Capítulo 4. Liam Kavanagh

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Liam Kavanagh.

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Ser hijo de policías no es tan cool como creía cuando estaba en el jardín de niños. Mis compañeros piensan que mis padres los van a investigar solo por el hecho de ser mis amigos, así que se mantienen alejados de mí.

Y no ayuda el hecho de que en realidad un auto patrulla esté frente a las puertas cada día.

Agh... —gruño, mirando a los policías mientras camino hasta la parada del autobús.

Phoebe se acerca despacio, agitando su mano en un saludo breve porque los conoce y está feliz de recibir la atención. Estoy casi seguro que los usa para intimidar a las chicas que la molestan.

—Hola, Li.

—Hey.

Sus ojos se entrecierran sobre mí.

—¿Por qué estás molesto?

Ella no lo entendería. Y dirá que es absurdo que esté enojado por algo tan insignificante.

—No estoy molesto, Phoebs. Los chicos van a reunirse más tarde para el juego de la escuela y no fui invitado.

—¿Qué?

Ya puedo sentir que piensa que soy tonto, pero no lo soy. ¡Quiero tener más amigos además de ella, su hermano y Jamie! ¡Quiero ser popular!

—¿Y es un evento privado o algo? —pregunta, echando vistazos sobre su hombro—. Si quieres ir, solo ve. Que nadie te diga a dónde puedes o no ir.

Dice, luego gira de nuevo para observar a su autobús acercarse. Se despide de mí y sube, yendo directo a su casa en Broadview como todos los días.

Yo no quiero ir a casa a escuchar a la tía Kate hablar de su novio en turno, o de esperar a que papá y mamá salgan del trabajo. Tal vez deba seguir su consejo. Pero si hay alguien que puede decirme a dónde ir, y esa es mi madre.

Tomo el móvil del bolsillo y marco su número, ella contesta de inmediato.

—Liam cariño, ¿Está todo bien?

—Si, mamá. Yo... Hmm... Es viernes en la tarde, me gustaría ir a jugar videojuegos con Teddy y Jamie. ¿Puedo ir?

—Oh, no lo sé. —se queda en silencio por algunos segundos, luego la escucho golpear algo que suena como un escritorio—. Espera, le preguntaré a Luke si Jamie está en casa, y si las chicas están cerca.

Pongo los ojos en blanco, aunque ella no pueda verlos.

—¿Las chicas? ¡Mamá! No tengo 6 años, no necesito una niñera.

Miro al par de hombres en la patrulla mirándome con demasiada atención y preguntándose seguramente con quién hablo en lugar de subir al autobús como siempre.

Mamá me ignora y la escucho murmurar algo sobre mí, intentando ser independiente con alguien más, luego su voz se escucha otra vez en la línea telefónica.

—Está bien, puedes ir a casa de Jamie y pasaremos por ti en un rato. ¿Está bien?

Eso es mejor que nada.

—Si, mamá.

Guardo el teléfono y espero por el transporte que me llevará hasta la casa de la familia Sawyer. En cuestión de minutos estoy llegando allí, y no me sorprendo de ver a la chica pelirroja esperando en la parada del autobús por mí.

Gracias por eso, mamá.

—¡Hey, niño! —Marcie estira mis mejillas apenas me acerco—. Te ves más alto, ¿Creciste?

—Por supuesto, voy a cumplir trece. —en 8 meses, digo estirando el cuello para parecer más largo—. ¿Jamie está en casa?

—Si.

Caminamos juntos a la casa, me deja pasar primero y señala los sillones en la sala. Jamie está ahí jugando Xbox completamente solo.

—Les prepararé algo mientras juegan. —Marcie señala la cocina—. Ponte cómodo niño.

—Gracias.

Golpeo mi puño con el de mi amigo y lo observo jugar su partida, tratando de decidir si quiero unirme a la misión o tomar ese bocadillo del que habló su hermana.

—¿Qué tal va la escuela? —es lo primero que Sawyer pregunta.

—Bien. —pero no quiero hablar de eso, así que cambio el tema—. ¿Dónde está Teddy?

Sawyer encoge los hombros.

—En su casa, creo. No lo sé. Escuché de papá que está castigado todo este mes, —baja la voz a casi un susurro—. Lo cual no creo posible porque tiene otra cita con esa chica Patricia, el miércoles.

¿Cita? Guácala. No necesito más problemas con mamá o estaré encerrado el resto de mi vida.

Me estiro para alcanzar el control libre y lo activo, mirando la pantalla dividida. Apenas he comenzado a moverme cuando mi teléfono vibra con un mensaje que reviso rápido en caso de que sea mamá.

—Carajo, olvidé avisar que llegué con vida. —me quejo y Jamie se ríe—. Oh, no, solo es Phoebe.

Sawyer gira la cabeza para mirarme.

—¿Phoebe? —repite.

—Eso dije.

—¿Y? —continúa mirándome de forma extraña, por lo que mis cejas se fruncen—. ¿Qué dijo?

Esto se está poniendo muy raro.

Tomo el móvil y le muestro la pantalla a mi amigo para que vea el archivo adjunto del mensaje: el tomo 2 del manga que acaba de salir hoy y que ambos leemos.

—Me mandó un archivo de algo que estamos leyendo. —explico—. Debe estar emocionada si lo consiguió tan pronto.

Bloqueo la pantalla y guardo el móvil, tomo el control del Xbox y sigo jugando, pero las constantes miradas de Jamie me distraen.

—No sabía que te gustaba el anime. —dice.

Encojo los hombros en un gesto de indiferencia para que deje de hablar de eso y siga jugando.

—Me divierten mucho, y a Phoebe le gusta leerlos conmigo.

Mi atención vuelve a la pantalla dividida de Free Fire y a mi personaje corriendo por la colina con un rifle de asalto en su hombro. Sawyer gira lentamente al frente.

—Entonces... ¿te gusta Phoebe?

¿Qué? ¿Por qué todos asumen eso? Estoy enojado por la pregunta, pero mis ojos se mueven hacia la barra de la cocina donde puedo ver dos cabezas pelirrojas.

—No. Phoebs solo es mi mejor amiga.

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