Capítulo Treinta

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Adrien regresó a la mansión con su hija recién nacida dormida. Su cabeza estaba doliendo como nunca, ya que la pequeña Emma había estado llorando todo el camino devuelta. Claro que Gorilla no fue de mucha ayuda al ponerse los auriculares que casualmente llevaba en la parte de adelante, dejando al rubio a su suerte.

Adrien subió a su habitación remodelada y puso lentamente a su bebé en la cuna que estaba enfrente de la cama. Se giró y vió a Marinette durmiendo. Sonrió y le dio un beso en la frente. Se sacó los zapatos y se acostó a su lado para unírsele en la siesta.

Ambos despertaron gracias a los gritos de Emma. Adrien la agarró con cuidado y se la dejó a la peliazul que se encargó de alimentarla.

- Mi lady- llamó el rubio. Marinette lo miró con ojos cansados a pesar de haber estado durmiendo todo el día.

- ¿Si?- dijo poniendo a la bebé sobre su hombro.

- ¿No tienes hambre? Has estado inconsciente todo el día desde ayer. Necesitas alimentarte-

- No tengo hambre-

- ¿No quieres algo de la panadería? Puedo ir ahorita mismo, no es tan de noche. Además, no creo que tus padres se nieguen a venderle a su yerno a estas horas- sonrió moviendo sus cabellos. Marinette rodó los ojos.

- Claro, anda. Te espero- dijo un poco débil. Adrien se levantó para besarla en los labios.

- Te daré una sorpresa- murmuró Adrien. Marinette lo vió divertida y continuó en su labor de madre, cantándole a Emma para que volviera a dormir.

El joven adulto bajó las escaleras para decirle a Gorilla su destino.

Salió, sin notar el par de ojos que lo observaban expectantes.

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- ¡Alya!- gritó Nino trotando por el departamento.

- ¿Qué pasó?- le dijo saliendo del baño.

- ¿Ya le dijiste a Marinette? Porque dudo que Adrien lo hará- la morena abrió grande los ojos y pasó su dedo por su cabeza.

- Claro claro, me olvidé. Si tranquilo, le avisaré luego, es que seguro que si la llamo, Emma que estará durmiendo, la despertará y me va a ahorcar y Emma se quedará sin madrina- dijo.

- No te olvides-

- Tranquilo guardián, no se me va a olvidar- le dio un beso rápido y se tiró en la cama. El castaño prendió la tele y se acostó a su lado.

- Por cierto, tus padres no me odian, ¿verdad? Es que creo que lo de vivir juntos fue muy pronto-

- Ya Nino, te he dicho que no. Además, tienen a mis hermanas que son suficiente lío- dijo. Le Paon y Wayzz volaron y se quedaron frente a sus portadores.

- ¿Qué pasó?- preguntaron los dos al mismo tiempo.

- Siento a Tryxx. Y siento esa aura. La misma como la de Nooro con Hawkmoth-

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Marinette dormía cubierta por las sábanas. Sin embargo, la pequeña peliazul comenzó a llorar. Su llanto seguía ya que su madre tenía el sueño un poco profundo, y siempre se demoraba para ir a atenderla ya que no se despertaba al instante. Lo diferente de esta situación era que la recién nacida Emma no se había despertado por hambre, o porque su pañal estuviese sucio, sino porque el ruido de la ventana abriéndose y la entrada abrupta de una persona fueron nada silenciosas.

Marinette finalmente abrió los ojos y se levantó con pesadez de la cama. Sonrió al pensar que no era para ir a la secundaria. Iba a prender la luz hasta que la persona habló, y su voz le heló la sangre, poniéndole los pelos de punta.

- No lo hagas- ordenó. Se dio la vuelta lentamente.

Gracias a la luz de luna que entraba por la ventana, logró distinguir quien era la persona que tenía a su hija en brazos, aunque también acertó gracias a su oído. Esa sería una voz que jamás olvidaría. Se espantó al ver a Fire Fox con su hija en brazos que jugaba con la flauta de este. Tenía una cuchilla en una punta, y si el no se la hubiera quitado a la bebé, de seguro se habría cortado. Aquello no pasó desapercibido por Marinette.

- ¿Qué haces aquí Nathaniel?- preguntó con temor.

- Ni siquiera Nath. ¿Acaso no puedo darte una visita? Quiero conocer a la que debió haber sido mi hija- entonó con una sonrisa que a Marinette le provocó escalofríos. Permaneció callada.

- Si sigues siendo inteligente, de seguro sabrás que gritar no servirá de nada. Adrien no está aquí, y la vieja esa está con el día libre. En conclusión, solo somos tú y yo- miró a Emma. - Ah, y esta hermosa bebé- Marinette respiraba con dificultad.

- No te alteres cariño, no tengo pensado en hacerte daño ni a tu hija- se acercó y se la entregó suavemente, y Marinette la apretó a su pecho.

- ¿Qué quieres?-

- Lo que quiero es tener una vida contigo- concluyó apoyándose en una pared. Marinette corrió a la puerta y salió de la habitación, pero apenas lo hizo cayó de rodillas. Sintió las manos del pelirrojo ayudándola a ponerse de pie. Cogió a la bebé y la dejó en la cama. Luego le puso un pañuelo en su nariz.

Marinette dejó de forcejear al perder las fuerzas, y sus ojos se inundaron de lágrimas.

- Prepárate para olvidar a Adrien-


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El rubio se bajó del auto y se despidió de Gorilla antes de entrar a su hogar. Tikki bajó volando y llorando.

- ¿Qué pasó?- preguntó Adrien consternado. Plagg se acercó a la kwami carmesí.

- Marinette... se la...- se tragó sus sollozos y se colocó detrás de Adrien para empujarlo a su habitación. Él subió a toda velocidad.

Entró azotando las puertas y vió la habitación sin su hija y sin su amada. Miró a los lados y respiró profundo. Luego notó un brillo en la cama. Puso en su bolsillo los aretes de su amada y leyó la nota con detenimiento. La tristeza y la rabia se fusionaron en su corazón, provocando que apriete los puños y llore con los ojos llenos de enojo. Botó desconsolado la cajita con el pequeño postre, el anillo plateado rodó hasta fuera del cuarto, y la luz verde de una transformación fue lo último que se vió.





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¿ESTÁN LISTOS PARA EL FINAL? ¿QUÉ DESEAN PARA NATHANIEL?

MIRACULOUSTEEN

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