Por una obra maestra: El robo

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Canción del capitulo: Kiss or Kill de Stela Cole

La desconfianza es una forma de cautela, pero también de temor y de renuncia —Jose Saramago

Al amanecer en Roma, la luz dorada del sol se filtraba a través de las cortinas de la lujosa suite de Seokjin, iluminando suavemente la elegante decoración con estampados de flores verdes en combinación con el espaldar de la cama king del mismo color.

Seokjin salió del cuarto de baño y corrió por completo las cortinas que daban vista al jardín que era parte de su suite. Abrió las puertas y dejó que el aire ventilara el interior mientras esperaba el desayuno a la habitación. Caminó lentamente hacia la pequeña, pero elegante sala de estar y abrió las puertas de marcos de cristal.

En cuanto tuvo su desayuno, se sirvió una taza de café sentado en uno de los sillones blancos de dos plazas que se encontraba de espaldas a la pared cubierta por espejos y de frente al jardín en donde se encontraba una pequeña piscina, que parecía más un yacuzzi.

Mientras tomaban su café, marcó el número de su consejero y amigo. Él tenía que saber en qué fase del plan se encontraban, aunque todo se resumía a una misma cosa que en realidad no era parte del plan.

—He encontrado la pieza y la persona que la tiene —dijo con una sonrisa llena de orgullo que su consejero no podía ver.

—Muy bien, esas son excelentes noticias —expresión Hoseok con alegría.

—Hay un pequeño detalle —empezó a decir Seokjin tras darle un sorbo a su bebida—. Anoche me cogí al curador en su auto y fue muy emocionante. Lo repetiría si pudiera.

Un gran silencio llega a ellos. Seokjin sabía que el hombre del otro lado de la línea estaba tratando de mantener la calma, podía saberlo por cómo se escuchaba su respiración a través de la llamada.

—¿Realmente crees que eso fue una buena idea? Te estás metiendo en un terreno peligroso —señaló Hoseok luego de dejar escapar un suspiro audible.

—Él empezó el juego de coqueteo en el museo, y yo solo lo seguí. No pensé que llegaríamos a eso, pero él es un alfa impredecible. Y eso es un pequeño problema, querido amigo —consideró Seokjin encogiéndose de hombros.

—Muy bien, te hablaré como tú amigo ahora —indicó Hoseok—. ¿Estás loco?

—Un poco, si, pensé que ya lo sabías —admitió Seokjin entre risas.

Él sabía que aquella sería la reacción de Hoseok en cuanto lo supiera, se supone que el plan era seducirlo sin tener que llegar más lejos que un beso quizás, pero él definitivamente se dejó llevar por la emoción del momento, hasta podía decir que fue encantado por Namjoon y no al revés, pero no admitirá aquello en voz alta para evitar que la llamada de atención de Hoseok fuera aún más larga.

Ya podía escucharlo decirle: "Ten más cuidado", "Que no se te olvide que eres un omega y un alfa te puede someter con su voz de mando".

—¿Cómo es posible que él haya aceptado eso? —cuestionó su amigo notablemente algo sorprendido.

—Ya te lo dije, el inició todo el coqueteo en el museo, yo le seguí el juego y la verdad es que no pensé que tendríamos sexo en su auto —explicó Seokjin—. Fue muy excitante, nunca me había pasado algo así antes.

—Lo que quiere decir que son dos desquiciados —expresó Hoseok—. Se atrevieron a hacerlo en un lugar público.

—Bueno amigo, hablas como si ambos salimos por ahí a matar personas juntos, sólo tuvimos sexo en su auto, tampoco es para tanto.

—No lo conoces —señaló Hoseok.

—Si lo hago, sé todo de él —determinó Seokjin—. Él no me conoce a mí, pero no lo culpo, soy alguien con un aroma increíble y una belleza inigualable.

—¿Bueno y ahora que harás?, ¿Planeas seguir con esto hasta conseguir la pieza, incluso si significa arriesgar más? —cuestionó su consejero.

—Conseguiré esa pieza a como dé lugar —demandó con seguridad.

—¿Aunque tengas que matarlo?

La pregunta de su amigo lo dejó helado, pero respondió sin titubear.

—Aunque tenga que matarlo.

—Solo ten cuidado y no lo subestimes.

—Lo sé, Hoseok. Pero esta es una oportunidad que no puedo dejar pasar. Necesito esa pieza de arte y, a su vez, necesito entenderlo mejor —respondió al inclinarse hacia adelante, apoyando el codo en su rodilla mientras sostenía el teléfono.

Su consejero guardó un breve silencio antes de responder.

—Solo recuerda, Seokjin, que el poder no siempre reside en quien controla la situación, sino en quien puede adaptarse a ella. No dejes que tus sentimientos nublen tu juicio —aconsejó Hoseok, con preocupación.

Su amistad con Hoseok nació en los pasillos de la escuela, donde se forjó un vínculo que desafiaría las normas sociales y biológicas. A pesar de ser un alfa y un omega, siempre encontraron en el otro un amigo que comprendía y aceptaba sus diferencias sin prejuicios.

En los días de la escuela, Seokjin era conocido por su inteligencia aguda y su carácter independiente, mientras que Hoseok destacaba por su energía contagiosa y su lealtad inquebrantable.

La transición de amigos a socios en el mundo de la mafia fue casi natural. Cuando Seokjin comenzó a escalar en las filas del crimen organizado, supo que necesitaba a alguien en quien confiar completamente. Hoseok, con su habilidad para leer a las personas y su instinto protector, era el aliado perfecto.

Por el tiempo que llevaban conociéndose, Hoseok conocía cada faceta de Seokjin. Sabía cómo era cuando una alfa le gustaba a primera vista, cómo podía separar las emociones del trabajo siempre y cuando hubiera separado las emociones del sexo. Sin embargo, también sabía que Seokjin era capaz de mantener una fachada impecable, escondiendo sus verdaderos sentimientos incluso de sí mismo.

—No dejaré que mis sentimientos intervengan —declaró el omega con seguridad.

—Te lo digo porque sé cómo te pones cuando te enamoras de un alfa.

Seokjin siempre había sido un omega que desafiaba las expectativas. Desde joven, había aprendido a mantener el control sobre sus emociones y a no dejar que sus sentimientos interfirieran en sus decisiones. Sin embargo, hubo una vez en su vida en la que su corazón tomó el control y lo llevó por un camino inesperado y doloroso.

Su ascenso dentro de la organización lo había convertido en una figura respetada y temida. Fue en ese turbulento contexto cuando conoció a Jaehoon, un alfa carismático y ambicioso que trabajaba como abogado para la organización. Jaehoon era todo lo que Seokjin admiraba en una persona: inteligente, apasionado y con un sentido del humor que podía iluminar cualquier habitación.

Al principio, Seokjin intentó mantener sus sentimientos a raya. Sabía que dejarse llevar por el amor podía ser una distracción peligrosa, especialmente en un mundo donde la lealtad y la fuerza eran fundamentales. Pero Jaehoon tenía una manera de romper las barreras que Seokjin había construido a su alrededor. Cada sonrisa, cada conversación profunda y cada momento compartido fue desmoronando sus defensas.

La relación entre Seokjin y Jaehoon floreció rápidamente. Pasaron de ser socios en el negocio a ser confidentes y finalmente, amantes. Seokjin se permitió, por primera vez, entregarse completamente a alguien, disfrutando de la sensación de ser amado y aceptado sin reservas. Sin embargo, a medida que su relación se intensificaba, también lo hacía la incertidumbre.

Jaehoon, a pesar de su lealtad a la organización, tenía grandes sueños que iban más allá del mundo del crimen. La oportunidad de trabajar en el extranjero, en un prestigioso bufete de abogados, era demasiado tentadora para el alfa. Aunque intentaron mantener una relación a distancia, las dificultades y la falta de comunicación comenzaron a desgastar su vínculo. Seokjin se encontró atrapado entre su amor por él y su deseo de no ser una carga o un obstáculo en el camino de su éxito.

Finalmente, Jaehoon tomó la decisión de seguir su carrera en el extranjero, dejando a Seokjin con un corazón roto y una lección dolorosa. Esa experiencia dejó una cicatriz profunda en el omega, enseñándole que sus sentimientos podían ser su mayor debilidad. Decidió, desde entonces, mantener una distancia emocional cuando se trataba de alfas, convencido de que el amor no tenía cabida en su vida dedicada al poder y al control.

Por eso, cuando Hoseok le recordó cómo se ponía cuando se enamoraba de un alfa, Seokjin no pudo evitar sentir un estremecimiento. Las palabras de Hoseok eran un eco del pasado, una advertencia de lo que podría suceder si permitía que sus emociones tomaran las riendas una vez más.

—Bueno, sí, digamos que es mi debilidad —admitió Seokjin, sabiendo que, aunque había aprendido a ser cauteloso, no podía negar la verdad de sus propias emociones.

Dejó el teléfono sobre la mesa, mirando pensativo hacia el patio bañado por la espesura de las plantas. Las palabras de Hoseok resonaron en su mente, recordándole la delgada línea entre el poder y la vulnerabilidad. Terminó su desayuno, preparándose mentalmente para los desafíos que sabía que se avecinaban con Namjoon.

El destino los volvió a reunir una noche después del encuentro en el auto, una noche que ninguno de los dos podía olvidar. Seokjin había dejado una nota discreta en el asiento copiloto, invitándolo a un café escondido en una callejuela tranquila de Florencia.

El mensaje era sencillo, pero cargado de significado: "Te espero. – Seokjin."

Namjoon, con el corazón latiendo con fuerza, se dirigió al lugar acordado, mismo que estaba escrito en la parte trasera de la hoja junto a la hora en la que estaría allí. El alfa no sabía si es porque estaban en Italia, pero consideraba aquello bastante romántico y no podía negar que le gustaba.

El ambiente del café era acogedor y romántico, con luces tenues y una suave melodía de jazz de fondo. Al entrar, sus ojos encontraron de inmediato a Seokjin, sentado en una mesa en el rincón más apartado, mirándolo con una mezcla de expectación y anhelo. Definitivamente era una acción muy romántica para ser alguien con el que solo compartía una conexión y exploración sexual.

—Pensé que no vendrías —dijo Seokjin suavemente cuando Namjoon se sentó frente a él.

—No pude evitarlo —respondió Namjoon, con una sonrisa nerviosa. Había algo en la manera en que Seokjin lo miraba que lo desarmaba por completo.

—Nunca me escribiste, ¿para que querías mi numero si no ibas a hacerlo? —cuestionó Seokjin.

—Cuando vi tu nota pensé que preferías mantener este misterio, de si venir o no —declaró el alfa tomando la mano de Seokjin para besar el dorso de esta en forma de saludo—. Además, solo pasó una noche, me iba a ver como un necesitado de atención.

Durante horas, conversaron sobre todo y nada, dejando que las barreras que habían construido se desmoronaran lentamente. Seokjin habló de su vida, revelando pequeños fragmentos de su pasado, pero sin delatar cuál era su verdadero trabajo, mientras que Namjoon compartió sus propias historias y sueños.

La relación entre Seokjin y Namjoon se profundizó con cada día que pasan juntos. Desde paseos por las históricas calles de la ciudad hasta cenas en elegantes restaurantes, hasta encuentros íntimos en el hotel, mismo que fueron mucho más frecuentes en cada salida.

—¡Si, así, más rápido! —chilló entre gemidos, recibiendo las fuertes estocadas de Namjoon.

Seokjin se encontraba de pie frente al espejo del lavabo del cuarto de baño, con sus manos sobre la encimera del lavamanos de dos grifos. Namjoon lo tomaba con fuerza de la cintura mientras lo penetraba con ferocidad, dándole nalgadas y a veces tomándolo del cuello para impulsarse hacia su interior con más profundidad; haciéndolo gritar y girar sus ojos a causa de todo el placer que le proporcionaba con cada fuerte estocada.

—Te ves tan jodido ahora, ¿te das cuenta de lo hermoso que te ves mientras te cojo de esta manera? —cuestionó Namjoon entre gemidos y su respiración agitada por el rápido movimiento.

—Sí, alfa —gimoteó Seokjin mirando a través del espejo como fruncía el ceño y se mordía el labio inferior con su mirada puesta en como entraba y salía de su interior, en sus manos que levantaban una de sus piernas e inclinaba su cuerpo hasta lograr tener una mejor visión de su trasero.

Seokjin dejó salir un gemido gutural al ver como los hoyuelos del alfa se marcaban mientras este sonreía con algo de malicia. Tenía sus lentes puestos y eso le daba un toque mucho más excitante, tierno, pero a la vez sexy. Una combinación letal para él.

—Córrete para alfa, vamos.

—Hazlo conmigo.

—Siempre lo hago contigo, ¿no? —cuestionó levantando su mentón para fijar la mirada en el espejo.

Fue entonces cuando sus miradas se encontraron en el espejo con bordes dorados y Seokjin sintió todo su cuerpo estremecerse ante las fuertes penetraciones que solo condujeron a que los espasmos de su cuerpo se hicieran presente en conjunto con sus gemidos altos que llenaron toda la habitación.

El choque de pieles, la mirada lujuriosa de Namjoon y como su expresión cambió en el momento que le siguió su clímax, uniéndose a los gemidos del omega. Ambos sonrieron mirándose en el espejo, sudados, con la respiración agitada, pero sobre todo llenos de placer.

Aquellos momentos íntimos en el hotel de Seokjin aumentaron la pasión entre ellos, mientras ambos hombres navegan por la complejidad de sus sentimientos y sus respectivas misiones.

Las cenas en restaurantes elegantes se hicieron más habituales. En los rincones íntimos de estos lugares, alejados de las miradas curiosas, compartían confidencias y risas.

Las noches eran suyas. En la privacidad del hotel de Seokjin, sus cuerpos se encontraban en una danza de pasión y entrega. Cada caricia, cada beso, desnudaba no solo sus cuerpos, sino también sus almas.

Los momentos que compartían eran robados al tiempo, intensos y fugaces, como si ambos supieran que la realidad podría romper el hechizo en cualquier momento.

Seokjin se sorprendió cuando después de un recorrido por las calles adoquinadas de Roma en bicicleta, disfrutando del ambiente vibrante y la arquitectura histórica, Namjoon lo invitó a su apartamento, mismo que era justo como se lo imaginaba que seria.

El apartamento era lo suficientemente grande para un alfa soltero y por el lugar en el que se encontraba en la planta baja de un edificio, confirmó una vez más que es alguien que vive cómodo. Un amplio sofá dominaba en la sala junto a los colores beige.

La luz natural inunda la sala a través de grandes ventanales, creando una atmósfera luminosa y aireada. La decoración con lámparas de techo, libros en los estantes, pinturas colgando de las paredes le daban personalidad al ambiente y en cierta forma se sentía como leer al propio Namjoon.

En el apartamento del alfa, el ambiente fue más relajado, pero no menos intenso. Ahí, Seokjin descubrió un lado diferente de Namjoon, uno que equilibraba su rigor profesional con una calidez que lo envolvía por completo.

Aquella tarde, se quedó a disfrutar de una cena casera a petición del anfitrión. Seokjin no había olvidado porque estaba haciendo todo aquel acercamiento con Namjoon cuando este todavía tenía la obra de arte custodiada, pero tampoco podía negar el hecho de que disfrutaba mucho de su compañía y sus conversaciones que no parecían tener final.

—Tienes buen gusto en arte, incluso en casa —comentó Seokjin explorando el espacio personal del hombre, admirando una pintura en la pared.

Sin que esperárselo Seokjin se sobresaltó al sentir los fuertes brazos del alfa abrazarlo por detrás cuando su mirada estaba fija en la pintura azul que colgaba de la pared cerca del comedor.

—Gracias. Pero ahora mismo, prefiero admirarte a ti —admitió Namjoon con su voz ronca mientras empezaba a besar el cuello del omega.

—¿Ah sí? —cuestionó el omega dejándose llevar por las caricias de los dedos de Namjoon en su cintura y el caliente de su boca contra su cuello.

—Sí, podría quedarme horas solo mirándote.

—Eso suena a alguien que está enamorado.

—¿Qué pasaría si lo estoy?

La pregunta de Namjoon lo tomó por sorpresa. No se imaginó que con solo un par de semanas Namjoon pudiera tener sentimientos románticos por él. Se entendían, podrían hablar de cualquier cosa y sabían divertirse mucho, también de tener conversaciones serias de temas generales.

—Es peligroso —fue lo único que contestó.

No fue un "no en interesas en lo más mínimo", como tampoco fue un "tampoco estoy enamorado de ti también". Fue algo un más confuso para Namjoon, ¿qué quería decir que era peligroso el que tuviera sentimientos por él?

Desde esa noche, Namjoon no ha dejado de preguntarse quién era realmente Kim Seokjin y que era eso que eso que le escondía.

Namjoon siempre había sido un hombre de principios. Como curador de arte, su vida giraba en torno a la preservación y apreciación de las obras maestras que pasaban por sus manos, en su mayoría obras de arte muy valiosas de artistas reconocidos.

La pasión por el arte lo llevó a Roma, donde su meticulosa dedicación y su ojo experto lo habían convertido en una figura respetada en el mundo de los museos y galerías. Pero ahora, en la quietud de su apartamento, esa misma dedicación lo llevaba por un camino diferente: investigar a Seokjin, un omega enigmático cuya presencia había trastocado su vida de maneras que aún no comprendía del todo.

Pasó horas en su apartamento, buscando saber quién era Seokjin realmente. Tecla tras tecla, buscó en línea, pero todo lo que encontró fueron noticias sobre las numerosas donaciones del omega a hospitales. No había nada concreto sobre su vida personal o sus verdaderas intenciones.

No dejaba de preguntarse que si lo único que lo había llevado a Florencia era la pintura de que quería obtener a cualquier precio o tenía otras cosas planificadas además de unas vacaciones. No tener mucha información le frustraba un poco.

Seokjin había sido una figura esquiva, incluso mientras compartían momentos íntimos. A pesar de las conversaciones y los gestos de cercanía, el omega seguía siendo un misterio envuelto en carisma y elegancia, casi siempre quien terminaba hablando más sobre su vida personal, sobre las cosas que hacía cuando no estaba trabajando, era él. Sin embargo; ahora que lo pensaba, no tenía idea de que podría trabajar el omega que se estaba robando su corazón.

Cada intento de Namjoon por descifrar el enigma de Seokjin terminaba en un callejón sin salida. Las donaciones filantrópicas eran una fachada perfecta, pero no decían nada sobre el hombre detrás de ellas. Llegó a una conclusión mientras cerraba su laptop.

Solo era otro rico más que quiere una obra de arte para su colección.

La resolución en su mente fue firme, aunque una parte de él se sentía incómoda con aquella simplificación. Había visto algo en Seokjin, algo más allá de la riqueza y el poder. Sin embargo, sin pruebas concretas, solo podía asumir lo peor, especialmente de que él dijera que podía ser algo "peligroso".

Se recostó en su sillón reclinable, mirando el techo mientras su mente divaga. La dualidad de Seokjin lo inquietaba: ¿era un amante genuino o un maestro de la manipulación?

Con una copa de vino en la mano, sus pensamientos estaban centrados en la obra de arte que se encontraba en la Galería de los Uffizi, bajo su cuidado como curador y con cada sorbo, su mente se sumergía más en el conflicto entre su deber profesional y los sentimientos que ha desarrollado por Seokjin. La creciente atracción por el omega lo ha tomado por sorpresa y ahora se encontraba en un mar de dudas y emociones contradictorias.

Pensó en su responsabilidad como curador, su deber de proteger la integridad del arte bajo su cuidado. Sabe que ceder a las demandas de Seokjin podría comprometer no solo sus principios éticos, sino también las reglas del museo y su propia carrera.

Los recuerdos de los momentos compartidos con el omega empezaron a invadir sus pensamientos. Las risas, los paseos por las calles de Roma, las noches apasionadas... todo parecía confundir aún más su juicio.

No pudo evitar pensar si esos momentos que se sintieron tan reales, fueron solo parte de un juego para obtener la pieza de arte.

—¿Ha sido todo esto solo una estrategia para conseguir lo que quiere? —se preguntó con sus cejas fruncidas en un gesto de preocupación.

Con el vino reposando en su copa, Namjoon intentó analizar sus sentimientos. Estaba sintiendo algo profundo por Seokjin, algo que iba más allá de la simple atracción física. Pero la duda persistía, ¿acaso esos sentimientos eran mutuos?

La imagen de Seokjin, con su sonrisa seductora y sus ojos llenos de misterio, aparecieron en su mente. La conexión que sentía con él era innegable, pero también lo es el peligro de dejarse llevar más por sus sentimientos.

—Seokjin... —murmuró en voz baja, como si invocar su nombre pudiera traer claridad.

Namjoon se levantó del sofá y se acercó a la ventana, mirando las luces de Roma que brillaban en la noche. Las calles antiguas y los edificios históricos le recordaban por qué eligió la vida que tenía. La preservación del arte era su vocación, su pasión. Pero ahora, esa pasión se ha visto desafiada por un hombre que ha irrumpido en su vida de manera inesperada y arrolladora.

Una de sus noches en el hotel de Seokjin, después de una larga sesión de besos y toques en el que el placer eran protagonistas junto a la lujuria de sus cuerpos enredados y sus aromas combinados.

Estaban sumergidos en la bañera del hotel, el agua tibia envolviéndolos mientras el vapor llenaba la habitación. La luz tenue de las velas creaba sombras suaves en las paredes, otorgando al espacio un ambiente íntimo y tranquilo. Demasiado tranquilo para ser ellos.

Namjoon no era mucho de irse justo después del sexo, pero tampoco de estar tanto tiempo justos después de este, por lo general comían algo y uno de los dos se despedía luego, sin saber cuándo volverían a verse pero sabiendo que lo harían de nuevo.

Aquella noche fue diferente porque fue Seokjin quien le pidió que se quedara un tiempo más con él, luego de quedarse acostados en la cama le pidió que tomaran un baño juntos y solo en una ocasión compartieron la ducha, un baño significaba algo más, era más intimido y lo fue aún más cuando el omega encendió velas a su alrededor.

Su aroma se expandió por todo el cuarto de baño, lo que le hizo pensar que podría estar entrando en celo, no lo podía asegurar, pero su fragancia era tan suave y dulce que no puedo evitar arroparlo con el suyo propio y hundir su rostro en el cuello del omega, inhalado aquel aroma hasta sentirlo en su propia piel.

Namjoon, con su cuerpo relajado contra el borde de la bañera, miró al hombre frente a él. Ambos disfrutaban del momento de calma, pero Namjoon no podía contener su curiosidad. Necesitaba saber más sobre el omega que había capturado su corazón y su mente.

—¿Quién eres verdaderamente, Seokjin? —finalmente se atrevió a preguntar, rompiendo el con silencio entre ellos. Su voz era suave pero cargada de interés genuino.

Seokjin mantuvo su mirada fija en la de Namjoon, mostrando una sonrisa leve, jugando con sus labios antes de desaparecer su sonrisa en una expresión seria.

Él sabía hacia dónde llegaría aquella conversación y no se serviría de nada mentir o desviar la conversación, porque de todos modos Namjoon no dejaría de buscar una respuesta y prefería que se enterara de su boca a que supiera por otros medios que era un mafioso.

Era plenamente consciente de que ese momento llegaría tarde o temprano. Que Namjoon no era idiota y que sabía unir cabos, lo que por supuesto significaba que si le contaba la verdad tendría que hacer algo malo después.

—Soy alguien importante y conocido, pero no soy precisamente bueno —respondió Seokjin, con algo de vulnerabilidad y misterio en su mirada.

—¿Qué quieres decir con que no eres precisamente bueno? —preguntó Namjoon con el ceño fruncido, para nada satisfecho con la repuesta ambigua de Seokjin.

Su voz reflejaba la inquietud que sentía en el momento. Seokjin se inclinó hacia adelante, acercándose a Namjoon, con una expresión seria pero sincera.

—Significa que tengo un pasado oscuro y que he hecho cosas que no puedo contarte por ahora. Pero contigo, Namjoon, todo parece diferente. Me haces querer ser mejor —confesó Seokjin en voz baja.

Namjoon sintió un nudo formarse en su estómago mientras absorbía las palabras de Seokjin. La sinceridad en su voz era innegable, pero también lo era la advertencia implícita.

—¿Debería tener miedo? —preguntó el alfa con cautela y algo de preocupación.

Seokjin sostuvo la mirada de Namjoon.

—No realmente —respondió Seokjin acariciando las piernas del alfa por debajo del agua tibia.

El matiz de duda en la voz de Seokjin no pasó desapercibido por el alfa.

—¿Seguro? —cuestionó en busca de una confirmación más sólida, ya que no estaba completamente convencido.

Seokjin sabía perfectamente que estaba dudando y entendía sus razones, es por ello que se mantuvo tranquilo y asintió lentamente.

—Muy seguro. Mientras no hagas nada que me impida hacer las cosas que quiero, todo estará bien —señaló intentando escucharse tranquilizador—. Además, me gustas mucho. Creo que me lo pensaría bien antes de hacer algo que pudiera lastimarte.

Las palabras de Seokjin traen un alivio temporal a Namjoon, pero también una advertencia implícita. La ambigüedad de la respuesta dejaba una sombra de duda en su mente, aunque el deseo de confiar en Seokjin era fuerte. Namjoon se inclinó hacia adelante, cerrando la distancia entre ellos, dejando un beso suave sobre los labios del omega, de alguna manera buscando consuelo en su cercanía.

—No quiero perderte, Seokjin. Pero necesito saber más —susurró Namjoon delineando con sus largos dedos la mandíbula del alfa que tenía su mirada fija en los labios entreabiertos del alfa.

Su petición tenía algo de urgencia en la pronunciación de las palabras y cuando sus miradas se encontraron Seokjin supo que no había retorno para los sentimientos hacia el alfa, que Namjoon ya había derribado una capa de su barrera, con esa sonrisa acompañada de sus hoyuelos, su risa y su amor por el arte, la comodidad de sus lobos cuando estaban juntos en momentos íntimos como aquel de compartir la bañera juntos y caricias cariñosas.

Que Namjoon no tuviera miedo de lo que acaba de medio confesarle solo aumentaba sus posibilidades de mostrar un lado de él que desde hace años no le mostraba a ningún alfa. Siempre ha tenido la idea de que no era una opción para él enamorarse mientras fuera parte de la mafia, mucho menos de alguien que no era parte de todo es mundo. Por lo que, la actitud de Namjoon le sorprendía como le asustaba.

Con cariño y una sonrisa a medias, Seokjin pasó sus dedos por el cabello corto del pelinegro. Se acomodó entre sus piernas arropando sus caderas con sus piernas mientras el alfa lo sujetaba de la cintura

Después de una mirada llena de intensidad mezclada con cariño e incertidumbre por parte de Namjoon, el omega lo abrazó. Una acción que le sorprendió al alfa que aceptó la muestra de afecto sin entender que se suponía que significaba ese abrazo.

¿Le estaba ofreciendo un refugio temporal a la poca, pero peligrosa información que le estaba dando?, ¿acaso le estaba confesando ser alguien realmente peligroso y no solo un rico con el capricho de tener una pieza de arte prohibida en su colección?

Namjoon tenía miedo, no podía negarlo. Pero quería saber que tan asustado debería estar al tener sentimientos muy fuertes por un omega que "no era precisamente bueno".

—Te prometo que intentaré ser lo más honesto posible contigo, Namjoon. Pero entiende que hay partes de mí que son difíciles de revelar, que no solo me pondrían en peligro, sino a ti también —admitió apenas en un susurro en la quietud de la habitación.

—Creo que podría lidiar con ese peligro —declaró el alfa con seguridad en su voz.

Seokjin se apartó para poder mirarlo a los ojos. Sus rostros estaban a centímetros, por lo que Seokjin podía apreciar el fuego en su mirada, ese que conocía demasiado bien, ya que ha sido parte de sí mismo por mucho tiempo.

—No creo que valga la pena que quieras arriesgarte de esa manera, mucho menos si no sabes a que me refiero exactamente —consideró el omega tratando de hacerlo reconsiderar su elección de palabras.

—No tienes que dibujármelo con manzanitas para que pueda entender a qué te refieres exactamente —indicó acariciando la mejilla de Seokjin con su pulgar—. Sabes que hay algo más que solo sexo entre nosotros, yo sé que quieres, pero necesito escucharlo de tu boca para estar plenamente consciente de ello y que no es solo algo que mi mente está inventando.

—Si te lo dijera, ¿me dejarías tenerlo?

—No —dijo tajante—. Y que hagas cualquier cosa para tenerlo es lo que me hace preguntarme que tanto miedo debería tener, no solo de quien eres tú, sino de lo que podría significar para mi siendo consciente de los sentimientos que estoy desarrollando por ti.

—Es peligroso en todos los sentidos y mientras menos sepas, será mejor para los dos.

Namjoon asintió, aceptando la incertidumbre que viene con tener interés en alguien como Seokjin. En ese momento, mientras el vapor envolvía sus cuerpos y las velas parpadeaban a su alrededor, decidieron aferrarse a lo que tenían en ese momento, conscientes de que el camino por delante seria desafiante y probablemente efímero.

Después de su conversación en la bañera con Namjoon, Seokjin se encontraba solo en la oscuridad su habitación de hotel. No entendía eso que era diferente entre ellos aquella noche, pero su lobo había tenido el impulso no solo de pedirle que tomaran un baño juntos, sino que también estuvo a punto de pedirle que se quedara a pasar lo noche con él.

¿Qué se supone que estaba haciendo? No podía salirse del plan, todos aquellos impulsos que ha tenido durante la última semana no estaban dentro del plan.

La noche avanzaba y la ciudad de Roma estaba envuelta en un silencio sereno, solo interrumpido por el torbellino de sus pensamientos.

Seokjin estaba sentado en el borde de la cama, mirando fijamente el expediente de Namjoon que había estudiado minuciosamente precisamente con las intenciones de acercarse a él y hacerse pasar por alguien interesando en una relación ya fuera romántica o solo sexual.

El plan era usar su encanto y acceder al área que seguía restringida para los visitantes, donde se encontraba la obra que él quería. Se supone que el distraería a Namjoon mientras su equipo entraba al museo sin activar ninguna alarma, evadir las cámaras y tener una buena ruta de escape. Se supone que en cuanto el tuviera la pintura, se alejaría de Namjoon con la excusa de que tenía que volver a su país o que sus vacaciones habían llegado a su fin, todo aquello antes de que él se enterara de que la pieza había desaparecido.

Mientras más deslizaba sus dedos por las fotos de Namjoon, más pensaba que el plan no estaba yendo por el camino correcto. Por varios factores, donde el más peligroso era que estaba desarrollando sentimientos genuinos por el alfa, lo cual era una complicación que no había previsto por tener la confianza de que no había posibilidad de encontrarse con un alfa como él.

Lo estudió para asegurarse de que no pasaría algo como eso, lo que claramente no estaba sucediendo.

Los sentimientos que estaba desarrollando por Namjoon lo tenían en un estado de agitación constante. Ahora se preguntaba si realmente sería capaz de matarlo o de robarle la pieza de arte que tanto deseaba, cuestionarse aquello solo era un claro ejemplo de que nada estaba yendo de acuerdo a lo planeado.

Seokjin se sentía extraño, la conexión que ha tenido con Namjoon es algo que nunca había anticipado ni buscado, pero que ha llegado a valorar profundamente. Los momentos que han compartido, las risas, las conversaciones íntimas, todo eso ha creado un lazo que desafiaba sus intenciones iniciales.

La posibilidad de traicionar a Namjoon ahora le parecía intolerable.

Seokjin se llevó una mano al pecho, sintiendo los latidos de su corazón acelerarse ante la idea de lastimar al alfa de alguna manera, de exponerlo ante el peligro constante que tenía en su vida.

El dilema entre seguir adelante con sus planes o rendirse a los sentimientos que ha desarrollado por el alfa se volvió mucho más grande de lo que le gustaría que fuera.

La imagen de Namjoon con su mirada comprensiva y sus gestos amables, lo invadieron. Sabía que Namjoon no había mostrado interés en su poder o dinero, en cambio estaba dispuesto a asumir cualquier tipo de riesgo con tal de estar con él y no separarse de su lado, ahora que lo pensaba con más tranquilidad, es una acción que nadie antes ha hecho por él, ¿es por eso que se sentía tan atraído por el?, ¿Por qué no parecía tener miedo de estar con él a pesar de lo que eso significaba?

Namjoon lo ha tratado con una honestidad y un respeto que nadie más le ha brindado. Este trato ha despertado en el omega un deseo de reciprocidad, de ser mejor de lo que ha sido.

La idea de perder a Namjoon, no solo como un aliado potencial sino como alguien importante en su vida, era un pensamiento que no podía soportar.

Finalmente, Seokjin tomó una decisión. No podía seguir viviendo en la sombra de sus propios engaños y deseos egoístas. Si Namjoon había visto algo bueno en él, tal vez, solo tal vez, él también puede empezar a ver eso en sí mismo.

Sin importar cuales fueran sus sentimientos por el alfa, Seokjin debía cumplir con el plan, es por ello que lo modificó. Abrió el archivo seguro que compartía con Taehyung y Hoseok, donde empezó a escribir y cambiar algunos puntos importantes de su plan.

Primero tuvo una llamada con ambos en el que les informaba sobre los cambios en el plan sin dar muchos detalles de la toma de su decisión, aunque aquello no fue suficiente como para que Hoseok lo supiera y dijera las palabras que tanto ha querido usar desde que supo que Seokjin ya se había acercado lo suficiente al curador de artes.

—Te lo dije, y te lo dije maldita sea —declaró a través de la llamada.

—Hoseok, no es momento para regaños —le interrumpió Taehyung—. Jefe, díganos que haremos ahora.

La nueva estrategia era revelar parcialmente sus intenciones a Namjoon, confiando en que su conexión emocional le ayudaría a persuadirlo para cooperar o al menos no interponerse. La idea era robar la obra sin que Namjoon se viera implicado directamente o enfrentara consecuencias severas.

Namjoon supervisaba la instalación de la vitrina donde se exhibiría la obra de arte, asegurándose de que cada detalle fuera perfecto. La pieza, una invaluable pintura renacentista, debía ser verificada en su autenticidad y posibles daños antes de ser mostrada al público.

Mientras observaba a los técnicos trabajar, su mente vagaba hacia pensamientos más personales, en particular, hacia Seokjin.

Sintió que lo había llamado con el pensamiento al verlo entrar a la tribuna, tan elegante como siempre. En cuanto lo vio, salió del salón restringido para recibirlo. Quería creer que el omega estaba allí para verlo a él y no para lograr tener acceso a la obra.

La sonrisa que le dedicó el omega le demostró que en realidad estaba allí por él, aunque aún después de un abrazo y un beso en la mejilla no puede evitar dejar de pensar que solo era parte de su fachada para obtener lo que quería.

—¿Qué trae por aquí? —cuestionó Namjoon tomándolo de la mano.

—Quería invitarte a dar un paseo. Hay un lugar que me gustaría mostrarte —expresó Seokjin, acariciando el dorso de su mano con cariño.

Namjoon lo miró algo extrañado, ya que quien acostumbraba a sugerir lugares era el, ya que era quien vivía en la zona y de los dos era quien mejor conocía la ciudad. De igual forma, le sonrió al ver el entusiasmo en su sonrisa.

—Claro, me encantaría. Solo déjame asegurarme de que todo esté en orden aquí y podemos irnos —indicó señalando al grupo de hombres detrás suyo.

Se apresuró en dejar la pintura bajo llave mientras los técnicos terminaban de hacer su trabajo. Estimó que se tardaría un par de horas más para terminar de montar todo antes de que sea tiempo de colocar la pintura.

Poco después, ambos se encontraban caminando por las calles empedradas de Florencia, la ciudad estaba iluminada por la luz dorada del atardecer. Seokjin condujo a Namjoon hasta un restaurante elegante, con una atmósfera íntima y sofisticada. Estaban sentados en una mesa junto a una ventana que ofrecía una vista impresionante de la ciudad iluminada.

El alfa ya conocía el restaurante, era difícil que no conociera algún lugar de buena comida cuando era un amante de la gastronomía como lo era del arte, pero le gustó que haya sido una elección de Seokjin, aún más que haya reservado una mesa con antelación para tener un buen lugar, con una de las mejores vistas.

La cena transcurrió entre risas y conversaciones animadas sobre el arte y de cómo el sol empezaba a ocultarse en el horizonte. Mientras el postre era servido, Seokjin tomó un sorbo de su vino y miró a Namjoon con una mezcla de nervios y determinación.

—Namjoon, hay algo que quiero decirte —empezó a decir, con la esperanza de que su corazón dejara de latir fuerte por la confesión que estaba a punto de salir de su boca.

—Te escucho, ¿qué es? —cuestionó dejando su cuchara a un lado y centrando toda su atención en el omega frente a él.

Su rostro lucía serio, así que no pudo evitar sentir un poco de preocupación, lo primero que cruzó por su mente es que él ya no quisiera seguir viéndolo o que se iría a Corea. Aunque esto último lo dudaba un poco considerando que él deseaba obtener esa pieza a toda costa.

Seokjin sintió sus manos temblorosas, no era la primera vez que se le confesaba a alguien, pero aun así estaba muy nervioso.

—Desde que te conocí me di cuenta de que eres mi tipo ideal, admito que al principio todo era parte de un plan, pero ahora siento algo más. Me atraes de una manera que no puedo ignorar. Me importas, Namjoon, más de lo que te puedes imaginar —confesó Seokjin con sinceridad.

Namjoon lo miró directo a los ojos, no esperaba que fuera el primero en admitir sus sentimientos, aunque él ya le había insinuado en numerables ocasiones que sentía algo y que estaba dispuesto a asumir lo que sea que significaba estar con él. Aunque le descolocaba un poco que él dijera que era parte de "un plan" le hacía sentir extraño.

—Yo también he estado pensando mucho en nosotros. Lo que siento por ti es intenso, casi como si fuera una fuerza mayor que yo. No puedo dejar de pensar en ti y en los momentos que hemos compartido —admitió Namjoon tomando su mano por encima de la mesa, acariciando con su dedo pulgar el dorso de esta.

Seokjin sonrió, sintiendo una oleada de alivio y felicidad. Él ya conocía los sentimientos de Namjoon, aunque este no los haya expresado directamente a viva voz hasta ese momento, no le sorprendía, simplemente le hacía sentir tranquilo saber que era recíproco y que no se estaba arriesgando a cambiar todo el plan por un alfa.

—No sabes cuánto me alegra escuchar eso. Quería ser honesto contigo, aunque tenía miedo de lo que podrías pensar —admitió Seokjin con sinceridad—. O de que hayas cambiando de opinión sabiendo lo poco, pero significativo que sabes de mí.

Luego de aquella confesión de sus sentimientos, la conversación fluyó por sí sola hacía temas gastronómicos y alguno que otros chistes por parte de Namjoon que por supuesto sorprendieron a Seokjin, ya que la imagen que tenía del alfa no estaba incluido el ser gracioso, descubrió que estaba equivocado cuando no paró de reír por los comentario del hombre frente a él.

Mientras continuaban conversando, de un momento a otro la seriedad en los ojos de Seokjin fue notado por Seokjin. Hace pocos segundos estaba riendo de sus malos chistes sacados de internet, así que le extraño ver la seriedad en su mirar.

Su intuición captó que efectivamente había algo más detrás de esa mirada y su reciente confesión de sentimientos.

—¿Hay algo más que deba saber? —preguntó Namjoon, su intuición captó que había más detrás de esta confesión.

Seokjin tomó la mano de Namjoon y la sostuvo firmemente. Lo pensó muy bien antes de ir a por él al museo, lo habló con su equipo de confianza y llegaron a un acuerdo de que así estaría en el plan, pero eso no le quitaba el miedo que sentía al pensar en la reacción o respuesta del alfa.

—Sí, hay algo más. Desde el principio, he estado buscando algo que está bajo tu cuidado. —No hacía falta que dijera que era porque estaba más que claro entre ellos que hablaba de la pintura—. Y mis intenciones originales eran tomarla. Pero ahora... —Seokjin hizo una pausa, buscando las palabras correctas—. Ahora no quiero hacerlo de una manera que te perjudique. Quiero ser honesto contigo y encontrar una forma sin que tú sufras las consecuencias.

Namjoon miró a Seokjin con sus sentimientos entrando en conflicto. Por un lado, se sentía ligeramente traicionado al descubrir que el omega tenía motivos ocultos, pero por otro lado, la sinceridad y la vulnerabilidad en la confesión del omega le dieron esperanza de que tal vez podrían encontrar una solución juntos.

—Sabes cuál es mi posición respecto a esto y espero que todo esto. La cena y tu expresión de sentimientos fuertes hacia mí, no sean solo una fachada para obtener lo que quieres —expresó apretando aún más la mano de Seokjin sobre la mesa.

—No, nada de eso, de verdad es lo que siento no te estoy engañando, sólo estoy siendo honesto contigo, porque quiero que veas que te quiero —señaló Seokjin inclinándose más sobre la mesa.

—Debes prometerme que serás completamente honesto conmigo a partir de ahora —le pidió Namjoon con determinación, pero sin dejar de ser gentil.

Seokjin asintió.

—Te lo prometo —susurró antes de dedicarle una sonrisa al ver cómo al alfa besaba sus nudillos.

Tras otro trago para finalizar la noche, Namjoon decidió llevarlo a su hotel cuando se hizo muy tarde, ya era medianoche cuando estacionó el coche frente al hotel.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la cercanía y la complicidad que se formó durante la noche.

Seokjin se giró hacia Namjoon. Quería culpar al alcohol en su sistema por su nerviosismo y deseo inmenso hacía el alfa sentado detrás del volante, pero quizás también sus feromonas que llenaban todo el auto y llegaban a su nariz como una droga, también eran culpables de su deseo que solo fue en incremento

—Namjoon, esta noche ha sido increíble y no quiero que termine aún. ¿Te gustaría ir a mi habitación? —preguntó el omega en un tono de voz suave.

Estaba usando sus dotes de omega en ese momento y Namjoon fue consciente de ello cuando ladeó la cabeza para mirarlo a la cara. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojas y sus labios humedecidos, por su mirada podía asegurar de que estaba caliente y sus feromonas se volvieron más fuertes en cada segundo que pasaba.

Namjoon sonrió mientras acomodaba las gafas en el puente de su nariz. Él tenía que volver al museo y terminar su trabajo que dejó a medias para irse a cenar con él y Seokjin lo sabía, pero solo bastó que volviera a preguntarle con ojos brillantes que lo acompañara a su habitación.

La felicidad inundó a Seokjin cuando este accedió y ambos salieron del coche y se dirigieron hacia la entrada del hotel a pasos sincronizados.

El silencio entre ellos estaba cargado de una tensión electrizante que dejaba en evidencia lo que harían.

Al entrar en la habitación, Seokjin cerró la puerta detrás de ellos y se giró hacia Namjoon. Sus miradas se encontraron y sin palabras, ambos avanzaron uno hacia el otro

Namjoon tomó a Seokjin por la cintura, acercándolo más. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, lleno de deseo y emoción.

La ropa se fue desprendiendo lentamente mientras se dirigían hacia la cama, sin dejar de besarse. La conexión emocional y física entre ellos era intensa, electrizante. Seokjin deslizó sus manos por el torso de Namjoon, sintiendo la firmeza de sus músculos. El alfa respondió con caricias que exploraron cada rincón del cuerpo desnudo del omega, sus dedos trazando caminos de fuego sobre su piel.

—Alfa... —susurró Seokjin entre besos y su voz cargada de necesidad—. Te necesito.

—Te tengo, omega —respondió Namjoon, en un tono de voz profundo y ronco por el deseo.

Sus labios viajaron por el cuello de Seokjin, dejando una serie de besos ardientes y mordiscos suaves que hicieron gemir al omega, quien sintió su cuerpo estremecerse cuando las manos del alfa bajaron por sus caderas, acariciando con firmeza y ternura.

Namjoon pudo sentir la humedad en la entrada de Seokjin, una señal clara de su excitación y deseo.

—Estás tan listo para mí —murmuró Namjoon, su respiración era caliente contra la piel de Seokjin—. Eres perfecto.

—Alfa, por favor... —suplicó Seokjin con gemidos suaves y urgentes, arqueando su espalda contra su amante.

El alfa no esperó más. Con movimientos seguros y cariñosos, posicionó a Seokjin sobre la cama, sus cuerpos estaban alineados perfectamente. El omega lo miró con ojos llenos de deseo y confianza, entregándose por completo a él.

Cuando Namjoon entró en Seokjin, lo hizo con una suavidad y una fuerza que hizo que ambos gimieran de placer.

—Namjoon —jadeó Seokjin mientras sus manos se aferraban a los hombros del contrario cuando este comenzaba a moverse, cada embestida llena de una intensidad que lo llevaba al borde de la lujuria.

—Jin, eres increíble —respondió Namjoon en un susurro apasionado.

Cada movimiento, cada caricia, estaba cargado de un cariño profundo, un deseo de hacer de aquel momento algo inolvidable para ambos.

La habitación se llenó de los sonidos de su pasión, los gemidos suaves de Seokjin mezclándose con los gruñidos bajos de Namjoon. La cama crujía bajo ellos, pero ambos estaban perdidos en la sensación del otro, cada toque y cada beso intensificando el placer.

Namjoon aceleró el ritmo, sus embestidas volviéndose más fuertes, pero aún llenas de cariño. Seokjin se aferró a él, su cuerpo respondiendo con igual fervor, moviéndose en perfecta sincronía.

—E-estoy... estoy cerca —gimoteó Seokjin mientras su cuerpo temblaba ante la proximidad del clímax.

—Déjate llevar, omega —susurró Namjoon antes de encontrar los labios de Seokjin en un beso profundo y apasionado.

Seokjin se dejó llevar, su cuerpo convulsionando mientras el placer lo recorría. Namjoon lo siguió poco después, sus movimientos intensificándose antes de llegar a su propio clímax, dejó escapar un gemido bajo.

Se quedaron así, abrazados, respirando juntos mientras el eco de su pasión se desvanecía lentamente. Namjoon acarició suavemente el rostro de Seokjin, sus ojos llenos de una ternura que decía más que cualquier palabra.

—Te quiero, Jin —murmuró Namjoon.

—Y yo a ti, Nam. Más de lo que imaginas —expresó Seokjin aún con la respiración agitada.

Ambos se recostaron en la cama, sus cuerpos entrelazados y sus respiraciones entrecortadas. Se miraron a los ojos, sintiendo una cercanía y una vulnerabilidad que nunca antes habían experimentado.

A la mañana siguiente, descansaban en la cama, sus cuerpos aún entrelazados y sus respiraciones lentas. La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la suave luz que se filtra a través de las cortinas.

Namjoon sintió su teléfono vibrar en la mesita de noche. Se incorporó lentamente, tratando de no despertar a Seokjin y alcanzó el dispositivo.

Se incorporó ligeramente y contestó la llamada que le extrañó bastante considerando el horario en la que se estaba haciendo, su expresión cambió rápidamente de relajada a preocupada.

Namjoon se levantó de la cama, llevándose el teléfono al oído mientras se alejaba un poco de Seokjin para no molestarle.

—¿Hola? —contestó Namjoon, con su voz aún un poco somnolienta.

Al otro lado de la línea, una voz alarmada y urgente le habló rápidamente.

—Namjoon, tenemos una situación grave. La pintura... fue robada del museo anoche —informó la voz con desesperación.

Namjoon se quedó en silencio por un momento, sintiendo cómo la información se asentaba en su mente. Su expresión pasó de la incredulidad al pánico y luego a la furia controlada.

—¿Qué? ¿Cómo pudo suceder eso? —cuestionó tratando de mantener la calma, pero su voz traicionó su agitación.

La voz del otro lado explicó los detalles de la seguridad comprometida y la falta de pistas hasta el momento.

Con el móvil aún en el oído, Namjoon visiblemente agotado, se giró hacia Seokjin, quien ya estaba despierto aun acostado boca abajo con la mirada en el patio, su cuerpo estaba cubierto a medias por las sábanas blancas y una leve sonrisa en el rostro.

Namjoon sintió una punzada de traición y sospecha al verlo tan tranquilo. Su corazón se aceleró y su mente se llenó de dudas.

Namjoon colgó el teléfono sin dar una respuesta ante la mala noticia recibida, su mente corría a mil por hora. Se giró hacia Seokjin, que ahora lo miraba con algo de preocupación y curiosidad por su expresión tan seria.

—¿Qué sucede? —preguntó el omega con voz ligeramente somnolienta.

Namjoon avanzó hacia la cama con sus ojos llenos de sospecha y traición.

—La pintura... —masculló—. Fue robada del museo anoche —anunció Namjoon en voz baja.

Seokjin se incorporó en la cama, y en su rostro se reflejó la sorpresa y algo más difícil de descifrar para el alfa.

—¿Qué? —respondió Seokjin.

—¿Tienes algo que ver con esto? —preguntó Namjoon cas de manera acusadora.

La desconfianza y el dolor eran evidentes en el rostro de Namjoon, pero el omega negó con la cabeza de inmediato, engrandeciendo sus ojos ante la acusación del alfa.

—No, alfa. Te prometo que no tengo nada que ver con esto —respondió con su voz algo temblorosa, tratando de mostrarse firme.

Namjoon se quedó en silencio por un momento, procesando la información su mente en ese momento era un torbellino de emociones encontradas. En la balanza teñí dos cosas, creer o no en las palabras de Seokjin.

Después de todo, desde un principio ha mostrado interés en esa pintura y en la conseguiría a como diera lugar. No podía ignorar tampoco que se declaraba a sí mismo a alguien "no precisamente bueno" o "peligroso". No le dejaba mucho que hacer más que desconfiar por completo en él.

Seokjin giró la cabeza para encontrarse con la mirada seria de Namjoon, una mirada que realmente le asustó y que no pensó que obtendría de él hasta ese momento.

Antes de poder decir algo, el sonido de su móvil interrumpió sus próximas palabras. Llevó su mirada al celular que vibraba sobre la mesita de noche y se levantó de la cama cubriendo su cuerpo desnudo con las sábanas.

Namjoon por su parte volvió a marcar el mismo número que lo llamó antes y ver a Seokjin descolgar la llamada le causó algo indescifrable en su interior. Se sintió como si estuviera haciéndolo en su cara y se burlaba de él.

El omega se apresuró en descolgar al ver que se trataba de Hoseok, pero antes de poder decir algo, Namjoon le arrebató el móvil de las manos y colgó .

—¿Qué te pasa? —preguntó Seokjin, intentando mantener la calma.

Namjoon también colgó la llamada que estaba haciendo en el momento y se enfrentó a Seokjin.

Namjoon se vistió rápidamente, sus movimientos eran bruscos y llenos de ira.

—Todo esto, tus sentimientos, ¿fueron solo una trampa para robar la pintura? —preguntó el alfa casi en un hilo de voz.

Seokjin con la sábana aun cubriéndolo volvió solo a negar con la cabeza.

—Namjoon, te juro que no tuve nada que ver con esto. Mis sentimientos son reales —replicó tratando de calmar al hombre frente a él.

Namjoon se rehúsa a calmarse con su furia alimentada por la traición percibida. Se le dificultaba mantener la calma ahora que su mente estaba asimilando todo lo que estaba pasando.

—¿Cómo puedes hacerme esto después de que te confesé lo que siento? —gritó Namjoon con desesperación y dolor.

Por la mirada que le dedica Seokjin y sus palabras. Namjoon una vez más se debatió entre creer en la inocencia de Seokjin o actuar contra él, pero no tuvo tiempo para ello cuando tenía un asunto que resolver.

Furioso y confundido recogió sus pertenencias y se dispuso a salir. Seokjin lo detuvo algo desesperado de perder la poca confianza que tenía Namjoon en el.

—Namjoon, por favor, créeme. Yo no tuve nada que ver. Te prometo que te ayudaré a recuperar la obra —se excusó Seokjin en un acto de desesperación.

Namjoon se detuvo en la puerta aun dándole la espalda.

—¿Por qué debería creerte? Solo quieres la pintura para ti, ¿verdad? —respondió—. Me trajiste hasta aquí con esa intención.

Seokjin se mantuvo detrás de él, angustiado y desesperado por estar bajo la mirada del alfa, que se diera cuenta de la sinceridad de actos en sus miradas.

—No, Nam. Te ayudaré porque me importas. Porque lo que siento por ti es real —masculló—. Esto no tiene que ver conmigo.

El alfa tomó la perilla de la puerta y la dejó entreabierta antes de darle una respuesta al omega que seguía detrás suyo.

—Voy a esperar antes de tomar una decisión final. Pero si descubro que mentiste...

Namjoon dejó la amenaza en el aire y simplemente salió de la habitación. Dejando a Seokjin solo, planeando su próximo movimiento mientras la puerta se cerraba detrás de él con un clic final que dejó la habitación en completo silencio y al omega de pie frente a esta tan solo con las sábanas blancas cubriendo parte de su cuerpo desnudo.

Miles de sentimientos recorrieron todo su cuerpo en aquella habitación de hotel, donde todos sus pensamientos terminaron siendo dirigidos a una sola cosa. El robo de la pintura.

Hola, hola solecitos. Me he tardado demasiado para terminar este fic interactivo, admito que lo descuide un poco, pero ya estoy publicando desde hoy sus últimos capítulos.

Mientras, cuéntenme que les pareció, ¿ustedes creen que Seokjin haya robado la pintura y su encuentro con Nam esa noche fue parte del plan? Los leo.

Nos seguimos leyendo mañana con otro capítulo. Iré acochínalo a medida de que vaya editando.

Adelanto: Enfrentamiento, Jungkok, Yoongi. Taehyung.

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