¿qué somos?

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Es martes y ayer por la tarde salieron junto a Jennie a tomar un helado y a patinar un poco, Jennie estuvo con su ceño fruncido y cara de preocupación durante todo el tiempo, la tomaba de la cintura cada que subía al skate y cada que se tiraba por la rampa podía ver en los ojos de la alfa como se le escapaba el alma. Lisa solo se limitó a reírse y a decirle a la alfa que esto era algo que hacía muy a menudo.

Y si Lisa se enamoró un poco más por eso, o si Lisa dejó que Jennie se escondiera en su cuello para que la olfatee y supiera que todo estaba bien, nadie tenía que saberlo.

Sonríe y lleva otra cucharada de su cereal con leche a su boca. Jennie también la invitó al partido del jueves y nunca admitirá que esta vez sí irá encantada por ir a ver a la alfa. En estos últimos días pudo notar el cambio drástico que tuvo Jennie con ella y con todos a su alrededor en general, es como si ahora se hubiera convertido en la alfa perfecta, el tipo de alfa que Lisa siempre quiso.

―Buenos días, cachorrita ―Ben, su padre, le deja un beso en su coronilla y camina hacia los estantes para servirse el desayuno―. ¿Qué haces despierta más temprano de lo normal, cariño?

―Anoche me quedé dormida temprano y hoy me desperté antes de la alarma y ya no pude volver a dormir —hace un puchero y su padre la arrulla mientras la abraza.

―Oww, mi pobre cachorrita. ¿Hay algo mal o es tu colchón? ―él pregunta con sincera preocupación y vuelve a lo suyo, se sirve café.

―No, papi, solo llegué algo cansada ayer y luego de la cena caí muerta en la cama —sonríe para tranquilizarlo y el mayor asiente en entendimiento.

―¿Y cómo te la pasaste con Jennie? ―Ben tiene esta mirada de padre curioso y de alfa posesivo a la vez. Intenta no rodar sus ojos ante el tono de voz.

―Muy bien en realidad, paseamos un rato y la llevé a la pista de skate. Ella estuvo toda asustada y preocupada porque la idiota pensó que me iba a lastimar —se encoge de hombros y sonríe.

―Pero tiene razón en eso, podrías caerte y lastimarte. Ya te lo habíamos advertimos —Lisa rueda sus ojos y sonríe cálidamente ante el ceño fruncido de su padre y su mirada de preocupación.

Estos alfa y su tonta sobre protección. Recuerda la primera vez que decidió usar un skate frente a sus padres, muy mala idea. No era la primera vez que usaba uno, había estado practicando con el skate de Seulgi y ya había encontrado la forma correcta de mantener el equilibrio y estaba comenzando a hacer trucos, pero el destino decidió poner una pequeña piedra delante de la rueda y no supo mantener el equilibrio a tiempo. Seis alfas la rodearon, todos con cara de preocupación y quemando con la mirada al skate y a Seulgi.

―Tienes que ser más cuidadosa con esas cosas, cachorra —su papá Jiun está en la entrada de la cocina con todo su cabello despeinado y con sus manos apoyadas a los costados de su ancha y marcada cintura.

―¡Papá! ―se queja y se echa para atrás en la silla, hace un puchero y su padre suspira en negación―. Ya tuvimos esta charla y ya me compraron el skate, saben que sé usarlo correctamente.

―Pero aún así puedes lastimarte.

Su hermano Somchai está arreglado para ir al colegio y Khalan lo sigue por detrás con el cepillo de dientes en su boca.

―¿Papi Ben, me haces el desayuno? ―Khalan habla con espuma de pasta y su padre se levanta de la silla para preparar el desayuno―. Casi me quedo dormido y voy tarde a entrenar.

La puerta sonando hace que todos detengan sus movimientos y dejen de regañarla por usar una tonta skate, todos se miran curiosos y ella solo se permite achicarse en su lugar y enrojecer silenciosamente.

—¿Quién...? ―las palabras de Jiun quedan en el aire porque los gemelos gritan desde las escaleras.

―¡Lisa, tu novia vino a recogerte! ―y si estaba roja antes, de seguro ahora está burdeos.

―¡No es mi novia! ―grita y todos los alfas de la casa gruñen mientras comienzan a caminar hacia la puerta―. ¡No, yo abro!

Su papi Ben es quien gana la carrera y abre la puerta, una pizca de pomelo y sandía se filtra por su nariz y sonríe. Ayer por la tarde acordaron que Jennie la pasaría a buscar para ir juntas a clases. Sube las escaleras rápidamente para buscar su mochila y cuando está saliendo de su habitación su padre la hace detenerse.

―¿Estás saliendo con esa alfa, cariño? ―Jiun pregunta cuidadosamente y Lisa suaviza su ceño.

―No es mi novia, ni me está cortejando. Solo... somos amigas, supongo —baja la mirada y se encoge de hombros mientras juega con sus dedos.

―No quiero que te lastimen, eso es todo, cachorra. Sé lo mucho que te gusta esa alfa y me preocupa que te haga daño, hay algo en ella que no me deja tranquilo —dice con el ceño fruncido y una mueca en su rostro.

―Solo son cosas de papá alfa protector ―le sonríe y lo abraza fuertemente por su torso―. Aún así, te quiero mucho pa. Pero no tienes que preocuparte —con un sonrojo y una sonrisa de cachorra su padre la deja escapar por la escaleras.

Jennie la está esperando en la entrada de su casa mientras es rodeada por todos sus hermanos y su papi Ben. Se despide de todos con abrazos y los alfas procuran dejarle un beso en su coronilla antes de dejarla ir. Jennie también la saluda con un beso en la coronilla y le abre la puerta del auto con una cálida sonrisa.

Pero Lisa no puede hacer otra cosa más que pensar en lo que le dijo su padre. ¿Realmente qué son con Jennie?

***

No es una cosa de que Lisa sea irresponsable y no escuche a los seis alfas que viven con ella cuando le dicen que debe cuidarse más con el clima, sino que el universo la odia y por eso mismo el día que tomó la idea más inteligente de no llevar paraguas es cuando la lluvia amenaza con caer al final del receso escolar.

Sus clases terminaron y apenas caen chabuscos, de todas formas debe aferrarse al sweater de su padre y fingir que está perfecta con quedarse a ver a Seulgi y a Jennie entrenando bajo la fina capa de agua. Odia tanto que los tontos alfas y betas sientan menos el frío, también desearía poder tener a su lado a uno de sus hermanos para que la abrace mientras tiembla, en su lugar tiene a una Jisoo suspirando a su lado y que apenas le está prestando atención.

―¿No deberías abrazarme y cuidar de tu mejor amiga omega para que no se resfríe? ―pregunta irónicamente y la azabache a su lado solo se limita a asentir―. Te estoy pidiendo que me abraces, idiota.

―¿Eso no hará que tu novia se ponga celosa? ―Jisoo se gira a mirarla con gracia y la codea.

―No somos novias, ella ni siquiera me está cortejando ―se cruza de brazos, ni siquiera quería tanto el maldito calor corporal de Jisoo―. La única que se pondrá celosa es tu novia —Kim solo se limita a sonrojarse y quedarse callada en su lugar.

Ver a las chicas y chicos entrenar siempre le resulta algo entretenido, ver como se golpean entre todos y le hacen burlas al entrenador es bastante divertido. Esta vez el entrenamiento se suspende a mitad de hora porque la lluvia no cesa y se hace mucho más fuerte y escandalosa. Jisoo se despide con un rápido abrazo y con la excusa de que tiene que recoger a su hermana del colegio porque discutió con alguien.

Así que toma el camino a los vestidores, donde todos los alfas y betas se están cambiando o bromeando entre sí, la otra mayoría debe estar en las duchas porque oye el agua correr. Seulgi se está secando el cabello cuando llega a su lado y decide tomar asiento en la banca donde está el bolso de la beta.

―Envidio que no tomaras un horrible resfriado después de estar bajo la lluvia —se queja y tapa sus ojos cuando el agua en las duchas deja de correr.

―¿Tienes frío? ―no puede ver su ceño fruncido pero sí escuchar perfectamente su tono de preocupación.

―Un poco en las bancas, Jisoo no quiso abrazarme ―hace puchero y abre sus dedos para dejar al descubierto uno de sus ojos―. Tampoco se ofreció a darme su campera, demasiado ocupada mirando a... ya sabes quién.

―¿Por qué no me pediste prestada mi campera del equipo, Lili? ―Jennie es quien habla y Lisa da una pequeña mirada antes de volver a tapar su ojo.

La pelinaranja acaba de salir de las duchas, tiene un poco de agua goteando desde su bonito cabello y pudo apreciar el hecho de que solo una toalla estaba atada bajo sus axilas, la sola idea de ver las piernas descubiertas de Jennie es lo que la hace tragar en seco.

―Porque no quería molestar, no es necesario —y porque no eres mi novia. Espera ansiosamente que su sonrojo esté siendo tapado por sus manos.

―Pero podrías enfermarte ―ambas, beta y alfa, hablan al mismo tiempo y nuevamente Lisa no puede notar su ceño fruncido pero sí su molesto tono de preocupación.

―¡No sean idiotas, el abrigo de pa Jiun será suficiente por hoy! ―se queja y destapa su cara para expresar su molestia con sus manos. Mala idea.

Si bien toda su vida a intentado ser indiferente frente a Jennie y lo ha logrado en muchas ocasiones, eso no quiere decir que internamente no piense en tirarse sobre la alfa y hacer cosas para nada apropiadas. Jennie solo tiene sus jeans negros y un top deportivo mientras intenta ponerse una remera. A Lisa le duele el pecho por aguantarse las ganas de pasar toda su lengua por los abdominales de la alfa.

―No es una exageración, panquesito, es una realidad y sería una lástima que te enfermes a nada del baile —Seulgi habla dulcemente y ella solo rueda los ojos cariñosamente ante el apodo.

―Tampoco tengo planeado ir, así que no es un gran problema para mí. Incluso disfruto enfermarme y recibir la atención de seis alfas —sonríe y desvía su mirada a Jennie, que la está mirando con una sonrisa. Vuelve su vista a Seulgi para no sonrojarse como una tonta.

***

Es cuando están caminando por el pasillo que Seulgi se queja de que olvidó algo en el vestidor, así que Lisa se ofrece a ir por ello mientras Seulgi enciende el auto y se pone en la entrada para que ella pueda mojarse lo menos posible. Si Lisa no fuera tan curiosa y si no tuviera tan buenos oídos, tal vez podría vivir unos segundos más en su fantasía.

Toma la remera deportiva de Seulgi y está comenzando su camino a la salida cuando en las duchas oye una discusión, un gruñido es lo que hace que reconozca a una de las alfas, Jennie. Jennie está discutiendo con otra alfa.

―¿Entonces la apuesta se queda en la nada? ―la otra alfa pregunta y Jennie vuelve a gruñir.

―No pienso seguir con esto, puedes hacer lo que quieras con Shuhua o con quien sea.

―No. Prometiste hacer enamorar a esa maldita omega y luego la humillariamos un poco en público. Tienes que cumplir más tus malditas palabras, Jennie ―frunce su ceño y espera la respuesta de la pelinaranja.

―Lisa fue parte de la apuesta, pero ya no quiero seguir con eso, Nayeon. Ya no me parece justo —traga e intenta estabilizarse.

―¿Entonces te enamoraste de verdad de esa maldita perra? ―Nayeon dice en burla y lo siguiente que escucha es un gruñido, pero se corta cuando estúpidamente se choca contra el equipo de alguien y cae al piso.

―¿Quién está ahí? ―sus pulmones duelen y sus ojos están nublados, Jennie sale de las duchas con los ojos oscuros, pero cuando la ve todas las expresiones de su rostro cambian―. ¿Lili?

Se levanta y corre. Aprieta la prenda de su amiga fuertemente mientras lo hace y nunca antes en su vida había deseado tanto que los malditos pasillos del colegio fueran más cortos, unos pasos detrás de ella hacen que sus piernas se muevan más rápido y todos los músculos de su cuerpo se quejan.

―¡Lili, espera! ―Jennie grita desde su espalda y ella solo corre, su omega se está quejando en su interior, pero Lisa no hace caso―. ¡Te lo puedo explicar!

La puerta de entrada se abre en un ensordecedor sonido y la lluvia es la primera en recibirla, el auto de Seulgi está en la entrada y corre hacia ella cuando una mano se ancla en su brazo derecho. No quiere mirar atrás, no quiere mostrarle su lado más vulnerable a esta alfa, no se lo merece.

―Lili, por favor, juro que puedo explicarlo —Jennie súplica desde atrás suyo e intenta voltearla, pero ella se clava en su lugar, negándose a que Jennie la vea llorar.

―Déjame ir, no quiero oírte —pide entre medio de un sollozo, la lluvia está haciendo que su suéter se empiece a empapar.

Es la bocina de Seulgi quien la salva y hace que la maldita alfa que sostiene su brazo la suelte, corre hacia el auto y cuando cierra la puerta y mira a través del polarizado sus ojos se llenan de más lágrimas. Jennie está corriendo hacia el auto y golpea la ventanilla, pero Seulgi es más rápida para irse.

―¿Qué pasó, Lili? ―Seulgi pregunta asustado mientras lucha con sus intentos de mirar hacia adelante o mirarla a ella.

―Solo, ¿puedes llevarme a casa, por favor? ―su voz congestionada por el llanto y su sollozo hace que la cara de preocupación de Seulgi sea más marcada.

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