Maldita sea, voy a llorar, no puedo hacer nada.

—Yo no, no puedo pagarlo.

—Entonces este tribunal da por hecho que... —es el fin.

La puerta se abre de repente y veo a Ian llegar agitado, como si hubiera corrido un triatlón.

—¡Uf! Llegué, digo... ¡Alto! —tira todo el aire que tenía dentro —yo... ¿De qué me perdí? —su actitud es extraña ¿No había vuelto al trabajo?

—¿Usted es? —pregunta el juez.

—Tío de la menor, su señoría. Ian Ricoy a su servicio —sonríe —¿De qué me perdí? —vuelve a preguntar.

—Enviarán a Katty al orfanato si no se paga ese colegio —explica Helen preocupada.

—Listo, yo lo pago, no hay problema —dice directo y yo quedo paralizado.

—¿Qué? ¿De verdad? —no lo puedo creer —¿En serio?

—Sí —me responde y luego le pregunta al juez —¿Se puede su señoría?

El hombre queda tildado.

—Eh... Sí, sí se puede —golpea con su mazo el atril —damos por cerrada la sesión —entonces se retiran.

¡Espera! ¡¿Qué?! Sí Crista es un demonio, su hermano es un ángel. Me acerco hasta a él.

—Gracias. De verdad... Gracias. —y ya me puse a llorar.

Helen se acerca también.

—Eres un héroe —le sonríe.

—Tampoco para tanto. Sólo hice lo que me pareció correcto —apoya su mano en mi hombro —ahora todo será para mejor, ya lo verás.

Me limpió las lágrimas que se me escaparon, pero es que ya no aguantaba más.

—Sí.

—¡Bueno, vamos a festejar! Busquemos a Katty, yo traigo a Félix y todos nos reunimos en familia ¿Qué les parece?

—Estupendo —Helen se agarra de mi brazo —vamos —me sonríe y me da un beso.

~~~

Nos reunimos todos en un restaurante y brindamos con jugo, entonces Katty pregunta.

—Papi ¿Por qué?

—¿Qué cosa, princesa? —le sonrío.

—¿Por qué somos tantos? —hace que cuenta, aunque no le sale.

—Porque somos una familia.

Ella se emociona.

—¡Al fin! —aplaude —me gusta tener una familia —sonríe.

—¿Sí? Dime, Katty ¿Por qué?

—Soy feliz.

Y es aquí cuando un padre se derrite, porque eso es lo que más quiero, su felicidad.

Fin.