Louis se encontraba en su hotel, sin problema pagó unos cuantos euros y salió de la "cárcel", solo le bastó una llamada para transferir el dinero y salir de ese mugroso lugar.
Louis aprovechó y se quejó sobre la desaparición de su amor, sin embargo los oficiales se hicieron de oídos sordos y simplemente le dejaron ir.
Le gustaría decir que lucho un poco más por Harry, que se cortó los pies caminando en busca de él.
Pero estaría mintiendo.
Es verdad, lo buscó exhaustivamente, sin embargo, al hacer una llamada a su número personal reconoció la voz de un hombre de más o menos su edad, que decía que era el tan preciado Oliver, que él mismo día de su escape Harry se encontró con él en la fuga y desde ahí está viviendo con él en su casa.
La primera reacción de Louis fue gritarle, creyendo que era el padre de Harry haciendo pasar por el chico, pero luego lo oyó... la hermosa risa de su amado, notablemente feliz, llamando a Oliver para que cuelgue el teléfono y... que vuelva con él.
Louis tiró el teléfono por el otro extremo de la habitación, do un profundo respiro y salió a fumar.
Esa noche, no hizo nada más que respirar, esa noche a vida acabó, su amor y toda su pasión se fueron a la borda junto con su musa.
Su arte murió como la mutualidad de su amor.

-2 meses después, Londres, Inglaterra -

Lo nuestro duró lo que duran dos peces dorados nadando en una botella de whisky.
Ahora en vez de fingir o hecharme una copa entera de celos me dio por reir.
Y de pronto me vi como un perro de nadie ladrando a las puertas en sueños.
Me dejó una pintura sin terminar, un necessaire con agravios y un poco de miel en los labios.
Y escarcha vieja en mi pelo.
Y regresé a la maldición del cajón sin su ropa, a mi perdición de los bares de copa, a las damas muertas de saldo y esquina. Y por esas ventas del viejo Laina, pagando las cuentas de gente sin alma que pierde la calma con la cocaina.
Le fui, poco a poco dando por perdido.
Para no agobiarlo con mis vacías poesías, para no ahogarlo con mi antología de sábanas frías y alcobas vacias.
Tanto lo quería...
Que tarde en aprender a olvidarlo 30 días... y 200 noches.
Y el portazo sonó como un signo de interrogación.
Cupido vengativo por mis maldades pasadas sin piedad ni corazón hacia mujeres y varones que no llegaban ni a tocar mi conciencia ni mi razón.
Mi amor no tiene un punto final solo, lo acompañan dos puntos suspensivos al final del día.
Solo fue cuestión de tiempo para que se acabe su inspiración y que allá ansiedad lo haga romper la punta del lápiz por sobre la hoja, frustrado.
Una vez más bebé un sorbo de cerveza y reposa el vaso en la mesa, para luego recostar su cabeza en esta y suspirar cansado.
Desde que su hermosa musa se fue de su vida su arte ya no tiene sentido.
Canceló sus presentaciones y exposiciones de arte, ya que no le veía el sentido presentar una pintura sin terminar, y ni aunque la hubiera terminado la hubiera mostrado, ya que carecía de sentimientos felices como lo tenía en un principio, ahora era todo oscuro, un sentimiento nefasto y abrumador que lo consume.
Es como una droga, la consumió, se acostumbró a ella, le generó dopamina, pero una vez rehabilitado ya no pudo ser más feliz sin ella.