Capítulo 26

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—¿Lo tenemos?

—Si, jefe. José Rodríguez —Ethan lanza la foto sobre mi escritorio—. Las huellas dactilares encontradas coinciden con él y según balística, los casquillos corresponden al arma con la que fue detenido.

—Entonces es todo, dale la información al fiscal para que lo procese.

Ethan asiente hacia mi y le hace una seña a Leila para que vaya con él. Sawyer observa en silencio desde su escritorio pero cuando ellos se alejan, se vuelve hacia mi.

— ¿Y eso es todo? ¿Sin motivos para atacar a Johnson? Es obvio que Rodríguez no lo hizo por su propia cuenta.

—Lo sé, maldita sea, pero no pude obtener más de Welch o Taylor. Dejemos que sean ellos los que se encarguen de dar la información del caso.

Hace una semana tenemos a José Rodríguez en custodia. Lo único que le faltó a Welch fue poner el puto lazo sobre su cabeza como si fuera un obsequio para nosotros. No solo eso, sino que las pruebas de su culpabilidad fueron encontradas junto con él.

Demasiado obvio.

—¿Qué hay con la testigo?

—Si quiere obtener los beneficios, tendrá que testificar. —encojo los hombros—. Con que no aparezca muerta en algún lado...

Agh, estoy tan fastidiado de este caso que no puedo esperar a que termine. El móvil suena sobre el escritorio, recordándome del par de llamadas perdidas y algunos mensajes.

Salto todos los que no son importantes, y abro primero el del contacto marcado como Cerecita.

*Hola amor, ¿Cómo va todo?*

*Aburrido* —tecleo en respuesta.

—Ay, mierda. —se queja Luke—. Ya pusiste esa sonrisa de imbécil cuando te escribe Ana.

—Cierra la boca. —gruño—. No tienes qué decir su nombre, nadie debe saber que seguimos en contacto.

—Pues sé más cuidadoso, todo mundo te va a descubrir si sigues sonriendo así.

Le enseño mi dedo medio para que se meta en sus jodidos asuntos y vuelvo a concentrarme en el mensaje entrante.

*Qué lástima... Yo sabría cómo entretenerte.*

—Mierda.

*Nena, no puedes decirme esas cosas porque tengo una gran imaginación que en este momento no ayuda*

*¿Aún estás en la estación?*

*Si, ¿Por qué?*

*Avísame cuando estés solo en tu departamento.*

Eso definitivamente no suena inocente.

—¿Terminamos? —le pregunto a Sawyer—. ¿Qué te falta?

—Voy a terminar de archivar las carpetas para llevarlas abajo, ¿Por qué? ¿Quieres ir por un trago?

—No. Acabo de recordar que tengo que hacer algo en casa.

Sawyer me mira con los ojos entrecerrados por varios segundos, antes de sonreír como idiota.

—Déjame adivinar... ¿Te mandó fotos de ella desnuda?

Asiente y sonríe como si estuviera en lo correcto.

—No la imagines desnuda, jodido enfermo. —mi ceño se frunce mientras reclamo—. Es un puto mensaje de texto solamente.

Su estúpida sonrisa de mierda no se borra ni cuando se levanta para tomar la caja del escritorio. Se burla haciendo un gesto con la mano como si se masturbara.

—"Tengo cosas que hacer, son super importantes". —habla con la voz gruesa para imitarme—. "El gran Christian Grey no tiene tiempo de pensar en la dulce cerecita".

Maldito imbécil.

Me levanto de mi silla de un brinco para alcanzarlo y tal vez darle un par de golpes en la cara para que deje de joder conmigo, pero recapacito cuando lo veo correr por la escalera.

—¡Mierda! —chilla y luego algo golpea el piso de madera de la planta baja—. ¡Estoy bien!

Termino de recoger mis cosas y salgo directo hasta mi auto. Apenas han pasado dos semanas desde la última vez que la vi y ya estoy ansioso por hablar con ella.

Estaciono mi auto y subo de prisa a mi piso, encendiendo la calefacción por el clima frío que se extiende esta semana sobre la ciudad. Hago algo de tiempo tomando una cerveza del refrigerador y luego una ducha con agua caliente.

Me siento en el sofá con otra cerveza en la mano y busco su número entre los contactos: Cerecita.

*Estoy en mi departamento*

Envío el texto sintiendo un poco de ansiedad, pero lucho contra la necesidad de fumar. Se acabaron los cigarrillos para mí.

Miro el móvil en mi mano con atención y comienza a timbrar con una llamada de Ana.

—¿Christian? —dice cuando contesto.

—Hola Ana, ¿Qué haces?

—Hablo contigo. —se ríe—. Acabo de terminar unas tareas y creí que podríamos hablar un poco.

—¿Estás sola? —sacudo la cabeza para reorganizar mis pensamientos—. Me refiero a que si alguien sabe que estás hablando conmigo.

—Oh, no. Mamá salió a una fiesta o algo así con sus amigas y papá no se ha parado por aquí después de mi castigo.

¿Su mamá está de fiesta? ¿En lunes?

—El castigo es por tu bien, recuerda que no debes exponerte a andar sola por las calles. Es peligroso.

—No voy a huir de nuevo, Christian. —se ríe—. Y ahora que tengo tu atención, no necesito correr detrás de ti.

Ladeo la cabeza pensando en sus palabras, porque tiene razón. Dejó de acosarme desde el momento en que estuvimos juntos y entramos en una especie de relación.

Mierda.

—Estoy empezando a creer que me hiciste brujería o una mierda de esas, porque no puedo dejar de pensar en ti.

—Eso es bueno. —susurra con voz suave—. ¿Quieres saber qué estaba pensando yo de ti?

—Seguro.

Le doy otro trago a la cerveza porque siento la garganta seca por apenas unas palabras.

—Estaba recordando cómo se siente tocar tus músculos con mis manos, lo caliente que es tu piel y las marcas que dejan mis uñas.

—Mierda, nena. No sé si decirte que pares, o que sigas hablando. —Mi cabeza cae contra el respaldo del sofá y cierro los ojos.

Escucho su risita a través de la línea y mi piel se eriza con el sonido, recordando también nuestro breve encuentro.

—Si pudiera estar contigo, estoy segura que me quitarías el frío.

—Ana... —gruño apretando los dientes y la botella de cerveza con ambas manos.

—¿Estás bien? —escucho el tono divertido en su voz—. Te oyes un poco agitado.

—Maldición —jadeo deslizando la mano por mi regazo—. Continúa.

~ • ~

😂

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro