Capítulo 14

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—¿Qué se supone que hagamos ahora?

Le hago una seña a Luke para que guarde silencio mientras pienso en alguna solución rápida. Mierda, lo único que viene a mi mente es fumarme un puto cigarrillo.

—Leila, quédate a terminar de ordenar las fotografías que encontró Ethan. Ustedes dos, —señalo al rubio y al pelinegro—. Sigan entrevistando sospechosos y yo haré guardia en la calle donde Daisy fue vista por última vez.

Aún me miran esperando otra indicación, así que golpeo mis palmas para que reaccionen y muevan sus culos a lo que tienen que hacer.

—No dejes la oficina en ningún momento y avísame si ese fulano aparece de nuevo por aquí.

—Si, jefe.

Tomo las llaves de un auto discreto y guardo la torreta dentro porque no quiero asustar a nadie, si saben que soy policía no querrán hablar conmigo.

Me estaciono a media cuadra de dónde encontramos el cuerpo y espero, es todo lo que puedo hacer por el momento y me alegra haber traído dos cajas más de cigarrillos.

Tres jodidas horas después y completamente aburrido, enciendo la radio del auto y "Walk this way" resuena en las bocinas. Mi móvil dentro del bolsillo vibra con una notificación de mensaje.

*Hola amor*

Agh, mierda. ¿Cómo consiguió mi número?

*¿Quién te dio mi número?*

Rápidamente contesta.

*Nadie. Dejaste el móvil sobre la encimera y lo tomé.*

*¿No tienes el más mínimo respeto por la propiedad ajena?*

No sé por qué pregunto cuando es obvio que no.

*No. Además, tú eres mío y lo que es tuyo también es mío.*

¿Qué?

*Eso no funciona así, niña. No puedes ir por ahí inventando tus propias reglas.*

Envío el mensaje y espero por su réplica que no llega, debería sentirme aliviado pero tengo un mal presentimiento de todo esto.

*¿Niña?*

Su silencio solo aumenta mi ansiedad y paranoia. Enciendo un cigarrillo pero me arrepiento y lo lanzo por la ventanilla sin siquiera apagarlo. ¡Agh! Está jodiendo con mis nervios.

*¿Cerecita? ¿Qué estás tramando?*

Mi teléfono suena de nuevo, pero esta vez es una llamada de la oficina. Leila.

—Grey.

—Jefe, el hombre de Asuntos Internos estuvo aquí preguntando por los avances.

—¿Solo así?

—Bueno, intentó ser amable conmigo y luego comenzó a hacer preguntas sobre ti y el caso.

—Bastardo entrometido... Bien, resguarda todo. Voy para allá.

Termino la llamada y pongo el motor del auto en marcha. Horas perdidas tratando de localizar a esta mujer y como si no fuera presión suficiente, tengo a asuntos internos respirando en mi cuello.

Otro mensaje sacude mi móvil, lo tomo cuando llego al semáforo para un vistazo rápido.

*Lo sabrás pronto*

—Mierda.

Voy de vuelta a la estación para encontrarme con mi equipo, pero hago primero una parada rápida en la oficina de Welch.

—Necesito más seguridad en mi piso.

—Estás arriba de un edificio repleto de policías, ¿Qué podría ser más seguro que eso? —se recarga en la silla para mirarme.

—En los últimos días, personas ajenas al departamento de investigación han estado ahí y no puedo permitirlo. Tengo que resguardar la integridad de la evidencia hasta que sea llevada al fiscal.

—¿Lo dices por mi buen amigo Taylor?

En realidad por su sobrina.

—No solo por él, hay demasiadas personas rondando por aquí.

—¿Ahora estás desconfiando de mi gente? —señala a los uniformados en el pasillo—. ¿Dices que son ladrones?

—No, señor. Quiero hacer lo mejor para mi equipo.

—Bien. —me dice con el ceño fruncido—. Trae la petición y dásela al administrador, ya verás que te dice.

—Gracias Señor.

No puedo discutir con Welch enfrente de todos, pero es obvio que no conseguiré el apoyo. Mierda, ¿Qué más puede salir mal?

—Es viernes. —Luke me lanza una bola de papel—. ¿Terminamos?

—¿Resolviste el maldito caso?

—Nop. —le lanza una mirada a Ethan—. Pero estamos agotados de ver caras poco amigables.

—Tiene razón. —susurra Ethan.

—Bien, supongo que podemos darlo por terminado hoy.

—¡Tragos! —celebra Luke—. La primera ronda es cortesía de Williams.

—¿Qué? —chilla ella—. Solo porque tú pagas los aperitivos.

Siguen discutiendo mientras bajamos las escaleras para dirigirnos al bar en nuestros autos. No estoy de humor, pero seguro que un whisky se me pasa.

—¿Crees que aparezca por aquí de nuevo? —pregunta Luke cuando nos sentamos en una mesa.

—No lo creo, aún tengo su identificación.

¿Esto es extraño? Ambos estamos pensando en la chiquilla, sé que yo lo hago pero ¿por qué lo hace Luke?

—¿La extrañas? —lo miro con los ojos entrecerrados.

—Es divertida. —lanza un puñado de cacahuates en su boca—. Y si te provoca un infarto, estaré encantado de tomar tu puesto.

—Imbécil.

Siento el móvil vibrar de nuevo dentro de mi bolsillo, acelerando mis latidos de anticipación porque seguramente terminará ocasionándome un puto infarto.

*¿En donde estás? ¿A qué hora vienes a casa?*

—¿Es ella?

—Si, quiere saber en dónde estoy y... ¡Mierda!

*¿A casa? ¿A MI casa?*

El dolor de cabeza comienza a formarse, retumbando con cada latido ansioso.

*Nuestra casa*

—¡Maldita sea! —golpeo la mesa con mi botella—. ¡Debí cambiar las jodidas cerraduras esta mañana!

Tomo un par de billetes de mi cartera y los lanzo hacia Ethan, luego le hago una seña a Luke para que me siga hasta mi auto.

—¿A dónde vamos? —toma el último trago antes de seguirme.

—A mi maldita casa, porque esa chiquilla entrometida volvió a irrumpir, ¡En mi maldita casa! ¡Soy el puto jefe de investigación de la policía!

—Podrías pensar que eso significa respeto para la mayoría de las personas. —se ríe el imbécil—. Pero esta niña está enamorada de ti, es normal que te siga por todos lados.

—No está enamorada de mi, ¡Está loca!

—Es adorable, con su pequeño ceño fruncido, sus ojos azules que te miran con amor. —arruga la nariz con una mueca—. Yo creo que es inofensiva.

Estaciono en mi calle en tiempo récord y corremos por las escaleras hasta mi piso, llaves en mano listas para entrar. Giro la perilla y empujo la puerta con cuidado, alcanzando el interruptor de la luz para encenderla.

Santa mierda... —susurra Luke mirando lo mismo que yo.

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