Capitulum XIX

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Todo lo que necesitaba, lo que había anhelado por meses y la verdadera razón de mi felicidad, se encontraba unas horas de aterrizar en el aeropuerto de Busan y yo no podía hacer nada para frenar el energético latir de mi corazón al pensar en su regreso.

Estábamos a finales de octubre. El verano se había ido alejando poco a poco y ya apenas quedaba rastro de aquella cálida estación en el clima. La brisa otoñal y los colores marrones y rojizos bañaron las veredas, dándoles tonalidades vivas y pintorescas allá donde pasaban con sus colores.

Como algo tradicional, no tardé en sacar la caja de sudaderas y abrigos que había guardado en el fondo del armario con la llegada del verano y que, de ahora en adelante, se harían necesarias. No había cosa que más odiara en el mundo que el frío y la lluvia. No existía nada bueno con la presencia de estos y nadie podría negármelo. Los animales indefensos se congelaba n en el bosque hasta su último respiro helado y las precipitaciones creaban desastres en todos los lugares donde pasaban, arrasando todo con su transcurso y no dejando más que restos y malos sentimientos. Pero hacía poco había comenzado a amar los climas fríos y todo ello se debía a la llegada del más bajo a mi vida.

Cuando la temperatura bajaba, poseía de la excusa perfecta para enrollar al mayor con mis brazos y embriagarme con su perfume de mandarina y menta. Creía que, el calor que desprendía el pequeño cuerpo del chico, era suficiente para derretir los casquetes de hielo y calentar familias enteras sin hogar. Pero, aunque sonase egoísta, el calor del psicólogo era exclusivamente mío y lo agradecía.

Tomé una ducha antes de subirme a un taxi y dirigirme en busca del castaño. Hacía unas semanas había cortado mi cabello por lo largo que este estaba tornándose y cada vez se me dificultaba más el mantenerlo sin ser una molestia. Jimin me había dicho que no lo cortase porque le gustaba, pero se volvió tedioso mantener siempre las hebras negras en una coleta que no lucía para nada bien en mí, o al menos eso pensaba. Por ello y sintiéndolo mucho por el mayor, le pedí a Taehyung ayudarme con el corte y el resultado no me decepcionó en lo absoluto, me veía bien, incluso después de afeitar el poco vello que poseía en mi rostro yo parecía haberme vuelto más joven y apuesto que antes. Esperaba porque Jimin pensara lo mismo cuando me viera en unas horas.

Como había dicho, me levanté esa mañana y me dejé llevar por la calidez de la lluvia artificial de mi baño. Todo parecía ir bien este último tiempo, al menos mejor que antes. Si que no iba a negar que un ligero estado de depresión me consumió al privarme del ver al castaño y, como en un pasado, dejé de comer. Todo eso se acabó cuando, en una de nuestras muchas llamadas, el mayor preguntó por mi alimentación y no me quedó de otra más que delatarme, recibiendo una regañina por el chico y teniendo que hacer un esfuerzo enorme por volver a comer. Jimin estaba preocupado por mí y me lo dejó saber con sus palabras.

Trabajé unas cuantas horas desde temprano y por fin, cuando el reloj de la sala marcó las 13:45 p.m. corrí fuera de mi departamento, con el corazón en la mano y mi alma chillando de alegría al saber que en unos minutos volvería a reunirse con la razón por la que estaba bien. Una sola palabra, una sola persona y un único nombre era lo que mi cabeza no dejaba de pensar. Jimin era aquel al que todo mi cuerpo reclamaba y el cual entumecía mis sentidos con solo saber que lo vería después de mucho tiempo.

Jimin.

Corrí a pesar de que todo a mi alrededor había desaparecido y lo único que escuchaban eran mis latidos acelerados. No me detuve cuando sentí mis piernas fallar o mi respiración ser irregular. No dejé que nadie se interpusiera en mi camino de reencontrarme con él porque era lo único por lo que yo había estado rogando estos meses en su ausencia. Y, por fin, lo vi desembarcar, con su cabello en un tono rubio de nuevo y portando unas pesadas maletas.

Mi órgano saltó de emoción y aquello me hizo jadear por lo increíble que lucía el bajo después de tanto tiempo. Parecía como si fuera la primera vez que lo veía, portando esas lentes de pasta negra sobre el puente de su nariz, haciéndolo ver más atractivo e inteligente de lo que ya era, y con un atuendo elegante pero no extravagante que resaltaba su esculpido cuerpo. Pareció que el tiempo dejó de fluir por un instante, solo éramos él y yo, nadie más estaba en aquel aeropuerto, solo nosotros y nuestras almas anhelando reencontrarse y fundirse en una sola.

Escuché mi corazón gemir desesperado dentro de mi pecho, estaba rogándome por encontrarse en los brazos de aquel hombre pelirrubio que tanto amaba y ahora no podía retenerlo ya que se encontraba a escasos metros de donde estaba.

Corrí. De pronto sentí mi peso ligero como una pluma y me deslicé entre los cuerpos de las personas que parecían esperar por la llegada de algún familiar o amigo, con carteles llenos frases de bienvenida o lágrimas en los ojos de alegría. Los ignoré a todos y no mentía cuando afirmaba que chocarme con otras personas o mantener contacto con ellas –a pesar de que llevaba guantes– no importaba, la misofobia no me importaba ahora, Jimin sí lo hacía.

Mis piernas me llevaron por si solas hasta él, no me di cuenta en qué momento lo había alcanzado y me había lanzado a su cuello, haciendo que el rubio retrocediera, tambaleándose, tratando de mantener el equilibrio y no caernos.

Estaba frenético, no podía controlarme. Había algo en mí que me incitaba a aferrarme a su cuerpo, algo que me decía que debía comprobar que el mayor si estaba allí y era real, no uno de los muchos sueños que tuve por este tiempo donde imaginaba nuestro reencuentro emotivo. Pero, a diferencia de aquellos efímeros sueños, Jimin si estaba en mis brazos, correspondiendo mi abrazo y soltando una de las risueñas risas que tanto amaba.

—Yo también te eché de menos.

Oh, su voz; su cálido y dulce tono de voz fue lo suficiente como para romperme en un llanto ameno que demostraba la felicidad de su regreso. Lo había extrañado demasiado y él lo sabía.

Tuve que soltarlo de mis brazos cuando mis extremidades comenzaron a doler por la postura. Pero no me importó, no me molestaron las malas miradas que recibimos en nuestro tiempo abrazados, exhibiendo nuestro amor en el pasillo del aeropuerto y siendo observados por el resto de pasajeros. No me importó que me mirasen como un enfermo porque Jimin estaba a mi lado y él no me miraría nunca de esa forma. Lo amaba y él lo hacía conmigo, era todo lo que necesitaba tener en la consciencia.

Tomamos un taxi con rumbo a la residencia del rubio. Charlamos un poco en el viaje y le pregunté sobre su cabello, él también lo hizo con el mío y le expliqué la razón de mi corte.

¿Conocen esa sensación de que el mundo entero está en tu mano al sentirte hermoso? Pues algo similar fue lo que experimenté cuando Jimin me dejó saber su opinión sobre mi corte y ésta fue que lucía realmente bien en mi. Tuve ganas de llorar de alegría y besarlo con vehemencia en la parte trasera de aquel vehículo. No lo hice por respeto al conductor y porque Jimin se veía cansado por el viaje. Por ese motivo, cuando llegamos a su casa, nos dirigimos directamente a su habitación y me sorprendí al entrar.

Nunca antes había estado en ella. Una linda cama ancha como para dos personas, con unas sábanas grises y azules. La habitación recogía diferentes tonos de aquellos dos colores que se complementaban a la perfección y terminó encantándome el diseño de la cama al sentarme y probar el mullido colchón bajo mi roce.

No pude evitarlo y una desagradable pregunta rondó por mi mente sobre aquel lugar. ¿Con cuántas personas habría tenido relaciones el rubio en aquella cama? Realmente, no me importó. Tampoco sentí el asco que se hubiese implantado en mi cuerpo si hubiera pensado sobre ello tan solo un año antes. Pero ahora yo no era así y estaba volviendo a sentirme libre y lejos de los malos pensamientos. Solo sonreí ante la cuestión en mi cabeza y me recosté a la vera del mayor cuando esté lo hizo a mi lado.

No tenía claro si acercarme a él estaría bien, tal vez se sintiera incómodo y no pudiese descansar en condiciones. No deseaba eso. Por eso, me acomodé a su lado, dándole la espalda y manteniendo cierta distancia para no intervenir en su descanso.

Pero mi cuerpo entero se tensó al sentir sus brazos rodearme y su cálido aliento en mi nuca. Juraría que incluso pude rozar las estrellas de la galaxia cuando sus labios besaron mi cuello con ternura y luego enterró su cabeza en el hueco de éste.

—Te amo— fue lo que dijo en un murmullo que ocasionó que mi pecho temblara y me girase a mirarlo para responderle de la misma forma.

Pero mis palabras quedaron en mi garganta cuando pude comprobar como el chico al que quería dormía plácidamente con las hebras rubias de su cabello cayendo por su frente.

Sonreí con ternura y aparte el pelo de su rostro. Este chico podía provocar que todo mi alrededor desapareciera o hacer que mi pulso acelerase con solo dos palabras, dos palabras que me mostraban lo mucho que también me deseaba a su lado.

—Yo también— lo último que hice antes de dormirme, apreciado su linda cara, fue besar su frente y luego sus labios con delicadeza de no despertarlo. Yo también caí rendido a su lado al saber que al fin estábamos juntos y amándonos profundamente.

[...]

¿Cómo creen que puede ser el mejor despertar de todos? Quizás piense que uno en el que te levantas a medio día y como no tienes nada que hacer te quedas recostado en tu cama, vagando por tu mente y sonriendo al no sentir la necesidad de tener preocupaciones.

Bueno, ¿Algo por el estilo? Tal vez sea así como ustedes lo ven pero, para mí, el mejor despertar fue cuando los últimos rayos de sol del día bañaban la habitación por completo y sentía como si alguien estuviera besando y lamiendo la zona de mi cuello y mandíbula.

Creo que ya tienen una idea de a quién me refiero, entonces proseguiré.

Los brazos de Jimin seguían rodeando mi cintura y aún era capaz de sentir su calor recorriendo mi piel. Sentí como una corriente eléctrica recorría cada parte de mi cuerpo. El rubio estaba haciendo estremecer mi propia alma con sus roces de labios en aquella zona sentible de mi cuerpo y tuve que dar mi mejor esfuerzo para no lanzarme encima suya y que terminaremos en algo más.

—Buenos días— oh, dios. Su voz ronca y mañanera inundó las cuatro paredes, ocasionando que mis extremidades temblaran por ello.

Este hombre era perfecto en sus cinco sentidos. Incluso si se encontraba con el cabello desordenado y sus prendas de igual forma, él era simplemente un ser increíble.

—Hola— le respondí riendo cuando atrapó el lóbulo de mi oreja en una suave mordida y lamió aquella zona—. Tengo que irme, Jimin—comenté.

Detuvo sus actos y me miró con un puchero. Tuve que evitar reír por lo tierno que se veía con esa expresión.

—¿Qué?¿Por qué?—dijo y negó con la cabeza, suplicando— No te vayas, Kook, acabo de llegar, ¿Por qué tienes que irte?

—Tengo que irme, Jiminie— reí cuando sentí su agarre más fuerte y acaricié una de sus mejillas con ternura—. Tengo que irme porque tengo previsto preparar una cena para los dos y no se va a cocinar sola— le sonreí y su ceño se frunció.

—Prefiero que te quedes—sinceró y volví a reír. Este chico bajo iba a matarme de ternura si seguía así.

—Lo siento, yo también prefiero quedarme contigo, pero quiero hacer esto para ti— el rubio gruñó y me soltó por fin, levantándose de la cama. Imité su acción—¿Puedes venir a las 22:00?—asintió y se perdió por la puerta del baño, suponía para tomar una ducha.

No dije nada más y salí de su residencia para dirigirme a la mía y comenzar con los preparativos. No sabía cómo pero debía apañarmelas para cocinar una jugosa carne asada y preparar la salsa y el resto de alimentos en una hora.

Válgame dios.

[...]

Cinco minutos y yo trataba de colocar bien la camisa beige, arremetiéndola por dentro de los pantalones negros de mezquilla e intentando que mi cabello no se despeinara. Cinco minutos y el rubio haría acto de presencia para que nosotros compartiésemos una deliciosa cena que yo me había encargado de dejar preaprada y metida en el horno para que no se enfriase en su espera. La oscuridad de la noche bañaba el cielo en un descuido y la luz de la luna junto con las altas farolas eran las encargadas de iluminar las calles con la brisa otoñal recorriéndolas y susurrándole a los arboles.

Estaba nervioso, joder si lo estaba. Mis manos sudaban y las sentía temblar. Tenía la esperanza de que aquella velada fuese amena y terminase de una buena forma, pero la angustia también me recorría al pensar que todo podría estropearse de una y mil maneras diferentes y eso me hacía preocupar.

Tal vez no debía preocuparme, todo lucía en perfectas condiciones. La vieja radio reproducía Sweater Weather de the neighbourhood*, en un lateral del comedor una amplia mesa que me había encargado de comprar en mi regreso de Nam-gu y ahora se encontraba junto al gran ventanal de la sala de estar donde yo solía pararme a rezar con una taza de té en las manos porque algún día, alguien viniese y me librase del tortuoso infierno que parecía vivir.

La compré pensando en Jimin, en como deseaba que nosotros compartiésemos más comidas juntos y necesitaba de un lugar donde hacerlo. En el momento en el que poseí la tabla en mi departamento no supe donde posicionarla para que no molestase. Pero no fue necesario malgastar mucho tiempo cuando aquel significativo ventanal entró en mi campo de visión y, como si fuese algún tipo de señal, recordé lo mucho que aquel vidrio con vistas al exterior me había dejado ser aconsejado por la luna. No dudé en montar en ese rincón la mesa y, ahora, ésta estaba decorada con una tela negra lisa y la cubertería puesta correctamente. Un par de velas adornando y el aroma a la carne asada con sus especias dándole el toque perfecto al ambiente, entremezclándose con la melodía de la radio y el baño de luz lunar.

Todo estaba increíble, incluso me sorprendí a mi mismo con mi trabajo y, ver el resultado final, me calmó un poco, no tenía de que preocuparme.

El timbre sonó a las diez en punto de la noche. Él estaba aquí y saber aquello fue suficiente para alterarme de nuevo. A vivos pasos llegué a la puerta y la abrí, dejándome petrificado el ver al mayor vestido de aquella forma tan elegante. Una camiseta blanca con ciertos detalles a color de la marca GUCCI arremetida en sus vaqueros negros ajustados que hacían resaltar sus piernas tonificadas; una chaqueta negra con brillos sobre sus hombros y joyas adornando su cuello, dedos y orejas. Simplemente excepcional y... caliente.

Lo deboré con la mirada. No puede evitar no hacerlo cuando el rubio lucía como un dios. Creía que hasta tenía su propio brillo y éste era más cegador que el del sol.

Lo vi sonreír cuando volví a subri mi mirada a su rostro y ardí en vergüenza, él sabía que lo había examinado por completo y que su aspecto había tenido un notable efecto en mí. Intenté suavizar el ambiente, juraría que mi corazón se saldría de mi pecho si no me calmaba y la mejor forma fue haciéndome a un lado y dejándolo pasar. Jimin entró con una sonrisa ladina y cerré la puerta a nuestra espalda.

—¡Wow!— exclamó al ver el cenador y se giró a mirame—¿Cuándo has hecho todo esto? Es increíble— volvió a dirigir su vista en dirección al ventanal y suspiré de alivio por su reacción, todo estaba bien.

—Aunque no lo creas, en una hora puede darte tiempo a hacer milagros— salí de la ensoñación en la que estaba por su presencia y me acerqué a la mesa para indicarle que tomara asiento. Asintió y se sentó en una de las sillas, observando las vistas nocturas por la ventana con un notable brillo emocionado en sus ojos. Él estaba contento y eso solo me hacía sonreír ampliamente—. Por cierto, luces realmente bien hoy.

—Gracias, compré el conjunto cuando estuve en París, allí la ropa es muy sofisticada— habló con mofa y reí por los gesto que hizo en modo de ironía—. Tú también te ves muy bien, Jungkook—apareté los ojos de los suyos, me sentí como en una pequeña cima donde yo era el centro de atención y Jimin era alguien quien me observaba con intensidad.

Era un grato sentimiento, algo que la mayoría de las personas buscan en conseguir, pero que no muchos consiguen. Convertirse en el centro del mundo y que todos te observen era el trabajo principal de los Idols y los actores con fama y dinero, el deseo del ser humano promedio, más, no el mío. Yo había conseguido lo que deseaba, ser el centro de atención de una sola persona, el único humano en esta tierra al que quería encantar con mi presencia, y lo había conseguido, poseía la atención del rubio y ahora debía hacer lo posible porque esta durara.

Asentí con mis mejillas teñidas de un rojo intenso, a pesar de querer su atención esta me hacía poner nervioso y, la manera en la que actúe, fue huyendo hacia la cocina en busca de la comida.

Vale Jungkook, cálmate, llevas mucho tiempo sin verle, solo...no lo arruines ahora, pensé en mi consciencia mientras regresaba con el rubio, llevando la carne entre mis manos. Debía admitir que me sorprendí de manera grata al ver el resultado de aquel asado, jugoso y en su punto. Solo esperaba porque supiera igual que se veía.

Lo dejé sobre la mesa, llamando de nuevo la atención del bajo y, entonces, me senté en el asiento. Sentí mis manos temblar cuando servía el alimento y un repentino mareo me invadió al observar con detenimiento como el mayor probaba de la carne. Se volvió eterno esperar por una reacción o un comentario sobre la comida, Jimin estaba masticando con lentitud y no tenía ningún tipo de expresión, lo estaba haciendo a propósito.

—¿Y bien?—mi desespero sobresalió a la luz, no podía aguantar este mal sentimiento por mucho más tiempo, necesitaba saber lo que pensaba respecto a la carne.

El rubio rió, mirándome y utilizó una servilleta sobre sus labios. Me sonrió divertido, a veces me daban ganas de golpearlo por lo mucho que se divertía controlando mis nervios a su antojo, pero no podía culparlo, yo era así de simple como para dejarme controlar y más por él.

—Sabe genial, deberías probarlo—comentó finalmente y bebió de la copa de vino que me había encargado de servir antes.

Solté otro de los muchos suspiros aliviados que llevaba en la noche. Le había gustado, yo no había fallado con la cena y estaba orgulloso de mis cualidades. Asentí y acaté su orden, probando el asado y quedando ojiplático cuando este resultó inundar mi paladar con sabores suaves y jugosos que sabían increíbles. Lo miré sonriendo y Jimin volvió a reír por mi reacción. Comimos hablando del viaje del más bajo y como le había resultado la experiencia.

—Al principio me costó adaptarme—comentó y lo escuché atento—. Mi nacionalidad y rasgos son coreanos pero eso no quiere decir que no sepa hablar frances—dijo con un tono indignado. Parecía que si le costó adaptarse en aquel lugar de Europa.

—¿Cómo era París?¿Había parejas enamoradas por todos los rincones?¿Probaste los crepes?¿hablaste con alguien?— lo sentía por Jimin, pero me emocionaba conocer sobre sus aventuras en un país diferente. Yo nunca había salido de Corea del Sur, y por ello me emocionaba.

El ceño del rubio se relajó con mi rafaga de preguntas, fue como si yo le hubiese pegado mi estado animado que le hizo olvidar el rechazo que sintió al ser de un lugar diferente. Rió con la copa en la mano y me miró con ternura.

—Es una ciudad normal, y no, no había parejas enamoradas por todas partes— fruncí un puchero al oír aquello y el mayor carcajeó de nuevo—. Probé la comida típica de allí cuando estudié por dos años en la secundaria y, sí, hablé con algunas de las personas que se presentaron al curso conmigo.

—¡Oh! Cierto, había olvidado el motivo por el que te fuiste— confesé y me miró con gracia—. ¿Conseguise el título para ejercer como profesor?—le pregunté.

Jimin me miró serio de repente, bebió de su copa y se giró a mirar a la venta, sin responder mi pregunta. Me desconcertó su repentino actuar, ¿Acaso no le dieron la titulación y se siente mal al hablar de ello? Como siempre, debía meter la pata hablando y, ahora, debía arreglarlo. Lo había hecho sentir mal.

—Lo siento, no-

—A partir de ahora, puedes llamarme Profesor Park— comentó interrumpiéndome y volvió a mirarme sonriendo ampliamente.

Me desconcerté al principio procesando sus palabras. ¿Él lo había conseguido? Entonces, comprendí que solo había querido molestarme una vez más y no evité sonreirle emocionado por la noticia. Era Park Jimin, estaba claro que lo conseguiría.

—¡Felicidades, Profesor Park!

El rubio se retorció incomodo tras oírme, pasando una de sus manos por su boca y rostro. Ahora si estaba desconcertándome el cómo estaba actuando el mayor. No sabía si le había pasado algo en su partida pero estaba empezando a preocuparme.

—Lo siento—se disculpó bebiendo del líquido rojo de su copa antes de que yo pudiera hablar—, ha sido jodidamente caliente escucharte llamarme así— confesó.

Mi rostro entero ardió avergonzado. ¿Era tan simple como llamarlo "Profesor" para que se calentara? Sonreí al ser consciente de que, ahora, yo poseía una oportunidad de molestarlo, y no la desaprovecharía.

—Entonces...¿Sería un chico malo si le llamo porfesor, Profesor Park?— lo miré con inocencia y el mayor levantó una ceja. Relamió sus labios.

—Si, joven Jeon, usted sería un mal alumno si utiliza eso en mi contra—siguió mi juego y pude observar como tragaba saliva con dificultad.

—Me hubiese gustado ser un estudiante de nuevo y estudiar en el área de psicología. Me gustaría ser su alumno, Profesor— Jimin rió y no pude evitar unirme a él.

Aunque nada de lo que decía era mentira, me hubiese gustado ser alumno de un maestro tan hermoso y apuesto como el rubio lo era y tal vez, solo tal vez, me dedicaría a ir a clase para fantasear con mi lindo y caliente profesor.

Peut-être, je serai votre professeur dans une autre dimension, ou... autre historie...habló en frencés y no conseguí entenderle nada.

—¿Qué significa?—le cuestioné. Pero el psicólogo no teniá la intención de contestarme y solo se dedicó a seguir comiendo con ya sonrisa en su rostro.

¿Habría dicho algo importante?

Bufé resignado e imité su acción, esperando por terminar la deliciosa carne y seguir hablando en el sillón más tarde.

[...]

—¿Y cómo fue tu reencuentro con tu hermana?

—Bien, supongo— recosté mi cabeza más en su hombro y abracé su cintura. Estábamos recostados en el sofá con la vista puesta en nada, envueltos por un aura de tranquilidad y calma profundos—. Tuve que contarle sobre que asistía a sesiones contigo y me regañó por no decirle antes— el mayor rió y no me quedó de otra que gruñir recordando lo sucedido con mi familiar—. Insistió mucho en conocerte, dice que cuando venga quiere hablar contigo.

—Oh, ¿En serio?—asentí con la cabeza, no sabía como iba a tomárselo— Estaré encantado.

—Jimin...—el nombrado hizo un sonido en afirmación a que me escuchaba y me separé un poco de él para mirarlo. No le había dicho a Min Hwa sobre nuestra relación de coqueteo— Mi hermana solo sabe de ti por las sesiones...

El bajo entendió y asintió sin problemas. ¿Ahora entienden por qué amo a este hombre?

—Está bien, no hay problema si no estás listo para hacerlo algo oficial— habló y me recosté de nuevo.

—Gracias.

—No las des, estoy de acuerdo con eso—hizo una pausa y sentí como comenzaba a jugar con mi cabello más corto—¿Y que hay de Kim y Sumin? ¿La pasasteís bien?

Aquella pregunta, esa única cuestiónlloñ sobre mi escapada con aquellos tres chicos, fue lo suficiente para que me reincorporase bruscamente en el sofá, sintiendo al mayor asustarse por mi acción pero tranquilizandose al ver una sonrisa en mi rostro y un brillo intenso en mis pupilas. Comencé a relatar.

—¡Fue increíble! Al principio no estaba seguro de si ir o no, pero...

[...]

—Y cuando le pregunté a Jogin si lo había grabado, dijo que si, fue genial, ojala hubieses estado.

Le conté la entretenida aventura de mi superior contra las ardillas por la bolsa de patatas. Jimin río divertido y no pude evitar yo también hacerlo recordando los sucesos. Pero, a medida que el final se acercaba, la mención del muchacho pelirrojo se hizo presente y el rostro del rubio se ensonbreció, pude notarlo.

—Ese tal Jogin era el chico pelirrojo que vino a buscarte aquella noche, ¿Verdad?—asentí.

—Él es increíble. Me molesté con Taehyung cuando no me dijo que vendría con nosotros, pero luego, despues de estar hablando con él, me di cuenta de que era muy gracioso y divertido— el psicólogo frunció una mueca en el lugar donde debería haber sido una sonrisa, pero no fui consciente de la molestia en sus ojos por lo emocionado que estaba de contarle sobre mi nuevo amigo—. Lo conocí hace unos años, cuando tuve que darle un curso y el chico parecía emocionado por mi presencia en su facultad. No entendía el por qué se pegaba tanto a mí pero en el viaje me confesó que sentía admiración hacia mi persona y eso me hizo sentir bien de alguna forma— soné decaído en las ultimas palabras—. Tae se molestó conmigo por no decirle sobre la misofobia. Algunas veces llegaba a tocarme y no podía evitar tensarme. Pero es la oportunidad de conocer a alguien nuevo, no puedo arriesgarme a perderlo...—el silencio en la habitación me indicó que había algo mal. El rubio había estado callado todo este tiempo y mis sospechas se hicieron acertadas cuando lo miré y el mayor tensaba su mandibula molesto, no lo entendía—¿Jimin?

—Dime—sonó frío y serio. Claramente había algo mal y, no saber el qué, me estaba asustando.

—¿Estás molesto por algo?—le pregunté mirándolo confuso. Él mantenía su mirada a su regazo y no la levantaba para mirarme.

—No—mentira.

—¿Qué es lo que te molesta?—agarré su mano y eso fue suficiente para que el detonante explotara.

—¿Por qué hablas del chico ese como si te gustara? Dios. No lo entiendo— bramó en un tono algo elevado y conectó nuestras miradas—. Se supone que yo te gusto, o al menos lo hacía antes de irme, ¿Ahora te gusta él?— lo observé cohibido. Estaba alterado y no parecía tener intenciones de detenerse— Estamos en una relación Jungkook, no deberías estar por ahí jugando con las ardillas con otro hombre, tú eres mi...— se detuvo.

Sabía lo que iba a decir, ¿Qué era su pareja? ¿Qué era su novio? ¿Qué nosotros estábamos en una relación amorosa? No, porque nada de eso era completamente cierto. Nosotros éramos amigos con algún tipo de derecho y cada uno tenía la libertad de terminar con este coqueteo cunado quisiera. Dolía, me hería admitir que Jimin no era mío y no podía reclamarlo como mi pareja, pero eso era así y no podía hacer nada.

—¿Tu amigo? Si, eso es lo que somos Jimin, amigos— solté su mano y miré a otro lado de la sala.

Estaba lastimado por su voz alterada pero también me lastimaban mis propias palabras y la veracidad de estas. Yo no podía hacer nada.

—Entonces, cambiemos eso— comentó y solo pude fruncir mi ceño—. Hagamos de esto algo oficial.

—¿Qué?—me giré a mirarlo. Sus intensas pupilas desbordaban decisión y firmeza pero también pude notar un tono inseguro reflejado en ellas.

—No puedo negar que me gustaste desde la primera vez que te vi. No te conozco del todo, solo hemos estado en una especie de relación por apenas 7 meses y no puedo afirmar que sé cada cosa de ti. Pero me esfuerzo en hacerlo y eso es porque te quiero—esta vez, fue él quien agarró mi mano. Yo solo podía mirarlo como si todo lo que estuviese viviendo no fuese real y solo fuese un sueño más—. Te quiero, Jungkook, y por eso me molesta que hables de otras personas como si fuesen ellas las que tienen tu amor. Quiero dejar este coqueteo a un lado y darte mi corazón entero. También quiero cuidar el tuyo si me das la oportunidad. Eres lo más valioso que tengo y no podría soportar perderte—sentí sus manos temblar a través de nuestro agarre. Él estaba asustado pero no se detenía—. Quiero que me des una oportunidad, que me enseñes a amar y me dejes amarte todos los días— hizo una pausa y sentí como el miedo al rechazo nacía en sus ojos— Jungkook, ¿Serías capaz de aceptarme como algo más que un amigo o una relación informal? ¿Aceptarías ser mi pareja?—concluyó.

Estaba feliz, dios sabe si lo estaba y todo mi mundo había cobrado un color radiante de repente. Pero el problema era que no sabía que responder y las palabras se atascaron en mi garganta. Nunca nadie se me había declarado. Tampoco preveí que el mayor lo hiciera justo hoy y mi ignorancia al mundo de las relaciones me azotó con fuerza en el peor momento.

Lo sentía por el rubio. En cuestión de segundos, el destello esperanzado de sus ojos se perdió y soltó mi mano lentamente, alejándose de mi lado con el corazón hecho pedazos.

Pero, oh no, yo no le había dado mi respuesta y él no podía rendirse tan fácil ante mí, porque yo aún tenía muchas cosas por decir que las circunstancias no me permitían. Entonces, encontré la mejor opción de brindarle mi respuesta y que el mayor entendiera sin problemas lo que yo pensaba al respecto.

Lo agarré del brazo cuando se levantó con la intención de marcharse y lo jalé con fuerza haciendo que girase con brusquedad sobre sus pasos. Pude observar como una lágrima recorrió su mejilla, más, no le di tiempo a retirarla cuando sujeté ambos de sus cachetes y nos fundimos un un dulce beso.

Jimin se sorprendió. Fue de imprevisto que yo lo atrajera a mí para besarlo y deleitarme una vez más con el suave sabor de sus labios esponjosos. Seguramente, el rubio se estuviera cuestionando el por qué yo hacía eso cuando lo había rechazado. Pero el asunto era que yo no le había dado mi respuesta y él solo sacó sus propias conclusiones, erróneas en este caso.

Lo amaba, lo quería y declararme oficialmente como su novio era lo que más había deseado durante estos meses en su ausencia. Reclamarlo como mío y compartir más momentos de pareja a su lado. Estaría loco si dejase marchar a alguien como Jimin y, por culpa de lo inesperada que había resultado su proposición, no fui capaz de articular a decir nada.

Por ello lo besé y esperé a que él entendiera lo que realmente quería para corresponderme. Sonreí en mitad del beso cuando sentí sus brazos rodearme y atraerme más hacia él. Jimin había comprendido mis sentimientos mediante mis labios hinchados por el éxtasis y por lo desnuda que se mostraba mi alma frente al mayor. Él lo había entendido finalmente y ahora nuestros labios se movían frenericos en busca de deborarse entre ellos.

—¿Eso es un si?— preguntó entre besos y no dejé que siguiera hablando cuando volví a atacar su boca.

Dios, debería ser pecado amar con tanta intensidad a una persona.

—Si-si— jadeé por la falta de aire y cordura.

El rubio estaba jugando con mi abdomen por debajo de la camisa y aquello estaba haciéndome enloquecer.

—Te amo, Jungkook—besó mi cuello buscando aire.

—Yo también te amo, Jimin—apoyé mi frente sobre su hombro y nuestro agarre se intensificó, enlazándonos en un abrazo, con nuestros sentimientos a flor de piel.

Fui feliz aquella noche de octubre, con el pulso acelerado, la respiración entremezclándose con la extraña y los labios levemente abultados y rojizos, pidiendo por probar más de los ajenos que encajaban a la perfección con los míos.

Nos amamos con la luna única siendo nuestro testigo y la melodía de la radio llenando la habitación con sus notas. Surgieron roces y nuestras pieles tuvieron el contacto que anhelaron con la partida del mayor. No pasó a nada más que besos desbordantes de amor y nuestras lenguas pelenado como si estuviesen en una guerra por ver quien demostraba querer más al otro. Chasquidos eran producidos por el camino de besos que dejaba el psicólogo en la piel desnuda de mi clavícula para regresar a mi boca segundos después. No fundimos en uno, convirtiéndonos en una única alma y brindándonos calor con nuestros cuerpos humanos.

Y esa noche, a pesar de no entregarle mi ser entero al de cabellos rubios, le otorgué mi confianza eterna y mi felicidad. Porque, aunque no lo supiera, mi estado de ánimo siempre había dependido de aquel chico bajo al que ahora podría denominar como mi pareja.


Sweater weather de the neighbourhood

https://www.youtube.com/watch?v=CKtdSH4yNt8


Hola ^^ q tal? Quería comentarles q este cap lo escribí escuchando la canción de aquí arriba ⬆️ y q, a pesar de ser de 2013, sentí q sweater weather debería aparecer en la historia. Espero q estén disfrutando de esta lectura. Debo admitir q estoy algo triste porq ya no queda casi nada para el final y Misophobie se acerca a su fin. Pero estoy feliz proq recibió más apoyo del q esperaba. Gracias a las personitas q estuvieron ahí votandolo y comentando en cada capítulo, muchas gracias (╥﹏╥)❤
Sin más q decir, espero q Misophobie llegue a más personitas a lo largo del tiempo. Aunq la historia termine esta Conociéndote q me gustaría terminar después y empezar una nueva idea q tengo para septiembre, q opinan? Creo q la próxima historia es buena, al igual q Misophobie y espero q para cuando empiece la otra ya seamos más personitas en esta cuenta.

Los adoro muchísimo y espero q disfruten de las historias en esta cuenta, ese es el único motivo por el q escribo.

Así q, gracias y nos leemos ( ◜‿◝ )♡

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