Parte 28

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¡Estoy harta de todo y de todos! De Isaac siendo un irresponsable, de Christian siendo un mentiroso y de José dando órdenes para todo. ¡A la mierda con ellos!

Piensa, Ana. Un problema a la vez. Lo primero y lo más urgente en este momento es mi estúpido hermano mayor.

Y es que después del enfrentamiento entre José y Christian, estuve llamando a su móvil cada 10 minutos hasta que oscureció. Pero él no sé dignó a regresarme la llamada ni a mandarme un maldito mensaje.

Lo que hice fue esperarlo en su estudio, sabiendo que tendría que pasar por aquí cuando suba a su habitación pero en algún momento de la noche me quedé dormida sobre la silla de su escritorio.

En medio de mi sueño, el ruido de la puerta y pasos amortiguados me despierta. La hora en mi móvil indica que son casi las 4 de la mañana y mi hermano acaba de llegar. Genial.

Lo escucho acercarse y luego abre completamente la puerta. Cuando se para frente a mi, su traje luce arrugado, desarreglado y le falta la corbata. Pero lo que más me molesta es el desagradable olor del alcohol en su aliento.

— ¿Dónde rayos estabas? – me levanto para verlo mejor.

— Salí – dice con los ojos brillosos por el alcohol.

— Por Dios, Isaac, ¡¿estás ebrio?!

— No – dice pero arrastra las palabras.

— ¿Se puede saber dónde has estado metido? ¡Tengo días de no verte!

— Estaba ocupado, Annie. ¿Podrías dejar de gritar?

— No, y siéntate ahora. Me das una explicación convincente o en este mismo momento llamo a Papá.

— No te atreverías – me reta.

— ¡He tenido una semana de mierda, así que no me vengas con tus amenazas porque no estoy de humor!

Isaac se deja caer en la silla frente a mí y exhala ruidosamente. Cuando sus ojos azules me miran, veo ansiedad y preocupación.

— Todo se fué a la mierda.

— ¿De qué hablas?

— El contrato con los Lincoln, se canceló.

— Pero... – balbuceo sorprendida.

¡No, ella no lo hizo! Me alejé de él, no volví a llamarlo o buscarlo, pero entonces ¿por qué lo hizo? ¿Se enteró que Christian vino a buscarme?

— Lo siento.

— ¿Por qué lo sientes Ana? – se ríe mientras pasa las manos por su cara.

— Pues por lo del contrato, ella dijo...

— Yo lo jodí, es mi culpa.

— ¿Qué?

— Lincoln canceló el contrato porque me encontró con su esposa.

— ¿Isaac? ¿Cómo que te encontró? ¿Tú y ella?

— Pues si y lo siento, ¿pero qué quieres que haga? Fue un error al inicio, pero yo no estoy dispuesto a renunciar a ella.

— ¿Eres idiota? ¡¿Te acostaste con la esposa de tu socio?!

— ¡Ella lo va a dejar! ¡Estaremos juntos!

— No puedo creerlo – suelto una risa histérica – ¿Eso es lo que has estado haciendo todo este tiempo? ¡¿Enredado con la vieja Lincoln?!

— ¡Ella no es ninguna vieja y nos amamos!

— ¡¿A consta de tu trabajo?! ¡¿Del negocio de la familia?!

— Si, si eso es lo que tengo que hacer, ¡lo haré!

— Pero Isaac – me acerco para abrazarlo – yo te adoro pero esto es una locura.

— Lo sé, pero no puedo dejar de pensar en ella.

Está debe ser una broma. ¡¿Isaac siendo realmente irresponsable? ¡¿E involucrándose con una mujer casada?! No puedo con esto, hoy no. Necesito dormir y pensar.

— Hermano – me aparto para verlo – ¿por qué mejor no dejamos este asunto para más tarde? Duerme y deja que se te pase la borrachera.

— Solo no llames a papá – dice serio – déjame a mi decirle.

— Bien, te daré un par de días para que lo hagas.

Le doy un beso en la mejilla y me alejo para salir de su estudio. Apenas he puesto un pie en la escalera cuando lo veo apoyarse en el marco de su puerta.

— ¿Ana? ¿Estás bien? ¿Necesitas que te lleve al médico?

— No entiendo – lo miro confundida.

— Has tenido tu periodo dos veces este mes – se ríe – ¿todo bien?

— Ahh, sobre eso – ruedo los ojos – José es un idiota.

— Habla.

Y sé a qué se refiere. Quiere saber por qué no he salido de la casa los últimos tres días.

— Terminé con Ethan.

— ¿Por qué?

— Pensé que te alegrarías, nunca te agradó.

— No me agrada su hermana y la otra chica, solo te llaman para meterte en problemas.

— Pero Ethan era distinto.

— ¿Entonces por qué terminaste con él?

— Lo quiero más como amigo que como novio.

— Gracias a Dios – suspira – me preocupaba que te casaras con él tan pronto como te graduaras de la universidad.

— Pues ya no, puedes dormir tranquilo.

Le sonrío una última vez y subo las escaleras hasta mi habitación. Y aunque me acuesto en mi cama, no puedo dormir.

— He tenido la conversación más rara con mi hermano y no tengo a nadie a quien contarle.

¿Mi hermano y la Señora Lincoln? ¡Esa mujer debe tener la misma edad que mi mamá! Esto suena a una horrible pesadilla en la que mi hermano se lía con una mujer casada. ¡Oh! ¡Y su esposo los encontró juntos! ¡Vaya drama!

Apenas y pude dormir por el gran dolor de cabeza que tengo. Pensar toda la noche en mi hermano y la horrenda señora Lincoln me ha dejado más exhausta que caminar la distancia de mi escuela a casa. Pero al menos ya sé la razón de las ausencias de Isaac.

Aunque ni siquiera sé si este problema tiene solución porque mi idiota hermano parece demasiado entusiasmado con ella y con la idea de seguir juntos ¡qué horror! ¡Una Lincoln de cuñada!

Entonces decido dejar el tema de mi hermano de lado y enfocarme en el siguiente punto de mi lista de "Hombres Complicados: Christian Grey."

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