Capítulo 19

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—¡Cuidado! —alertó Yeseo saliendo de donde estaba escondida.

Jimin y Yoongi reaccionaron y sus miradas se posaron en Yeseo quien pasó por su costado.

Mientras avanzaba, la chica sacó de su bolsillo una pequeña navaja que inmediatamente clavó sobre el cráneo de un infectado que se acercaba a los jóvenes generando un sonido desagradable.

Yeseo apuñaló repetidas veces la podrida cabeza del infectado hasta que este dejó de moverse. Aliviada, soltó aire y giró su vista hacia la pareja. 

—¿Nos estabas viendo? —preguntó el rubio colocándose en pie.

—Lo siento, era lo más cercano a una telenovela desde que inició todo esto.

—Bueno, de todos modos gracias por la ayuda ¿Te encuentras bien?

—Sí, pero no mejor que ustedes. Si quieren ya me voy y los dejo para que sigan disfrutando del momento, siento haberlo interrumpido es solo que era necesario.

Jimin iba a agradecer su consideración, Yoongi le ganó la palabra.

—Descuida, Yeseo que no interrumpiste nada —afirmó sin vacilar ni un poco.

—A mí me pareció que sí —sugirió sonriente y tratando de ayudar a Jimin a levantar a Yoongi— estaban muy cerca.

Jimin soltó una sonrisa inconsciente al recordar lo ocurrido. Sonrisa, que se esfumó al oír lo siguiente que emitiría Yoongi.

—Enserio no pasa nada, solo somos un par de amigos que estaba riendo por una idiotez. Vamos, cómo se te ocurre que podría haber algo entre él y yo —la simpleza con la que se escucharon sus palabras podrían engañar a cualquiera.

Todo lo que dijo Yoongi, fue difícil y casi imposible de asimilar tanto como para él como para Jimin, quien cada vez tenía más en claro cual era su lugar en la vida del mayor.

Solo sería un simple e insignificante amigo.

—Ya veo —dijo Yeseo asintiendo y comenzando a caminar.

La joven no estaba convencida, algo pasaba. Quizá el mayor  no lo aceptaría, pero Jimin se notaba desilusionado y era demasiado evidente su sentimiento ante los ojos de una mujer como Yeseo.

Ella optó por continuar su camino junto al par de jóvenes sin decir nada más. Hablaría cuando estuviera a solas con el rubio.

Una vez que Yoongi estaba dentro de la cabaña y acostado sobre la cama libre que dejaron Jungkook y Taehyung, Jimin se encaminó a la cocina.

Sintió que Yeseo lo seguía a paso descarado así que se detuvo y giró a mirarla.

—¿Te puedo ayudar en algo?

—El infectado, olerá mal si lo dejamos tirado a unos pasos de la puerta. Debemos llevarlo lejos.

—Es peligroso salir.

—Mañana nos lo llevaremos, hoy ayúdame a envolverlo o cubrirlo con algo plástico para que no desprenda su olor.

El chico accedió a lo pedido, la chica había logrado lo que quería. Estando afuera, Yeseo lo miraba atenta a que dijera algo. 

Pasó un tiempo y como el rubio no hablaba, ella decidió hacerlo.

—¿Desde hace cuánto sientes cosas por él?

—¿Por quién? —Jimin levantó una ceja sin dejar lo que hacía.

—Por el infectado —replicó con ironía debido a la tonta pregunta del chico.

—Te refieres a Yoongi —Jimin levantó su mirada hacia Yeseo— no pasa nada con él.

—Sí pasan cosas, esas miradas que compartían no eran de amigos. 

—Piensa lo que quieras. 

La chica arrugó la frente mientras pensaba en qué hacer para que el chico aceptara sus sentimientos.

Era su vida privada, sí. Pero quizá ella podría ayudarlo y nada perdía con insistir al menos un poco más.

—¿Te pondrías celoso si me atreviera a besarlo? —preguntó mirando al rubio con una sonrisa ladina. 

—No... —respondió Jimin sin decir nada más.

Una risa nasal se le escapó a Yeseo, le causó ternura la falsa negación de Jimin. 

—Bueno, en ese caso iré ahora mismo —afirmó sonriente— ¿Cuánto crees que dure el beso? Quince, veinte, veinticinco segundos... a lo mejor cae rápido.

El rubio se quedó callado, la chica al notar que no recibía una respuesta se puso de pie lista para ser detenida por el contrario.

Como esperaba Yeseo, Jimin de inmediato la tomó de la muñeca evitando que se alejara.

—Lo sabía —emitió emocionada al haber confirmado su hipótesis— sí sientes algo por él.

El rubio desvió su mirada y soltó la muñeca de la chica para luego seguir con lo que hacía.

—Esto es genial, ambos se gustan. Deberían ser pareja, ve directo al grano y dile lo que sientes.

Aquello, era lo que Jimin más quería en todo el mundo. Luego de volver a probar una buena pizza caliente y esponjosa, claro estaba.

—Entre Yoongi y yo no puede haber nada, Yeseo. 

—¿No puede haber nada o él no quiere que haya nada? —la chica se arrodilló para poder observar la reacción de Jimin— ¿Es que ya le has dicho?

El chico negó y Yeseo lo miró confundida, no comprendía qué tan difícil podría ser decirle a alguien "Oye tú, me gustas".

Aquellas palabras nunca habían sido problema para ella, podría ganarlo todo o perderlo todo. Y ella no tenía nada que perder. 

—No lo entenderías, es complicado.

—Claro que no es complicado, ambos son chicos sanos y jóvenes. Si te sinceras con él puede haber una oportunidad de ser felices en este mundo de mierda.

—No hay oportunidad, entiende. Para nosotros no hay ninguna posibilidad.

—Quizá si la haya y tú por miedo no la vas a descubrir. 

—Créeme cuando te digo que no. Ya no sigas. 

—No se hagan de rogar. Deberías decirle de una vez por todas antes de que algo malo pase, en el peor de los casos que un infectado —Jimin la interrumpió. 

—Nunca podrá haber nada ¿¡lo entiendes!? —exclamó mirándola con desesperación— tú no sabes nada de nosotros así que no opines más.

La chica no sabía lo que había dicho para que Jimin se pusiera así. Ella había tocado sin duda un tema delicado aunque no sabía cual era.

Solo quería ayudar y eso no era ningún error, si al rubio le molestaba entonces no lo volvería a hacer. Así que no se disculpó, ella no había hecho nada mal a su parecer.

Prefirió acercarse al chico y regalarle un abrazo. Esperaba poder ayudar al menos en darle compañía y apoyo con lo que sea que lo estuviera lastimando.

[...]

Sudor, cansancio, jadeos... todo el cuerpo les quemaba y pedía a gritos que se detuvieran.

El pequeño grupo había dejado atrás la camioneta con suministros y de paso tenían una horda de infectados detrás de ellos.

—¡Corran! ¡Corran más rápido! —exclamó Hoseok casi sin aliento.

Unos centímetros detrás de él venían Taehyung y Jungkook de la mano.

El menor sentía que se desmayaría en cualquier momento, solo podía seguir corriendo debido a Taehyung quien tiraba de su mano para que acelerara el paso.

Se habían desviado del camino, todo por culpa de un accidente que podría costarles la vida.

—Hoseok, allá —Taehyung señaló un callejón cercano, al que el más adelantado se encaminó.

El callejón tenía una pequeña cerca en la entrada, fue escalada y saltada por Hoseok de manera rápida.

Taehyung y Jungkook imitaron la acción unos segundos después. Se sintieron aliviados al tener más ventaja y una cerca de diferencia con los infectados.

Ese alivio fue destruido y pisoteado por el descubrimiento de Hoseok.

—¡Maldita sea! —renegó con desesperación al darse cuenta que el callejón terminaba en un muro medianamente alto. 

La tensión del momento fue acompañada por los ruidos de los infectados en la cerca, pronto la lograrían derrumbar y si el grupo no escapaba a tiempo entonces lo peor ocurriría.

—El contenedor de basura —dijo Taehyung al instante— hay que traerlo para poder pasar el muro.

Los otros dos asintieron y aceleraron el paso hacia el contenedor señalado, comenzaron a empujar con las pocas fuerzas que les quedaban en sus temblorosos brazos.

Teniendo el contenedor en el lugar deseado, los dos mayores se aseguraron de subir al menor primero permitiendo que se apoyara sobre sus manos.

Ahora debían elegir al que iría primero, 

—Ve tú —dijo Hoseok uniendo sus manos y flexionando sus brazos para que Taehyung se subiera.

—Olvídalo, soy más alto y tengo más fuerza —contradijo Taehyung colocándose en la misma posición.

Hoseok lo miró insistente, el sonido de los infectados contra la reja los obligaba a gritar para comunicarse. 

Eso solo desesperaba y alteraba a los poseedores del virus. 

—No iré primero, sube o los dos moriremos. No te hagas de rogar enano —replicó Taehyung haciendo que su amigo soltara un suspiro pesado.

—Dos estúpidos centímetros me llevas —se quejó colocando sus pies sobre las manos de Taehyung.

Hoseok había logrado apoyar sus brazos sobre el muro cuando el sonido de la reja siendo tumbada se hizo presente.

Los infectados se acercaban a paso rápido desprendiendo su olor y sonido característicos. 

Hoseok de inmediato giró a verlos con preocupación, no por él sino por su amigo ¿Taehyung lo lograría?

—¡Tú sigue subiendo! —soltó Taehyung agotado y levantando aún más sus brazos para que Hoseok lograra subir.

El más bajo así lo hizo y apresuró sus movimientos, cosa que solo los entorpeció más causando una extrema frustración y tensión que recorría todo su cuerpo.

A pesar de sus torpes acciones logró subir y bajar de un gran salto hacia donde el menor lo esperaba no menos alterado por lo que pasaba.

—¿¡Se cayó la cerca!? —cuestionó con los ojos bien abiertos y tomando de los hombros al mayor para confirmar su hipótesis.

—Mierda, la maldita reja no resistió —respondió igual de alterado que el menor mientras se soltaba con brusquedad del agarre.

Ambos dirigieron sus miradas hacia el muro, lo único que escuchaban era el ruido de los infectados golpeando el contenedor y el muro. 

—Vamos, vamos Taehyung aparece —Jeon repetía intranquilo a la expectativa del joven.

Los segundos de espera fueron una eternidad, Hoseok se acercó al muro para tratar de regresar por su amigo que no se dignaba a aparecer.

No lo quería perder a él también, podría ser un idiota, sin embargo era como su familia. 

Justo cuando estaba por intentarlo, el rostro sudado y rojo de Taehyung se asomó por lo alto.

Jungkook y Hoseok corrieron de inmediato para ayudarlo a bajar, los tres cayeron al suelo cuando Taehyung logró bajar. 

—Maldición, eso estuvo cerca —soltó Hoseok con su pecho subiendo y bajando rápidamente debido al esfuerzo realizado.

—¿Te preocupé, Jung? ¿No que muy molesto? —cuestionó casi sin aire.

—Cierra el hocico —replicó frunciendo el ceño y con una pequeña sonrisa en los labios. 

Los jóvenes que trataban de recuperar la respiración estando tendidos en el suelo, tenían un gran sentimiento de alivio y tranquilidad por estar todos vivos.

Pero estaban en la ciudad, y tan solo saltaron un muro.

Sería una pena que unos chicos inocentes cayeran en la boca del lobo.

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