VI

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Solo nos separamos para reencontrarnos.

-John Gay

—¿Y bien? ¿No va a darme mi bebida y a deleitarme con su presencia? — aunque su tono sonara con completo sarcasmo, ciertamente no lo era. Jimin había estado deseando volver a ver al lindo pelinegro.

Jungkook salió de su trance y se sentó en frente del rubio y le extendió su bebida.

—Lo siento, majestad, yo...

—Por favor, dime Jimin, no queremos que un tercero se entere que estoy fuera del palacio. — "En especial mi familia" pensó.

—D-de acuerdo, maj... Jimin... uhm... ciertamente me pregunto cómo es que ha logrado pasar desapercibido de toda la seguridad para acompañar a su amigo a una cita.

Aunque la mitad de su cara volviera a estar cubierta por el cubrebocas, pudo divisar que Jimin sonreía por el leve encogimiento de sus ojos.

—Olvida que yo he vivido toda mi vida en ese lugar, Jungkook. Tengo mis secretos. — le guiñó el ojo.

Jungkook lo miraba con más claridad, aunque portara el cubrebocas y la gorra color blanco, podía apreciar lo lindos que se veían sus ojos sin la necesidad de usar sus típicos lentes de contacto verdes. Además, pudo ver a través de los cristales de sus lentes que el rubio tenía una vista terrible. Pero eso no le importaba, en realidad, se sentía muy honrado de ser de las pocas personas que podían apreciar el color natural de los ojos de aquel lindo príncipe bastante cerca. Las pocas pecas que se revelaban del cubrebocas provocaron que sonriera de lado. Había tanta belleza natural que apreciar del príncipe, que odiaba no poder tener ni una sola fotografía de Jimin así. Todas las fotos del rubio había demasiado maquillaje en su rostro, así como retoques que los mismos fotógrafos añadían a toda la familia real.

—¿Jungkook?

El aludido salió de su trance y observó apenado al príncipe, siendo muy obvio al analizarlo de cerca.

—Lo siento.

—Ha repetido mucho esa frase demasiado desde que lo conozco, y eso que es nuestra segunda ocasión.

—Lo...

—Ya. — sonrió levemente el príncipe. —. Mejor cuénteme, ¿también es chaperón, alias soporte emocional de su amigo? — señaló a la pareja a espaldas de Jungkook.

—En realidad...

—¡Jungkookie! — una voz infantil salió disparada de la cocina en dirección a la pareja. Atrayendo la atención de todas las personas que se encontraban en el restaurante.

Incluyendo a la pareja que estaba teniendo su primera cita.

Oh, no.

Jungkook sonrió y sentó al pequeño Min en sus piernas, que fue perseguido de la amiga de Jungkook, Soojin.

—Lo siento, me distraje por unos momentos y este pequeño diablillo huyó de mí. — dijo la chica apenada.

—Descuida Soo, puedo cuidarlo de ahora en adelante.

—¿Estás seguro? — la pelinegra miró de reojo a Jimin, que miraba la escena en silencio. Jungkook asintió y le sonrió amable.

La chica hizo una pequeña reverencia para irse hacia la cocina, de nuevo.

Jimin observó curioso al pequeño en los brazos de Jungkook.

—¿Es tu hermano? — preguntó.

—No. — sonrió Jungkook—. Es hermano de Yoongi, se supone que lo estoy cuidando mientras mi amigo está en su cita. — murmuró apenado, se rehusaba a darse la media vuelta para encarar a su amigo, probablemente lo esté odiando en estos momentos.

El pequeño observó la bebida de vainilla en frente de él. Acto que no pasó desapercibido por el príncipe.

—¿Quieres un poco? — dijo Jimin y el pequeño asintió un poco inseguro, la cara enmascarada de Jimin lo asustó un poco. Park bajó un poco su cubrebocas y le sonrió al pequeño para que tuviera más confianza. Acto que logró con éxito, ya que, Geum-jae de inmediato estiró sus tiernos brazos en dirección al príncipe para que lo tomara en brazos, pero Jungkook lo detuvo.

—Geum-jae, no. — dijo firme Jungkook y el menor amenazaba con estallar en lágrimas hasta conseguir su cometido. —Oh, no. No llores, por favor, Yoongi vendrá a golpearnos...

—Hey, si prometes no llorar, te daré la malteada, ¿qué dices? — interrumpió Jimin a Jungkook, mirando a Geum-jae. Este de inmediato detuvo su lagrimeo y asintió frenéticamente.

El príncipe extendió la bebida al infante y este comenzó a beber la sabrosa bebida. El pelinegro con una mirada agradeció a Jimin y este asintió.

Antes de retomar su plática, Jimin observó como Taehyung se levantaba de su asiento -por milésima vez en aquella cita- para ir en dirección al baño.

—Jungkook, ¿me disculparías un momento? Tengo que ir a calmar los nervios de cierta reina del drama. — el mayor entendió que se refería al amigo del rubio y con una risa asintió.

Pocos segundos después de que Jimin desapareciera, Jungkook pudo sentir una presencia sentarse en frente de él, justo en frente, donde anteriormente estaba sentado el rubio. No se atrevía a encararlo, se sentía demasiado avergonzado. Con todo el esfuerzo que se permitió, miró a un muy serio Yoongi.

—¿Y bien? ¿Vas a decirme que es casualidad que viniste a la cafetería? — inquirió -un poco- molesto Yoongi.

—Lo siento, de verdad no quería, pero... sólo quería saber cómo te estaba yendo en tu cita. Te juro que no quería que me descubrieras, pero entonces vi a Jimin y...

—Vamos, Jungkook. — suspiró Yoongi. —. No estoy molesto.

—¿No?

—Bueno... un poco, pero es más que este pequeño...— señaló a su hermano, que no se había percatado de su presencia, debido a que estaba más ocupado en beber el contenido de aquella malteada.

—Yoongi, en serio lo lamento, yo...

—Está bien, Jungkook. — Yoongi interrumpió al pelinegro con una pequeña risa.—. Jamás me molestaría contigo por cuidarme, aunque debería ser al revés, ya que, soy el mayor de los dos. — ambos sonrieron. —. Bien, me tengo que ir, seguramente Taehyung no debe de tardar. Te contaré todo más tarde.

Jungkook asintió y el peli-naranja se levantó de su asiento para volver a la mesa que compartía con su cita. Un par de minutos Jimin regresó.

—Disculpa la demora, ahora Taehyung no tenía temas para seguir hablando y tu amigo no parece cooperar.

—Bueno, Yoongi es más de escuchar que de hablar. — sonrió Jungkook mientras supervisaba como Geum-jae terminaba la malteada. Jimin pensaba que se veía muy lindo por revisar que el niño no se ahogara, pero en realidad era porque no quería ver a Jimin, el príncipe le intimidaba de una manera buena, su aura era muy dominante, a pesar de la baja estatura de Jimin.

¿Quién diría que Jungkook, midiendo 1,80 le atemorizaría un pequeño príncipe de 1,74?

Un par de horas más tarde, la cita protagonista anuncio a la pareja real, que querían dar un pequeño paseo por la ciudad para apreciar el atardecer.

Jimin y Jungkook salieron detrás de sus amigos mientras ellos seguían hablando -y por decir hablando, solamente Taehyung contando anécdotas vergonzosas sobre él y Jimin mientras estaban en preescolar- Yoongi solamente lo apreciaba y sonreía de lado cuando Taehyung se sonrojaba al darse cuenta de que era el único que hablaba. Al peli-naranja no le molestaba, le gustaba escuchar sobre cualquier cosa que se le viniera a la mente al pelinegro. Podría escucharlo hablar horas y horas sin aburrirse. De vez en cuando haciendo un comentario que hacía el menor de los Kim reír, aunque sabía que el comentario no era lo suficientemente gracioso, le hacía sentir bien hacer reír a Taehyung.

Por otro lado, el lindo príncipe iba caminando con su libro reposando en su mano izquierda. Una mano pequeña en su mano derecha lo hizo mirar hacia abajo y observó al pequeño Geum-jae sonreírle con sus pocos dientes. Jimin le sonrió de vuelta mientras sostenía bien su manita.

Jungkook miró de reojo la escena y sonrío, porque del lado de la mano derecha del lindo infante, la mano de Jungkook también lo sostenía.

Miradas curiosas que pasaban a lado del par de chicos que sostenían su mano. Jimin al principio creyó que la gente lo había reconocido y su pulso comenzó a alterarse de sobremanera. Sin embargo, se dio cuenta que miraban la tierna escena que compartía con Jungkook.

Se detuvieron en un parque dándoles más espacio a Taehyung y a Yoongi, que habían subido una pequeña montaña para poder observar el cielo un poco mejor, lejos de la atenta mirada de sus amigos.

Lograron ubicar un par de columpios donde se sentaron dándole la cara al cielo lleno de diferentes tipos de tonalidades naranjas, indicando que el final del día estaba acercándose.

Jimin en un columpio y Jungkook en otro -con Geum-jae en sus piernas- se balanceaban lentamente con sus piernas mientras se mantenían en un cómodo silencio.

­Maj... Jimin, ¿puedo hacerte una pregunta? — habló Jungkook, atrayendo la atención del rubio.

Claro, Jungkook. — debido al vacío del parque, el príncipe se dio la libertad de colocarse el cubrebocas debajo de su barbilla. Miró al pelinegro y este desvió su mirada, no pudiendo sostenerla por más tiempo. Logrando que el rubio sonriera.

¿Tú...? Uhm, es personal, lo siento. Olvida lo que dije. — sacudió su cabeza, observando que el pequeño se quedó dormido mientras el mayor lo mecía sobre su regazo en el columpio.

Anda, dime. Prometo que si es muy personal no lo contaré. — se rió Jimin en un intento de animar al pelinegro a continuar.

Bien...— Jungkook rascó su nuca, un poco avergonzado. Si la respuesta era no, tal vez se metería en un grave problema con la familia real y aquellos que lo involucraban. —... Hay un lugar que es un secreto a voces para la ciudad... Dilectus Infernum, así se llama. Yo... bien, ¿haz estado alguna vez en ese lugar?

Jimin se mantuvo en silencio, la pregunta le tomó desprevenido. Por más que Jungkook llamara su atención, no podía permitir que nadie más que sus amigos -incluyendo a Namjoon y el molesto de Jihyun- se enteraran de que sabía que ese lugar era real y que lo frecuentaba más veces de las que le gustaría contar.

Negó.

No sé de lo que me hablas, Jungkook. ¿Ese lugar es real? ¿Haz estado alguna vez ahí?

El pelinegro se sorprendió por la respuesta. Estaba seguro de que con el chico que había chocado la última vez que fue a ese lugar, lo tenía en frente. Incluso Yoongi no dejó de molestarlo por semanas con que era el príncipe Park con el que había chocado.

Jungkook negó.

—Solamente quería saber si ese lugar era lo que algunas personas dicen. Ni siquiera sé si es real. — rió nervioso. Mentiroso.

Jimin lo miró con sospecha, pero asintió, dando por terminada la conversación.

Sin darse cuenta, el Sol se había ocultado por el sendero y le dio paso a una luna de cuarto menguante, un par de estrellas podrían colarse pronto.

La noche daba paso a una brisa bastante fresca, claro que alguien con una buena masa muscular como la de Jungkook, podía fácilmente pasarla desapercibida, pero no alguien con mucha menos masa muscular como Jimin. El frío se colaba por su piel, dándole paso a leves espasmos y tiritar de su labio inferior.

Diablos, por las prisas había olvidado traer, aunque sea un suéter.

Jungkook se dio cuenta de cómo temblaba el príncipe.

—¿Todo bien, Jimin? — el príncipe asintió.

—Me acostumbraré, tranquilo. — mintió.

"Moriré de una hipotermia por culpa de Taehyung." Pensó molesto el príncipe.

Pronto, sintió un pequeño bulto caliente en sus piernas. Era la sudadera que anteriormente traía puesta.

—Jungkook, no hace falta, yo...

—La necesitas más tú que yo. — sonrió Jungkook y se dedicó a observar el cielo.

Jimin le agradeció y sin ser muy obvio, se puso rápidamente la sudadera, moría de frío y se preguntaba como Jungkook no estaba igual que él, ahora que ya no tenía la caliente prenda que cubría sus brazos. Supuso que era porque el lindo Geum-jae le brindaba el calor con su cuerpo.

Al ya estar lo suficiente abrigado, pudo apreciar el rico perfume que usaba Jungkook. Muy varonil, acuerdo a su apariencia. Muy él.

Por alguna razón, aquel aroma lo tranquilizó.

Observó el brazo izquierdo del pelinegro, el cual, estaba lleno de tatuajes. La luz artificial de los faros, lograron mejor vista del príncipe sobre el brazo lleno de tinta de Jungkook. Algunos estaban muy desgastados, señal de que hace tiempo los había hecho y no había ido a retocarlos. Otros se veían muy recientes, otros portaban colores, pero la mayoría eran de tinta oscura.

El brazo del mayor era bastante ancho -por no decir musculoso- eso podía ver Jimin porque Jungkook ejercía un poco de fuerza en cargar al hermano menor de Yoongi, el cual, se encontraba dormido.

"Dios, lo que podrían hacer esos brazos..."

Jimin sacudió su cabeza repetidas veces para poder ahuyentar esos pensamientos tan... fuera de lugar sobre Jungkook.

Pero le era imposible. Desde que lo vio por primera vez, encendió algo en su mente y cuerpo que había creído que estaría apagado por mucho tiempo.

El perfil de Jungkook era tentador. Dado que el mayor no podía mirarlo a los ojos y observaba a cualquier lugar que no fuera la imponente mirada del príncipe, éste pudo observar sus facciones muy bien marcadas.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por las voces de Taehyung y Yoongi. Dando gracias a que esos pensamientos nadie más podía conocerlos.

—¿Listo, Jiminnie? — habló Taehyung hacia el príncipe. Este asintió levemente.

La cita protagonista se despidió con un temeroso abrazo y Taehyung escoltó a Jimin hacia donde habían estacionado su auto; pero el príncipe antes de despedirse del pelinegro estaba a punto de devolverle su prenda, hasta que Jungkook detuvo sus movimientos tomando a Park gentilmente sus manos. El pequeño Geum-jae estaba ahora en los brazos de su hermano mayor.

—Puede devolvérmela cuando nos volvamos a ver... Majestad. — Jungkook volvió a sonreírle como lo había hecho en aquel baile, para después besarle los nudillos.

¿Por qué el atrevido Jungkook apareció justo cuando Jimin ya estaba por irse? ¿Y por qué el príncipe se puso nervioso de repente?

Con un ligero rubor en sus mejillas, Jimin se soltó poco a poco del agarre de Jungkook.

—Espero que eso sea pronto... sin ser chaperones de nadie. — dijo Jimin, sonriendo levemente hacia Jungkook. Este último pudo ver el brillo que la luz artificial hacia en los ojos de príncipe y no pudo evitar que su corazón se acelere.

Una tos incómoda por parte de Yoongi, hizo a ambos chicos separarse, sin darse cuenta de la cercanía de sus cuerpos... y caras. Pudiendo sentir la corta respiración del otro.

Una vez que perdieron de vista a Taehyung y a Jimin, Yoongi y Jungkook tomaron el camino juntos hacia la casa del peli-naranja, mientras éste contaba emocionado su cita y la química tan buena que tenía con el menor de los Kim.

A pesar de estar prestando atención, su mente no dejaba de divagar en las cosas que también había hablado con Jimin, poder apreciar la gentileza del príncipe, su belleza... todo.

—¿Le preguntaste si había estado en Infernum? — la voz de Yoongi lo sacó de su breve ensoñación.

Jungkook sacudió su cabeza negativamente varias veces.

—Dijo que nunca había estado ahí. Ni siquiera conoce el lugar. — dijo Jungkook manteniendo su vista al frente.

Yoongi lo observó con confusión.

"Pero Tae me contó justamente lo contrario." Pensó.

—Así que... prenda nueva, ¿uh? — dijo Taehyung divertido mientras manejaba hacia el castillo.

Jimin se encogió de hombros.

—No quería que uno de los miembros de la familia más importante de Corea sufriera una hipotermia mientras su mejor amigo estaba ligando.

Taehyung soltó una carcajada.

—Bien, haré como si su pequeño momento romántico nunca pasó. — dijo el pelinegro mirando por la carretera con una sonrisa.

—No tuvimos un momento romántico, sólo fue caballeroso. — Jimin rodó los ojos.

—Si tú lo dices.

Y Jimin no dijo nada más, dando por finalizada la conversación. Mientras llegaban al castillo, se dedicaba a mirar por la ventana y escuchando sobre los diferentes tipos de conversaciones que Taehyung había tenido con Yoongi.

Aunque su mejor amigo no podía verlo, el príncipe soltó de repente una leve sonrisa mientras recordaba los dulces labios de Jungkook sobre sus manos, sin un guante de por medio.

"¿Qué me está haciendo ese chico?" pensaba Jimin mientras la imagen de Jungkook atravesaba su mente una y otra vez.  

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