VII

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Creo que sólo quiero un número en mi teléfono
Podría cambiar tu contacto a No me dejes solo
Dijiste que te gustaban mis ojos y que te gusta hacerlos girar
Trátame como a una reina, ahora me tienes en el trono, oh

Nonsense – Sabrina Carpenter


La cabecera de aquella cama individual golpeaba continuas veces la pared, debido a las fuertes y rápidas embestidas que Jungkook le proporcionaba a su pareja. Los jadeos inundando la habitación del pelinegro.

Sus enormes manos se mantenían firmes en la diminuta cintura de su pareja, dando fuertes nalgadas con su mano tatuada, haciendo gemir al contrario. Embestía fuerte, sintiendo la apretada entrada de su acompañante.

—Mierda... tan... apretado... — jadeó el pelinegro mientras el contrario estaba en posición de cuatro, dándole la mejor vista de su culo. Jungkook se mordió el labio.

Al ver que la mano del contrario iba en dirección a su desatendido miembro, Jungkook le dio un manotazo.

—No te toques, lo haré yo. — dijo ronco contra el oído del otro y este en respuesta soltó un agudo gemido.

Tomó su miembro y comenzó a masturbarlo al mismo tiempo de sus embestidas, pegando su pecho lo más que podía a la lechosa espalda de aquel joven.

—Kookie... e-estoy... mhmg... a punto de...

—Aún no... — jadeó Jungkook embistiéndolo con más fuerza, dando en ese punto.

—¡Ah!... Ahí... Justo ahí... Más... F-fuerte...— los agudos gemidos inundaban los oídos de Jungkook. Obedeciendo a las plegarias, el pelinegro embistió más profundo.

Las paredes anales del joven aprisionaron el miembro de Jungkook, dando señal que estaba a punto de tener su tan anhelado orgasmo.

Pronto el joven se corrió sobre las sábanas de Jeon con un fuerte gemido que podían escuchar perfectamente el vecindario completo.

Jungkook dio unas embestidas más, antes de correrse dio una fuerte nalgada al contrario y este volvió a gemir en respuesta. Mordió el hombro blanquecino y con leves pecas en él antes de correrse en el condón que se había puesto antes de penetrar a su acompañante.

Las respiraciones que trataban de volver a su ritmo normal era lo único que abundaba en la habitación.

—Mierda, eso fue increíble. — dijo Jungkook mientras su miembro seguía dentro del pequeño joven, podía sentir que aún se estaba corriendo.

Nunca había tirado tanto semen como hasta ahora.

—Lo mismo digo. — el joven se dio la vuelta una vez que el pelinegro salió de él.

El rostro de Jungkook se puso pálido.

—¿P-Príncipe Jimin? — los ojos desorbitados de Jeon no daban crédito a lo que estaba viendo.

Jimin era todo un desastre. Sus mejillas estaban demasiado sonrojadas por el reciente sexo, su cabello blanquecino estaba revuelto hacia todos lados y sonreía cansado.

—Ven, Jungkookie...

—¿Jungkookie?

—Vamos a dormir, estoy muy cansado. — estiró su mano en dirección al pelinegro y este retrocedió asustado de la cama.

Y la alarma sonó.

Jungkook saltó de su cama de un susto, cayendo al piso.

—Mierda... — se quejó.

Unos toquidos en su puerta sonaron.

—¿Jungkook? — era su madre — ¿Todo está bien? Escuché un ruido muy fuerte, ¿te haz vuelto a caer de la cama?

—S-No mamá, estoy bien, fue mi teléfono.

—Bien, aprovechando que ya estás despierto, ¿puedes ir al supermercado? Tengo que abrir la tienda y nos hemos quedado sin provisiones para nosotros.

—D-de acuerdo... deja la lista y el dinero donde siempre, tengo que ducharme primero.

—Bien, nos vemos en unas horas. — y eso fue lo último que escuchó de su madre antes de que cerrara la puerta principal de su casa, indicando que ya había salido.

Jungkook volvió a respirar y negó repetidas veces con la cabeza sintiéndose muy culpable.

¿Por qué había soñado con el príncipe Jimin de esa forma? En otras circunstancias no se sentiría tan culpable, de no ser porque había conocido personalmente al lindo rubio. Esto no podía pasarle, no a él. Suficientemente idiota se sentía por no poder mirarle a los ojos cuando Park lo estaba observando, mucho menos hora podrá encararlo.

Sacudió su cabeza muchas veces, nada le aseguraba poder volver a ver al príncipe. Las primeras dos veces fueron suerte y coincidencia, pero una tercera... no podía pensar si quiera que oportunidad tuviera Jungkook de volverle a ver.

Con un suspiro pesado se levantó del frío suelo y se encaminó hacia el baño. Nada como una buena ducha con agua fría no solucione su erección.

Yoongi no pudo reprimir la enorme carcajada que escapó de su boca, ni siquiera tenía intenciones de hacerlo. Las risas del mayor haciendo que el estudio donde se encontraban se sintiera una vibra alegre y vergonzosa.

—Si te lo conté, no fue para que te burlaras, Yoongi. — habló molesto Jungkook.

—Lo siento, es que... Me resulta muy divertido que te sientas tan mal, como si hubieras robado una tienda o algo así. — dijo el peli-naranja una vez que pudo contener su risa para poder hablar bien.

—No es por el sueño, es... por la persona que estuvo en él. — dijo Jungkook sonrojado y no queriendo observar a Yoongi.

—Escucha Jungkook, nadie puede controlar sus propios sueños. En ocasiones, los sueños crean imágenes que reflejan nuestros deseos y anhelos. No tiene nada de malo tener sueños húmedos con el príncipe Jimin, tú mismo me has dicho que desde siempre te ha parecido alguien apuesto, no sólo exterior, sino también de mente ahora que lo conoces un poco mejor. Seguramente ahora que has conocido más de lo que pasa por su cabeza, tu mente jugó una mala pasada contigo, pero eso no significa que necesariamente tiene que pasar o algo por el estilo. A penas se conocen como para intentar algo.

Jungkook, que para ese entonces lo miraba asintiendo y dándole la razón, con la última frase observó con una ceja alzada a su amigo.

—Eso no deberías decirlo tú, señor nudes. — Yoongi, que se había detenido para tomar un poco de agua, no pudo evitar atragantarse con esta.

—B-bueno... te lo conté para que me dijeras qué hacer, ¡no para que lo usaras en mi contra!

Ahora fue Jungkook quien soltó una carcajada.

—Bien, prometo no volver a sacar el tema.

Y es que después de su primera cita, los días pasaron y la relación entre Taehyung y Yoongi se hizo más íntima.

Debido a la escuela y clases extracurriculares del menor de los Kim, así como el trabajo de Yoongi, a ambos chicos se les dificultaba mucho poder volver a verse. Así que, en una madrugada habitual de charlas entre ambos jóvenes, Taehyung decidió avanzar un poco más.

Demostrando lo mucho que extrañaba a Yoongi y lo necesitado de atención que estaba, Taehyung le mandó la primera nude y el peli-naranja no supo como reaccionar. Solamente supo que estaba en shock y con una enorme erección en su pantalón para dormir.

Así que, desde esa noche, ambos chicos se mandaban de vez en cuando fotos bastantes íntimas y, de vez en cuando un vídeo para tener algo en que entretenerse en lo que ambos pudieran tener un momento libre para poder verse, y... algo más.

—Además... Lo de Tae y yo es consensuado. Ambos salimos con la intención de ser algo más. Gracias al cielo pudimos aclararlo en la primera cita.

—Claro, sino que vergüenza sería que un miembro de -casi- la realeza tenga fotos de tu pen...

—¡Bien, bien, entendíí!

Los días pasaban, y con ellos, se llevaban las hojas en los frondosos árboles, eso significaba que la temporada de otoño estaba en su punto culminante.

También significa que el cumpleaños del dulce príncipe estaba a la vuelta de la esquina.

Jimin suspiraba con pesadez al mismo tiempo que regalaba una de sus tantas sonrisas falsas en esa noche. Había acompañado a su familia a una beneficencia de la que no tenía idea de que trataba, debía ser algo sumamente aburrido para que no le comentaran nada al respecto.

Una vez más fingía una sonrisa cuando estaba despidiéndose de una pareja mayor que lo había interceptado para tratar de amigarse con él, mientras iba al sanitario.

La fuerte tormenta se podía ver a través de los enormes ventanales de aquella residencia. El viento se movía de una manera tan salvaje, provocando que las ramas de los arboles que se encontraban afuera chocaran con el cristal; estaba más que claro que el regreso al castillo de demorará lo suficiente para que Jimin quisiera arrancarse la boca con sus propias manos antes de dar otra sonrisa fingida hacia personas que solo se acercaban a él para poder alardear que conocían a la familia real.

Mirando la salvaje imagen que la naturaleza le brindaba, se preguntaba por Jungkook.

¿Qué estará haciendo? ¿Estará bien? ¿Estará... pensando en él?

Sacudió la cabeza de forma negativa. No, no podía estar preguntándose eso. Es el príncipe Park Jimin, él no debería preocuparse si alguien más estaba pensando en él. Era obvio que sí; en el primer momento que lo conocen, las personas se sienten tan cautivadas por su belleza que les es difícil poder olvidarse de él.

Pero con Jungkook, se sentía distinto. Jimin de verdad quería saber si de verdad el pelinegro pensaba en el rubio como éste pensaba en él.

¿Por qué no le pidió su número? ¿Tan seguro iba a estar Jungkook que le iba a decir que no?

Tal vez se hubiera hecho difícil al principio, pero al final iba a ceder. Porque con Jungkook no había nada que pensar, sólo podía... decirle que a cualquier cosa que él pidiese.

Suspiró fuerte y se encaminó a su destino principal, de no ser porque un pequeño maullido lo desvió... de nuevo.

Siguiendo el ruido, se encontró con un gato maullando hacia dentro del establecimiento, probablemente pidiendo comida, agua, un refugio.

—Oh, ¿estás perdido? Mírate, estás sucio. — dijo el príncipe acercándose al mínimo, pero este en respuesta erizó su pelaje y le mostró sus colmillos. — No acercarme, entiendo, no confías en mí.

Con su cabeza, buscó si alguien del personal pasaba cerca suyo para poder brindarle agua y comida al animal.

—Oh, majestad, ¿qué hace aquí? — la voz de un hombre a sus espaldas lo sobresaltó un poco. Pudo observar que llevaba un poco de agua y comida para gatos en dos platos pequeños.

—Estaba de camino al sanitario cuando escuché los maullidos de esta cosa peluda. — esbozó a penas una sonrisa.

—Sí, también lo escuché. Tuve que salir en medio de la tormenta para poder comprar comida para gato. — sonrió para mostrando los dos recipientes.

Jimin asintió y le estiró sus dos manos para que le diera ambas cosas. El hombre lo miró sorprendido.

—Majestad, con todo respeto, ¿está seguro? Es obviamente un gato de la calle que obviamente ha sufrido mucho, no quiero que lo muerda, porque me cortarían el cuello. — dijo un poco bromista aquel hombre, pero también un poco temeroso de que aquel animal mordiera al príncipe y le contagiara de algo.

—No se preocupe, todo está bien. — el hombre no muy seguro le entregó las cosas y se quedó expectante por si el animal intentaba morderlo. — Bien, ya que no quieres mimos, te daré comida y agua, ¿de acuerdo? — dijo Jimin hacia el gato.

Con cuidado puso los recipientes en el piso y los deslizó hacia el felino que aún se encontraba en posición de ataque. Pronto, comenzó a olfatear la comida y con precaución comenzó a comer y a beber agua.

—Pobre animal, ¿desde hace cuánto tiempo no habrá comido nada? — dijo Jimin mirando con pena como el gato comía con prisa, señal de que estaba muriéndose de hambre.

Ambos chicos miraban al animal en silencio mientras terminaba su comida. Cuando el minino terminó de comer, miró a ambos chicos expectante de más comida.

—Bien, tienes suerte de que haya comprado un sobre extra. — dijo el joven mientras vaciaba otro sobre de comida en el pequeño recipiente.

Jimin sonrió al ver que el gato volvía a comer.

Los minutos que pasó el animal comiendo, ambos chicos no hablaban, solo observaban que el animal se alimentara bien.

Cuando terminó, se acercó a ambos chicos y comenzó a ronronearles para poder recibir mimos de su parte. Acto que consiguió con éxito.

—¿Tiene mascotas, majestad? — habló el chico mientras acariciaba la cabeza del gatito.

Jimin negó, mientras él acariciaba su lomo.

—Con lo ocupados que estamos siempre, es casi imposible que un ser vivo que no puede hablar, sea dependiente de nosotros. Pero siempre he querido un gato.

—Tengo entendido que es alérgico a ellos. — dijo el muchacho desviando su vista a Jimin.

Hermoso.

—Así es, pero no importa, me pondría de los productos que apaciguan el olor de los gatos con tal de poder tener uno.

El muchacho sonrió.

—Pues es su día de suerte, puede quedarse con el gato. — Jimin ahora volteó a mirarlo confundido.

—Lo siento, pero no tengo idea de qué estás hablando.

—Mi casa está llena de perros, majestad. Es imposible para mí meter a un gato si quiera en el patio de enfrente antes de que mis perros vengan a su ataque. Además, creo que lo quiere más a usted. — señaló con su cabeza al gato.

Jimin vio en dirección en donde el joven señaló y pudo apreciar que el gato solo se regocijaba solamente con los cariños que le brindaba el príncipe.

Animal oportunista.

Minutos después, la familia real se había reunido en busca de Jimin, logrando encontrarlo con un joven y un pequeño gato en un rincón de la enorme residencia.

El rubio tuvo que implorar para poder quedarse con gato; a pesar de las insistentes negaciones de sus padres por su notoria alergia a los gatos que se empezaba a ver en el rostro de Jimin, poniendo sus ojos rojos y algo llorosos, tuvieron que aceptar.

Nunca nadie le decía que no a Park Jimin.

La familia real se despidió del joven y este hizo una reverencia, pero cuando fue turno de Jimin de despedirse. El muchacho tomó su mano y la besó.

—Song Kang, majestad. — dijo el muchacho. Su aliento aún cerca de los nudillos del príncipe. Jimin apartó con cuidado su mano del agarre y se sonrojó, aunque no dejó que Kang lo viese.

Se alejó caminando con el sucio minino en sus manos negó con la cabeza.

—¿Por qué no sentí lo mismo que cuando Jungkook besa mis manos? — le susurró Jimin al gato y este le maulló, como si el príncipe fuera a entenderlo.

Jimin por fin se encontraba en su enorme habitación y se acostó en su cama en posición de estrella boca arriba, con un suspiro de cansancio.

Sintió unas pequeñas patitas en su pecho y un ronroneo. Alzó su mirada y con una sonrisa acarició al gato.

—Ni siquiera debería estar acariciándote, estuviste a nada de cortarme una vena con tus uñas. — dijo Jimin divertido.

Y es que en cuanto llegaron al palacio, Jimin dio la orden de que prepararan un baño para la nueva mascota real; así como un collarín, recipientes de comida, entre otras cosas para que el gato estuviera cómodo en su nuevo hogar.

Lamentablemente, el príncipe estaba demasiado emocionado por tener -por primera vez- una mascota, que él mismo se ofreció a bañarlo con ayuda de su nana. Lo que no sabía, es que los gatos odiaban bañarse con agua y todo el tiempo quiso escaparse, logrando arañar los lindos brazos de Jimin.

Por el lado bueno, pudo ver que el gato, en realidad es una linda gatita cálica.

Unos toquidos le hicieron desviar la mirada de su nueva mascota hacia la puerta.

—Adelante. — dijo Jimin y pudo divisar a su nana. Sin dejar de acariciar a su gatita que se encontraba ronroneando en su estomago con los ojos cerrados, le sonrió.

—Solo me aseguraba que a ninguno de los dos se le ofreciera algo más. — sonrió enternecida. Hace mucho tiempo que no veía a Jimin tan feliz y emocionado por algo.

—Estamos bien. — soltó una risa pequeña.

—Bien... ¡Oh! Antes de que lo olvide, aún no has decidido el menú para tus invitados.

—¿Invitados? — Jimin la observó confuso.

—Cariño, no me digas que olvidaste que todos los años hacen una enorme fiesta por tu cumpleaños. — la mujer le sonrió.

—Ah, eso. — dijo y rodó los ojos dejando caer su cabeza en la almohada mirando al techo. —. Diles a mis padres que no me apetece hacer nada.

—¿Por qué? ¿Estás bien? — su nana se acercó a la cama del menor y se sentó en la orilla de la cama. Le acarició la cabellera rubia al príncipe, eso siempre lograba relajarlo y hacerle confesar lo que le pesaba.

—Sí, es solo que... — bufó. —... No quiero otra enorme fiesta donde no conozco a las personas que asisten a mi fiesta, prefiero solo estar con mis amigos, y contigo, por supuesto.

La mujer sonrió.

—Recuerda que el menor de la familia real cumple años, dieciocho para ser exacta. Ahora serás mayor de edad. Ese no es un número cualquiera.

—Lo sé nana, pero...

—Jimin, no lo hagas por ti, hazlo por tu madre, tú sabes que a ella le tiene muy emocionada tu fiesta.

—Sí, tan emocionada que al siguiente día se va a ir con papá a Francia. — Jimin bufó molesto.

—Jimin, sabes que no voy a debatir contigo el como tu madre lleva a cabo su maternidad. Pero sabes perfectamente bien que ella es la reina y debe estar a lado de tu padre en cada paso que debe tomar en el tiempo que tenga que reinar.

Jimin volvió a suspirar. No había momento o día en que no hiciera ese gesto.

—De acuerdo. Solo... me gustaría sentir que de verdad se preocupa por mí y no solo por ser la reina. A veces me gustaría que fuera sólo mamá.

La mujer lo observó triste, no había nada más que ella deseara hacer que su pequeño príncipe dejara de sentirse como un cero a la izquierda en su propia familia.

—¡Vamos! Quita esa cara, sabes que tu sopa de algas jamás falla. — le dio un sonoro beso en la frente.

Jimin rió.

—De acuerdo, pero ¿podemos invitar a Taehyung y Hobi? Como el año pasado, cuando mis padres fueron a Dinamarca.

La mujer sonrió con un deje de tristeza.

—Ellos siempre serán bienvenidos.

Y ambos se abrazaron, con la bonita gata en medio de ellos.

—Por cierto. — volvió a hablar la mujer. —. ¿Ya sabes cómo se va a llamar? — dijo sin separarse del abrazo. Jimin asintió.

—Dile hola a Ga-Eul.2

—Nombre precioso para una gatita adorable. — dijo la mujer, y la minina maulló en respuesta. Provocando que ambos sonrieran.

Lo que no sabían es que, del otro lado de la puerta, la madre de Jimin había escuchado toda la conversación, caminando solamente para asegurarse de que su hijo se tomara la medicina contra la alergia y que la gatita tuviera su loción para apaciguar su olor y la alergia del príncipe.

Su corazón se estrujo. Con lágrimas en los ojos y el sentimiento de culpabilidad recorriéndole el cuerpo como si de filosas y pequeñas navajas le atravesaran cada poro de su piel, se alejó en silencio de la habitación de su hijo menor.


2. Otoño en coreano.

¿un triángulo amoroso? ¿sí? ¿no? lo pensaré.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro