Luego de aquella conversación entre alfa y omega al finalizar el evento se pusieron de acuerdo para seguir encontrándose, a pesar de que a Seokjin no le gustaba la idea de un alfa en su vida tenía que admitir que seguir teniendo esas feromonas a su alrededor no le parecía una mala idea, así que tenían más de dos semanas encontrándose en cafeterías y tiendas, podría decirse que pasaban ratos de calidad ya que en esas salidas hablaban de sus gustos, de sus experiencias de vida y sus crianzas. Con mucho disimuló Namjoon había averiguado sobre sus gustos, en la comida, ropa y opiniones, cada vez quedaba más fascinado antes el omega que había conocido por casualidad, casi por obra del destino y estaba muy satisfecho con todas las facetas que encontraba de Seokjin, en más de una ocasión le había lanzado espinas venenosas que debían repelerlo pero tenían el efecto contrario, lo atraían.

En aquel día se habían decidido por pasar un rato en la tienda de Namjoon que era de decoraciones y mesas de madera, por él no había ningún problema usar una de sus mesas para tener una pequeña merienda con el omega rubio. Habían planificado que Seokjin llegará a la tienda al cerrar que era tipo a las siete de la noche, la comida era una colaboración entre ambos, les había parecido conveniente que cada quién pusiera lo que pudiera, Namjoon había comprado bebidas sabor uva morada y dulces de fruta extranjera, la jóven que lo había entendido le había dicho que era de guayaba y que era muy bueno, esperaba que Seokjin pensará lo mismo.

Por el otro lado de la ciudad se encontraba un omega que intentaba llegar a tiempo a la reunión con el alfa, su omega le imponía no quedar mal frente a él y hacer lo posible para agradarle, cada encuentro era un suplicio para ambos seres ya que distaban de estar en la misma opinión, su omega casi que se regalaba al alfa mientras el humano hacia lo posible para controlarlo, sin embargo no podía negar que le gustaba la compañía del alfa, por ello había preparado el mismo una tarta de limón con jugo del mismo cómo acompañamiento, cómo buen omega era hábil en la cocina, pero era algo que nunca iba a admitir.

Cuándo se acercó a la dirección que le había pasado el alfa relajó la velocidad y a calmar su ansiosa respiración para entrar normal a la tienda. Cuándo estuvo frente al sitio indicado se fijó en la bonitas decoraciones expuestas y justo cuándo iba a continuar para entrar en la tienda la campanita de está anunciaba que había sido abierta, efectivamente, el alfa estaba parado en está para contemplarlo con una sonrisa, Seokjin no pudo evitar ruborizarse y sentirse apenado por la pequeña atención.

—¿Tengo algo en la cara? —preguntó el rubio para intentar aliviar el ambiente.

—Me gusta contemplar lo hermoso, un mal hábito —respondio con un gesto de hombros Namjoon y lo invitó a pasar.

Seokjin había llevado puesta una bufanda porque sentía un viento que lo ponía friolento, pero cuando entró a la tienda de Namjoon se dió cuenta que está estaba calientita a la temperatura justa, así que decidió quitársela junto con la chaqueta. A la ojos del pelimarron, quién no lo perdía de vista, aquel acto fué realizado con parsimonia, pero al finalizar, oh, casi que se quería golpear por los pensamientos que estaba teniendo al ver el cuello de Seokjin expuesto, tan esbelto y pálido, podía ver a la perfección el lugar dónde se encontraba ubicada la glándula de enlace entre alfa y omega, pero lo peor era que sentía la alta necesidad de lamer el cuello, su lengua picaba por ello, pero eso sólo significaba que quería preparar la carne para clavar sus colmillos, casi que se daba golpecitos en los cachetes.

Pero a pesar de que sintiera esa necesidad en la punta de sus dientes, no podía cancelar la merienda, ya Seokjin estaba incluso sacando su comida ya que había escogido la mesa que iba a usar, al pobre alfa no le quedaba más remedio que usar autocontrol y fuerza de voluntad para poder aguantar la velada con el objetivo de demostrar que podía ser un alfa racional.

¿Posibilidades de fallar? Altas.

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Holiii, cuarto día 💜

Ate: Hyejoon ❤️