Capitulum XI

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Nada nunca pasa como queremos. Muchas veces tienes las esperanzas e ilusiones tan altas que no eres consciente en qué momento te hundes en lo más profundo del abismo de la desesperación, mientras tú sonrisa es borrada a la fuerza de tu rostro y el ánimo decae en consecuencia.

Las personas en un pasado, utilizaban a los dioses para tener fe, una fe que no te aseguraba nada con probabilidad pero que te mantenía las esperanzas arriba para no caer.

Cada quien posee su propia figura a seguir, los cristianos a Dios; los musulmanes a Alá y los judíos a HaSem, además de la existencia de miles de dioses del Olimpo o culturas asiáticas.

Cada religión tiene sus creencias en base a lo que los libros sagrados contienen o lo que los monjes narran sobre ello, sin embargo, nada de eso que dicen puede ser cierto.

Os pondré un ejemplo, en el cristianismo, para los seguidores de Jesús, la homosexualidad está mal vista y, antiguamente, sus penas no eran agradables. Los hombres y mujeres que decidían dejar a un lado la naturaleza de concebir nuevos humanos y dejar que sus corazones fuesen depositados en las manos ajenas de alguien de su mismo sexo, era todo una deshonra para los ojos de cualquier buen creyente, así, como tener tatuajes o maldecir a tu padre, eran horrores que la religión marcaba como indecentes; escandalosos.

Para suerte del ser humano, la historia avanzó y la homosexualidad empezó a ser mejor vista en la entrada del año 2000. Sigue existiendo gente homofóbica, yo alguna vez lo fui, pero no me confundan, esa etapa de mi vida, quedó atrás en el momento en el que una amistad se formó con Jimin.

Aquel chico que en un principio lucía hebras rubias como los mismos rayos de sol y que ahora compartía un tono común de cabello como la mayoría de las personas, había sido el causante de alterar mis creencias y demostrarme que, no todas las personas capaces de amar a alguien con su mismo cuerpo y aparato, eran demonios disfrazados o seres temibles que te dañaban por placer. Incluso podría afirmar que conocerlo me estaba afectando en la forma en la que veía a los hombres.

Ahora, mis ojos paseaban por los rostros y cuerpos masculinos ajenos en la calle y me preguntaba muchas cosas a mi mismo. Cómo sería besar a un hombre, ir de la mano de un hombre, compartir caricias con un hombre... Todo lo que antes deseaba e imaginaba con mujeres, ahora era sustituidos por cuerpos rudos y musculosos con algo colgante entre sus muslos.

Ser consciente de cuando mi mente divagó sobre hombres me hizo temblar asustado por mis recientes impuros pensamientos y tuve una etapa de negación. Pero el pasar de los días –porque ya habían pasado más de dos semanas desde la última vez que os conté de mí y mis aventuras, por así llamarlas, con el mayor– fui consciente de que verme tan absorto con los cuerpos de los chicos en las calles y, quedando embobado ante bellos rostros desconocidos, no era tanto una aberración de mi mente sino, más bien, un problema con mis gustos y mi radar de sentimientos se encontraba estropeado al rededor del más bajo.

Llegué a la conclusión de ello cuando, mientras degustaba la pasta cremosa preparada entre los dos, las sonrisas de comodidad y carcajadas eran apreciadas por mis ojos y oídos al ser el receptor principal del encanto que Jimin desprendía. Cuando lo veía de esa forma tan risueña y despreocupada, como si estando a mi lado no tuviese ninguna inquietud, me daban ganas de saltar a sus brazos y ser envuelto por su aroma, olvidando los problemas de corazón que estaba comenzando a notar por lo acelerado que éste latía a veces –estaba seguro de que en cualquier momento sufriría un infarto inesperado por la irregularidad de mis latidos– y lo chocante que era para mí observar a Jimin, como si fuese una obra de arte, tan a fondo y percatándome de cada sumo detalle.

El sentimiento de felicidad que adornaba mi alma ante la presencia de Taehyung no se comparaba en lo absoluto con lo desbordante que estaba mi ser cuando era el más bajo quien se encontraba a mi lado y, rápidamente, descarté la posibilidad del infarto.

Aunque no estuviese del todo seguro sobre si aceptar los fuertes sentimientos que florecían con el pasar de los segundos y las emociones tan sinceras que provocaban sonrisas bobas con solo ver al mayor, terminé decidiéndome –después de una semana de negación– en ser consecuente del cómo mi mundo se estaba agitando tan sólo por una persona.

Él estaba revolviendo mi mundo entero y yo se lo estaba permitiendo.

La abrumadora sensación de querer poseer al mayor para mí solo era demasiada. Taehyung ya no se encontraba en mi pecho de aquella forma que en un momento llegó a desgarrarme y un castaño claro ahora ocupaba su lugar, con la diferencia de querer revolverlo todo y llevarme con él.

Nunca hubiese llegado a sentir nada si no estuviese seguro de que el chico era una buena persona. Alguien en quien podías confiar y que sabía que se preocupaba por ti, así era él.

Las pocas veces que me encontré a su cuidado con un resfriado, solo habían sido el comienzo de mi flechazo. Aquella escapada me hizo ser conscientes del actual poseedor de mis sentimientos.

No había batallado más entre mi mente y mi alma, ambos se pusieron de acuerdo en cuestión de una semana de que era el mayor quien tenía toda mi atención y que ahora, era la causa de mi felicidad.

Lo que un principio fue una relación profesional-paciente, ahora era totalmente diferente. Ya no veía al más bajo como mi doctor, tampoco lo consideraba un mejor amigo. Mi cuerpo reclamaba por algo más y mi corazón concordaba con ello.

Por ese motivo, había decidido invitar a Jimin a ver una película en el cine. En nuestra comida en la casa del chico, donde todo había resultado agradable después de los dos altercados que confundieron a mi corazón, el castaño confesó sobre su flechazo por las películas de ficción y tuve la suerte de encontrar una de ese género que se reproduciría esta semana.

Si bien ya tenía las entradas compradas para dentro de dos días, aún necesitaba pedirle la confirmación de su asistencia. Estuve hablando con él por teléfono una o dos veces. Las dos ocasiones había sido él el que decidió llamar para preguntar por mi día o contarme algo interesante con uno de sus pacientes.

Esos pequeños gestos de interés, consiguieron hacerme dejar de debatir entre sí olvidar los sentimientos encontrados o conservarlos porque estos eran la cosa más bonita del universo. Claramente, acepté la atracción emocional por Jimin. Una cierta esperanza cabía en mi al ser este último gay y que nosotros tuviésemos bastante contacto. Por eso mismo me puse la prueba a mi mismo de hacer enamorar al más bajo y tal vez así, conseguía currar la misofobia.

El teléfono sonó de nuevo en la sala de estar. Eran las 17 p.m. y nada interesante se reproducía en la televisión a pesar de estar viéndola. Con toda la pereza del mundo, me levanté del cómodo sofá en el living para buscar el lugar en el que mi teléfono se encontraba, no lo tenía conmigo. Lo hallé en la cocina, junto a la mesa y una enternecida sonrisa se formó en mi rostro al ver el causante de la llamada.

—Hola.

Hola Kook, ¿Hacías algo interesante?

—No especialmente— sonreí por el tono tierno de mayor. Él era el que estaba al otro lado de la línea y ya, sus llamadas por aburrimiento, no me sorprendían—, no hay nada interesante en la televisión. ¿Tu hacías algo?— le pregunté.

Ya somos dos los aburridos— río por el otro lado y mi corazón se estremeció ante su dulce risa. La amaba —. Me preguntaba qué tal tu día.

—Cansado, como siempre. Taehyung no me deja descansar ni un solo día - escuché un bufido por parte del bajo pero seguí hablando—. ¿El tuyo? ¿Alguna experiencia nueva con algún paciente?

La verdad es que si. Tuve que contenerme a reí. Verás...

Jimin me contó, con un tono emocionado cual niño, su última sesión en el día y lo divertida que ésta fue. A pesar de ser información confidencial, el castaño sabía que podía confiar en mí, tampoco es como si fuese a ir en busca de sus paciente y amenazarlos con sus problemas. Yo no era así.

Carcajeé junto con él al contarme sobre que un hombre le había llegado y dicho que amaba a su perro y que no podía separarse de éste último. Me dijo que le había recomendado a aquel señor que tal vez debería pensar en lo que su mascota pudiese pensar sobre eso y el hombre terminó dándole las gracias al ser tan considerado con "su pareja canina". No pude evitarlo y una lágrima de risa resbaló por mejilla mientras oía al castaño suspirar cansado de tanto reír al otro lado.

—Jimin— lo llamé nuevamente.

¿Pasa algo? habló el mencionado más calmado de sus carcajadas.

Tan seguro estuve de invitarlo a tan solo unos minutos y ahora que hablaba con él la valentía se había esfumado. Mordí mi labio inferior.

—¿Harás algo el domingo?— finalmente pregunté con nerviosismo ante su respuesta. Ya estaba hecho, la invitación había sido lanzada al aire y ahora solo debía esperar por la respuesta. Jimin pareció pensarlo, luego contestó.

Tengo una cita con Eunwoo— respondió.

Aquello fue como una estaca de madera robusta directa a mi corazón pero, la mención de un nombre nuevo, no pasó desapercibida. Contuve el dolor del reciente rechazo.

—¿Eunwoo? ¿Quién es?—pregunté obviando el haber dicho "cita" por parte del psicólogo. El chico río por el teléfono y fruncí mi ceño confuso. ¿Había dicho algo gracioso?

Creo que lo conoces— respondió con burla.

—¿Yo? Hum... No, no me suena su nombre...—el castaño carcajeó una vez más fuerte y puse todo mi esfuerzo en recordar al tal Eunwoo. No conocía a nadie con ese nombre, tal vez se tratase de un conocido de la escuela pero en ese caso, Jimin no lo conocería.

Ese día. En la llamada— comenzó a aclarar más calmado. Entonces caí.

Eunwoo era la voz desconocida que contesto el teléfono del castaño cuando llamé esa justa mañana temprano y un hombre sin paradero me atendió, diciéndome que esperase y, finalmente, pasándole la llamada al mayor.

El calor emanó en mi rostro y éste ardió avergonzado por haber preguntado. Si bien la vergüenza me consumió cuando le conté al psicólogo sobre el diminuto "problema" con esa llamada, ahora conocía el nombre de la persona que ocasionó ese estado excitado del mayor.

Un mal sentimiento recorrió mi cuerpo al ser consciente de lo que verdaderamente significaban las palabras del más bajo. Él iba a encontrarse con ese hombre con el que probablemente estuviera en una relación y yo aquí como un idiota haciéndome ilusiones de que poseía una mísera oportunidad.

Estúpido.

¿Sabes de quién hablo? al no contestar, preguntó de nuevo con un notable tono pícaro, asentí.

—Desearía no saberlo...—la timidez me consumió, el castaño carcajeó nuevamente.

Pues si, saldré con él el domingo, ¿Querías algo ese día?

—Oh, no es nada importante—dije recordando el motivo por el que la conversación había empezado —, compré unas entradas para una película pero si no puedes, creo que Taehyung está libre el domingo, tal vez puedan venir él y Sumin— el castaño pareció gruñir desilusionado al otro lado ante la mención de mi superior, pero ese gruñido cesó con la mención de la pareja de este. Qué extraño.

Siento no poder irhabló con pena—. Eunwoo insistió bastante en que saliésemos y no puedo rechazarle...

—No hay problema, espero que la pasen bien— sonreí degustando el amargo sabor de mis palabras, sabiendo que algo en mí no estaba bien.

Desde que el castaño había confesado sobre su salida con el extraño, ahora un sentimiento de posesión me hacía sentir frustrado al no ser yo el que estaría con Jimin ese día. Lo quería conmigo a todas horas, más bien lo necesitaba y, que otra persona me privase de ello, estaba molestándome.

Estos son los famosos celos, Jungkook.

Gracias, espero que los chicos y tú también lo paséis bien— asentí, su tono parecía más animado—. Tengo que colgar, iré a hacer limpieza, nos vemos.

—Adiós.

La mala sensación que se instaló en mi pecho tras colgar la llamada, ocasionó una corriente eléctrica en mi cuerpo por el reciente enojo que empezaba a experimentar.

Saber que el mayor estaría a solas con aquel hombre con el que compartía momentos íntimos no me agradaba, y tanto que no lo hacía. Yo deseaba al castaño el fin de semana y el tal Eunwoo me privaría de ello.

En cuestión de segundos comencé a odiarme a mi mismo por lo posesivo que estaba resultando con este tema. ¡Pero no podía evitarlo! Saber que, los brazos cálidos de Jimin, no solo me acunaban a mí cuando estaba mal o, que esas sonrisas dentadas que hacían perderse en una línea sus ojitos avellanas, no eran una exclusividad hacia mi persona me entristecía y deseaba con todo corazón que solo fuese yo el que pudiese admirar todos los encantos del castaño por siempre.

Te estás enamorando, Jungkook.

La voz de mi cabeza me avisó, pero aquello ya no me importaba. Si siempre creí que el amor verdadero llamaría a mi puerta junto con la cura a todos mis miedos, Jimin pareció conocer la cerradura de aquella barrera porque estaba adentrándose de una forma profunda en mi interior y llenaba todo de flores y aromas dulces a su paso.

Nunca supuse que sería un hombre quien me encantaría a sus pies como estaba en este momento, más nunca supuse que el flechazo por mi jefe se deshiciese tan rápido como mis sentimientos por el actual castaño aumentaron de sobremanera.

Me gustaba sentir aquellas sensaciones tan placenteras cuando me encontraba a su lado. Me daban a entender que estaba vivo y que conservaba emociones. El haberme aislado ligeramente de la sociedad por la enfermedad no afectarían a mi cabeza y corazón. Todo lo que yo necesitaba ahora era a Jimin a mi lado y, juntos encontrar una cura. Ser capaz de beber del mismo vaso fue un avance espeluznante a mi ver. No obstante, superé esa prueba y con ello mi recompensa fue la dulce sonrisa del más bajo, un premio por el cual haría cualquier cosa con tan de mantenerlo. Pero mi valentía se esfumó con la proposición de un beso del chico y mi asco incrementó junto con mis miedos. Supe desde un principio que aún no podía tolerar ese tipo de contacto directo y aún así lo intente por él. En el fondo también deseé poder hacerlo y compartir un roce más con Jimin, al igual que anhele probar sus labios que tanto me hacían atraer la mirada.

Esa oportunidad única se perdió junto con los milímetros acortados que conseguí acercar nuestros rostros pero, que separé al recordar que el mayor no tenía un solo propietario para su diversión. No obstante, me puse el reto de encantar al castaño y al menos conseguir que le llegase a gustar de la misma forma. Mi experiencia no era avanzada en este tema, se remonta a la escuela cuando mi cuerpo si tenía permitido el contacto y me rodeaba de chicas lindas de otras clases. Chicas.

La diferencia ahora era que él, era un hombre y mi experiencia sobre ello era cero o solo tenía conocimientos de cómo tratarme con un hombre gracias a Taehyung. Por esos contratiempos, decidí que lo mejor sería actuar como yo mismo y no forzar una actuación para encantarlo. Tenía por seguro que él se daría cuenta de mis intenciones si no actuaba de forma normal y aún no creía que fuese el momento para confesarme.

Así que, con todo aquello en la cabeza, una mezcla de celos, decepción, tristeza, ánimo y orgullo, marqué el celular de mi jefe.

[...]

La película estuvo bien. En la llamada, Taehyung me dijo que la morena no estaría disponible por asuntos familiares e interiormente agradecí que no tuviese que presencia escenas acarameladas de la pareja. Aquello ya no me dolía presenciarlo pero si me sentía algo molesto al yo no poder hacer eso con la persona que me gustaba y debía apartar la vista.

Fue sorprendente para mis ojos el, al ver llegar a mi superior para recogerme en su coche e irnos, que aquel también hubiese cambiado su color de pelo tras el viaje. Un suave rubio verdoso se encontraba ahora en lugar del color castaño y no sabía por qué, pero ese color me encantó en él.

Le sonreí entrando al coche y le comenté que amé su nuevo tono de pelo. Mi superior agradeció por mi comentario y aclaró que llevaba tiempo con el antojo de tintarse el pelo a ese color y que, finalmente, tuvo el valor de hacerlo. Me pareció extraño que repentinamente dos de las cuatro personas que fuimos de viaje aparecieran con un cambio de imagen diferente y le pregunté a Taehyung si su novia también había cambiado su tinte. Él rió y me dio una corta mirada al estar conduciendo, negando sobre mi pregunta y añadiendo que la morena solo cambiaba el color de su esmalte de uñas.

Como ya conoceréis sobre mi problema respecto a comer comida preparada en un lugar desconocidos, mi jefe fue el único que compró un bote de palomitas para después dirigirnos al lugar que indicaban las entradas. La película fue entretenida y poseía algo de comedia que nos hizo carcajear a los presentes. No obstante, la ausencia del castaño se hacía presente en mi vacío corazón y, cada vez que volteaba mi rostro para mirar a mi acompañante, ver a Taehyung en el lugar del mayor me ocasionaba sentir rechazo en mi órgano. Estaba doliendo más de lo esperado y ahora mismo parecía un ser necesitado y dependiente, como lo es un bebé de su madre, igual. Sin embargo, no di a notar lo vacío que estaba al no encontrarse Jimin a mi costado y solo sonreía observando las escenas en la gran pantalla, preguntándome qué era lo que estaría haciendo ahora el psicólogo y pensando si tal vez aquellos dos ya eran pareja.

Por culpa de mi distante mente a lo largo de la película, a la hora de regresar de nuevo en el auto del pelimenta, fue incómodo no saber contestar las preguntas que Taehyung hacía respecto al filme y término preguntándome si estaba bien.

—Estoy bien, sólo... —fue lo que respondí, jugando con mis dedos nerviosamente en mi regazo y observando estos.

—¿Sólo...?— obtuve una rápida mirada por parte del conductor, indicándome que continuara— Puedes hablar conmigo Jungkook, sé que hay algo mal, has estado ido durante toda la película, ¿Qué sucede?—nos detuvimos en un semáforo y se giró a mirarme. El chico estaba en lo cierto, algo sucedía.

—Taehyung....

—¿Era por qué esperabas a otra persona en mi lugar?— habló cortándome y me sorprendió lo cierto en lo que estaba. Me giré a mirarlo con los ojos abiertos y él piso el acelerador tras el semáforo darnos paso y volver su vista al frente.

—¿Cómo has...?

—Se te notaba triste cada vez que girabas la cabeza a mirarme y regresabas tu vista a la pantalla como esperando por alguien más— aclaró— ¿Puedo saber de quien se trata?— su tono suave y el interés que mostraba de alguna forma estaba reconfortándome.

Desde que conocí al pelimenta, el se había convertido en mi apoyo y mi felicidad dependió de la suya por un tiempo. Me encantaba pasar tiempo con él porque parecía comprenderme y nuestras conversaciones nunca se tornaron incómodas. La confianza fluyó desde un principio y aquello me ayudó a sentirme querido, olvidando la soledad de años atrás. Que ahora Taehyung se encontrase a mi lado era todo lo que podía desear y lo agradecería toda la vida.

—Jimin...— bajé mi vista melancólica de nuevo a mi regazo. Saber que el castaño se encontraba con otra persona no me estaba haciendo sentir bien, me estaba ahogando con mis pensamientos y lo único que quería era ver al mayor para abrazarlo y que me dijese que nunca se iría de mi lado.

—¿Te gusta Park?— asentí —¿Desde hace cuánto?

—No lo sé, tal vez una semana, dos...

—¿Por qué no ha venido hoy contigo? ¿No lo invitaste?— nuestra charla estaba siendo reconfortante, sentías como si aquello era realmente por lo que había llamado a mi superior y no para invitarlo al cine.

—Lo hice, pero él tenía una cita con otra persona, seguramente sea su novio— mi pecho se oprimió con aquel recuerdo.

—¿Su novio?— preguntó con confusión— Dijo que no tenía pareja. ¿Por qué piensas eso?

—El día en el que me llamaste para que le dijese a Jimin si podíamos vernos en la cafetería, otra persona contestó al principio. Era un hombre y, cuando le pasó la llamada a Jimin, lo llamó "bebé" y le preguntó si yo era otro con los que se acostaba— el pelimenta pareció sorprendido ante mi relato cuando alzó sus cejas con su mirada fija en la carretera—. Cuando íbamos a colgar, repentinamente Jimin.... Bueno, él sonó excitado y claramente no estaba solo. Él nunca va a fijarse en alguien como yo, Tae...— finalicé triste.

Taehyung pareció sorprendido al principio cuando supo de esa llamada pero, terminó otorgándome una rápida mirada triste ante las últimas palabras dichas en un tono quebradizo.

—No digas eso, Kook... —habló con suavidad—. Eres una persona maravillosa y cualquiera que te conozca se daría cuenta. No te desanimes por que Park prefiera una relación pasajera a algo formal, estoy seguro de que ese hombre y él no son nada— sonrió de forma cálida, contagiándome de su sonrisa y haciéndome recuperar las esperanzas—. Estoy seguro de que Park caerá rendido a tus encantos de conejito— reí por la forma en la que Taehyung se había referido a mis facciones. Él solía bromear con eso llamándome conejito porque según él, mi sonrisa era similar a la de ese roedor y mis ojos oscuros se asimilaban a los de aquel animal. No me molestaba, me parecía tierno de su parte y aquello me hizo sentir mejor—. Eres hermoso Jungkook, no te deprimas por un hombre que no sepa valorarte. Yo te valoraré siempre y puedes contar conmigo en cualquier momento— estacionó el coche frente al portal de mi departamento y me miró con ternura.

—Gracias, Tae...— sonreí reconfortado por su presencia. A pesar de ya no conservar los sentimientos amorosos por el ahora pelimenta, este seguía siendo capaz de hacerme feliz con solo unas palabras o una sonrisa.

Nos quedamos observando los ojos del otro por unos segundos. Perderme en su mirada ya no era lo mismo que en un pasado. Ahora los sentimientos eran diferentes y solo deseaba eso, perderme de los dolores en el pecho y opresiones de cualquier tipo. Verlo junto a mí estaba influyendo bastante en mi estado, si antes me encontraba cabizbajo por la ausencia del mayor, ahora me sentía mejor al tener a alguien a quien podría considerar como mi mejor amigo. Alguien quien había estado en los momentos malos como en los buenos.

El repentino tronar del cielo ocasionó que ambos en el vehículo desconectásemos las miradas para dirigirlas al feroz cielo oscuro sobre nuestras cabezas, apreciando por las ventanillas del coche como pequeñas gotas de lluvia empezaban a deslizarse por esta y descargas eléctricas iluminaban las veredas junto con más resonares monstruosos.

Le sonreí al cielo quien parecía compartía mi pena interior y me giré de nuevo hacia el peliverde, con la reciente idea de hacerle saber lo agradecido que estaba por todo el tiempo a su lado.

—Taehyung— lo llamé mientras retiraba uno de los guantes cubriendo las heridas cicatrizadas de mis dedos y sentía su mirada curiosa en mis acciones. Retiré aquella prenda y, dándole una agradecida mirada, sonreí para, a lentos movimientos, agarrar la mano ajena y entrelazar nuestros dedos.

El ojiplático rostro de mi acompañante expresó con claridad la confusión que sentía ante mi acción, reí enternecido por lo adorable que se veía de aquella manera.

—Gracias— antes de que pudiese articular palabra en busca de una explicación, le mostré mi prelada dentadura y separé nuestra manos.

Debo admitir que no sentí asco, tampoco miedo o, como mi piel empezaba a arder por el reciente contacto, y aquello me hizo sonreír una vez más mientras colocaba nuevamente la prenda cobertera en su lugar. Taehyung era una de las pocas personas que me había aceptado como era, con misofobia incluida, y eso, no lo olvidaría jamás.

Tras una corta despedida aún con la mirada confusa pero una sonrisa de mi jefe, salí del auto para dirigirme a mi portal con el escandaloso sonar de los truenos y la fuerte lluvia azotando en la acera.

Suerte que vinimos en coche.

Entré en mi departamento y me recosté en el suelo, quitando finalmente las prendas de mis manos para observar ambas con cariño. No sentía la necesidad de lavarlas, tampoco el sudor frío deslizaba por mi frente o un nudo se creaba en mi garanta provocándome náuseas. Todo estaba bien y me sentí orgulloso por ello. Todos los sobrecogedores sentimientos que antes se encontraban instalado en mi pecho por la falta del mayor ahora habían sido remplazados por una felicidad extrema y la sonrisa emocionada en mi rostro era prueba irrefutable de ello.

Cerré mis puños orgulloso aún admirando estos cuando mi teléfono comenzó a sonar en la parte trasera del pantalón. Saqué este rápidamente, esperando encontrarme con el nombre del pelimenta para preguntarme por que había sido aquello último pero, para mi sorpresa, el nombre del actual castaño remplazaba el lugar de la persona que esperaba. Borrando la radiante sonrisa y sintiendo de nuevo el malestar en mi pecho contesté.

Jungkook, hola, ¿Qué tal la película? habló el mayor tras yo contestar. El sonido de la tormenta en su máximo apogeo se escuchaba a través de la línea. ¿A caso estaba fuera de su casa?

—Jimin, ¿Estás en la calle?— pregunté obviando la cuestión anterior.

Si. Resulta que volvía a casa después de dar una vuelta y os vi a ti y a Kim en el coche, quería preguntar qué tal.

¿Nos había visto? Aquello me hizo avergonzar. Saber que posiblemente pudiese haber admirando mi cara de idiota cuando estuve con el peliverde en el coche me hizo sentir indefenso. Pero eso no era lo importante, parecía que el cielo estaba a punto de romperse y desde mi departamento a la casa del mayor había bastantes minutos, los suficientes como para resfriarte o coger una pulmonía.

—Jimin, vas a enfermarte, ven aquí— le dije en un todo grave y firme que hasta a mi me causó temor de la forma tan brusca en la que mi voz sonó. Pero al parecer, al castaño no pareció sentirse cohibido por mi reciente tono y lo escuché reír al otro lado, acompañado por un trueno.

Si, capitán.

[...]

—Iré a por ropa seca, te resfriarás si no te cambias ahora—a vivos pasos, caminé hacia mi armario para coger una muda seca que al mayor no le quedase tan grande.

A penas fueron minutos lo que Jimin tardó en llegar al departamento y, con ello traer un charco de agua bajo sus pies por lo expuesto que había estado al diluvio. Dejé al chico en la sala de estar y regresé instantes después con unos pantalones grises y una camiseta que a mi me quedaba algo pegada al cuerpo.

Todo el dolor que mi corazón experimentó en la ausencia del mayor, ahora era remplazada por el bombear alegre de este último cuando por fin pudo tener a su lado al chico que anhelaba y que el cual ahora se dirigía al cuarto de baño para dar el cambiazo por las prendas prestadas. Lo esperé paciente en el sofá, una vez salió, portando mi ropa, un revuelo en mi estómago comenzó a instalarse ante tal belleza. Me sonrojé.

—Es un poco grande, pero gracias— terminó de llegar a la sala y se sentó a mi lado—¿Y bien? ¿Qué tal con Kim?— preguntó de nuevo. Carraspeé mi garganta, enderezándome entre los cojines, estaba empezando a ponerme nervioso por su presencia.

—Fue bien. Vimos la película, hablamos, me trajo a casa y...— me detuve por un momento, recordando felizmente el pequeño roce de manos hacia unos minutos— Conseguí cogerlo de la mano— sonreí. El rubio sonrió igualmente pero un cierto toque de molestia se implantó en sus ojos— ¿Tú qué tal?—cuestioné, obviando el enojo ajeno.

—Oh, bien—pareció más tranquilo—. Dimos una vuelta y fuimos a comer. Después nos quedamos sentados en un parque hasta que se fue apenas unos minutos— concluyó sonriente.

Los celos regresaron a mi cuerpo y mi mandíbula se tensó. Parecía que la habían pasado bastante bien por la sonrisa –ahora sincera– que brindaba el mayor.

—Lo siento, tengo que preguntarlo, ¿Estáis saliendo?

—No, claro que no— rió—. Eunwoo es solo una persona con la que comparto cama, no creo que alguna vez llegásemos a tener algo serio— aclaró pero aquello no logró tranquilizarme.

—¿Qué hay de Namjoon?— mierda.

Fue un impulso repentino y mi boca terminó diciendo lo que mi mente pensaba. El rubio sonrió con ternura ante aquello.

—Lo mismo, nada— aquello me dio esperanza.

—¿Alguna vez has salido con alguien?— me atreví a preguntar. El mayor pensó por varios minutos.

—Algo oficial, puede que el la secundaria, pero nada desde hace tiempo— negó— ¿Tú, Jungkook? ¿Has salido con alguien?—no me esperaba un pregunta por su parte, era obvio que también lo haría, esto no era un interrogatorio y solo era un charla entre... amigos.

Terminé negando.

—No. Nunca estuve en una relación— aclaré. Un brillo inusual resplandeció en sus pupilas tras aquello y lo miré confuso. Nunca era capaz de descifrar que era lo que pasaba por su mente y aquello era algo frustrante.

—¿Llegarías a salir con Kim? Conseguiste tocarlo antes— pensé aquello último con detenimiento.

Si era cierto sobre el no tener la necesidad de correr a desinfectar mi piel después de mantener contacto con el ahora pelimenta, pero estaba casi seguro de que aquello también sería capaz de hacerlo con él.

—Tal vez deberíamos pedirle que lo beses— declaró haciéndome tensar—, si puedes tocarlo sería mas fácil con él, ¿No? Además, sería un avance en vuestra relación.

—¿Estás loco? Tiene novia— lo miré extrañado, no iba a meterme nunca con una persona que estuviese en una relación, menos con mi amigo. El castaño se encogió de hombros.

—Solo decía— un repentino trueno se hizo presente, ensordeciendo todo a su paso y provocando que ambos presentes nos estremeciésemos —. Parece que no va a escampar pronto...—comentó mirando por el gran ventanal de la sala. Imité su acción.

—Puedes quedarte si quieres— sugerí atrayendo su atención—, el sofá es grande y tengo mantas. No puedes volver a casa así.

—¿De verdad? No quiero molestar.

—Para nada, siéntete cómodo— sonreí— ¿Quieres una taza de café? Aún es pronto para cenar algo— me levanté del asiento dispuesto a preparar una bebida que nos proporcionase calor a ambos y utilicé eso como escusa.

No sabía el motivo pero, repentinamente, me sentí desanimado al ver al mayor estando junto a mí. Su cabello castaño mojado y portando mi ropa. Su nariz tenía una leve tonalidad roja por el frío y una sonrisa se fruncían en sus labios. Parecía sentirse a gusto en ese momento. Una calma eterna parecía envolverlo y, apreciarlo de aquella forma relajada y pacifica, me hizo sentir una opresión en el pecho. Si alguien vise la forma en la que nuestras miradas se conectaban y la calidez de las sonrisas silenciosas que nos brindábamos entre nosotros, pensaría que éramos una pareja de enamorados.

El problema era que yo era el único de los dos que portaba esos sentimientos unilaterales a cada sitio que iba, arrastrándolos conmigo como si fuesen un saco de piedras que me dificultaba cualquier accionar. Lentamente, mi silencio me estaba afectando, lo sabía. No me sentía bien con respecto al mayor y solo le rogaba al cielo por que algún día dejase de sentir este dolor en el pecho, tan desgarrador y que no llegaba a comprender de donde aparecía.

Dicen que el ser humano necesita a otros para estar bien o sino la locura lo consumiría. Yo llevaba mucho tiempo aislándome de las personas y ahora esa soledad se presentaba más intensa que antes. Solo, no podía. Me estaba costando sonreír últimamente, muchas veces me encontré perdido en mis pensamientos. Pensamientos que llegaba a la conclusión que no eran nada. Mi mente se perdía, desconectaba de la realidad. Ya no quería seguir viviendo y sintiendo este intenso malestar constante. Conseguí ocultarlo de Taehyung y Sumin, con Jimin parecía que también estaba funcionando el fingir sonrisas. Pero ya no más, ya no podía seguir. Algo me decía que si lo hacía, la caída sería desde un escalón más alto y ya no solo sería un rasguño la herida que se implantaría en mi piel, sino algo más grande, como una rotura.

Respirar me costaba, un nudo ahogándome era lo que sentía muchas veces y me encontré a mi mismo deteniendo mis acciones a lo largo de la semana para tomar aire porque éste no llegaba bien a mis pulmones.

Las incontables ganas de llorar a cada segundo conseguía retenerlas hasta la noche para no ser escuchado por nadie y el insomnio se hacía presente por ello. Me estaba destruyendo poco a poco, sentía que la causa de ello era la soledad abrumadora a la que había estado expuesto por años. No sentía las ganas de vivir que había recuperado hacía no mucho y el hambre se había perdido con ellas. Estaba regresando a la abrumadora rutina del pasado en la que todo mi tiempo parecía esfumarse frente a un bote blanco de pastillas con las que decidiría mi muerte.

Sin ser consciente, me encontraba en un llanto silencioso que era opacado con el ruido de la cafetera preparando las bebidas. Agarré mi pecho con fuerza, éste estaba ardiendo y tuve que abrir mi boca para jadear porque el aire no estaba llegándome. Mi mente se había entumecido, los truenos habían sido una gran influencia para ello y, el sonido de la lluvia contra la ventana de la cocina, era lo único que me mantenía alejado de perderme en ese instante. Sentí una mano posarse sobre mi hombro a mi espalda, una voz preocupada llamando mi nombre, pero no podía escucharlo, no era capaz de reaccionar y caí de rodillas al suelo, dejando escapar un gemido adolorido, mezclándose con mis lágrimas.

Todo en mí estaba gritando malestar y angustia pero ya no podía ocultarlo. Lo había estado escondiendo incluso para mí mismo y no fui consciente del cuando había estado tan necesitado de contacto ajeno. La persona a mi lado se arrodilló frente a mí, pronunciando mi nombre una vez más, conseguí mirarlo a la cara. Las lágrimas saladas me impidieron la visión en un momento, con el tiempo conseguí reconocerlo. Era él, era Jimin. Él estaba a mi lado ahora y su rostro no dejaba ver nada más que preocupación por saber que era lo que sucedía conmigo.

—Po-por favor...— murmuré con la voz rota y me sujeté a su camisa— Haz que pare...

Sus brazos me envolvieron fuertemente, haciéndome aferrar a su cuerpo y sollozar en su pecho. Eso era lo que necesitaba, el confort ajeno era lo que había necesitado todo este tiempo y que, ahora más que nunca, era necesario para clamar el dolor infernal. Sentirme en sus brazos consiguió hacerme sentir mejor y, las suaves caricias sobre mi pelo, terminaron de amenhar casi por completo todo el sufrimiento que mi cuerpo retuvo y que ahora estaba destruyéndome. Sentirlo cerca mío fue lo que consiguió salvarme, yo incluso di por hecho que hoy sería el día de mi fallecimiento por todo la angustiosa soledad que cargaba día a día y que, en cuestión de horas había llegado a hacerme pensar que sería mi final.

Respirar el aroma del más bajo fue lo que necesité para llenar mis pulmones de nuevo y, los rastros salados de aguas, se fueron secando. La tormenta de sufrimiento en mi interior escarpó con la sola presencia del mayor, todo aquello fue lo que necesité para volver a sentirme mínimamente estable y que, los truenos que perforaban mi pecho con intensidad junto con los rayos cegadores, desaparecieran. Sin embargo, la verdadera tormenta en la intemperie, seguía sin cesar.

—Jungkook, ¿Qué es lo que sucede?— el sonido de los truenos se mezcló con la reconfortante voz del mayor tras varios minutos en el único ruido de la lluvia. Este último hizo el ademán de separarme de su pecho para mirarme, pero me aferré más a él y, al entender que no quería soltarlo, volvió a rodear mi cintura con sus brazos. Mis sollozos lastimeros habían escampado junto con los hilos de agua que mojaban mis mejillas levemente teñidas de rojo pero, ese insoportable vacío continuaba impuesto en mi interior y aquello seguía doliendo, como si miles de cristales estuviesen incrustados en mi corazón y con cada latir este desgarraba pequeñas partes a su paso. Estaba sangrando por dentro.

—No te vayas...— susurré finalmente, con mi voz rota y todo mi ser doliendo. Lo necesitaba a mi lado, necesitaba a Jimin a mi lado más que nunca. No tenía por seguro que el mayor no se iría nunca de mi vida pero, en ese momento, era necesario que no me abandonase.

—No me iré a ninguna parte— propinó un suave beso en mi nuca y siguió brindando de sus dulces caricias sobre mi cabello oscuro. Sin ser consciente, la calma eterna me consumió y Morfeo se hizo presente, reclamándome y, dejándome guiar por él, caí rendido en sus brazos, durmiendo profundamente sin ser conocedor de nada más, respirando la fragancia a mandarina y menta del mayor y quedándome sedado por esta. Cuando despertase tenía por seguro que le debería una explicación pero, hasta entonces, disfrutaría del calor de sus brazos y la suavidad de sus caricias. Disfrutaría de estar a su lado.

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Chan Eunwoo

Buenas, q tal todos? Alguno alguna vez a pasado por la situación de Jungkook? Yo lastimosamente lo hago, me siento mal y por ello he tenido que abandonar a una persona que no quería porq decirle q estoy bien sería mentira y no quiero eso. Por ello ultimate estoy algo decaída y escribir me ayuda bastante a superarme.
Pero bueno, a quien le importa mi vida? Supongo q a nadie. Solo quiero que si algún vez esa persona llega a leer esto sepa q fue porq no fui capaz siquiera de hablar con nadie. Yo la quiero y no dejaré de hacerlo nunca.

Ahora sí, les dejo la fotografía de cómo es Eunwoo. Q opinan? Guapo? Nadie se compara con Suga ( ꈍᴗꈍ)

Por último, quiero agradecerles una vez más, hace poco fuimos 20 personitas y estuve muy contenta por ello, pero regresamos a ser 19 y aquello debo admitir que me dolió (。ŏ﹏ŏ), más no me rendiré en intentar hacerle llegar a más gente mis historias y que más personas puedan disfrutar ᕙ(⇀‸↼)ᕗ

Espero q les guste y si es así voten y no olviden compartirla.
Gracias( ◜‿◝ )♡

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