque el sueño reparador le había permitido deshacerse del cansancio acumulado, en los últimos tres días, Jimin se había despertado primero. Cada uno, sin excepción, había sentido la dureza de la erección de Jungkook, presionándose contra sus nalgas. Todas las veces, sin excepción, Jimin fingió dormir. Había sentido a Jeon despertar y tensarse, al percatarse de su excitación, para luego salir de la cama silenciosamente y dirigirse al baño.

          El joven Park comprendía lo que sucedía. Jungkook no avanzaba, ni lo presionaba, le daba espacio y tiempo para adaptarse y obtener soltura. Pero ¡Jimin no se sentía presionado! El detective era increíblemente atento, romántico y le ofrecía un trato que jamás pensó recibir. A pesar de ser un alfa dominante, no había ningún atisbo de discriminación en el trato de Jeon hacia él.

          Agradecía ser amado y respetado hasta ese punto, pero también, gracias a la situación, había entendido algo: a menos que él diera el primer paso, Jungkook no presionaría. Así que, con resolución en mente, se dispuso a tomar acción en el asunto. Se demostraría a sí mismo y a su pareja que estaba listo y dispuesto a avanzar en su relación. No estaba defectuoso, sentía placer y deseo con cada toque. Confiaba en Jeon, sabía que estaba seguro con él.

          Respirando profundo y sintiéndose listo, Jimin comenzó a frotarse suavemente contra la erección palpitante entre sus nalgas. Solo era un deslizamiento pequeño, pero el calor hacía arder sus entrañas poco a poco. Percibió el hormigueo y el placer comenzar a asentarse en su interior. No podía creerlo. Se estaba restregando contra otro alfa... y se sentía genial. Pero, seguramente, era de esa manera porque se trataba de Jungkook.

          Un gemido ronco se escuchó a su espalda, seguido de un reforzamiento del agarre en su cintura.

          «Parece que alguien está despertando», pensó Jimin.

          Sin embargo, en lugar de sumarse a su ritmo, Jungkook se tensó en su sitio, para luego deslizar su mano y desenredar sus cuerpos, en lo que parecía un intento de levantarse. Probablemente pensó que Jimin estaba dormido, como los días anteriores cuando salió de la cama, a liberarse hacia el baño.

          —No... —susurró Jimin, agarrando fuertemente el brazo alrededor de su cintura, antes de que Jeon pudiera apartarse.

          —No es nada, cariño. Volveré en unos minutos, después de encargarme de esto.

          —No tienes que irte. Yo puedo... —Volvió a frotarse.

          Jungkook gruñó, su agarre tensándose.

          —Jimin, no tienes que hacer esto —dijo, con voz estrangulada, intentando contenerse ante el placer generado por la constante fricción.

          —Quiero hacerlo. —El joven alfa volteó su cabeza y depositó un beso en la barbilla de su pareja, a la vez que le cruzaba un brazo por detrás del cuerpo y le agarraba una de las nalgas, para acercar más sus cuerpos—. Por favor.

          El detective aspiró profundo en su cuello, sacó el lubricante a tientas del cajón al lado de la cama, mientras continuaba pegado al cuerpo de Jimin. Ya lubricado, con más facilidad de movimiento, comenzó a simular pequeñas embestidas. Ambos gruñían y se movían al compás, disfrutando entre gemidos del preámbulo de un contacto más íntimo.

          —Jimin... —susurró Jeon, con voz entrecortada.

          —Entra en mí, estoy listo —jadeó Park entre sus brazos.

          Jeon besó y lamió el cuello y hombro de su pareja. La mano con la que se aferraba a su cintura subió a unos de sus pezones, donde apretó y torció, obteniendo dulces sonidos que constituían música para sus oídos. Acarició el abdomen y las caderas de Jimin, llevó la mano a su erección y lo masturbó, al mismo ritmo de sus movimientos contra su trasero. El joven Park se deshacía entre sus brazos, liberando sus feromonas y su aroma sin pudor, en una danza de excitación en ascenso.

          Uno de los dedos de Jungkook, entre caricias, se acercó a la entrada de Jimin, jugando con el esfínter y haciendo círculos alrededor de la piel sensible. Masajeó y presionó suavemente el anillo de músculos, hasta atravesarlo y masajear un poco más adentro. La intrusión era mínima y el movimiento era escaso, pero el cuerpo de Jimin se tensó en respuesta. Era normal, hasta cierto punto, los alfas no lubricaban como los omegas, y a pesar de estar usando lubricante, el inicio siempre era algo renuente, hasta la posterior relajación.

          Sin embargo, esa relajación no sucedió, sino que se intercambió por una tensión más marcada, pequeños temblores y jadeos ahogados, y alejamiento instintivo. Lo que había comenzado siendo un momento romántico, de entrega y confianza mutua, se estaba convirtiendo en la rememoración de un evento traumático.

          Jimin, en medio del miedo y la ansiedad que comenzaban a crecer, intentó hacer que no se notara. Quería que su cuerpo se dejara llevar, hasta encontrar el placer. Sabía que con Jungkook podría conseguirlo. Pero su mente, la muy traidora, le estaba jugando una mala pasada. Jeon parecía no haberse dado cuenta de la lucha interna y externa, pensando que se trataba solo de la tensión y los nervios iniciales. Distribuyó más caricias, besos y toques delicados en todo el cuerpo de Jimin, intentando relajarlo, hacerlo sentir querido y a salvo.

          «¿Por qué?», pensó Jimin, ahogando un sollozo. «¿Por qué, si lo quiero tanto, no puedo dejarme llevar? Jungkook no se merece esto. No cuando está siendo tan bueno conmigo».

          Jimin quería, en serio lo hacía. Ya no sabía si era su mente, o su cuerpo, quien traicionaba a su corazón. Pero, antes de poder dar con la respuesta, todo se desmoronó.

          El dedo de Jeon intentó adentrarse más, probablemente tanteando hacia su punto sensible... Pero la intromisión más profunda fue intolerable.

          —¡No! —gritó Jimin, apartándose casi de un brinco hasta quedar de frente a Jungkook, apoyándole la mano en el pecho, para marcar distancia.

          En medio de respiraciones aceleradas, y con lágrimas amenazando con escaparse de sus ojos, Park vio con horror lo que su comportamiento había provocado: culpa. Había hecho sentir culpable a Jungkook por lastimarlo, cuando era su propia jodida culpa.

          —Jungkook... —Un nudo se volvió a formar en su garganta—. Lo siento, yo...

          —Shhhh. Tranquilo, cariño, no pasa nada. —El detective lo consoló y acalló sus palabras, que en algún momento se habían vuelto sollozos.

          —No eres tú. Soy yo, estoy jodido... —Cubrió su rostro con sus manos.

          Jungkook lo acercó más a su calor, liberó feromonas calmantes y un pulso constante de sándalo y menta, tratando por todos los medios de calmarlo. Tensó la mandíbula, a la vez que Jimin se hacía pequeño y vulnerable entre sus brazos. Se sintió un monstruo por haber avanzado a través del intento de valentía de su pareja, creyendo que realmente estaba listo. La sola idea de pensar que había arrinconado a Jimin a hacer algo para lo que no estaba listo, solamente por complacerlo, le revolvía la bilis. Sin embargo, se tragó toda su autoflagelación y se concentró en lo más importante: el hombre entre sus brazos.

          —No estás jodido, precioso. Simplemente, aún no era el momento. Lo que te pasó, no es tu culpa. Solo tomemos las cosas con más calma, ¿sí? —Lo besó en la frente.

          —Pero ¿y si nunca estoy listo? Te mereces algo mejor que yo. Alguien que no esté roto. —Bajó la mirada.

          Jeon le tomó la barbilla y suavemente hizo sus miradas encontrarse, una vez más. Mostrando toda su determinación y seriedad, sin que los rasgos suaves y comprensivos abandonaran sus facciones.

          —Eres más de lo que merezco, Jimin. ¿Sientes que estás roto? Pues permíteme estar a tu lado y ayudarte a volver a poner los fragmentos en su lugar. —Lo besó en los labios—. Hagámoslo. Juntos. Encontraremos la manera, estoy seguro. Solo déjame estar a tu lado para intentarlo.

          —Por la Luna... En serio, no te merezco —dijo Jimin, conmovido por las declaraciones.

          El joven alfa enredó sus brazos alrededor de su cuello y apoyó su cabeza cerca de las glándulas de olor, disfrutando de la paz y calma traída por el aroma delicioso de Jeon. El detective se mantuvo en silencio, dejando pequeñas caricias y besos en su cabello y deslizando sus dedos por la línea de su columna vertebral. A pesar del evento inesperado, estaban disfrutando de un momento de conexión emocional sumamente intenso, más allá del simple placer físico.

          —¡Jeon! —gritó Jaekyung, desde su escritorio, al verlo entrar en su departamento en la Estación—. Hasta que por fin llegas.

          Jeon miró su reloj y luego hacia su nuevo compañero, alzando una ceja.

          —No veo que haya llegado tarde.

          —Sí es tarde, si leíste el mensaje que te envié en la mañana. Pensé que llegarías antes que yo.

          Jungkook sacó su teléfono del bolsillo, viendo que efectivamente había un mensaje sin leer. Esta mañana, luego de abrazar y acariciar a Jimin hasta que se volviera a dormir, casi corrió al trabajo para poder llegar a tiempo, olvidando revisar sus notificaciones en el proceso. Sus ojos se abrieron con asombro al leer el contenido, y su mirada incrédula se dirigió a su compañero.

          —¡¿Es en serio?!

          —Totalmente. —Sonrió triunfal—. Ven aquí y te pongo al día, hay un asesino que atrapar.

          Joo y él llevaban trabajando en un presunto caso de homicidio desde hacía casi una semana, en el caso que se les había asignado, apenas un par de días después de que Jaekyung hubiese empezado a trabajar oficialmente. Se trataba de un alfa que estaba siendo acusado de homicidio, por haber asesinado a su propio cachorro, bajo la sospecha de que su omega le había sido infiel y el hijo no le pertenecía.

          Hasta ahora, solo contaban con las declaraciones del omega, que el talentoso y retorcido abogado del acusado se había encargado de desestimar. Sin embargo, gracias a la grabación que acababan de recibir, entregada por un vecino que solicitaba mantenerse en el anonimato por su propia seguridad, podían ponerlo tras las rejas. Solo faltaba ultimar un par de detalles más.

          —¡Joder! —exclamó Jeon, sin poder contener la euforia—. ¡Ahora sí lo tenemos! —Palmeó el hombro de Jaekyung.

          —Muero por ver la cara del imbécil de su abogado.

          En el tiempo que llevaban trabajando juntos, a pesar de la primera mala impresión y tensión injustificada, habían logrado establecer una buena relación laboral, basada en el respeto y reconocimiento mutuo de sus capacidades y fortalezas. Joo era jodidamente bueno en lo que hacía y, a pesar de ser algo egocéntrico y engreído, era un buen tipo. A fin de cuentas, este tipo de comportamientos era lo usual en un alfa dominante. Jungkook era simplemente una excepción, formada a nivel consciente por sus experiencias y percepciones.

          —Solo queda poner al día el papeleo y nos vamos —dijo Jeon.

          —No. Solo falta irnos. Mientras te dedicabas a impregnarte en el olor de tu pareja, yo me dediqué a hacer todo —respondió Jaekyung, con tono acusatorio, pero bromista.

          —No puedo evitarlo. —Jungkook se encogió de hombros—. ¿Tienes pareja, Joo?

          El agente se tensó en su lugar, una línea dura dibujándose en su mandíbula. Se mantuvo inmóvil por un instante, para luego asentir rígidamente.

          —Entonces debes entender. —Jungkook pudo sentir, más que ver, la comprensión.

          —Lo hago. —Su mirada se quedó perdida por un instante—. Él es ingenuo, demasiado amable y un poco despistado... Pero es mío.

          —Lo quieres mucho —afirmó Jungkook.

          Jaekyung no respondió, solo apartó la mirada y sus mejillas parecieron colorearse levemente, en medio de una expresión complicada. Debía ser todo un reto para un alfa como él, admitir que estaba perdidamente enamorado.

          Era raro que Joo mostrara alguna emoción, más allá de las derivadas del trabajo. Era aún más extraño escucharlo hablar de algo tan personal como su pareja. Por la forma en que había reaccionado con su sola mención, parecía existir algún tipo de situación delicada alrededor. Sin embargo, Jungkook no ahondaría en el asunto, no estaba en posición de hacerlo y probablemente no obtendría respuesta, incluso si preguntara.

          —Dan es... —volvió a hablar Jaekyung—. Mío.

          —En serio estás perdido por él —rio Jungkook, pasando por su lado a la vez que le dio un par de palmadas en el hombro.

          —Fin de esta conversación. Vamos a trabajar. —Se apartó del toque y salió a grandes zancadas, murmurando gruñidos bajos.

          Jungkook negó, divertido, y lo siguió. Era hilarante ver al siempre comedido, competente y silencioso Joo Jaekyung, perder su compostura por un omega. Sin embargo, en la misma medida, era entrañable. Quizás porque él también se estaba enamorando de Jimin, podía entender e identificarse con el sentimiento.

          —Jeon —lo llamaron, deteniendo su salida de la Estación.

          —Teniente Coronel —saludó a Jackson, que se acercaba para hablar con él.

          —Necesito que pases a mi oficina un momento. Solo tomará un par de minutos, no te robaré más tiempo.

          —Por supuesto.

          El detective siguió a su superior a paso rápido, a la vez que enviaba un mensaje a Jaekyung para avisarle que demoraría un poco. En cuanto entraron a la oficina de Jackson, la conversación reinició.

          —Sé, por los informes que me enseñó Joo hace un rato, que van rumbo a cerrar el posible caso de homicidio. Felicitaciones, es un excelente trabajo.

          —Gracias, señor. Aunque todo fue gracias a la perseverancia de Joo y la evidencia proporcionada hoy.

          —Veo que estás más a gusto trabajando con él. ¿Te has adaptado? ¿Tienes alguna inconformidad?

          —No —respondió—. Es muy dedicado y responsable. Es casi tan cómodo como trabajar con Nam. Sigo sin comprender mi hostilidad al conocerlo. Mis instintos no suelen fallarme, pero parece que esa vez estaba algo paranoico por todo lo que me estaba pasando.

          —Si todo está resuelto, me alegro. —Se sentó en la silla tras su escritorio—. Pasemos al tema por el cual te llamé aquí.

          Jackson le ofreció asiento. Quedaron frente a frente, acercándose a una escasa distancia, para dar más privacidad.

          —El FBI y la Milicia han informado sobre el caso del posible Beowulf —resumió Wang. Jungkook se quedó en silencio, esperando a que continuara—. Se trataba de un tráfico, subasta y peleas ilegales de lobos en peligro de extinción. Han solucionado y cerrado el caso. Los culpables están bajo custodia policial.

          —¿Tan pronto? —fue todo lo que pudo decir. No mencionaría su duda respecto a desde cuándo el ejército y los federales se encargaban del cuidado de especies en peligro de extinción, no estaba en posición de hacerlo—. ¿Quién estuvo frente al caso?

          —El General Kim Jaebum.

          —¿Un General a cargo de un caso como ese?

          Jeon conocía a Kim Jaebum. Era imposible que algún ciudadano de Seúl no lo hiciera. Era uno de los pocos integrantes de la Milicia que tenía un puesto en el Senado. No era una de sus personas favoritas, por decir lo menos. Era un hombre de pensamiento arcaico y ortodoxo, arraigado a prácticas e ideales absurdos y retrógrados. Jungkook también recordaba a Kim Woobin, su hijo, aquel alfa prepotente y mimado que había conocido cuando impartió la conferencia en la universidad, la primera vez que vio a Jimin. Una pequeña sonrisa casi se escapa de sus labios, de solo recordar a su novio. Sin embargo, la respuesta de Jackson lo sacó de sus pensamientos.

          —Probablemente fue por el riesgo de que se tratara de Beowulf. Necesitaban a alguien con experiencia en ese ámbito, en caso de que se tratara de la droga.

          —¿Experiencia?

          —Su familia formó parte de los clanes que se unieron para crear la droga, cuando inició su uso militar, sin saber las consecuencias. El padre del General Kim trabajó arduamente en la eliminación de cada muestra de la droga remanente, después de controlar el alza de soldados mutados. Actualmente, su familia cuenta con gran documentación y conocimiento sobre el tema. Se encargan de transmitirlo de generación en generación, para que no se pierda.

          —Comprendo —susurró Jungkook, algo distraído en sus pensamientos por lo que acababa de escuchar.

          Kim Jaebum procedía de una familia honorable y, a pesar de su forma de ser, para nada del agrado de Jungkook, poseía galardones y una carrera brillante dentro de la Milicia, que lo había colocado en una posición favorecida y le había brindado gran influencia política y militar. A pesar de ello, en la mente de Jeon no dejaba de repetirse la misma pregunta: ¿era prudente que una sola persona tuviera control sobre ese tipo de información?

          El detective sacudió la cabeza y descartó la idea, asociándola a su desagrado por el General. En su rama de trabajo, no era prudente mezclar lo personal con lo laboral.

          —No te robo más tiempo —retomó Jackson—. Vé con Joo. Solo quise decirte en cuanto tuve la información, ya que estuviste tan involucrado.

          —Gracias, señor. Con permiso.

          La noche había caído cuando Jungkook se dirigía de regreso a casa. El día había pasado en un borrón, a la vez que se sintió eterno. La persecución, el arresto, interrogatorio y resto de procederes legales con el sospechoso, se habían extendido a más no poder. Jeon incluso llevaba un dolor punzante en el costado, producto a un codazo recibido en el altercado. Por supuesto, él casi había noqueado al alfa para retenerlo, por la tanta resistencia. Sin embargo, eso era poco para lo que merecía quien se había atrevido acabar con la vida de un ser inocente, sin importar las justificaciones de su mente retorcida.

          La mente del detective también había estado dando vueltas alrededor del asunto del FBI que conversó con Jackson en la mañana, así como en lo sucedido con Jimin. Respecto a la dinámica con su pareja, se le había ocurrido una idea que sopesó durante todo el día. Cada minuto que pasó la hizo arraigarse más en su mente y dar por sentado que la llevaría a cabo.

          Por eso, se desvió de su ruta usual y se dirigió al centro de la ciudad. Volteó por un par de calles hasta llegar a su destino, las letras rojas de neón iluminaban el nombre del local, que tenía un aspecto sofisticado, a pesar de tener arneses y otros juguetes sexuales en exhibición. Jungkook no era de visitar Sex Shops, pero bajó de su auto y entró, con paso firme y decidido, a la sección de los consoladores.

          «Del mismo modo que él lo intentó por mí, quiero hacerlo por él».

¡Holiwis! Como que esto de actualizar tarde en la noche se me está haciendo costumbre 😅. Siguen saliendo detalles y mi enredo/tortura mental para seguir desarrollando la historia se incrementa XD. Espero les haya gustado. 💜

Casi me infarto tres veces, porque cada vez que copiaba el texto del capítulo, se eliminaban todos los guiones de los diálogos y quedaban como párrafos. Al final era que el documento se había copiado con problemas. Lo volví a copiar y se solucionó. Llevaba más de media hora intentando arreglarlo y no daba con lo que era. Ando con la cabeza loca, perdón si hay algún error.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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