8- eight

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Jungkook tenía su ceño fruncido, observando el nerviosismo de Seokjin y la rapidez con la que lo había quitado de encima de sus piernas. Estaba parado en medio de la sala, intentando controlar su respiración y cuerpo. La puerta finalmente se abría y un cansado Taehyung aparecía. Tenía su bolso colgado de forma cruzada en su hombro, su cabello estaba bastante despeinado y llevaba sus lentes. Al entrar levantaba su cabeza y sus ojitos negros se notaban confundidos.

—Oh, siguen despiertos... —añadía con una sonrisa cansada.

—Hola, cosita —decía Jungkook, poniéndose en pie y cruzando sus brazos.

Taehyung rodaba su ojos, como detestaba el apodo "cosita"  pero ya estaba cansado de repetirse con el pelinegro. Ahora observaba a Seokjin y le regalaba una sonrisa.

—Hola Hyung —saludaba con su bonita sonrisa y giraba a cerrar la puerta y pasarle llave.

Jungkook lo miraba de soslayo, tenía una mirada indescriptible para Seokjin. Sin decir nada, se iba camino a la cocina para servirle la porción de estofado que había guardado para Taehyung. El azabache ahora giraba y levantaba sus lentes del puente de su nariz, con su dedo corazón. De inmediato Seokjin se acercaba a él.

—Déjame quitarte esto —exclamaba, tomando el bolso y quitandoselo con delicadeza.

Jungkook miraba la escena a lo lejos, sin decir una sola palabra.

Taehyung sonreía tímidamente, bajando automáticamente el tono de voz.

—No era necesario, hyung —añadía, con voz grave, pero tono suave.

Tan bonito.

Taehyung era naturalmente precioso, quizás ni siquiera lo hacía a propósito para intentar conquistar. Era educado, atento y con una personalidad tan tierna, que derretía el corazón del mayor y lo hacía sentir cosas extrañas, demasiado pronto.

—No te acerques tanto, necesito una buena ducha —admitía Taehyung, alejándose y rascando su nuca.

Seokjin había sentido ese ademán innecesario, no le había hecho sentir bien la forma en la que se había alejado, posiblemente su conciencia lo hacía imaginar que así sería, si le contaba que había besado a Jungkook y que posiblemente hubiera hecho más que eso, si él no llegaba justo a tiempo.

Piensa bien lo que haces imbécil, la última vez intentaste besar a Boxy. Idiota.

—¿Seokjin? —preguntaba Taehyung, al verlo tan sumido en sus pensamientos.

El castaño lo ubicaba y sonreía incomodamente—. ¿Si?

—¿Estás bien? ¿Te sientes bien? —preguntaba, llevando su mano a la frente de Seokjin—. Estás muy colorado...aunque no es fiebre ¿Jungkook te envenenó con la comida?

—¡Te oí! —gritaba el menor, llegando a ellos. Se acercaba con una copa de vino para Taehyung—. Toma, mi estofado está genial ¿No Hyung? —preguntaba, posicionando su mano en el hombro de Seokjin.

Éste apretaba la tira de cuero del bolso de Taehyung y asentía con nervios. Taehyung bebía el vino de una y ambos testigos se sorprendían.

—Despacio cosita...

—No me busques, Kook —advertía Taehyung con una sonrisa cansada.

—Porque Seokjin... —decía viendo al castaño—, no lleva el bolso a tu habitación y tu te das una ducha rápida. Hueles horrible y estoy calentando la comida para ti

—Oye, no le digas eso... —exclamaba Seokjin.

—Tiene razón, estuve todo el día con animales grandes en una granja y siento que soy un asco —decía, tocando su ropa mientras devolvía la copa vacia a Jungkook—. Por favor no respires cerca de mi. Iré a bañarme, yo llevo mi bolso.

Taehyung intentaba tomarlo, pero Seokjin lo alejaba.

—Yo lo llevo, te ves muy cansado —añadía.

Taehyung ahora le daba la espalda a Jungkook, por lo que no notaba como este reía ladino, negando y rodando sus ojos, ante la actitud preocupada de Seokjin.

—Iré a ver el estofado —palmeaba a Taehyung—. Vamos, ve y duchate.

Taehyung asentía, intentando tomar su bolso de nuevo, pero Seokjin otra vez lo alejaba y le indicaba seguir a su habitación. Taehyung sonreía por la atención de ambos e iba arrastrando sus pies. Se adelantaba lo suficiente como para dejar unos segundos solos a los otros dos.

—Jungkook...

—No diré nada —respondía volviendo a la cocina—. Llévale su bolso.

Seokjin suspiraba con pesadez, había notado la hostilidad del pelinegro y al único que culpaba por ello, era a él mismo. De forma ansiosa iba en dirección a la habitación de Taehyung y golpeaba antes de entrar.

—Pasa —indicaba el azabache, mientras se quitaba su tapado.

—Venía a dejar tu bolso —exclamaba Seokjin. Viendo la habitación de Taehyung.

Tonos verde musgo y blanco, muchas fotografías, un estante con libros de todo tipo, una cama King size y su aroma por toda la habitación.

—Gracias Hyung. No era necesario que la trajeras hasta aquí —agradecía con timidez—. ¿Jungkook te trato bien?.

Seokjin abría sus ojos y volvía su vista a un Taehyung expectante de respuesta. Aclarando su garganta y sintiendo sus mejillas arder, miraba hacia a otro lado y asentía con una sonrisa incómoda.

—Dejaré que te duches y... —rascaba su nuca para luego tomar el valor de mirar a Taehyung otra vez—. ¿Podemos hablar luego? antes de que te vayas a dormir ¿O estás muy cansado?.

Los ojitos de Taehyung se habían iluminado en demasía, tanto que Seokjin lo había notado y sentía su pulso acelerarse a causa de eso.

—Seguro, Hyung —exclamaba el chico, con su peculiar sonrisa.

Seokjin se la devolvía con timidez y pesadumbre, se sentía extraño, como si de alguna manera hubiese traicionado a Taehyung. Aunque eso no podía carecer más de sentido, porque él no tenía nada con el chico y tampoco había hecho gran cosa con el pelinegro. Tomaba coraje y sonreía otra vez.

—Dejaré que te duches...ahora sí —recalcaba sonriendo. Se acercaba y tomando por sorpresa a Taehyung besaba su mejilla. El azabache se sobresaltaba un poco.

—Hyung, huelo horrible —exclamaba, encontrando su mirada con la del castaño. Pocos centímetros los alejaban.

La piel de ambos se calentaba bajo la tela de la ropa. Los ojos de Taehyung eran de un color negro intenso y su mirada era profunda. Era perfecto y sin hacer nada, lograba despertar demasiado en Seokjin. Taehyung no necesitaba tocarle un pelo para encenderlo.

—Jungkook exageró, no hueles horrible, boxy... —sonreía una última vez y se alejaba caminando hacia atrás, para así seguir haciendo contacto visual con un Taehyung de facciones perfectas y expresiones faciales muy adorables.

Al salir, cerraba la puerta y suspiraba, no tenía idea que mierda estaba haciendo con ambos chicos. Iba a ir directo a esconderse a su habitación, pero la voz de Jungkook lo llamaba.

—¡Seokjin hyung! —exclamaba desde la cocina—. Hay helado, ven a comer.

No había preguntado si quería y claramente no estaba esperando una respuesta negativa, así que se relajaba y se dirigía a la isla. El plato de Taehyung se encontraba tapado y habían dos copas con helado de chocolate y salsa arriba, una para él y otro para Seokjin.

—¿No dejaras a tu Boxy comer solo o si? —cuestionaba.

Seokjin había sentido aquella palabra salir con demasiado enfasis de los labios de Jungkook. Se apoyaba en el respaldar de la isla y tiraba al pelinegro una mirada severa.

—¿Por qué lo dices de esa forma? —preguntaba, Intentando parecer relajado.

Jungkook se reía de forma adorable y se acercaba con su helado en mano. Tomaba un poco en su cuchara y la metía en su boca de forma jodidamente sensual. Haciendo que un escalofríos se dispersara por la nuca de SeokJin.

—¿Que acaso no es tu Boxy? —cuestionaba el menor.

Nuevamente la distancia era mínima, Jungkook tenía sus labios brillosos a causa del helado y es más, le había quedado salsa en la comisura. Los ojos de SeokJin se iban hacia esa zona, mirando con cautela y también deseando. Rápidamente sacudía su cabeza y evitaba mirar a Jungkook.

—Tienes... —se señalaba su propia boca. Jungkook abría sus ojos fingiendo no entender—. Tienes salsa en los labios

—Oh, quitamela —provocaba.

El pelinegro acortaba la distancia, ya frente al castaño que miraba nervioso en dirección al pasillo y volvía a mirar los labios de Jungkook.

—Bambi, por favor —exclamaba con garganta seca.

Jungkook hacía bien uso de su apodo y utilizaba sus ojitos para intentar convencer al mayor.

—Vamos, te mueres de ganas —provocaba nuevamente—. Yo también.

Dejaba el helado sobre la isla y ambas manos  en la cintura angosta del mayor.

—Creo que necesitas una visita de Rose —exclamaba ronco.

¿Por qué le costaba tanto decir que no a Jungkook?.

—Ella vendrá, mañana temprano a pasar el día conmigo —respondía. Su mano viajaba al cabello de Seokjin y dejaba parte de este detrás de su oreja para luego acariciar el rostro del mayor.

—Por favor, kook.. —pedía, suspirando nervioso ante su toque.

—¿Es por Taehyung? —preguntaba el pelinegro—. ¿Te gusta, cierto?

—No.

Si, no lo sé.

—Que rápido lo negaste —se sorprendía el menor.

—No puedes preguntarme algo así, te conté que él me recuerda a alguien... —se aclaraba la garganta.

Intentando sacar a Jungkook de su lado, levantaba su mano y lamía su pulgar para limpiar la salsa de chocolate de los labios ajenos. Jungkook se sorprendía, pero no se alejaba. De lo contrario lo miraba fijo y sonreía ladino.

—Que aburrido eres, Hyung —exclamaba—, podrías haberlo quitado con tu lengua

—Definitivamente necesitas a Rose —insisitía el mayor.

—Yo hago con Rose lo que me venga en gana, pero... —acortaba ya, la nada de distancia que quedaba entre ambos—, tu podrías hacer lo que se te venga en ganas conmigo.

Jungkook sabía muy bien como jugar sus cartas y eso llamaba en demasía la atención del castaño, quien no podía negar lo atractivo que este era. Demasiado. Más encima confiado y decidido. El cuerpo de Jungkook emanaba un calor que comenzaba a quemarle al tenerlo tan cerca, no podía pensar correctamente.

Últimamente no pensaba con su cabeza de arriba y ambos chicos estaban creando un jodido caos en ella, la cual todavía no tenía toda la información y cosas importantes en su lugar.

Bueno, acorte capitulo porque resultó ser super largo, jejeje lo haremos en dos.

Así que ... 1/2

Con amor Niñita Nany

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