adrian chase

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Imagina tener que soportar a este particular ser durante la misión Butterfly



—¿Por qué debo yo hacerme cargo de los raritos?—gruñó la morena.

Murn la llamó a la oficina, apenas llegó al lugar. Luego de la no tan fallida misión atrapando a los Butterfly de la noche anterior. Se cruzó de brazos frente a las ventanas que daban a la sala principal, observando a todos y suspiró.

—Porque los raritos, extrañamente te obedecen—murmuró él en respuesta luego de unos segundos.

—No soy el maldito Flautista de Hamelín, Murn.

—Solo... necesito mantenerlos vigilados. A donde vaya Peacemaker, irá Vigilante. Y no queremos que él abra la boca.

Justo en aquel momento, su voz se filtró en su dirección, quejándose a la vez que trataba de caminar, después de haber casi perdido medio dedo.

—¿Si sabes que él está algo...?

Ella en vez de finalizar la palabra hizo un gesto en su sien con el dedo girando en círculos y Murn le dio una mirada con los ojos entrecerrados.

—¿Crees que no lo noté?—preguntó, obviando los hechos.

—¿Por qué no le pides esto a Harcourt? parece respetarla bastante.

—No, Smith no la respeta, a ti sí y además, solo quiere acostarse con ella, que es muy diferente. En cambio Vigilante, te respeta y... sí, quiere acostarse contigo... Pero sobre todo te respeta...

—Eso no me hace sentir mejor, Murn.

—Tienes ventaja sobre ambos, hay que aprovechar esa oportunidad.

—Terminaré matando a algunos de ellos, de eso estoy segura...

Belle tomó las llaves de las manos de Murn y rodando los ojos una última vez, salió de la oficina.

—Andando señoritas— ordenó en dirección a Smith y Chase.

Ellos la siguieron en silencio hasta el auto. Los vio empujarse y discutir en voz baja por quien iría en el asiento delantero, como dos niños pequeños.

Ella iba a necesitar kilos de paciencia a su favor.

Una vez que estuvo dentro, ambos se quedaron de pie al lado del asiento del copiloto, jugando piedra, papel o tijeras por el puesto. Ella trabajó duro para no rodar los ojos, debía ser amable y no tratar de matar a alguno...

Sé amable, Belle... No apuñales a Vigilante, no decapites a Peacemaker...

Repitió aquel mantra un par de veces hasta que la risa de Smith llegó a su lado al abrir la puerta del vehículo. Al parecer él había ganado. Enojado, Vigilante azotó la puerta trasera al subirse y ella pudo finalmente presionar el acelerador.

—Yo quería ir adelante—murmuró entre dientes.

Ofuscado se quitó la mascara y la guardó, mientras seguía hurgando en sus cosas, encontrando sus anteojos.

—Deja de lloriquear, gané justamente—se burló Chris a su lado.

Luego de un par de minutos, en los que Belle trató de manejar sin ser participe de las extrañas discusiones de ambos, desaceleró, estacionando el auto frente a la casa del lunático padre de Smith.

—¿Por qué tu padre tiene una bandera invertida en su patio?—preguntó Chase, posicionándose entre ambos asientos delanteros.

—Ni idea, algo sobre un estado profundo y mierdas así...

—O... tu padre es un racista demente...

—¿Qué mierda amigo?—vociferó—. Tu padre dejó a tu madre por otro hombre...

Chase ofendido abrió la boca.

Belle les dio una mirada y Smith se encogió de hombros.

—¿Qué? —cuestionó inocentemente—. ¿Sabías que su padre finge ser gay para alejarse de él?

—¡Oye!

—Tu padre no es exactamente la Madre Teresa, Chris—alegó Belle.

—¡Oye!—repitió él—. Tú... mierda, ni siquiera sé quienes son tus padres...

—¿Qué tienen que ver mis padres en esto?

—No lo sé, ¿No supone que estábamos hablando de padres?

—Baja tu culo de una puta vez, ¿Quieres?—ordenó.

Él en silencio asintió y bajó del vehículo, en dirección a la casa, como si hubiese sido castigado.

Belle suspiró y frotó sus sienes, mientras apagaba el motor. Vigilante se levantó bruscamente y pasó con dificultad hacia el asiento delantero, asustando a Belle, quien se encogió evitando que la empujara. Se dejó caer, dándole una sonrisa de extremo a extremo, antes de mirar al frente.

Ella volteó la mirada en dirección contraria, hacia la calle, buscando alguna distracción. Recibió de pronto un codazo en su costado, haciendo que mirara mal a Vigilante, él tranquilamente se estaba retirando las piezas de su traje.

—¿No crees que te habría sido más fácil hacer eso en los asientos de atrás?

Él la ignoró y continuó quitando el resto entre quejidos. Llegó a la parte de los pantalones y Belle se giró.

—¿Qué mierda, Chase?

—Podrías ayudarme a quitarme esto... solo debes jalar.

—Nope, no, no, no... ¿Acaso no tienes pudor alguno?

—Solo hay que jalar...

—¡Jálalo tú!

Un golpe los sobresaltó a ambos y Chris estaba del otro lado, con una estúpida sonrisa en su estúpido rostro. Abrió la puerta trasera y arrojó una bolsa muy ruidosa y luego se sentó.

—¿Me voy por unos minutos y ustedes se empiezan a quitar la ropa?

—Nadie se está quitando la ropa.

—Yo sí—murmuró Chase sin aliento, con la cabeza agachada, mientras anudaba sus zapatos—. Ya casi...

—Por mi no se molesten...

—Cállate, Smith—regañó Belle.

—Esto me recuerda un poco a la escena del Titanic—continuó murmurando y riendo—. Ya sabes, la del auto... las manos en la ventanilla...

—¿Quieres cerrar la puta boca...?

—Hey, que no te avergüence, todos tenemos necesidades. Vigilante no está entre mi top diez de a quienes elegiría para ti, pero...

—¿Top diez?—preguntó el aludido a su lado—. ¿Por qué no entro en el top diez?

—Voy a fingir que no escuché eso—ignoró Belle, encendiendo el motor—. Definitivamente no oí eso...

—¿Por qué no entro en el top diez?—volvió a interrumpir Chase, buscando la respuesta—. ¿Y quienes son esos diez?

Belle rodó los ojos y Chris rio, amando el caos que había armado dentro del vehículo. Definitivamente iba a ser un día muy, muy largo... 

Y dos de tres de ellos volverían al recinto, Belle se encargaría de eso...



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