Escala

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- ¿Y qué te parece?

- No lo sé. Empezaba a encariñarme con la chica del Fairmont.

Hago una mueca y él sonríe divertido. Por supuesto que estoy siendo sarcástica, la chica no deja de coquetear con Christian a pesar de que él me usa como escudo.

No bromeaba cuando dijo que conseguiría un departamento. Lo que me sorprendió fue el hecho de que comprara el lujoso ático en el edificio más exclusivo de Seattle: Escala.

Firmó los papeles a ciegas, solo con las imágenes que le mostró la vendedora de la inmobiliaria y estamos aquí, viendo el lugar con nuestro propios ojos.

- Es impresionante.

- Y seguro - señala él - para subir hasta aquí necesitan el código de acceso. Y tiene área para empleados.

- ¿En donde?

- Por ese pasillo, ven. Vamos a ver.

Toma mi mano y caminamos junto al pasillo de las escaleras. Rayos, esto parece un departamento pequeño. Tiene una cocina con comedor, una sala con un televisor de pantalla plana, tres habitaciones independientes y una oficina.

- ¿Esa es para Taylor? - señalo la oficina.

- Si, aunque creo que ahora necesito una ama de llaves que haga la limpieza.

- ¿Solo una? Christian, ¡este sitio es enorme! Una señora no podrá hacer el aseo de todo el lugar.

- Tendrá que ser una muy eficiente.

Damos la vuelta por el pasillo de vuelta a la sala. La chimenea fue la segunda cosa que noté, la primera fue el bonito piano entre la sala y la cocina.

- Aww, ¿vas a tocar para mí?

- Mejor aún - me muestra su sonrisa sexy - te tocaré a tí sobre él.

- ¡Christian! - chillo avergonzada a pesar de que nadie más nos escucha.

Vamos por el otro pasillo hasta una oficina muy elegante. Tiene un gran escritorio con una silla ejecutiva de piel. Si, esta será su oficina.

- ¿Qué hay arriba?

- No lo sé - toma de nuevo mi mano - vamos a descubrirlo.

El pasillo tiene siete puertas. Tres a la izquierda, tres a la derecha y una al fondo. Abro la primera puerta de la izquierda y vemos la sala con el centro de entretenimiento. Un xbox y otros juegos de video están conectados a la gran pantalla.

La siguiente puerta tiene una mesa de billar y toda una pared con un enrejado de madera. Dudo mucho que sea para decoración o un estante.

- Es una bodega de vinos - dice Christian - aquí guardaremos todos los vinos costosos que nos gusten.

- ¡Vaya! Tendré que comenzar a beber con más entusiasmo.

Él me mira con los ojos entrecerrados antes de volver a tomar mi mano para ir a la siguiente puerta. Apenas la abre, puedo reconocer los grandes estantes del fondo, llenos de libros.

- ¡Esta es sin duda mi habitación favorita!

- Pensé que sería nuestra habitación.

- ¿Nuestra? - balbuceo - ¿como en tú y yo?

- Si, ¿no te gustaría? Ahora puedes mudarte conmigo.

- ¡Oh! Isaac va a amar eso - me río - por si las dudas, no les des el código de seguridad.

- ¿Para qué venga a matarme? Obviamente no.

- Pero entonces... ¿Quieres que esté aquí? ¿De verdad estás listo para verme todos los días?

Su expresión se suaviza y me mira con esos ojos grises que tanto amo. Sus labios forman una línea y mete las manos a los bolsillos, en ese gesto despreocupado que conozco muy bien.

- Sabes que si.

- Lo sé, pero quiero que lo tomemos con calma. Aún me faltan un par de años de la universidad y no quiero hacer otro plan que no sea graduarme.

- Lo entiendo. Hablaremos de eso después.

- Pero aún así me encantaría venir a visitarte.

- Y yo espero que lo hagas.

Volvemos a sonreír y recorremos las siguientes habitación. Son habitaciones para huéspedes perfectamente amuebladas y decoradas con colores neutros.

La habitación del fondo es blanca, la siguiente es celeste, la de enseguida es verde menta y la última puerta antes de las escaleras tiene un tapizado en color vino. Grandes flores de lis decoran las paredes.

- Puedes tomar cualquier habitación y convertirla en tu oficina o tu espacio personal, lo que sea que prefieras.

- Eso me gustaría, pero aún así son demasiadas habitaciones Christian.

- Tendremos invitados, tus papás pueden venir a quedarse, seguro Mía querría organizar alguna pijamada o cualquier otra cosa que desees.

- Lo pensaré.

Estos últimas semanas Mía y yo nos hemos unido más, es una gran chica y me divierto mucho con ella. Pero no estoy completamente segura de querer tenerla aquí cuando podría estar sola con mi novio.

- ¿Y cuál es tu habitación?

- Abajo. Ven.

Toma de nuevo mi mano y ambos bajamos las escaleras. No estoy segura de haber visto otra habitación, pero dejo que Christian me guíe.

Del otro lado del ascensor, en el lado opuesto del pasillo de servicio distingo el marco de una puerta. Christian me hace entrar primero y mi vista va directo a la enorme cama.

Las decoración completa es color turquesa y gris, incluso el edredón y las persianas. Además tiene un balcón con vista a los altos edificios de Seattle y casi puedo imaginar ver el amanecer desde aquí.

- ¿Podemos quedarnos está noche?

- Por supuesto, nena, ya es nuestro.

Salgo de la habitación y regreso a la sala donde dejé mi mochila. Si voy a quedarme con Christian necesito una coartada para que mi hermano, y sobre todo José, no inicien una búsqueda por mi desaparición.

*¡Hola Mía! Necesito un favor 🙏*

*¡Hola Ana! Claro, dime ¿qué puedo hacer por ti?*

*Necesito que me cubras, ya sabes, que me quedé contigo*

*¿De nuevo? Jajaja Si no fuera mi hermano me encantaría escuchar los detalles*

*Solo dile a Isaac que estoy ahí, cuando te llame*

*¡Bien! 😉*

- ¿Todo bien?

- Si, ahora enséñame de nuevo tu habitación.

- ¿Te parece si primero salimos a cenar? Luego podría mostrarte a detalle la habitación, la ducha, la tina, el piano... - lo interrumpo.

- Bien, aunque no traje un cambio de ropa, supongo que tendré que dormir desnuda.

Permanece en silencio y sé que tengo completamente su atención. Siento su mirada gris brillante recorriéndome de arriba a abajo, hasta que exhala fuerte.

- Eso me encantaría.

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