Tomo un poco de vino, bastante caro, tanto que no me alcanzaría la vida para pagarlo. Pero este no es mi dinero, es el de Crista, así que no me importa. Estoy tendido en la cama, a medio vestir, sólo con el pantalón y la copa que debe salir más cara, más que el propio vino.

—¿Dormiste bien? —sale la rubia demonio del baño y la ignoro. Se sube a la cama y me quita la copa —¿Está delicioso? —Bebe un poco y me la devuelve —que malo ¿Estás enojado? Anoche no estabas así —posa su mano en mi pantalón.

—Estoy ocupado —me limito decir y tomo más de la bebida.

—¿Quieres jugar otra vez? —se ríe.

—Me da lo mismo.

—Ah, entonces vamos a jugar, te pagaré el doble —me quita la copa de nuevo y esta vez la pone en la mesita de luz, para luego besarme —¿En qué piensas?

—En nada la verdad.

—¿En Katty?

—Katty está con su tía y se divierte con sus primas, está muy bien en realidad. Mejor que este lejos de ti —digo enojado.

—Entonces... ¿En Helen? —sonríe.

—Esa es otra igual que tú ¿Por qué iba a estar pensando en alguien como tú? —ruedo los ojos.

—No lo sé —se ríe —sólo me aseguro de que tu autoestima siga bajo —se sube sobre mí.

—¿Algo más que acotar? —bufo.

—Qué si quieres insultarla no vas a poder, está de licencia.

—¿No está trabajando? —Me sorprendo —¿Qué le pasó?

—No sé, ni me importa ¿Continuamos? —me baja el cierre del pantalón.

—Ya te lo dije, me da lo mismo ¿Para qué preguntas?

—Porque quiero saber tu opinión —se ríe —no, mentira. Sólo quería burlarme.

—Como sea —la quito de encima y me subo sobre ella —terminemos con esto.

—Seguro —sonríe y termino teniendo sexo otra vez con la mujer que más odio en la tierra ¿Pero me importa? No, ya no me importa.