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El fin de semana aparentaba ser cálido y con el cielo despejado, no había más que un par de nubes manchando el claro cielo del medio día de un viernes. Era por excelencia un día perfecto uno para salir al parque, disfrutar de un delicioso cono de helado, no importaba si era solo o con amigos. Era el tipo de día en el que no importaba la carga y las problemáticas que pudieras tener en la cabeza, simplemente podías sentirte feliz. Feliz al mirar el cielo tan pulcro, mostrando su incandescente color mientras tus mejillas son acariciadas por el cálido viento, era ese tipo de día.

Mas sin embargo Yoongi permanecía sentado en aquel silencio, frente a él se encontraba un tazón con fideos instantáneos. Ni siquiera llevaba la cuenta de cuantos días había perdido de clases, tampoco sabía con exactitud qué hora era, pero poco le importaba, todos los días eran iguales a su ver. La rutina le pisaba los talones, los últimos días había sido así, despertar poco más tarde de las once de la mañana, ir a la cocina y buscar algo comestible, volver a la cama y sumirse en sus pensamientos hasta que la noche por fin se encontraba con él nuevamente.

Se sentía tan impotente, odiaba su manera de vivir, odiaba ser un ermitaño, pero la verdad es que no tenía la fuerza de voluntad para cambiar algo, no encontraba algún motivo.

Aquel precioso día pasaba de incognito ante sus ojos, parecía claramente que el cielo estaba lleno de espesas nubes grises y el viento frio, era un espejismo que lo mantenía dentro de esa tristeza profunda.

Había buscado su teléfono celular, pero se rindió a los pocos minutos cuando vio el desorden en su pequeño departamento, montones de basura y ropa sucia formaban pequeñas montañas haciéndole la búsqueda aún más difícil.

Yoongi tomó el par de palillos y ante el humo cálido que escapaba de aquel tazón tomó los fideos para llevarlos a su boca, cuando estos tocaron su lengua quemándola al contacto se vio forzado a abrir la boca intentado apagar aquella temperatura con los movimientos frenéticos de sus manos. Tomó un sorbo de aquel vaso cristalino y sintió un alivio instantáneo cuando el agua resbaló por su garganta. Tomó una vez más los palillos pero el molesto sonido del timbre interrumpió la acción.

Frunció el entrecejo, Yoongi no solía recibir ningún tipo de visita, no tenía amigos, solo conocidos que no sabían su dirección, ¿familiares? No, era imposible, tal vez algún molesto vecino que solo quería joderle un poco, optó por ignorar aquel timbrazo y siguió comiendo, mas sin embargo el timbre volvió a sonar, esta vez se escucharon murmullos, confundido y con la pizca de intriga que había invadido su cuerpo, se levantó de aquella silla de madera y fue directamente hasta la puerta aun masticando un par de fideos que se mantenían cálidos en su boca. Giró la manija de la puerta y ante sus ojos se encontraba aquel.

Yoongi — el nombrado no contestó, se había congelado al escuchar otra vez aquella voz — ¿Has estado bien?

¿Qué diablos haces aquí?

Quería saber cómo estabas, hace mucho que no sé de ti, desde lo que pasó aquella tarde...

¡Fuera de aquí Hoseok! — Yoongi no sabía por qué justo ahora se sentía tan pequeño frente a él.

Disculpa pero hace una semana has dejado esto en el asiento del tren — escuchó la voz del chico que se encontraba plantado a lado de Hoseok quien mantenía sus manos estiradas tendiéndole el aparato, sin embargo Yoongi le ignoro, no había sido capaz ni siquiera de dedicarle una mirada, solo mantenía sus ojos clavados en los ojos negros de Hoseok—, así que yo vine a entregártelo, y-yo no sabía dónde vivías así que le eh pedido ayuda a tu amigo él me ha traído hasta aquí.

Él no es ningún amigo mío. — Aquel chico bajó la mirada apenado cuando Yoongi pronuncio esa insignificante frase.

Yoongi, ¿podemos hablar? — Hoseok tiró de la mano de Yoongi con suplica.

Si tengo que escucharte para que puedas largarte, hazlo rápido, no soporto ni siquiera verte.

Yoongi dio media vuelta dejando la puerta abierta, Hoseok sin perder el tiempo entró al hogar cerrando detrás de él la puerta.

El chico de cabellos castaños dio una mirada rápida a aquel lugar, miró la pila de basura y los platos que se desbordaban sobre el fregadero, sentía pena por aquel lugar, así que solo se dedicó a mirar fijamente a Yoongi que estaba frente a él con aquel rostro inexpresivo esperando por alguna respuesta.

¿Qué sucedió contigo?

¿A qué te refieres? — Yoongi retomó la acción de hacía unos minutos, tomó los palillos y llevó a su boca fideos.

Solías ser muy ordenado, detestabas la suciedad y siempre enloquecías cuando por algún error yo manchaba mi camiseta de algún tipo de comida chatarra. También solías ir a clases, no faltabas ningún día y te estabas enfocando en terminar tu carrera.

Yoongi solo frunció el entrecejo y abultó sus labios, era cierto, cada una de aquellas palabras que salían de los labios de Hoseok era verdad, ¿desde cuándo se había desmoronado a ese grado?

Solo deje de fingir, estoy cansado de acatar lo que los adultos me dicen — Hoseok agachó la mirada y no pudo ignorar aquel sentimiento de culpa que invadía su cuerpo.

Lo siento Yoongi, aquella tarde yo solo estaba debatiendo con mis propios sentimientos, creí que estaba confundido. Perdóname si lastime tus sentimientos.

— ¿Lastimar mis sentimientos dices? — Yoongi sintió como su corazón se encogió, Hoseok no había solo lastimado sus sentimientos, Hoseok había terminado con toda aquella esperanza y alegría que invadía el cuerpo de Yoongi —, No es así Hoseok, no me lastimaste, todo lo que hiciste me es indiferente, quizás lo que dijiste tu aquel día era lo que estaba haciendo yo.

¿Fui solo un experimento? — Hoseok elevó la mirada sorprendido encontrándose con los ojos fríos e inexpresivos de Yoongi.

Sí, solo fuiste eso, solo quería sexo contigo, pero me di cuenta que en realidad no valías la pena para soportarte, no valías la pena ni siquiera para un simple acostón.

Todo este tiempo había creído que separarnos de esa manera había sido un error, soporte esa carga desde hace un año...

No te creas el importante y alimentes tu ego, si ya terminaste, ¿puedes irte? ¿Te acompaño a la puerta o ya sabes el camino de vuelta? — Yoongi se levantó de la mesa dejando atrás el tazón con pequeños trozos de fideos flotando y a Hoseok con los ojos llenándose de lágrimas —, creo que sabrás como encontrar la puerta...

Yoongi entró a su habitación cerrando la puerta detrás de sí. Sus ojos ardían otra vez, ardían como aquella vez en la que Hoseok había roto su corazón, la primera lágrima fue derramada cuando todo su cuerpo se apoyó en la puerta de su habitación llevándole hasta el suelo, abrazando sus rodillas, cubriendo su rostro huyendo de la vergüenza de su llanto, unos segundos más y escuchó el portazo proveniente de la puerta principal...

🍃Polvo Estelar🍃   

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