5- Autocontrol

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Seokjin hablaba fluido con el alfa, no sabía que le pasaba esa noche pero estaba de buen humor por lo cuál lo demostraba en el habla, estaba un poco más confiado luego del halago indirecto que le había dicho el alfa de que era hermoso, su omega se encontraba muy feliz y por ello hablaba por casi todo, las feromonas que habían en el ambiente también ayudaban, lo hacían sentirse seguro. Estaba hablando más que Namjoon y eso era decir mucho, entre sus conversaciones quién tenía más la palabra era el alfa, sin embargo ese día se veía distraído por instantes, intentaba continuar el hilo pero a veces se disculpaba alegando que no lo había podido escuchar. Aquello se le hacía adorable a Seokjin, pero no podía dejar que su imagen de omega dominante se perdiera.

—¿Namjoon?

El pelimarron dejó se prestarle atención nuevamente al cuello de Seokjin para posar su vista en confudido rubio, se estaba golpeando mentalmente por poner esa cara en el bello omega, tenía que ser él y su cachondo alfa, podía sentir cómo sus mejillas se ruborizaban. Desde que se habían sentado a comer y conversar había tenido que controlar a su parte lobo, en varías ocasiones lo había hecho dudar y lo incitaba a probar aquel pecado de cuello, a veces quería caer cómo a veces su fuerza de voluntad ayudaba a que no cometiera una locura.

—Perdona, yo no sé...

—Oh, estás rojo —Seokjin se paró de su asiento con preocupación para aproximarse a Namjoon y tocar su frente —Podrías tener fiebre.

Tener tan cerca a Seokjin lo puso muy nervioso, cuándo su mano tocó su frente una corriente pasó por su piel y cambio el ambiente, de repente Namjoon sólo tenía ojos para la mirada de Seokjin, su fuerza de voluntad tambaleaba mientras el rubio tocaba su frente.

—No tienes fiebre, pero pareciera que estuvieras enfermó... —concluyo el rubio al finalizar.

—Quizá sea cansancio.

—Es muy probable... —aceptó pensativo el rubio sin sospechar que su cercanía le cortaba los circuitos al alfa.

Namjoon lo observó un poco más desde su posición, admiró aquél fuerte pero delicado rostro, todo estaba en un perfecto orden, las proporciones de su cara estaban en armonía de tamaño: su nariz, sus ojos, sus pómulos y sus labios, se sentía con mucha suerte de haber conocido al bello omega. Se levantó de su asiento parándose frente al omega, sus estaturas distaban de ser diferentes, se llevarían escasos centímetros, tomó la mano de Seokjin entre la suya y la llevó a sus labios que le depositaron delicados besos en los nudillos, sus ojos no se apartaban y pudo notar cómo las mejillas del omega se iban coloreando de un rojo intenso, cuándo terminó de besar cada nudillo sentía unas inmensas ganas de perderse en la curvatura del cuello de Seokjin porque no aguantaba ver su cara avergonzada pero que le pedía más.

—Creó que se te está haciendo tarde para ir a casa —hizo tripa corazón Namjoon, pero su lobo ya estaba fuera de control.

—Si, eso creó también.

Seokjin seguía perdido en la mirada intensa del alfa, no se sentía perdido en esas pupilas, sentía calor abrazándolo de forma cariñosa, sentía seguridad con el alfa, sin embargo, Namjoon tenía razón debía irse, estaba empezando a notar una situación que podía escaparse de las manos de ambos y aún no era el tiempo.

Les costó separar sus miradas pero a la final los humanos tomaron control de sus lobos y se separaron, Seokjin acomodó sus tazas de comida vacía y partió de la tienda del alfa bajo su atenta mirada, la despedida la sentían demás, se volverían a ver y quizás con algo nuevo, porque lo admitieran o no, algo había cambiado entre ellos esa noche. En el bus Seokjin iba pensando que el alfa y él habían tenido varías oportunidades pero no sentía que había perdido alguna, sentía que ahora podía confiar en el alfa sentía que su omega y él se estaban empezando a entender.

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