*Capítulo 17*

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"Después de envejecer, si tu te vas primero ahí es cuando me aburriré de esperar mi muerte para pasar a la otra vida junto a ti"

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Jungkook fue el primero en abrir sus ojos, ya había amanecido y vio a su lado a su chico, aquella escena que para cualquiera resultaría insignificante para él lo era todo, ver el cabello revuelto de él, sus labios separados mientras su pecho subía y bajaba de forma pausada y su cuerpo torpemente cubierto por la sabana, se veía hermoso, glorioso y hasta irreal para alguien como él. Se levantó cuidando de no despertarlo, sabía que se asustaría mucho si lo hacía. Con una sonrisa se dirigió a la cocina a prepararle un desayuno y regresó al cuarto con una bandeja con sándwich, una taza con cereal y leche y un baso de jugo de melocotón.

Dejó la bandeja encima de la mesita de noche y tomo entre sus manos el diario de su novio, en una pequeña hoja anoto un “leeme” y lo puso encima del cuaderno y este al lado de la bandeja sabiendo que su chico despertaría muy confundido. Se quedó viéndolo por varios minutos hasta que decidio tomar su camara de foto instantáneas y capto a su lindo novio durmiendo le parecía súper tierno y tan solo se dedico a esperar a que la foto saliera para empezar a escribir una pequeña dedicatoria en la parte de atrás de la foto poniéndola encima del cuaderno para cuando el despertara.

Dejó de lado la cámara y salió de ahí, no queria asustarlo. Se dispuso a ir de nuevo a la cocina a preparase un buen desayuno.

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Sus ojos se abrieron ligeramente adaptándose a la luz del día, de momento su vista se nubló por el rayo de sol que rebotaba en las sabanas blancas y por último hacían que sus ojos se cegaran, se acomodó viendo al techo, sonrió ¿por qué? No lo supo simplemente esa sonrisa se borró de inmediato y saltó de la cama como si fuera un resorte humano, diviso a su alrededor, esa no era su habitación, jamás la había visto, empezó a respirar de forma descontrolada y errática causando un ligero mareo por el exceso de aire en sus pulmones.

—¿Dónde estoy?

Vio la pequeña mesa de noche donde se encontraba una bandeja con lo que parecía un delicioso desayuno, también había un cuaderno con su iniciales en la portada y encima de él una fotografía de él ¿Quién era tan cínico como para sacarle una foto mientras dormía?

Volteó la foto pudiendo ver las palabras que había escrito al reverso.

Buenos días mi amor, no te asustes, sé que debes estar confundido pero el cuaderno con tus iniciales te ayudará a comprender mejor, trata de no alterarte mi amor, te esperaré en la sala para que hagas las preguntas que quieras. Te amo.”

Oh.

Aquello cada vez era más y más extraño, agarró con sumo cuidado el cuaderno y empezó a ojearlo, a como podía ver era su letra y al final podía ver su firma si que sí, no había manera de desconfiar de lo que decía en la nota si veía su letra plasmada en el papel. Empezó a leer.

Querido yo... Diario te encuentras en la difícil posición de saber la verdad de tu pasado, del porque te despiertas cada dia sin recordar nada, probablemente despertaste en cierta cama de sabanas blancas con olor exquisito... No estas en el lugar incorrecto...

Se relajo al leer aquello, era su forma de escribir y expresarce, pero no se le quitaba cierto recelo que tenía. Leyó más y conforme hiban pasando los párrafos y la narración hasta las lágrimas fueron difíciles de contener.

Accidente automovilístico...
amnesia anterógrada...
problemas del corazón...
Nana... Taeyang... 25 años
Jungkook... Novios...

Jungkook.

¿Novios?

Novios.

Esas palabras no dejaban de repetirse en su mente, ¿Tenía novio? Era dificil creer cuando apenas ayer estabas acomodando cientos de libros hasta quedar hecho trizas, era diferente de creer cuando crees que tienes veinte y no veinticinco, ¿Cinco años despertando teniendo que leer esto y afrontar la realidad? Entonces se le vino un pensamiento a la cabeza, ¿cómo reaccionó los otros días?, ¿cómo se dio cuenta?, ¿Tenía que pasar por esto todas las mañanas?

Lloró de impotencia, de tristeza, de sentirse una carga para todos, Jungkook, ese nombre no le salía de la cabeza ¿Era su novio? Se suponía, a como se expresó de él en las pasadas lineas asi era. No se dió cuenta cuanto tiempo pasó así hasta que decidió levantarse e irse a lavar la cara y los dientes para ir a buscar a su "novio" ¿Cómo era él? Gordo, delgado, rubio como él, cabello oscuro, ojos de color, mirada tierna o rebelde, alto o más bajo que él, no lo sabía pero la verdad le importaba muy poco. Él no era superficial, y a su parecer cualquier persona que aceptara sus enfermedades y estaba dispuesto a lidiar con ellas tenía su completo amor.

Salió de la habitación, caminó por un pasillo con sus pies descalzos hasta llegar a la sala, un sillón de cuero frente a una televisión, una repisa de libros, no había nadie, giró la cabeza hacia su derecha y pudo distinguir a un chico alto.

Sus ojos se quedaron embobados con solo ver la espalda de ese chico sentado en una banca comiendo en la isla de la cocina, era delgado, su cabello azabache ligeramente desordenado y perfecto a su parecer, sus manos se movían con gracia hasta para tomar la cuchara del tazón donde aparentemente estaba comiendo cereal, no llevaba camisa alguna asique pudo ver cada centímetro de su muy bien formado cuerpo, su piel blanca, juraría que el color de piel de los ángeles era ese, se veía alto, por un momento se sintió pequeño al solo traer puesto un short y una camiseta colgada negra, que seguramente era del chico que era su novio, se permitió olerla dejando entrometerse esa ligera fragancia muy masculina a sus fosas nasales, por un momento se derritió, no pudo evitar acercarse más hasta quedar a escasos tres centímetros de él, quiso acariciar su espalda pero no sabía por que de un momento a otro la timidez reinó en su pequeño cuerpo.

—¿Jung...kook?

El mencionado giró su cabeza, viendo sobre su hombro y sonriendo, juró que con solo eso moriría de un paro cardiaco, el perfil de ese chico era extremadamente sensual y... Y ya no tenia más pensamientos para otra cosa que no fuera él, se volteó del todo en la silla giratoria, solo llevaba puesto un buzo y nada más, no evito sorprenderse por su belleza, su sonrisa, la mirada llena de amor que le estaba dedicando en esos momentos, bajó por su cuello, torso, esos abdominales tenían que ser ilegales ¿Ese era su novio?

Se quedo estático, como si de piedras y cemento se trataran sus pies, no podía moverse por la verguenza de haberse sonrojado por ver los abdominales del chico frente a el.

—Buenos días mi amor.

Ay su jodida voz, y ese "mi amor" confirmó que ese chico era suyo, si, suyo porque desde que lo vio asi lo declaró. Suyo y de nadie más.

El azabache se levantó y caminó hasta él con la mirada tímida del rubio puesta en él, hasta más alto que él era, estaba por desmayarse. Tenía que ser una broma, una jodida broma. El azabache tomó de la cintura a su mayor y lo acerco más a él haciendo que el rubio se convirtiera en todo un tomate, no, mejor aún, una fresa la cual queria deborar en ese momento debido a lo apetecible que se veía el rubio recién levantado con su cabello ondulado y desordenado, sus labios rojitos y ese rubor que tanto le encantaba provocar en él.

—Yo...

Quizo hablar pero el azabache lo corto con un beso, moviendo sensualmente sus labios contra los suyos, se sorprendió pero respondió el beso encantado ¿encantado? Eso era muy poco, estaba fascinado, maravillado con el azabache frente a él, saboreó sus labios, sabían a leche con fresa, justo lo que pensó que estaba desayunado, cereal. Llevó sus brazos hasta enrollarlos en su cuello y atraerlo hacia él, el menor gruñó en su boca lo cuál despertó en él una sensacion sumamente deliciosa. Lástima que el oxigeno no les dio para más.

—¿Desayunaste? —negó el rubio apenado.

—¿Leíste todo el cuaderno? —preocupación pasaron por sus ojos. Asintió.

—¿Iremos... Donde tu papá... Hoy? —preguntó el rubio cabizbajo. Una sonrisa se dibujó en la boca del más alto dejando ver sus dientes.

—Si, si quieres ir vamos. Si no podemos...

—¡No!... Osea, digo, si quiero ir —Ambos sonrieron.

*
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*

—¿Estás nervioso? —preguntó sonriendo el azabache que solo veía de reojo el pie inquieto de su novio golpeando en el suelo del taxi.

—No, para nada —dijo sarcástico —. Conocer a tu suegro es algo de todos los días, y también que este sea dueño de una de las empresas importantes del país. ¿Cómo crees que voy a estar nervioso? Son iluciones tuyas.

—Me encanta cuando estas así —la sonrisa del menor se vuelbe tranquilizadora para Taehyung y logra que se olvide solo un poco de su nerviosismo.

Llegaron a la empresa, el menor no necesitó anunciarse ya que su padre le dijo a la recepcionista que lo hicieran pasar en cuanto pusiera un pie en el edificio, subieron al elevador agarrados de la mano, Jungkook sentía temblar la mano de Taehyung y su respiración anormal.

—¿Te sientes bien?

—¿Qué tal si no me acepta? ¿Qué tal si me corre y no me deja volver a verte? Estoy asustado, mejor vámonos.

Jungkook lo vio con ternura en sus ojos, aquello le pareció lindo de parte de su chico, eso demostraba que lo quería tanto como él, que apesar de estar asustado se estaba arriesgando a conocer a su suegro ¿Suegro? Se escuchaba raro pero así era, y pronto todos sabrían que eran pareja.

—Ten calma mi amor —depósito un beso en el dorso de su mano —Mi papá no es un ogro, estoy seguro que te va a adorar —el mayor asintió no muy convencido, pero trató de relajarse lo más que pudo.

Llegaron al último piso donde se encontraban varias cabinas y dentro de ellas cada empleado ejerciendo su labor, al escuchar el timbre del ascensor muchos quedaron viendo, nadie conocía a la pareja que caminaba segura de sí misma hacia la oficina del jefe que era como tratar con un ogro.

—Disculpen pero no pueden pasar —una mujer elegante y joven los detuvo a ambos a punto de entrar a la gran oficina.

—¿Cómo que no? Si tenemos cita —dijo un azabache de pocos amigos.

—Niño ¿Tú crees que un par de universitarios cómo ustedes van a tener oportunidad de un cita con el jefe de una empresa reconocida como ésta?—dijo la mujer viendo sus uñas.

—Kookie, ya vámonos ¿si? Es lo mejor —susurró el menor sintiendo la vergüenza de ver como todos veían la escena con burla y algunos reían sin respeto alguno.

—Hazle caso a tu novio asqueroso novio, por dios, tan sólo mirense ¿Qué no pudieron encontrar mejor ropa para presentarse?

—¿Cómo le llamaste? —el menor soltó la mano de Taehyung y se paró a escasos centimetros del rostro de la mujer que aunque se asustó no se dejó intimidar —Mira intento de barbie plástica, si yo quiero en estos precisos momentos puedo hacer que te corran —los cuchicheos no se hicieron esperar, no sólo por lo que el joven había dicho, si no por que un hombre imponente veía la escena divertido.

—¿Y tú quién te crees para hablarme de esa forma mocoso?

—El hijo del dueño de esta empresa —dijo un hombre a sus espaldas, haciendo que todos y cada uno de los presentes volvieran a su puestos sin dejar de escuchar atentos y sorprendidos la aclaración del hombre —, heredero de todo esto y tu futuro jefe ¿Eso te basta?

—Se-señor... Jeon... Yo...

—Estos dos jóvenes tienen completa autorización a entrar a mi oficina cuando quieran, el joven al que acabas de llamar mocoso es mi hijo.

—Disculpeme... Yo no lo sabía —la mujer estaba completamente nerviosa y asustada ¿Quién no? Si ese hombre con sólo una mirada aterraba a cualquiera.

Taehyung que se encontraba detrás del azabache sin dar lugar a que el mayor lo viera se sintió intimidado, la mirada de ese hombre era demaciado fuerte, ahora sabía de donde Jungkook lo hacía flaquear con solo verlo.

—No claro que no lo sabías. Vuelve a tu puesto —dijo con autoridad, la mujer se fue rapidamente a su escritorio y ambos Jeon no pudieron contener una risita.

—Hola papá.

—Hola hijo, pasemos a la oficina —los dos menores entraron al despacho del hombre, era un espacio muy grande con colores amaderados que predominaban en el diseño, uno que otro sillón, una pequeña barra de bebidas, un librero enorme lleno de cientos de tipos de libros y un pequeño candelabro colgando del techo eran los adornos y toque elegantes de aquella oficina que tenía un panorama perfecto hacia los demás edificios de la ciudad. Típicas decoraciones de un Jeon.

—Te extrañé mucho hijo

—Y yo a ti papá

Ambos ojos cayeron encima de un peculiar rubio que se veía nervioso ante la presencia de ambos hombres. La mirada del señor Jeon escaneó al menor con sumo cuidado sintiendo una opresión en su pecho, algo que no lo dejaba respirar y casi estaba por ahogarlo, su respiración se detuvo al ver esos ojos tan familiares, su rostro, su piel, su cabello, todo le recordaba a una sola persona, a esa mujer que estuvo dispuesto a dar todo por ella, el primer amor de su vida. Estaba muy confundido y casi sin palabra alguna, era el vivo retrato de ella...

—¡Papá! —escuchó como Jungkook le hablaba sacándolo de los recuerdos que le empezaban a aguar los ojos esto siendo notado por los mismos jóvenes —¿Te encuentras bien? —el mayor asintió.

—Si, es sólo que Taehyung me recordó a una persona que fue muy especial para mi —la recordaba con dolor, podían pasar mil años y siempre la amaría con todas su fuerzas, esperando el día de poder juntarse con ella nuevamente.

Sabía que la mujer había muerto, que no había resistido mucho luego que supo que estaba falleciendo de a poco, la última vez que la vio, esa última noche magica que fue todo y nada para él, en aquél instante todo se derrumbó.

—¿Era, que pasó con esa persona? —preguntó su hijo.

—Ella... Falleció de una manera injusta, una donde se le privó de todo lo que ella quería a pesar de ser un alma libre... —soltó con un dolor fuerte en su corazón —. Ya no hablemos más de eso, diganme cómo se conocieron...

Quería disimular, pero aquello le era imposible cada vez que veía de soslayo al novio de su hijo, nunca creyó que tanto hiba a ser el parecido con la mujer de su vida, en ese momento un atisvo de arrepentimiento recorrió su propia conciencia.

Platicaron por un largo rato en los que el señor Jeon a pesar de estar en practicamente otro mundo ponía mucha atención de todo lo que salía de la boca de los jovenes. Ambos chicos habían omitido lo de su amnesia, no querían que su padre se asustara o que les dijera o comentara algo negativo, con el tiempo le dirían.

Llegó la tarde y ambos chicos se fueron del lugar con una segunda cita del padre de Jungkook a conversar, esta vez a una cena en algún restaurante de la ciudad, las cosas se le salieron de control al viejo Jeon, creyó que esa primera vez viendo al hijo del estúpido de Kim hiba a ser puramente investigativa, pero no, se dio cuenta que quería pasar más tiempo con ese chico y eso lo estaba abrumando.

Llegaron al departamento, Dalia y Karen estaban en su habitación viendo una película y ellos se dispusieron a hacerse algo de cenar para luego encerrarse en la habitación. Luego de un rato Taehyung no dejaba de observar un punto fijo que Jungkook lo había notado hace algún rato.

—¿Quieres escribir? —preguntó el menor logrando sacarlo de sus pensamientos.

—No... Yo... ¿Lo hago diario?

—Empezaste ayer y dijiste que querías escribir todos los días, si no quieres no...

—Si quiero, es solo... Que esto me ha tenido abrumado todo el día ¿Sábes? Jamás pensé que algo así me estaría pasando —dijo cabizbajo —En parte me siento traicionado, pero entiendo el porqué no me lo decían antes.

—Tenían miedo igual que tu mi amor, no te sientas abrumado, aquí estaré siempre para ti. Jamás te dejaré —lo estrechó entre sus brazos, Taehyung amó mucho esa muestra de cariño en la que sus dedos acariciaban su espalda y sus labios, hermosos labios, no dejaban de dar pequeños besitos en su frente haciéndolo sentir el hombre más amado y más afortunado del mundo por tener un hombre como Jeon Jungkook a su lado.

Ya era pasado de las once de la noche, Taehyung escribió lo más importante de lo que pasó en su día amando escribir sobre el padre de su novio ya que este lo trató bien y le agradó al instante de defender a su hijo de aquella manera demostrando que no era cómo algunos hombres estereotipados a ser machistas hasta con sus hijos.

Los dulces párpados del rubio se hiban cerrando con miedo poco a poco por el sueño debido a las delicadas caricias que le hacía Jungkook en el cabello, estaba luchando por ver por un rato más cada facción de su chico antes de olvidarlo nuevamente ¿Se aburrirá de mi algún día? Se preguntaba, tal vez...

—¿Quieres saber cuando me aburriré de ti? —se sorprendió ante la pregunta del azabache, dándose cuenta que talvez sus pensamientos no estaban siendo privados y que estaba diciéndolo en voz alta. El rubio fijó su vista en el que ahora lo veía de la forma más dulce y empalagosa posible —Después de envejecer, si tu te vas primero ahí es cuando me aburriré de esperar mi muerte para pasar a la otra vida junto a ti —hizo una pausa para dejar un casto beso en sus labios —Y si yo me voy primero aunque me aburra esperarte lo haré porque contigo quiero pasar mil vidas más.

—Jung... Te amo —lo abrazó fuertemente y solo se fue soltando de él cuando ya había caido en los brazos de morfeo, aquello parecia irreal para ambos chicos, todo estaba resultando encantador... Pero...

¿Cuánto serían capaz de aguantar? ¿Su amor sería más fuerte?





Hola hermosuras, ya se merecían un capítulo largo, tengo mucho trabajo por eso me ha costado actualizar, pronto empezaré a subir también de la otra historia que tengo. Gracias por la espera y espero que les guste. ¿Qué pasará? Dejen sus comentarios.

Borahae 💜



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