Taehyung no era el típico nerd estereotipado, de a grandes lentes, para nada atractivo, que vestía de a chompas a cuadrados y que tenía peinado de coco, nada de eso.
En cambio...era atractivo, piel acanelada, suave, su cabello era reluciente y gozaba de una buena imagen en la escuela.

Su madre había sido un factor importante en su empujón para que se insentivara en los estudios.
No quería decepcionarla y mucho menos hacerse ver a sí mismo como un parásito en su hogar.

Desde el día en el que puso sus libros y cuadernos frente a él se tomó muy enserio el de estudiar y sacar buenas notas.

A sus diez años empezó con su meta.
Estudiando y preguntado lo que no entendía.
Su madre se veía sorprendida pero a la vez orgullosa de su pequeño.

Taehyung tenía miedo, miedo de no lograrlo y que por su mente se pase la idea de abandonar todo y dejarlo a su suerte.
Pero sabía que seguir con su objetivo sería ver cada vez que le entregaban un examen una bella sonrisa en el rostro de su madre y un abrazo por parte de su padre.

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Empezaba un nuevo año y Taehyung caminó un poco nervioso al ver a mucha gente nueva y desconocida en la escuela, con cuidado y sin querer tropezar se sentó en uno de los asientos con tela roja dejando su mochila a un costado.

Era el primer día de clases y todos los alumnos se reunían en el auditorio para recibir un largo y aburrido discurso por parte del director.

Un lindo chico de cabello azabache, de grandes ojitos oscuros y bien arreglado apareció en su campo de visión llamando su atención por completo.
Para la suerte y sorpresa de Taehyung aquel lindo joven tomó lugar a su lado.
Sosteniendo su mochila encima de sus piernas y prestándole atención al director.

Lo pudo ver más de cerca, era tierno, hermoso, perfecto.
Aquellas mejillas hacían sus manos picar al querer acariciarlas.
Y lo que más quería en ese momento era que aquellos ojitos lo miraran.

—Soy Taehyung, Kim Taehyung—dijo sonriendo, aquel chico lo miró, porfin conectando sus miradas.
El azabache se fijo en aquella sonrisa geométrica, por su mente pasó en algún momento que aquella sonrisa era tierna y linda.

No supo si responderle o no, bajó su mirada y vagó entre sus pensamientos sin siquiera mirarle, no era de hacer amigos a donde vaya pero el chico lo miraba esperando alguna presentación.

—Jeon Jungkook—hablo en voz baja pero fue totalmente entendible para Taehyung. Aquel nombre le era familiar...

—Que lindo~ ¿puedo agarrarte la mejilla?

Aquella pregunta terminó por confundir al pequeño.
Pero antes de que respondiera aquel chico de sonrisa rectangular ya estaba tocando su mejilla con diversión.

—¿Eres nuevo?

—No...fuí primer puesto en mi aula y del grado pasado.

—¡Ah! ¿Tú eres el del primer puesto?

—Uhum —Taehyung tenía en frente a su rival. Pero por alguna razón no le incomodaba—Kim Taehyung...tu...¿no eres el segundo de la lista?

—Sí, lo soy. ¡Pero me estoy esforzando para tener el primer puesto! —dijo sonriendo, con decisión y alegría plasmado en su rostro.

Y ahí Jungkook dejó de ver aquella sonrisa rectangular como una tierna y linda.
A su vista aquella sonrisa paso a ser una sonrisa que reflejaba soberbia y superioridad.

Jeon Jungkook no dejaría que aquel chico le quitara el primer puesto.

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Pasaron los años y Taehyung nunca dejó de ver a Jungkook como el ser más perfecto del mundo y del universo.

Dios... Jeon Jungkook era hermoso, precioso.
Sus ojos oscuros como la noche, con brillos como si fueran las estrellas, su linda y tierna sonrisa que mostraban sus dos dientecitos delanteros que lo hacían ver como un conejito, esos lindos ojos y bella sonrisa que adornaban su rostro, le encanta.
Vaya que estaba jodido...

Y no solo en el aspecto físico, se dió cuenta que su personalidad aveces infatil le encantaba, su ternura y su rebeldía de adolescente.

—¿Taehyung? —y ahí estaba otra vez, esa forma de hablar informalmente hacia su persona, le causaba mucha gracia— ¿Puedes PORFAVOR dejar de mirarme?

Las constantes peleas que tenían ambos era solo una excusa de Taehyung para tener más acercamiento hacia Jeon.
Bastante loco, pero era su manera.
Sonreía divertido cada que veía el ceño fruncido del menor haciéndole ver bastante tierno.
¡Jesús, María, José, todos los animalitos del pesebre y la condenada estrella! ¡Estaba tan malditamente atraído hacia aquel chico!

—¿Tienes algún problema con que te observe?

—¡Sí! No puedo concentrarme al saber que me estás mirando a cada segundo.
—Taehyung rió suave y pudo jurar haber visto un pequeño sonrojo en el rostro del menor.
Pero cuando quiso preguntar Jungkook se levantó de su lugar tomando sus cosas para luego simplemente irse del auditorio.
Ya había acabado la clase de Literatura.
Taehyung suspiró haciendo lo mismo y salió del lugar.

Por la tarde debía ir a casa de los Park para jugar la ansiada revancha de ajedrez con el señor Park.
Aquel señor lo conocía desde casi toda su infancia al ser amigo de su padre.

Ahora debía ir a clase de Biología con el profesor que casi todas sus clases parecían educación sexual al hablar de la reproducción de los animales.

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