35. Aquí y ahora

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Entro a Deluxe con velocidad, aún no han cerrado, Crista tiene que estar. Veo que hay pocos empleados y también visualizo a Helen. Abro la puerta de la oficina sin ni siquiera tocar y encuentro a la malvada rubia, apoyada levemente sobre el escritorio.

Lo noto, me estaba esperando.

—Qué bueno verte dos veces en el mismo día —se ríe.

—¿Dónde está Katty? —digo furioso.

—No sé de qué hablas —se burla.

—Me metiste tu billetera para que me encerraran y yo no llegará ¿Qué hiciste con mi niña? —Exclamo cansado —deja de fingir, la maestra me dijo que tú la fuiste buscar.

—Sí, es cierto. Pero no te voy a decir dónde está.

—Por favor, no puedes negarme a mi hija.

—Sí puedo, soy su madre —sigue burlándose como si estuviéramos jugando un juego y claramente ella tiene las de ganar.

—Tú no la quieres ¿Para qué te la llevaste? —digo angustiado, de sólo pensar dónde la habrá dejado, me pone mal ¿Y si está llorando? —maldita seas, Crista. Dime, por favor.

Una sonrisa retorcida aparece en su rostro y ya sé a dónde quiere llegar.

—¿Sabes que tienes que hacer verdad?

Me sonrojo.

—¿Por qué todo lo que tiene que ver contigo tiene que ser sexo?

—Pues si no quieres, no te digo dónde está y puedes irte —señala la puerta.

—¿Aquí? —pregunto nervioso.

—Aquí y ahora —se sienta por completo sobre la mesa y abre las piernas —vamos a jugar —me guiña el ojo y trago saliva.

—Eres un demonio —digo con odio.

—Es un placer, aunque ese quiero que me lo proporciones tú —sonríe —apresúrate o no te diré dónde está tu niña.

Esto es una maldita pesadilla.

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