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Dumbledore sintió que su cuerpo tembló y la señal roja que se encendió en su cabeza no la pasó por alto.

La magia que se desbordaba del castillo, era una magia inmensa, una magia sin igual. Una magia tan peligrosa.

Tal poder... fue capaz de hacer temblar a Voldemort.

Dumbledore se aclaró la garganta y sintió que el aire no pasaba.

¿Qué estaba pasando?

Sus ojos se abrieron ante la presión y el pánico llenó su pecho, su corazón se aceleró y… el miedo lo llenó.

- Te atreviste - la voz del joven noble resonó y la presión sobre él aumentó - Te atreviste a entrar en mi propiedad - Albus tembló - Te atreviste a sobornar a uno de mi personal - la presión aumentó y el noble avanzó - Te atreviste a poner tus viejas manos encima de mi hijo.

Albus sintió el sudor en su cuerpo, al mismo tiempo, sintió como sus manos se enfriaba, el frío lo llenó, el miedo aumentó y sus jadeos resonaron por el silencioso gran comedor.

Sintió que sus rodillas temblaron y maldijo en su mente la hora en la que no calculó bien sus movimientos. 

Nunca esperó que el joven Potter estuviera conectado a la gran y antigua casa más noble de todo el mundo mágico, la casa con más de mil años de historia y una de las casas fundadoras de su mundo, es cierto, cuando ordenó buscar al heredero Potter, Albus ni siquiera revisó el informe que le dieron.

- ¡Profesor! - el grito resonó junto a un ruido seco.

Rubeus Hagrid estaba siendo detenido por Agnis bajo la orden del príncipe Soma.

- ¿No tienes modales? Ellos hablan, cállate - La voz del príncipe fue mortalmente fría y desconocida.

No chillona.

No feliz.

No jovial.

No como él.

No como el hermoso, amable y juguetona príncipe.

Hagrid gruñó desde el piso e intentó levantarse.

- No dejes que se ponga de pie, Agnis – Soma sonrió mientras miraba a su mayordomo y mejor amigo aumentar la presión de su agarre.

El medio gigante chillón entre dientes ante la sensación de su hueso siendo desencajado y parte de su piel rasgada.

- No lo males- Soma dijo – Puede ser interesante – siguió sonriendo.

- De acuerdo, Soma-sama - el agarre del sirviente real no cedió ni cuando Hagrid pataleó y movió su pecho bajo su agarre.

Los alumnos presentes jadearon ante la vista y los profesores en la mesa estaban inmóviles.

Nadie se movía.

Nadie podía.

Las sombras del gran comedor estaban concentradas en el aire, el ambiente hostil y oscuro no se detuvo, los ojos rojos que los observaban desde una figura sin forma, nunca se apartaron.

Todo estaba mal.

Ciel miró al director.

- ¿Tú eres el gran Albus Dumbledore? - Ciel se burló.

Dumbledore frunció el ceño.

Undertaker estaba riendo en una esquina mientras abrazaban su guadaña.

- Creí que podrías ser... más inteligente, más poderoso – Ciel habló con burla, siguió avanzando por la alfombra que adornaba el piso hasta las escaleras de piedra, los tacones en sus zapatos resonaban aún sobre el suave espacio, los suaves rayos azules y morados junto a la neblina negra, su sonrisa burlona y sus ojos fríos hacían estremecer hasta al viejo fantasma burlón.

Un movimiento desde la mesa de los profesores, junto con murmullos y un grito atrajo la atención del conde.

- Mey-rin, Elizabeth - no hizo falta que se repitiera.

Ellas atacaron.

Mey-rin disparó a cada pie del profesor que intentaba escapar, cuando perdió el equilibrio y se tambaleo, Elizabeth lo clavó en el suelo de espaldas con sus dos sables a los lados de su cabeza.

Un hilo de sangre se deslizó por su oreja derecha y otro ligero corte se hizo notar en su mejilla izquierda.

- ¿Quién eres tú? - La voz de la joven marquesa resonó con poder.

El profesor Quirrell tragó saliva y miró nervioso por la sala.

Grell frunció el ceño.

- Tú estás muerto - su voz fue seria, sin rastro de diversión o su habitual coqueteo - William se molestará - lloriqueo- me dará horas extra - la depresión lo rodeó.

Finnian ladeó la cabeza.

- ¿A qué se refiere, señor? - su voz salió con curiosidad infantil.

- ¡Señorita! ¡No soy un señor! - Grell sonaba indignado - malditos mocosos - se aclaró la garganta - hace un tiempo, la sede de shinigamis de Albania, nos pasó un extraño caso sobre un hombre de Gran Bretaña que se suponía que 'murió a manos de los vampiros, aunque no nos entregaron el cuerpo, solo la nota de su recolección - sus ojos brillaron - al parecer, mintieron o de alguna retorcida forma volviste a la vida - su motosierra comenzó a rodar - tú debes estar muerto - sonrió - Will no tardará en llegar.

- Fufufu – Undrtaker atrajo la atención – él está muerto de todas formas – sus ojos brillaron mientras elevaba su mano izquierda a su boca para tapar su sonrisa con la manga negra de la larga gabardina.

Grell se tensó. 

- Huele a muerte, dice Emily - la voz suave y luego plana de Snake sonó.

- ¿Qué quieres decir? - Baldroy preguntó.

Grell asintió y Undertaker solo se movió.

- Yo también lo sentí -

- Huele a algo muerto, dice Mark - Snake miró directamente a Ciel - Hay algo que está mal en él, algo muerto, olor a serpiente y algo oscuro, algo muerto. Dice Fionna - la expresión en el rostro del joven no cambió y el gran comedor se llenó de jadeos cuando una gran serpiente negra se deslizó por el suelo hasta el profesor de artes oscuras.

- N-n-no - Quirinus lloró - a-a- ale-léjate - intentó moverse, pero solo consiguió que Elizabeth pisara su pecho con fuerza, clavando en el piso - ¡Me-me va a ma-ma-matar! - el profesor estaba aterrorizado.

La serpienteq siseó.

- En su espalda, hay algo que huele mal. Eso dice Luke –

Undertaker aulló de la risa y el aire a su alrededor se hizo más profundo.

Ciel movió la cabeza, Elizabeth enderezó al hombre de un tirón y Mey-rin jaló su turbante.

Los gritos comenzaron y los ojos de Albus Dumbledore de agrandaron.

Voldemort había vuelto.

Tal y como se temían.

- Magos estúpidos -

El susurro hizo que Grell se estremeciera y Undertaker solo mirara a la anomalía en la cabeza del profesor muerto.

- ¡Wi-William! - una sonrisa nerviosa creció en su rostro - ¿Qué haces aquí? - juntó sus manos y sus ojos brillaron hacia el pelinegro.

El otro hombre se apuntó las gafas y con ojos fríos miró al profesor en el piso, sacó una libreta.

- Tom Marvolo Ryddle - la cabeza trasera gritó - conocido como Lord Voldemort - el gran comedor estalló en gritos y Willian hizo una mueca.

- ¡Silencio! - Grell gritó y todos se congelaron.

- Uh... uno de los magos más poderosos de todos los tiempos - bostezó - hijo del millonario Tom Ryddle y la bruja Merope hija de la familia Gaunt, nacido con sangre mestiza - cerró la libreta - estás muerto - su tono fue serio - moriste el 31 de octubre de 1981 bajo el rebote de tu propia maldición Aveda Kedavra - William se acercó y Elizabeth bajó el pie de la espalda del profesor.

William se acomodó las gafas y sus ojos fríos brillaron.

- Eres un tabú, eres una escoria. Eres nuestra responsabilidad- William levantó su lanza - y me tengo que encargar de ti - Elizabeth quitó los sables y se alejó de un salto, Mey-rin saltó al mismo tiempo.

William bajó la lanza.

Un grito rompió el silencio mortal, una maldición salió, la punta de metal chocó contra el suelo de piedra y una nube negra gritó con cara humanoide en el viento.

Los ojos de Dumbledore se agrandaron.

Gran Bretaña suspiró.

El mundo mágico exhaló.

Lord Voldemort había muerto.

Willian solo se acomodó sus gafas y Undertaker se contorsionó una vez más.

- ¡Oh, conde y joven amo! – el shinigami legendario chillón en medio de su risa histérica - ¡Nunca me canso con ustedes! Pff –

El gran comedor se llenó de los gritos de los estudiantes ante la sangre y lo que acababan de ver, los más jóvenes vomitar en el suelo, los profesores cerraron los ojos y Dumbledore pudo respirar una vez más.

Ciel solo suspiró.

[●●●]

*Se escabulle mientras abraza el resto de capítulos medio escritos*

- Mi tesoro.

*C cierra la puerta*

~

Nota de edición:

Well, apenas son 1354 palabras, aumentó 348 desde la última vez y el hecho de que Undertaker esté ahí creo que le dará algo del humor que quería conseguir desde el principio.

¡Espero que les haya gustado!


Si soy sincero, muchas veces tuve que reinventar la historia que tenía para darle coherencia pero que no fuera predecible cuando algún lector comentó exactamente lo que tenía planeado. Jpg.

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