Salgo más furioso de lo que entre a esta oficina, pero el sentimiento de enojo desaparece al visualizar a Helen y sonrío.
—Hola.
Ella también sonríe.
—Hola.
—Helen, a mi oficina —oigo la voz de Crista detrás y las sonrisas se borran.
—Ya voy —camina hasta ella y no me mira.
La malvada rubia me saluda y yo ruedo los ojos, para luego irme, pero antes de salir el guardia de seguridad me detiene.
—Control —dice.
—¿Es una broma? —exclamo desconcertado.
—Control —repite y lo dejo que revisé —¿Qué es esto? —saca de mi bolsillo una billetera que jamás había visto antes.
—No es mía —miro confundido.
—Va a tener que acompañarme.
¡Maldita seas, Crista!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro