No estaba desaparecida, estaba investigando para este capítulo.

Me hacía falta un poco de inspiración, así que por vosotros este fin de semana he secuestrado a mi pobre novio y no le he dado tregua. 

Entendió, quien entendió.

Enjoy

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Débora

Cerrando los ojos eché la cabeza hacia atrás dándole permiso para que su boca cubriera de besos mi cuello. Su lengua juguetona no quiso malgastar aquella oportunidad. Presionando... mordiendo... logró robarme un suspiro lleno de placer. Sus labios me quemaban. Ardían en comparación con la fría superficie del árbol detrás de mí. Mis manos temblaron al notar el movimiento de las suyas en mi humedad. Mordiéndome la boca intenté ahogar un gemido que quería escapar. Mis piernas cada vez más tensas ante sus caricias... Jadeando agradecí mentalmente la presencia de aquel tronco rugoso que me arañaba la espalda sin piedad. Sin su presencia estaba segura de que ya me hubiera caído al suelo. A modo de protesta, su mano en mi cadera apretó su agarre. Ansiosa, y excitada, intenté desabrochar su pantalón descubriendo en el proceso, que no era la única que estaba así.

— Débora todavía no he terminado contigo. —susurro acelerando el movimiento de sus dedos dentro de mí — Más te vale dejar esas manos quietecitas y preocuparte solo por gemir. — traicionándome mi boca le hizo caso — Así me gusta señorita Débora, siempre tan obediente. — dijo sonriendo frente a mí, mientras mordía mis obedientes labios. Odiando amar aquella ladina sonrisa, mi mano en protesta agarró su duro miembro, por encima de la tela, y se cerró sobre este ejerciendo una leve presión. Como respuesta a mi rebeldía, sus dientes mordieron mi hombro logrando que abriera los ojos al máximo.

— Serás animal. — protesté subiendo mis manos a su pelo para tirar de ellos.

—No es momento para obviedades Débora — murmuró en mi oreja haciéndome estremecer— Ahora...—susurró con su boca rozando mi cuello mientras descendía— Vamos a portarnos bien ¿No te parece? —me preguntó mientras lamía la parte superior de mis pechos. Ignorando mi insulto como respuesta, la mano que estaba en mi cadera subió unos centímetros hasta que se cerró sobre mis senos. Apartando la tela de mi camiseta continuó su asalto presionando y torturando mis pezones. Inevitablemente volví a serle obediente.

A cada gemido por mi parte, sus manos aumentaban la velocidad o la presión para volverme loca y obligarme a cerrar los ojos con fuerza. Con aquella familiar sensación creciendo cada vez más, y más en mi vientre, mis piernas se tensaron ante lo que estaba por suceder.

— ¿Sería muy salvaje por mi parte parar justo ahora? — preguntó, separándose lo suficiente para ver mi rostro.

— ¿Bromeas? Eres perro muerto si paras, Amoos... — conseguí decir furiosa antes de que me besará e introdujera un nuevo dedo en mí. Segundos después mi cabeza se apoyaba de nuevo contra el árbol en un intento de no caer. Distraída tras aquel orgasmo, no noté cómo Amoos se arrodillaba frente a mí y me bajaba los pantalones. Para cuando quise darme cuenta, su boca ya volvía a sacar gemidos a la mía. Cerrando mi mano en su cabello, agradecí que nuestra fase como amigos hubiera llegado a su fin tan pronto.

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Se que es corto. 

Se que he tardado mucho. 

Solo puedo pedir disculpas y agradecer vuestra paciencia.

¡A ver si esta vez subo el capítulo pronto!