Capítulo 5. Luke Sawyer

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Luke Sawyer.

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Amo los sábados por la tarde.

Son simplemente perfectos porque es mi día libre, las niñas salen, Jamie va a la casa de Christian y yo puedo tener sexo con mi mamita sin preocuparnos del ruido.

Genial.

Bajo del auto con el ramo de rosas en mis manos y las llaves de la casa en la otra, listas para abrir las puertas del amor en la casa Sawyer. Cierro la puerta detrás de mí y dejo todo excepto las rosas en la mesita.

Sé que Becca está en la cocina revisando los libros de contabilidad como cada fin de semana. Desde que ella contrató más personal y se encarga solo de la parte administrativa, su tiempo libre es mucho mayor.

Estoy a punto de silbar de felicidad cuando paso por la sala, pero me detengo porque veo el televisor encendido, me acerco lentamente y encuentro a Jamie acostado en el sofá con el control remoto en la mano.

—¿Jamie? ¿Qué carajos haces aquí?

Mi hijo frunce sus cejas gruesas iguales a las mías.

—¿A qué te refieres, papá? Aquí vivo.

Será tonto.

—Me refiero a que, ¿Por qué no estás en la casa de Ted? —mierda, necesito deshacerme de él pronto—. Ay, maldición, no me digas que se van a reunir aquí.

Jamie encoge los hombros con indiferencia, volviendo la vista a la pantalla.

—Teddy debe estar ocupado escapando de casa para salir a su cita.

¿Qué? ¿Escapando de casa?

—¿Por qué...? Un momento, ¿Salió sin ti? Creí que a todos lados iban juntos.

Mi hijo menor hace otro gesto de indiferencia y de verdad quisiera ignorarlo para ir con su madre a la cocina, pero la curiosidad me pica como el salpullido.

—Ted tiene novia, papá. No puede llevarme siempre con él.

Chico egoísta igual que su padre.

—¿Y qué hay de ti? ¿No tienes una cita o alguna amiga?

Mi hijo menor me dedica una mirada curiosa.

—No la necesito, papá. Ya tengo una novia.

Oh.

—Bueno, eso está genial. —levanto mi pulgar libre en aprobación—. ¿Y es linda?

Jamie sonríe.

—Muy linda.

Apaga el televisor de la sala y sube corriendo las escaleras hasta su habitación, su puerta golpeando cuando la cierra. Un problema resuelto, siguiente asunto en la lista.

Retomo mi camino a la cocina sintiendo el orgullo Sawyer en mis venas.

—Hola mamita, —beso su mejilla—. ¿Sabías que Jamie tiene una novia?

Becca gira para mirarme y sus cejas se arquean de incredulidad.

—¿Mi bebé? No tiene edad para eso Luke.

Pongo el ramo en sus manos antes de sacarla de su gravísimo error.

—Nena, Jamie tiene la estructura ósea de los Sawyer, es un galán por naturaleza. Ganó la puta lotería genética aquí mismo. —me señalo—. Y claro que tiene edad para eso, ¿Sabes lo que yo hacía a su edad?

Mi hermosa esposa pone los ojos en blanco y apoya su mano contra mi rostro.

—No quiero escucharlo, nene. Solo vas a empeorar las cosas.

Se aleja para poner el ramo de flores en un jarrón como cada sábado y decorar la mesa, yo siguiéndola y esperando por algo de amor y cariño. Y sexo. Golpeo su culo redondo para que recuerde que sigo allí y ella se ríe.

—¡Luke, basta! Jamie está cerca, puede escucharnos.

—Pues no grites. —me pego a su espalda e inhalo el olor de su cabello rojo—. No chilles, y, sobre todo, no gimas mi nombre tan fuerte.

Antes de que su cerebro tome el control, deslizo la nariz por la curva de su cuello causándole un escalofrío y pezones erectos, un movimiento que la mantiene distraída para que pueda llegar a sus tetas.

—Jamie no es como tú, —dice de pronto—. Es mucho más tímido e inocente que Maddie.

—Shh, mamita, concéntrate.

Mis manos vagan por su cuerpo y la escucho reír bajito cuando la presión de mis dedos le hacen cosquillas, pero no comienza a desvestirse como esperaba que lo hiciera.

Carajo.

—Mamita, te aseguro que Jamie está bien. Está en su habitación en el segundo piso, ¿Recuerdas? Construimos un piso adicional solo para que los niños nos dieran privacidad.

Ella se aparta y gira en mis brazos para mirarme.

—Lo sé, cariño. Debe ser el estrés de las facturas y el cierre de mes. —pasa sus brazos por mi cuello y me acerca para besarme—. Tomaré una ducha rápida mientras subes y te aseguras de que todo está bien con nuestro chico. ¿Por favor?

Suena como una petición, pero sé que es más una orden, así que asiento con un poco de fastidio y retrocedo. La dejo sola antes de que se desvista y yo cambie parecer.

Subo las escaleras de dos en dos hasta la habitación de Jamie y golpeo la puerta antes de entrar, esperando no interrumpir nada extraño. Lo cual no ocurre porque mi hijo está ahí leyendo una revista de dibujos.

—Hey. —saludo de nuevo y él se endereza en la cama.

—¿Sí?

Echo un vistazo a la revista para asegurarme que no es nada porno y luego la empujo a un lado para sentarme.

—Jimmy boy, ¿Todo bien? Tu mamá está preocupada de que estés enfermo o indispuesto para salir o algo.

Mi hijo encoge los hombros.

—Estoy bien, papá. Ya te dije que hoy Ted no está en su casa.

—¿Y por qué no sales con tu novia? —rebusco por la cartera y tomo un billete de 50—. Llévala al cine.

Jamie lo pone en su bolsillo antes de responder.

—No puede salir de casa.

—¿Está enferma? —si es contagioso, necesito alguna jodida vacuna.

—Hmm, no que yo sepa. Pero su papá es muy estricto.

Bastardo egoísta.

—¿Y por qué no la llamas? Como cuando pasas horas en el teléfono con Ted.

Jamie niega instantáneamente.

—No tengo su número.

¿Ah?

Eso era creíble cuando yo era un niño, ¿Pero ahora? Todo mundo tiene un puto teléfono móvil. ¿Y cómo carajos tiene una novia con la cual no se comunica?

Un momento...

—¿Cuánto tiempo tienen juntos? —Jamie entrecierra los ojos para contar.

—Tal vez un par de semanas.

—¿Han salido alguna vez?

—No.

—Pero... ¿Los han visto juntos?

—No, papá.

Oh, carajo.

—¿Esta novia existe?

Mi hijo me dedica una mirada de fastidio antes de responder.

—Claro que sí, ¿Crees que estoy loco?

No voy a responder a eso, ni a mencionar algo sobre mi lado de la familia.

—¿Cómo dijiste que se llama ella?

—Phoebe. —ese nombre me suena de algún lado, lo sé...—. Phoebe Grey.

Ay, jodida mierda.

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