Gatito

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— ¡Esto no es normal! — Exclamó Zeldris mientras caminaba en círculo en su habitación, intentando explicar porque Gelda era un gato con pelaje blanco.

La chica, o más bien gata, miraba con tranquilidad al demonio. A diferencia de él, ella comprendía un poco el por qué estaba así pero era incapaz de comunicárselo. Gelda comenzó a maullar para llamar su atención, cosa que funcionó.

— Lo siento, me altere… ¿No duele? — Después de preguntar eso, Zeldris se sintió como un estúpido. Ella era un gato, posiblemente su mente también lo fuera pero al ver que ella negó con su cabeza, él sonrió. — ¿Puedes entenderme?

Sí… Estoy bien, solo es mi apariencia la que cambio. — Habló Gelda, pero lo que en realidad dijo fueron maullidos. Ella se vio un poco frustrada ante su nula comunicación. Sin embargo, al sentir cómo Zeldris la abrazaba con tranquilidad, la relajó.

— Terminaré con el papeleo de este tonto reino, e iremos a Liones… — Gelda maulló con alegría antes de lamerle a Zeldris su mejilla derecha. —  Espero que al menos mi hermano se encuentre bien... Bueno, la verdad no.

(*w*)

— ¡Meliodas, por favor deja de cazar a Hawk! — Gritó Elizabeth mientras veía como el pequeño gato negro corría detrás del pobre cerdo, quien tenía toda la parte trasera llena de rasguños.

— Capitán, por favor… — Dijo Diane preocupada por la posible captura de Hawk, que significaría una tortura para el cerdo. — Oye, Ban. ¿No puedes detenerlo?

— De hecho, si puede. — Comentó King con molestia. — Pero creo que no lo hace porque el capitán se ve adorable.

— ¡Así es! No puedo arruinar su diversión. — Dijo Ban de manera melódica, pero al ver la mirada de desaprobación de Elaine, suspiró derrotado. — Bien, pero hay que admitir que es adorable cuando corre así.

Ban con un rápido movimiento de manos, capturó a Meliodas y lo colocó en la barra. Hawk cayó al suelo agitado, intentando recuperar las fuerzas. Elizabeth caminó hacia el cerdo y comenzó a curarlo. King se acercó al pecado de la avaricia y a su capitán con preocupación.

— ¿Capitán? — Intentó King entablar una conversación, pero Meliodas lo miró mientras ladeaba su cabeza. — ¡Es tan tierno!

— Tienes razón. — Concordó Ban con ánimo mientras acercaba su mano para acariciarlo, pero Meliodas le gruñó. — Vaya, vaya. El Capi~ está de buen humor.

Meliodas le dio golpecitos a la mano de Ban para indicarle que no lo tocara, pero a él le dio igual y lo acarició. El gato reaccionó de manera agresiva, pues comenzó a morderlo con fuerza.

— Síp, está de buen humor. — Afirmó Ban con entusiasmo para tomarlo entre sus brazos. Meliodas comenzó a morder, golpear y gruñir de manera descontrolada.

— Ban, no creo que Meliodas quiera ser abrazado. — Comentó Elaine preocupada por la reacción del gato.

Elizabeth sonrió al ver a los chicos jugar con Meliodas. Elaine y Diane se acercaron a la princesa, quien rieron con tranquilidad.

— Me alegro que estés más tranquila, Elizabeth. — Dijo Elaine con alivio, cuando llegaron la chica parecía un caos de nervios. — Ya verás que pronto se solucionará.

— Es cierto. — Comentó Diane mientras abrazaba a Elizabeth, quien correspondió su acción. — Estoy segura que si Zeldris fue a Camelot, presionará a Gowther para que se comunique con Merlín… Oigan, ¿cómo creen que esté Gelda?

La chicas se quedaron pensativas mientras intentaban imaginarse el estado actual de la vampiro. Elizabeth miró de reojo a Meliodas y rezó para que Gelda no estuviera del mismo modo.

— Yo digo que bien. — Dijo King, quien se acercó a las damas. — Estoy seguro que Zeldris cuidaría bien de ella.

Diane y Elaine concordaron con el rey hada, pero por alguna razón Elizabeth seguía inconforme. Cuando Ban se les acerca emocionado.

— Oigan, miren esto. — Levantó a Meliodas, quien se retorcía entre sus manos. — Ahora, esto.

Ban le dio el gato a King, cosa que lo tomó desprevenido. Meliodas se quedó quieto pero tenso. Ahora, Ban volvió a tener al gato entre sus manos y se volvió salvaje.

— ¿No es divertido? — Habló Ban animadamente mientras jugaba con Meliodas, quien le gruñía y arrañaba.

— ¿Y si se lo das a una de las chicas? — Preguntó Hawk con curiosidad ante la actitud de Meliodas.

Ban sonrió con entusiasmo. — Es un genio, maestro.

Y así, Meliodas pasó en cada brazos de las personas de la taberna. Con Elaine, el gato solo maulló de manera pausada y larga, mientras dejaba caer el peso de su cuerpo en los brazos de la pequeña hada. Diane rió con emoción al ver que el capitán solo lamía sus patitas sin mucho interés cuando lo cargaba.

— ¡Capitán! — Exclamó Diane con furia al ver que Meliodas se restregaba en los pechos de Elizabeth, quien era su turno de cargarlo. Él ronrorneaba animadamente.

Elizabeth sonrió avergonzada ante las acciones de Meliodas, de una u otra manera le agradaba que él fuera así solo con ella.

— Se nota que es Meliodas… — Murmuró Hawk con ligera obviedad.

(*w*)

— Gelda, mira hacia acá. — Habló Escanor con una voz muy rara, mientras intentaba llamar la atención de la gata blanca.  Gowther comprendía lo que Zeldris le estaba explicando, señalando algunas partes de un libro. — Gelda…

Es tan divertido. — Pensó Gelda con ligera diversión. Ella podía ignorarlo a pesar de sus súplicas, los gatos eran conocidos porque les valía todo. Y vaya que era muy divertido hacerlo, ahora los comprendía. Maulló con calma mientras se alejaba de Escanor y avanzaba hacia Zeldris y Gowther.

Aumentó su volumen al querer llamar la atención del demonio, cosa que funcionó a la perfección pues él la notó y la levantó. — Ya mero terminó.

— Hablas como si ella te entendiera. Zeldris tengo que informarte que Gelda es un gato en todo el sentido. — Comentó Gowther con curiosidad, pues desde su punto de vista, ella era un gato.

— Sé que ella puede entender todo lo que le digo. — Dijo Zeldris serio y confiando de su intuición. — Como sea, me alegro que hayan comprendido todo lo que les expliqué.

— Sí y estamos muy agradecidos. — Gowther sonrió con alivio, así como Escanor. — Por ello, me encargue de comunicarme con Merlín. Pronto ella irá a la taberna.

— Gracias. Ver a Gelda en ese aspecto es muy tierno pero no me siento cómodo. — Dijo Zeldris sinceramente mientras colocaba a la gato en su hombro. Ella con gran agilidad se acomodó en éste.

— Antes de que se retire, ¿puedo acariciar a Gelda? — Pidió Escanor amablemente, pues la pequeña gata había escapado del tacto de los dos miembros de siete pecados capitales. No es que le molestara, sino que era divertido ver sus rostros de decepción al no poder tocarla.

— Está bien. — Fue todo lo que les dijo. Zeldris miró con una sonrisa a Gelda. — Sé que es divertido, pero deja que al menos te toquen. Si te lastiman, no te preocupes; yo les cortaré sus extremidades.

Escanor palideció y Gowther rió ante las palabras de Zeldris. Gelda simplemente soltó un maullido en forma de aceptación y saltó de su hombro a la mesa, donde esperó con calma a que la tocaran.

Maulló con suavidad al sentir a Escanor acariciar su cabeza con suavidad, como si tuviera miedo de lastimarla. Gowther fue más atrevido y la abrazó con ternura, Gelda lamió su rostro con alegría. Por alguna razón, a la gatatita le gustaba ser mimada. Zeldris miraba con tranquilidad, pronto ésto se resolvería.

(*w*)

Meliodas corría muy concentrado en el punto de luz que intentaba tocar inútilmente. Ban reía ante la emoción del gato, él estaba jugando con el reflejo de un espejo para que su capitán se distrajera. King y Hawk miraba con burla la ingenuidad del animal felino.

— Eso lo mantendrá ocupado. — Murmuró Diane con cansancio, mientras barría el desorden que su capitán había hecho. Elizabeth rió ante la cara de su amiga, ella y Elaine estaban ayudando a limpiar.

Meliodas había estado de travieso. Ni ellas saben cómo él llegó a la repisa donde estaban las botellas. Para cuándo se habían dado cuenta, él había tirado al menos diez de éstas mientras los miraba inocentemente.

— Vamos, capitán. Sé que usted lo puede atrapar. — Rió Ban ante la determinación de Meliodas de querer atrapar esa luz. Pensó unos segundos y le dio el espejo a King, quien lo miró confundido. — Voy a hacer algo de comer, pronto será hora de la comida. Sigue entreteniéndole.

Ban y Elaine, quien ya había terminando de limpiar, fueron a la cocina con una sonrisa, para incomodidad de King. — ¿Cómo se supone que voy a…? ¡Ah, mi ala!

Meliodas mordía el ala derecha de King de la parte inferior. El hada comenzó a moverla con rapidez para quitárselo de ahí.

— ¿Duele mucho? — Preguntó Hawk con curiosidad.

— ¡¿Tú que crees?! — Gritó King con lágrimas de dolor en sus ojos. Meliodas se aferró al ala del hada con firmeza, causándole más dolor. — ¡Quitenmelo!

Diane corrió hacia su pareja para quitarle el gato pero Meliodas la arañó, cosa que molesto a King. El rey hada comenzó a mover su mano para invocar y usar su arma, eso alertó a Elizabeth, quien se acercó a ellos.

— ¡Meliodas, suelta esa ala en este instante! — Exclamó Elizabeth molesta, sorprendiendo a todos, incluso al mismo gato.

Como si estuviera arrepentido, Meliodas soltó el ala de King, cayendo al suelo para luego acercarse a Elizabeth con una mirada triste. Estaba aplicándole la técnica secreta de cualquier animal, unos ojos grandes y cristalinos. Todos los presentes se sintieron mal por gritarle al gatito, pues era su instinto y no lo hacía por gusto.

— Oh, Meliodas… — Murmuró Elizabeth arrepentida, agachándose para tomarlo entre sus brazos y mimarlo.

— Genial, todos han caído en su juego… — Murmuró Hawk con molestia, pues sabía que Meliodas si entendía todo lo que hacía... O al menos, eso sentía. — Supongo que le dejaré disfrutar esto…

En ese momento la puerta se abrió, dejando ver a Zeldris con una gata blanca en sus brazos. Meliodas al verlos, saltó lejos de los brazos de Elizabeth y corrió hacia los recién llegados. La princesa de Lionés se sintió mal, porque creyó que su gato demonio seguía sentido con ella.

— Pero qué tenemos aquí, un feo gato. — Murmuró Zeldris con superioridad. Meliodas le gruñó y arañó a su hermano, quien no le tomó mucha importancia pues estaba dejando con cuidado a Gelda en el suelo.

— ¡¿Gelda también?! — Exclamó Diane preocupada, pero al ver la elegancia de la gata y su hermoso pelaje, gritó emocionada. — ¡Es tan bonita!

A diferencia de Meliodas, Gelda se acercó a Diane, quien no dudó en acariciarla con suavidad. King se le unió con entusiasmo. — Ella es tan linda…

Elizabeth observó con preocupación el estado actual de la novia de su cuñado pero al ver que Zeldris estaba tranquilo, decidió seguirle. Meliodas miraba serio al demonio de cabellos negros, quien lo agarró con una mano y se lo llevó hacia donde estaban King, Diane y Gelda.

— Supongo que ya me esperaba ver a mi hermano en un estado salvaje. — Comentó Zeldris con burla mientras lo dejaba al lado de Gelda.

No parece enojado conmigo… ¿Él no lo sabe? — Habló Meliodas para sí mismo, pues nadie le entendía a sus maullidos, al menos eso creía él.

No, no lo sabe. — Comentó Gelda con tranquilidad, sorprendiendo a Meliodas. Ella sonrió tiernamente, no solo por las caricias de la gigante y hada, sino que era de manera tranquilizadora para su cuñado. — No creo que sea un buen momento para que Zeldris te golpeé o torture.

Muchas gracias, no pensé que te fueras a preocupar mucho por mí. — Rió Meliodas, aunque para los demás no animales, él estaba gruñendo. — Yo desperté de está forma. ¿Y tú?

Igual. Pero pronto volveremos a nuestro estado normal, Gowther se comunicó con Merlín. — Dijo Gelda con esperanza. — Espero que esto acabe pronto. Me siento rara siendo un animal.

Pues para mí, esto es normal. Es como si estuviera en mis sentidos demoníacos. — Comentó Meliodas algo pensativo. — Como sea, es divertido ver que todos crean que soy un simple animal.

Lo sé, sin embargo, Zeldris si tiene la idea de que yo le entiendo. — Gelda miró a Zeldris y éste le sonrió. — No lo pude evitar, no me gusta verlo preocupado por mí.

Por eso me agradas, Gelda. Estoy feliz de que tú y Zeldris se hayan encontrado. — Meliodas se acercó a la gata para  restregarse contra ella. Como no podía estrechar las manos, fue lo único que se le vino a la mente para agradecer.

Desde el punto de vista de los demás, incluido Hawk, quien por alguna razón no les podía entender pero si intuía que algo estaba ocurriendo, los gatos estaban magullándose entre sí.

— Awww… El capitán y Gelda se llevan muy bien. — Dijo Diane enternecida por la curiosa situación de los nombrados.

— Aparte, el capitán es más pequeño que Gelda. Eso lo hace más tierno, ¿no lo creen? — Mencionó King con ánimo, haciendo que  Diane y Elizabeth asistieran con sorpresa de ver que era verdad.

— Oye, Gelda. — Todos vieron con duda a Zeldris pero se sorprendieron aun más al ver que la gata lo miró con curiosidad. — ¿Meliodas entiende lo que está pasando?

Oh, no… — Pensó Meliodas al ver a Gelda, quien ladeó la cabeza pensativa antes de mirarlo con duda.

Para sorpresa de todos, menos Zeldris, Gelda maulló negando con su cabeza. Todos estaban impactados de que ella le hubiera entendido al demonio, y Meliodas de que ella lo hubiera encubierto.

¿Por qué hiciste eso? — Preguntó Meliodas algo confundido, observando a Gelda lamerse una de sus patitas.

Velo como un favor. En el futuro yo necesitaré que me hagas uno. — Fue todo lo que Gelda dijo, antes de caminar a la cocina.

— Parece que tiene hambre. Iré a ver que le pueden hacer. — Dijo Zeldris, siguiendo a Gelda hasta la cocina.

— Capitán, ¿por qué no es como Gelda? — Reprochó Diane ante la mirada seria de Meliodas, quien se acercó a Elizabeth.

— ¿Meliodas? — Dijo Elizabeth al ver él comenzó a soltar maullidos. Como si supiera de qué estaba hablando, la joven lo agarró y lo abrazó, él se estaba restregando contra su pecho mientras ronroneaba.

— ¡Ay, capitán! ¡Usted nunca cambia! — Bufó Diane con molestia.

— Supongo que tendremos que esperar a ver que pasará… Solo espero que esto no sea definitivo. — Dijo King con preocupación por el estado actual de sus amigos. Diane y Elizabeth asintieron de manera compresiva, mientras Meliodas se sintió mal por ver así a su pareja.

El tiempo pasó y todos habían comido y descansado. El sol se estaba empezando a ocultarse y ellos no tenían idea de cómo resolver el asunto de Meliodas y Gelda; y aun no había rastro de Merlín.

— Ah... Se está tardando, ¿no? — Habló Ban algo aburrido, pues pese a que era divertido ver a Meliodas en ese aspecto, no era lo mismo.

— Gowther sólo me dijo que se comunicó con Merlín más no dijo con exactitud cuando iba a venir. — Dijo Zeldris con una pequeña sonrisa, estaba jugando con Gelda. Ella intentaba morderlo mientras él la tocaba rápidamente su nariz.

Elizabeth sonrió tiernamente al ver a Meliodas dormir plácidamente, lo curioso en este caso es que debido a su tamaño, él estaba echado en su pecho. — Espero que esto no empeore, simple se quede así antes de que venga Merlín.

— Me pregunto porque de repente ellos se transformaron a ese aspecto, si cuando nos fuimos estaban bien… Al menos, la señorita Gelda. — Comentó King con curiosidad. Cuando de pronto se abrió la puerta, dejando pasar a una Merlín con ánimo y un joven Arthur alegre.

— Hola a todos. — Exclamó Arthur, quien en su hombro estaba Cat. Soltó un grito mudo al ver a Gelda. — Que bonita gata.

Antes que Zeldris dijiera algo, Gelda se había levantado a ser mimada por Arthur, quien no desaprovechó la oportunidad. El demonio miró con seriedad a su gatita ser acariciada por el joven rey.

— Parece que alguien está celoso. — Murmuró Ban a Zeldris con un toque malicioso. Con un solo golpe, el demonio mandó al humano inmortal contra la pared. Elaine miraba con preocupación a su amado, mientras que el pequeño demonio ni se inmutó.

— ¡Otro gato! — Exclamó Arthur con emoción al ver como Meliodas caminaba hacia ellos, aunque de manera floja. — Es un bebé...

— Es Meliodas. — Dijo Merlín, sorprendiendo a Arthur. Señaló al otro felino. — Esa es Gelda.

— ¡¿Qué?! — Exclamó Arthur sin poder creerlo mientras miraba a ambos gatos. Cat se bajó del hombro del chico para acercarseles a los de su misma “especie”.

Hola, ¿puedes decirles que me den agua? — Habló Gelda educadamente. — He intentado hacerles entender pero creyeron que quería pescado… — Murmuró algo decepcionada.

¿Crees que nos entienda? — Cuestionó Meliodas al ver a Cat, quien sonrió mostrando sus dientes filosos, haciendo que el gato negro erizara su pelaje con precaución.

— Dice la señorita Gelda si le pueden dar agua. Y sí, puedo entenderte pequeño demonio. — Dijo Cat, llamando la atención de Merlín y sorprendiendo a los demás.

— Interesante… — Murmuró Merlín con intriga.

Zeldris sin decir nada más fue a la cocina por un poco de agua mientras Diane y King miraban con seriedad a Meliodas, quien maulló de manera inocente.

— Así que el capitán podía entendernos… — Murmuró Diane con molestia mientras lo tomaba con una mano, Meliodas comenzó a retorcerse para escapar de la gigante pero fue inútil. — Creo que a alguien le gustaría tomar un baño.

Al escuchar la palabra “baño”, Meliodas comenzó a maullar con fuerza y a gruñir. King sonrió ante el castigo que quería hacerle al gato, en cambio Elizabeth estaba preocupada por el pequeño. Merlín había estado callada todo el rato, analizando la situación.

— Antes de que se lleven al capitán a bañar, dejenme revisarlo a él y a Gelda para ver que es lo que está pasándoles. — Dijo Merlín, que con un poco de magia hizo que Diane lo soltara para llevárselo levitando. — Necesito que vengas Cat, y tú también, Gelda.

Gelda salía de la cocina junto a Zeldris, quien miraba con precaución a la maga. Cat y la gatita  avanzaron hacia Merlín sin dudarlo.

— Me quedaré aquí mientras tanto. — Dijo Arthur con una sonrisa. Los labios de Merlín se elevaron suavemente.

Observó que Zeldris y Elizabeth se acercaron a ella, pero Merlín los detuvo. — Lo siento, de hecho necesito que sea privado. Vendré cuando terminé de examinarlos.

— Espera. — Dijeron Elizabeth y Zeldris pero Merlín junto a los felinos habían desaparecido, dejándolos preocupados.

No es que no confiaran en la maga, bueno, Zeldris no lo hacía y Elizabeth no confiaba en Meliodas. Ambos suspiraron, supongo que era lo mejor para todos.

— Elizabeth, ¿qué tal si descansas un poco? — Comentó Elaine en un intento de relajar a la chica. Notó que se veía algo cansada. — Te vez algo agotada, de seguro no dormiste bien.

— Apuesto a que Meliodas no te dejó dormir, ¿verdad? —Dijo Diane indignada de lo que su amiga había sufrido.

Elizabeth simplemente apartó su rostro para ocultar su gran sonrojo. — Iré a tomar un siesta. Con permiso. — Dijo suavemente para disimular sus nervios.

Arthur se acercó a a Zeldris con confianza, cosa que no sorprendió al demonio. — ¿Quieres que hagamos un combate?

— ¡Sí! — Dijo Arthur con decisión. Zeldris asintió y ambos salieron de la taberna. — Vamos, será divertido.

— Yo me les uno. — Comentó Ban siguiéndolos, King igual. Elaine y Diane se miraron y soltaron una risa.

— Supongo que será divertido verlos en acción. — Dijo Elaine mientras ambas chicas salían de la taberna.

— ¡Por fin, tranquilidad! — Exclamó Hawk, dirigiéndose a comer las sobras con calma y gusto. Ya nadie lo molestaría por un buen rato.

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N/A: Hola a todos, ha sido un buen tiempo sin subir un nuevo capítulo. Lamento la tardanza, me quedé bloqueada en esta historia; o sea si se como lo quiero plantear pero al momento de escribir se me va la idea. Lamento los errores de ortografía y gramaticales.

¡Muchas gracias por leer y que tengan un bonito día!

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