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"Una noche, algunas Lunas atrás
Vi unas manchas que podrían ser luces
Pero puede ser que fueras tú
Acercándote sin saberlo"

Snow On The Beach (feat. Lana del Rey) – Taylor Swift

El príncipe Jimin salió en busca de su nana, cuando la encontró, pidió el botiquín.

—¿Estás bien, cariño? ¿Quién te hirió? — la mujer lo revisó, el príncipe alejó con cuidado -y cierta pena- las manos de su nana.

—Estoy bien, solo necesito cinta de microporos. Es para él. — señaló a Jungkook que venía detrás de él.

—De acuerdo. Ya vi el problema. — dijo la mujer con cierto recelo al observar los tatuajes en la mano del pelinegro. Éste escondió la mano con vergüenza.

—Sólo ve por la cinta, ¿de acuerdo? — le sonrió el príncipe a la mujer y esta asintió.

Cuando la entregó, miró por última vez a ambos chicos, sin pregunta siquiera porqué estaban juntos en primer lugar.

—Bien, dame tu mano. — Jungkook hizo lo ordenado y observó con el príncipe cubría con cuidado cada pequeño tatuaje que tenía en la mano.

Aunque fuera por pocos segundos, podía sentir que la mano del príncipe era suave.

—Listo. — dijo Jimin al revisar toda la mano y asegurarse que ningún otro tatuaje quedara a la vista.

—Muchas gracias majestad. Lamento que me viera en estas condiciones, yo...

—Yo no tengo ningún problema con los tatuajes, Jungkook. Estás a salvo. — Jimin le dedicó una media sonrisa al pelinegro.

Por fin se dirigieron al salón principal y pudieron notar lo entretenidos que se veían Yoongi y Taehyung.

—Listo, Yoongi. — Jungkook interrumpió la conversación que su amigo tenía con el menor de los Kim.

—De acuerdo, ahora vamos a...

—¿Todo en orden? — la madre de Jimin apareció de repente. Yoongi y Jungkook hicieron una reverencia de noventa grados, de nuevo.

—Claro, madre. Los músicos tenían un problema de nervios, pero está todo arreglado, no te preocupes. — se apresuró a contestar el príncipe.

—De acuerdo, solo quería saber porqué la música estaba demorando. — miró con cierta curiosidad a los cuatro chicos.

—Majestad, todo en orden, si nos permite volver al escenario, cantaremos más tiempo sin costo extra. — habló esta vez Jungkook y la reina sonrió.

—De acuerdo, si todo está en orden... Jimin, hay unas personas que quisiera presentarte. — tomó del brazo a su hijo y se lo llevó hacia en dirección opuesta del salón, sin permitirle siquiera despedirse o desearles suerte a los chicos.

La velada transcurrió un poco lenta, pero a Jimin solo le importaba seguir admirando a Jungkook cantar. De vez en cuando, volteaba en dirección al cantante y éste ya se encontraba observándolo desde el escenario con media sonrisa. Por alguna razón, eso le ayudó a Jimin a sobrellevar las conversaciones aburridas.

Cuando los invitados despidieron a los músicos con aplausos, Jimin no perdió tiempo en ir en busca de aquel lindo cantante.

Estaba por llegar a donde se encontraba el par que acababa de conocer, hasta que dos personas interfirieron en su camino.

—Jimin, buenas noches. — la voz de Namjoon lo distrajo.

—Namjoon, que agradable sorpresa, creí que estabas en la universidad. —dijo Jimin mientras fingía demencia de no haberlo visto horas atrás con la acompañante que tenía a su lado.

—Majestad, es un honor conocerlo. — dijo la mujer a un lado de Namjoon haciendo una reverencia hacia Jimin.

—Un placer, y muchas gracias por asistir a la velada. Sin embargo, me temo que debo retirarme por un asunto. Disfruten el resto de la noche. — sonrió y no le dio tiempo a la pareja de responder.

Su vista recorrió la ola de cabezas que se encontraba en aquel salón y había perdido de vista a Jungkook. Dios.

—¿Busca a alguien, majestad?

Oh, esa voz.

El rubio dio la vuelta y pudo divisar al lindo cantante que le sonreía en grande. La sonrisa de Jungkook lo hacía lucir adorable, a pesar de la pinta tan ruda que tenía, su sonrisa podía hacer iluminar el lugar.

Jimin estaba a punto de sonreír, sin embargo, alzó una ceja y mantuvo su semblante serio.

—Sólo quería felicitarlo por su actuación esta noche, señor Jeon. Por ser su primera vez en el palacio real, lo hizo bastante bien y parece que los invitados estuvieron conformes con su voz y la música de su compañero.

—Majestad, por favor, puede llamarme Jungkook, prometo que no me molestaré. — Jimin tenía que alzar un poco la mirada para poder mirar a Jungkook a los ojos. Era unos centímetros más alto que el príncipe; aunque no era tan alto como Namjoon, el simple porte de estatura y su físico era atemorizante.

—De acuerdo, Jungkook... Yo...

—¿Le gustaría caminar un poco por el jardín? Lo veo un poco asfixiado por tanta gente. — Jungkook extendió su brazo para que el príncipe lo tomara.

Jimin lo miró a los ojos por unos segundos, así que sólo asintió, pero, no tomó el brazo del más alto; comenzó su caminata hacia el jardín, seguido de un sonriente Jungkook.

Oh, si tan sólo un par de ojos curiosos provenientes de la familia Kim no los hubieran visto.

Jimin dio la indicación al personal de seguridad no seguirlos. Al estar en el exterior, en medio del jardín, el príncipe aspiró suficiente aire para sentirse menos agobiado.

—Tenía razón, Jungkook. Necesitaba respirar un poco lejos de las personas. — giró levemente la cabeza para dirigirse a Jungkook, que seguía detrás de él. Pero el gusto no le duró mucho, debido a que una ola de aire frío le recorrió todo el cuerpo, provocando que temblara.

No fueron muchos los segundos que pasaron antes de que sintiera un abrigo sobre su espalda.

Jungkook se colocó a su lado con media sonrisa y miró hacia arriba, pudiendo apreciar las pocas estrellas y la luna llena que habitaban en el cielo.

—¿Es una persona nocturna, señor Jungkook? — dijo Jimin tras segundos de silencio, mirando el perfil del pelinegro.

—Las mejores ideas suceden por la noche, majestad. — habló Jungkook aún mirando el cielo. —. ¿A usted?

—Me gusta más el día, la noche no es mi fuerte. — dijo el príncipe, dirigiendo su vista hacia el cielo.

Vaya mentira.

Permanecieron un par de minutos en silencio, solamente apreciando la luna llena y... la compañía del otro.

—Deberíamos regresar, no quiero que me arresten por creer que quiero secuestrar al príncipe. — dijo Jungkook mirando ahora a Jimin, mientras que este también lo volteó a ver.

Jungkook no podía apartar su vista de los ojos verdes del príncipe, admirando cada facción al mismo tiempo. Con su atuendo completamente blanco, que se ajustaba perfectamente a su diminuta cintura, guantes del mismo color hasta los codos; su corona con piedras esmeraldas incrustadas y otras piedras preciosas.

Mientras que Jimin podía ver el brillo en los enormes ojos que portaba aquel lindo cantante. Casi una galaxia frente a sus ojos.

—¿Jimin? — una voz lejana los hizo voltear detrás de ellos. Taehyung apareció.—. Oh, que bueno que te encuentro, todos te están buscando. Namjoon me comentó que te vio salir al jardín. — el menor de los Kim observó con curiosidad la compañía del príncipe.

—Descuida Tae, solamente quería un poco de aire y el joven Jungkook se ofreció a darme un poco de compañía. Estaré de vuelta en un momento. — Taehyung asintió no muy convencido, pero cierto gesto divertido.

Más tarde hablaría con Jimin.

Después de que Taehyung se fuera, Jimin y Jungkook retomaron el camino hacia el salón. Divisando a Namjoon en la entrada con ambas manos metidas en el pantalón, dirigiendo una mirada seria y casi fulminante hacia la pareja. Específicamente a Jungkook.

—Jimin, tus padres te buscan para poder despedir a los primeros invitados. — habló Namjoon cuando ambos chicos estaban a un metro de distancia de él. Observó que el príncipe portaba el saco de Jungkook.

Jimin asintió, con cuidado se quitó el saco negro de Jungkook y se lo devolvió.

—Jungkook, agradezco la compañía; debo retirarme, hasta luego. —Jimin inclinó levemente su cabeza en agradecimiento al pelinegro.

—Nos veremos pronto, majestad. — Jungkook con cuidado tomó la mano del príncipe y depositó un beso sobre el guante blanco de éste.

Jimin se ruborizó y no permitiendo que lo viera, entró rápidamente al salón en busca de su familia.

Jungkook se colocó su saco y estaba a punto de entrar cuando Namjoon se le puso en frente con su mirada seria.

—Me pregunto, ¿quién es usted y por qué estaba a solas con el príncipe, sin seguridad escoltando?

—Un gusto, mi nombre es Jeon Jungkook. — Jungkook estiró su mano para que Namjoon pudiera estrecharla; sin embargo, éste solamente la observó un momento y volvió su mirada seria a los ojos del pelinegro. Jungkook entendió y bajó la mano.

—¿Jeon? ¿Eres de la familia Jeon? ¿Cómo es que nunca te había visto antes? — Namjoon alzó una ceja.

—Oh, me temo que no soy de esos Jeon. — dijo Jungkook con media sonrisa. —. Escolté al príncipe porque noté que se sentía bastante agobiado con tantas personas sobre él. Con respecto a la seguridad... me temo que no sé porqué el príncipe pidió que nos dejaran solos. — Jungkook se encogió de hombros. Provocando que Namjoon suspirara con notoria molestia.

—La próxima vez que quiera estar a solas con el príncipe, le recomiendo que tenga personal de seguridad a su lado. La vida del príncipe es más...

—¿Importante que la mía? Oh, créame que lo tengo presente. Jamás permitiría que le hicieran algo...

—Veo que le gusta conversar. Solamente haga su trabajo, cantante Jeon. — dijo Namjoon interrumpiendo a Jungkook, para posteriormente dejándolo solo afuera del salón.

Jungkook sonrió divertido por lo que acababa de pasar, a pesar del mal trato que obtuvo por parte del gran y "amable" Kim Namjoon, su momento con el príncipe valió completamente la pena.

Al entrar, pudo notar que Yoongi estaba conversando animadamente con el hermano menor de los Kim.

—Lamento interrumpir su conversación, señor Kim. — dijo Jungkook cuando estuvo cerca de la pareja, haciendo una pequeña reverencia hacia Taehyung. —. Me temo que debemos irnos, nuestro trabajo aquí ha concluido.

—¿De verdad? — Taehyung hizo un puchero. —. Vamos, no me llames señor, dime Taehyung. — sonrió, mostrándose completamente diferente a su hermano mayor.

—¿No podemos quedarnos un poco más? — Yoongi ladeó la cabeza en dirección a Taehyung, indicando que estaba coqueteando con él.

—Lo siento Yoongi, me temo que, si no nos vamos, nos correrá algún guardia de seguridad por quedarnos sin ser invitados.

Después de recoger algunos instrumentos que trajeron por su cuenta y que Taehyung le ofreciera a Yoongi su número de teléfono, Jungkook dio una última mirada a Jimin, que se encontraba platicando con su madre, sonriendo de vez en cuando.

El príncipe, al sentir esa mirada, pudo conectar sus ojos con los del pelinegro. Éste, movió levemente su mano en señal de despedida, mientras que Jimin solamente sonrió débilmente, asintiendo.

Habían pasado dos semanas en las que el príncipe conoció a Jungkook y no había vuelto a saber de él.

Se encontraba en el jardín donde había compartido ese momento con el pelinegro, sentado en un sillón columpio en forma de huevo, donde se mecía tranquilamente mientras leía un libro de su autora favorita, Agatha Christie.

—No sabía que habías cambiado de lugar para poder leer, te he buscado por todos lados. — la voz de su nana lo hizo despegar la contrada mirada del libro.

—Lo siento... Me comenzó a gustar el lugar.

—Creí que no te gustaba permanecer mucho tiempo en el jardín por temor a algún insecto. — la mujer lo miró curiosa.

—Para eso es la silla con este pequeño techo. — dijo señalando la hamaca que personalmente había indicado que la colocaran ahí desde hace dos semanas.

—Hace un par de semanas que pasas mucho tiempo en el jardín, específicamente aquí. ¿Puedo saber el motivo?

El pulso de Jimin se aceleró, pero fingió desinterés. Se encogió de hombros.

—Creí que te haría feliz saber que paso más tiempo afuera, siempre me molestas con que debería estar más tiempo afuera.

La mujer lo observó no muy convencida, con una ceja alzada.

—Bien, si no me lo dirás, no te presionaré. Te buscaba porque Taehyung vino a verte.

Jimin la miró con evidente confusión. Era fin de semana y el menor de los Kim usualmente ocupaba esos días, tanto como para descansar con la pedante personalidad de Jimin, como para poder salir a diversas fiestas.

El príncipe subió a su habitación, donde la nana de éste le dio el paso a Taehyung de esperarlo en lo que iba en su búsqueda.

Entró a su habitación y observó a Taehyung escribiendo en su teléfono con una media sonrisa, sentado en uno de los sillones que se encontraban en la habitación.

—¿A qué debo el honor de tu visita, Tae? — dijo Jimin al ver que Taehyung no se había percatado de su presencia por permanecer concentrado en su celular.

Por fin Taehyung alzó su mirada y observó que el príncipe después de tanto tiempo no portaba sus lentes de contacto. Al contrario de su usual vestimenta, Jimin poseía unos lentes semi-redondos con bastante aumento, una camiseta blanca, un pants color gris y unas lindas sandalias color negro. Lucía como una persona común.

—Me gusta tu atuendo, casi olvido el color real de tus ojos. Te ves casi como... humano. — sonrió Taehyung al ver a Jimin rodar los ojos y dejar su libro en la mesa de noche junto a su cama.

—Sea cual sea tu propuesta, la respuesta es no. Mis padres están preparándose en el piso de arriba para un evento de caridad.

—¿No se supone que deberías ir con ellos? Creí que te iban a obligar a cortejar y a casarte este año.

—Logré salvarme del cortejo este año gracias a la coronación de Jihyun en unos meses cuando cumpla veintiuno. Mamá me dio una prórroga. — Jimin rio al igual que Taehyung.

—Bien, eso significa...

—Dije que no, Tae.

—¡Oh, vamos! Ni siquiera te he dicho sobre qué es. — Taehyung hizo un puchero y juntó ambas manos en señal de súplica.

—Y sé por adelantado que es una mala idea.

—Saldré con Yoongi. — soltó el menor de los Kim antes de que Jimin siguiera discutiendo. Éste lo miró confundido.

—¿Yoongi?

—El pianista que tocó en el baile. — Taehyung rodó los ojos. Jimin asintió recordando al peli-naranja.

—Bien, suerte... supongo.

—Es que... necesito que me ayudes a verme...— Taehyung rascó su cabeza notoriamente avergonzado—... lindo.

Jimin alzó levemente las cejas mirando a su mejor amigo.

—Tae... Jamás te vi tan nervioso por una cita desde Seo Joon...

—No menciones a ese infiel en un día tan lindo para mí. — Taehyung alzó su mano derecha impidiendo que Jimin siguiera hablando. —. Que bueno que se haya ido al servicio militar.

El príncipe sonrió con diversión mientras negaba con la cabeza.

—De acuerdo, te ayudaré, pero, deberíamos avisarle a Hobi, él está...

—Aquí. — dijo Hoseok detrás del príncipe, entrando a su habitación.

—Lo llamé hace un rato. — Jimin asintió.

Pasaron aproximadamente dos horas hablando, riendo, cambiando prenda por prenda del armario del príncipe (debido a la indecisión de Taehyung) y escuchando música mientras arreglaban al menor de los Kim. Momentos como ese, hacían sentir tan bien al príncipe. Aunque no lo dijera en voz alta frente a sus amigos, amaba pasar tiempo con ellos y que lo hicieran sentir como una persona normal, no el miembro de la familia real.

Taehyung por fin estaba listo. Aunque el menor de los Kim fuera más alto que el príncipe, la ropa que había elegido para él, le sentaba de maravilla.

Unos pantalones negros de vestir con cuadros amarillos y rojos, una camisa con cuello de tortuga color gris, una chaqueta de cuero color café y unos tenis negros; mientras que su cabello oscuro estaba peinado con leves ondas que Hoseok se había encargado de planchar, sus las cuencas de sus ojos acompañadas de una leve capa de sombra negra resaltaban la mirada penetrante de Taehyung.

Tanto Hoseok como Jimin estaban orgullosos del resultado, un poco exhaustos por no poder arreglar debidamente a Taehyung porque éste temblaba o hacía cualquier otra cosa por no quedarse quieto, aplazando los minutos.

—Bien, tienes exactamente 20 minutos para estar en el lugar que acordaste de verte con el señor Yoongi. — dijo Hoseok mirando su reloj que posaba en su mano izquierda.

—No... No puedo. — dijo Taehyung caminando nervioso de un lado a otro mientras mordía su dedo pulgar derecho.

—Vamos Tae, es una cita... si no sale bien, aquí estaremos para apoyarte. — dijo Hoseok. Jimin asintió.

Taehyung detuvo sus pasos en seco y observó a ambos amigos.

—Vengan conmigo. — dijo Taehyung.

—¿Qué? — dijo Jimin.

—¡Eso, que buena idea! — Taehyung se acercó a sus amigos. —. Vengan conmigo, me sentiré menos nervioso si sé que están cerca.

—Taehyung, las relaciones abiertas no son mi tipo. — dijo Jimin burlón mientras negaba.

—En verdad necesito su ayuda.

—¡Oh, mira la hora! Tengo que ayudar en casa, ¡nos vemos! — habló Hoseok para irse corriendo de la habitación del príncipe.

—¡Cobarde! — le gritó Jimin. Pero, si no fuera su habitación y su casa, Park hubiera hecho exactamente lo mismo.

—¿Jimin? — dijo Taehyung juntando ambas manos suplicando.

—¿Sabes lo que pasaría si salgo del castillo con mis padres aquí? Además, ¿cómo voy a estar junto a ti y Yoongi?

—Puedes estar en otra mesa. Vamos, es lo último que te vuelvo a pedir en la vida. —Taehyung de verdad estaba desesperado. Jimin resopló, sabía que eso no era verdad.

De verdad iba a arrepentirse.

—Bien. — dijo.

—¿En serio? ¡Gracias, gracias! — Taehyung lo abrazó al punto de casi asfixiarlo.

—Sólo tendremos que esperar a que mis padres salgan con Jihyun y nos iremos. — dijo Jimin mientras iba a cambiarse sus sandalias por unos tenis blancos y una gorra del mismo color.

Taehyung asintió feliz.

No pasaron ni siquiera diez minutos y los padres del príncipe, junto con su hermano, se despedían del menor.

Cuando los vehículos que escoltaban a la familia real se alejaron lo suficiente, Jimin y Taehyung salieron de la habitación del primero para dirigirse a la cocina, donde la nana de Jimin se encontraba supervisando la cena para el príncipe.

—Nana, ¿podrías acompañarme un momento, por favor? — el príncipe se acercó a la mujer y ésta asintió. Ambos caminaron lejos de la cocina o de cualquier persona que estuviera cerca. —. ¿Podría pedirte un enorme favor?

—Claro, ¿está todo bien? — la mujer observó a Jimin con gorra puesta y unos tenis, y a su lado un muy arreglado Taehyung que la miraba con cierta vergüenza. —. No pensarás salir y menos a esta hora, ¿verdad? — observó a ambos amigos con una ceja alzada mientras se cruzaba de brazos.

—Vamos nana, sólo serán unas horas. Acompañaré a Taehyung a una cita. — la mujer lo miró sorprendida.

—Hace tanto no acompañabas a Taehyung con un muchacho. ¿Seo Joon está de nuevo en la ciudad? — miró al menor de los Kim y éste se sonrojó mientras miraba hacia el piso.

—Terminamos antes de que se fuera al servicio. Saldré con otro joven. Prometo contarle todo cuando tenga tiempo. — dijo Taehyung.

—Cariño, siempre tendré tiempo para ustedes tres. — dijo la mujer y se acercó a Taehyung y tomarlo de las mejillas para depositarle un beso en la frente. Éste se sonrojó aún más y le sonrió a la mujer.

A pesar de que la mujer servía a la familia real y era la encargada de velar por el bienestar y seguridad del joven príncipe mientras su familia se encontraba fuera del país, también cuidaba de vez en cuando a Hoseok y Taehyung cuando visitaban al príncipe.

La mujer les dijo que dará la orden de que nadie del personal subirá a la habitación del príncipe a excepción de ella, durante el tiempo que estuvieran fuera.

Huyendo de todas las cámaras y guardias de seguridad que merodeaban el castillo, Taehyung y Jimin por fin pudieron salir de éste y subieron al auto de Taehyung.

—¿Quieres conducir? — se burló Taehyung.

—Muy gracioso, Kim. Sube al auto antes de que cambie de opinión. — dijo Jimin y ambos subieron al vehículo. —. Bien, ¿en dónde quedaste de verlo? — el príncipe habló una vez estando adentro, mientras se colocaba un cubre bocas color blanco y volvía a ponerse sus lentes para poder ver el panorama. Había decidido darles un descanso a sus ojos de usar sus característicos lentes de contacto color verde. Supuso que así sería menos probable que lo reconocieran.

—En una pequeña cafetería, está en el centro de la ciudad. Por suerte, le pertenece a la familia de un amigo suyo, así que procurará que no entre tanta gente.

—¿El lugar donde trabaja? ¿No crees que eligió el primer lugar que tenía a la mano? — Taehyung negó.

—Me gustan las cafeterías. — Jimin rodó los ojos.

El resto del camino el príncipe se encargó de que Taehyung se relajara y buscaba en internet sobre preguntas que podía hacerle a Yoongi para hacer más amena la conversación.

—En serio, Tae, no sé cómo es que dices que no puedes tener una conversación con Yoongi cuando literalmente has tenido novios desde la secundaria. — dijo Jimin un poco fastidiado de leer tantas preguntas tan tontas que recomendaba internet.

"¿En serio las personas creen en esta basura?" pensó Jimin mientras rodaba por milésima vez los ojos.

—Bueno, no hablaba precisamente mucho con otros novios. — dijo Taehyung avergonzado.

—¿Entonces qué...? — Jimin se interrumpió a sí mismo antes de terminar su pregunta. Observó con cierta pena a Taehyung. —. ¿Con Seo Joon era lo mismo? — Taehyung asintió. —. ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Hobi lo sabe?

—Hobi siempre lo supo. No lo sé, tenía miedo de que me juzgaras y me hicieras sentir mal. — Taehyung suspiró. Jimin resopló.

—Entonces cada vez que te acompañaba de salida con Seo Joon y me pedías irme con Hobi, ¿era porque se iban a acostar a algún motel de quinta?

—Te sorprenderías al saber a los lugares a los que me he metido por sexo.

—Y así te has quedado a dormir conmigo, sucio. — dijo Jimin con asco y Taehyung soltó una carcajada. Jimin sonrió.

—Si sucede lo mismo con Yoongi, aceptaré que me desparasites. — y esta vez ambos amigos rieron.

—Lamento si creíste que te iba a juzgar tan duro por eso... bueno, sí lo iba a hacer, pero no en frente de ti. — Taehyung sonrió.

—En serio lamento haberte ocultado todos estos años la verdad sobre mis relaciones, Jimin-ssi. Es sólo que... no lo sé, Hobi es el que mejor me entiende con respecto al tema de las parejas. A pesar de que Seo Joon me haya utilizado para eso, no sabes lo increíble que se siente arreglarte para verte más lindo para esa persona, ponerte nervioso con nuevos mensajes, esperar su llamada. Sentirte amado, que ese amor te llene completamente en cuerpo y alma. Es un sentimiento que deseo con todo mi corazón, te pase alguna vez, Jimin. Que no puedas contar los días en espera de ver a esa persona, volver a besarle, abrazarle, amarle y que sientas que el destino los hizo para estar el uno con el otro.

Jimin lo observaba fijamente mientras Taehyung tenía los ojos en la carretera, podía ver ese brillo en sus ojos.

Dios, sabía perfectamente a lo que se refería, sabía perfectamente cada sentimiento y palabra que su mejor amigo había expresado, porque así se había sentido a lado de Namjoon.

Sentía como su corazón se comprimía dentro de su pecho, sintiendo ese característico desgarre que había demostrado semanas pasadas cuando vio al castaño en compañía de otra persona que no era él. Era como si la primavera pasada hubiera sido a penas ayer, cuando Namjoon y Jimin habían terminado su romance secreto. Cuando Jimin se encontraba llorando desconsoladamente en su habitación, siendo su nana la única compañera de lágrimas, la única que lo conocía tan bien que sabía de primera mano que, por primera vez, el príncipe tenía el corazón roto.

—Me alegro de que los secretos ya no existan entre nosotros. — la voz de Taehyung lo devolvió a la realidad. Jimin se removió incómodo en su asiento, solamente asintiendo.

No podía, todavía no podía. Era demasiado reciente.

Tan egoísta.

No tardaron mucho en llegar a la cafetería donde Yoongi y Taehyung tendrían su primera cita. La primera impresión de Jimin sobre el lugar era que, transmitía una calidez al pecho.

Bah, tonterías cursis.

Antes de entrar, ambos amigos acordaron que en los momentos que Taehyung se dirigiera al baño, Jimin iría con él para tranquilizarlo y ayudarlo en lo que sea que le preocupara sobre su salida con Yoongi. O en el peor de los casos, irse.

Al entrar al lugar, Jimin se sintió bastante cómodo, sentándose a dos mesas de distancia de la que se había encontrado Taehyung con Yoongi, del lado de la ventana. El príncipe pudo apreciar la vista de la ciudad. Pocos momentos así tenía en su vida para poder observar la vida cotidiana de las personas, todas con esa característica prisa por hacer lo que sea que tuvieran que hacer. Por suerte, el príncipe logró traer el libro que horas antes había estado leyendo.

Las horas pasaron y una que otra vez iba detrás de Taehyung cuando se levantaba al baño, pudiendo tranquilizarlo y devolverlo con su cita. Sólo había pedido vasos y vasos de agua, pero, debido a una molesta mesera, a regañadientes ordenó una malteada de vainilla con una pajilla para no tener la necesidad de quitarse el cubrebocas. Todo estaba de maravilla, hasta que...

—¿Príncipe Jimin?

Ay, no.


Ese mismo día, horas antes. En la ciudad de Seúl.

—Bien, ¿cómo me veo? — Yoongi salió de su habitación, mientras Jungkook esperaba en la sala de la casa del peli-naranja.

Jungkook lo observó de pies a cabeza con una mueca de clara insatisfacción.

—¿Estás seguro de querer usar eso?

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? — dijo Yoongi.

—Estás muy casual para tu primera cita con un Kim, y no cualquier Kim, estamos hablando de Kim Taehyung. — dijo Jungkook mientras estaba sentado en el sillón, observando una caricatura con el hermano menor de Yoongi, Geum-jae. Un pequeño niño de apenas dos años. Lo tenía sentado en su regazo, mientras que el pequeño observaba atentamente la caricatura y Jungkook le daba papilla de plátano.

—Ya lo sé, ¡Dios! Mejor le cancelo. — sacó su celular del bolsillo trasero y estaba marcando el número de Taehyung cuando Jungkook, como pudo, se puso un momento de pie y le arrebató el aparato móvil. — ¡Oye, dame eso!

—No, no quiero escucharte reclamando en unos meses que no te hubiera dejado cancelar la mejor cita que tendrás en toda tu vida. — dijo Jungkook mientras se sentaba sobre el celular de Yoongi y continuaba su labor de alimentar al pequeño.

—¡Ahí pongo mi cara, puerco! — dijo señalando su celular, que yacía bajo el trasero de Jeon.

Jungkook sonrió y señaló la habitación de Yoongi.

—Ve a cambiarte, y no quiero que me sigas reclamando. — Yoongi hizo caso y se dirigió -por tercera ocasión- a cambiar su atuendo. —. Y a todo esto, ¿en dónde se verán? — preguntó y no escuchó respuesta por parte de su hyung.

Jungkook observó confundido la puerta y una vez terminada su labor de alimentar al pequeño hermano, depositó los trastes sucios en el lavaplatos y con el niño en brazos, se dirigió a la habitación del peli-naranja.

—¿Yoongi? — Jungkook abrió la puerta y vio que su amigo había cambiado su atuendo por uno mucho mejor.

Con un look completamente negro, Suga hizo resaltar el -aunque sea un poco- tonificado cuerpo que tenía. Gracias a que iba con Jungkook a practicar Box, los hombros de Min comenzaban a ensancharse.

Pantalones de vestir, camisa de cuello de tortuga y chaqueta de cuero negra, junto con sus característicos Jordan, el atuendo de Min Yoongi no podía lucir mejor. Terminando de colocarse una cadena de color plata y haciendo su cabello hacia atrás, con un pequeño mechón naranja sobre su frente, Yoongi por fin estaba listo.

—Vaya... Ahora sí luces bien. — sonrió Jungkook. Su hermano rió al ver a su hermano.

—Yoon... lindo. — dijo el pequeño.

—Gracias. — miró a Jungkook. —. Y gracias. — sonrió a su hermano menor.

—Bien, no evadas mi pregunta, ¿a dónde lo llevarás? — dijo Jungkook con una mirada interrogatorio hacia su amigo. Yoongi le dio una sonrisa cuadrada y con cierta pena. Ahí comprendió Jungkook. —. No, absolutamente no, ¿por qué en la cafetería?

—Vamos, Kook. No hay otro lado al que pueda llevarlo. Además, seremos clientes, ¿qué tiene de malo? — Jungkook resopló.

—Lo que me molesta no es que no vayan a pagar, no seas tonto. — rodó los ojos. —. Lo que me molesta es que tu primera cita debería ser algo más... lindo, y no me malinterpretes, la cafetería es linda. Pero, Taehyung viene de un lugar completamente diferente de nosotros, ¿por qué no llevarlo a un lugar mejor?

—Créeme que lo pensé, y estaba a punto de hacerlo... Pero sabes que no puedo pagarlo, mamá está de nuevo en el hospital y con mi padre trabajando todo el tiempo... A penas nos alcanza. — dijo Yoongi rascándose la cabeza con pena.

Jungkook suspiró.

—¿Por qué no me dijiste y...?

—No, olvídalo. — lo interrumpió Yoongi, negando con la cabeza. —. No te pediré dinero, jamás. Aunque no lo creas, sigo teniendo dignidad. — Jungkook negó mientras reía, contagiando al pequeño.

—Bien, entonces la casa invita. — Yoongi volvió a negar.

—Jungkook...

—Escucha, mis padres salieron por unos días a una convención de emprendimiento a Daegu, estarás bien, así no tendrás a nadie molestándote, me quedaré a cuidar a Geum.

—¿Estás seguro?

—Claro. Nos divertiremos viendo muchas caricaturas, ¿verdad? — Jungkook se dirigió al hermano de Yoongi mientras lo alzaba en sus brazos y el pequeño reía.

—¡Sí! ¡Melona! — gritó el pequeño y Yoongi los observó con diversión mientras Jungkook le tapaba la boca al pequeño.

—Con que de ahí su obsesión por el Melona. — dijo Yoongi cruzándose de brazos, mientras Jungkook sonreía con pena.

—Es un helado delicioso, no me lo puedes negar.

—El exceso de azúcar lo lidiarás tú. Se me hace tarde, nos vemos en unas horas. — Yoongi miró su reloj y se dirigió a la salida de su hogar.

—¡Suerte! — le gritó Jungkook antes de que cerrara la puerta. —. Bien, la leche de plátano no suena mala idea ahora, ¿verdad? — dijo Jungkook mientras miraba al menor.

—¡Leche de plátano!

Las horas pasaban y Jungkook estaba bastante ansioso por alguna razón. Iba a marcarle a Yoongi para saber cómo se encontraba pero, número uno: Yoongi había olvidado su celular en el sillón donde anteriormente Jungkook estaba sentado, y, número dos: No quería molestar a su mejor amigo.

"No tiene nada de malo si voy a dar una vuelta por la cafetería, ¿verdad?" Jungkook pensó.

Antes de detenerse a meditarlo, ya tenía de nuevo en brazos al hermano de Yoongi, junto con una mochila con algunos juguetes y cosas necesarias del pequeño y salió de la residencia de los Min.

Caminó unos veinte minutos antes de entrar por la cocina de la cafetería, no quería que Yoongi lo viera y se molestara con él.

—¡Jungkook! Creí que te tomarías el día libre. — la voz de Soojin, una de las meseras y una de sus mejores amigas, entraba a la cocina con una bandeja llena de trastes sucios.

—Quería venir a...

—¿Supervisar a Yoongi? — Jungkook la miró con cierto toque de vergüenza y asintió. —. Me sorprendió mucho ver a Kim Taehyung con él, no lo voy a negar, pero por lo que he visto, todo va bien. — la chica le sonrió y eso hizo que Jungkook suspirara con cierto toque de alivio.

—Me alegro. Gracias. — dijo mientras la chica dejaba los trastes sucios al encargado de lavarlos. —. ¿Hay mucha gente? — la chica negó.

—Pocos clientes, solamente hay un tipo raro que no deja de pedir vasos de agua, pero lo amenacé con que, si no pedía algo más de la carta, iba a echarlo. — Jungkook la miró confundido.

—¿Quién?

Ambos amigos se dirigieron con cautela a la puerta plegable de la cocina. Aún con el pequeño Min en brazos, se asomaron los tres por la puerta que contenía un par de ventanillas de cristal y observaron el panorama del resto de la cafetería.

Era cierto, no había muchos clientes como era la costumbre, pero el lugar tampoco estaba vacío. Jungkook podía ver que Yoongi comía un poco de una rebana de pastel, mientras movía constantemente su pierna izquierda, clara señal de que estaba nervioso. Pero estaba solo. Taehyung no se encontraba con él.

—Qué raro, no está. — la voz de su amiga hizo que volteara a verla de reojo. —. Siempre que Kim Taehyung va al baño, él también va.

—¿Lo estará acosando? — la chica se encogió de hombros.

—No lo creo, Taehyung se ve más tranquilo cuando regresa del baño, esperemos que no sea su amante o algo por el estilo... ¡Ahí está! — dijo la chica señalando al chico que venía detrás de Taehyung, volviendo a la mesa, lejos de donde estaba Yoongi y el menor de los Kim.

No podía verlo, portaba una gorra y un cubre bocas color negro, además, tenía unos lentes semi-redondos color negro. No lo reconocía.

—No creo que sea su amante.

—Bien, pero debo darle la milésima malteada de vainilla que pide, ni siquiera para tomar la bebida se quita el cubrebocas, es como si escondiera algo.

El pulso de Jungkook aumentó de un segundo a otro.

—Déjame llevarla. Toma a Geum. — dijo mientras intercambiaba al pequeño por la bebida.

—¿Estás seguro? — dijo la Soojin mientras el pequeño sonreía, ella le devolvió el gesto. —. Hola guapo, hace tiempo que no te veo, ¿deberíamos darte algo de comer?

—¡Sí! — el niño estaba más que feliz.

Con la bebida en mano y su pulso acelerado, caminó hasta la mesa de aquel muchacho misterioso.

—¿Príncipe Jimin? — observó como el muchacho se ponía rígido, dejó el libro que anteriormente estaba leyendo y alzó su vista para ver a Jungkook. Al verlo, su cuerpo se relajó.

Con cuidado, bajó un poco su cubrebocas y le dio media sonrisa.

El corazón de Jungkook se aceleró y comenzó a palpitar con fuerza en su pecho.

—Señor Jungkook, ha pasado un tiempo.

Dios, era el príncipe Jimin.

Sus caminos volvían a cruzarse.



jimin dios te bendiga, felicidades a mi #1 en billboard 🙏🏽

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