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Título: One Of The Drunks.
Personaje: Jason Todd.

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El lugar en sí era una total porquería. Había ratas por doquier, las botellas estaban acomodadas en  las esquinas de los callejones y había cajas que desprendían olores raros. Antes de entrar al establecimiento de mala pinta, Jason Todd se quedó observando el letrero mal escrito que te daba la bienvenida a la cantina:

"El hogar del cerdo"

Vaya, sí que le quedaba el nombre.

El azabache soltó un enorme suspiro, cerró los ojos y empujó la puerta, que causó que una campanita sonara indicando su llegada. El olor del alcohol ahogó sus pulmones e inclusive tuvo que detenerse un segundo para acostumbrarse, ¿Cuándo fue la última vez que tomó un trago? Era difícil recordarlo. Con las manos dentro de su chaqueta de cuero, dió una vuelta por el lugar buscando una mesa en específico.

— ¡Jason Peter Todd! — giró sus talones en cuanto escuchó su nombre y una enorme sonrisa se implantó en su rostro cuando sus ojos chocaron con los de Roy Harper, su mejor amigo. El pelirrojo no venía solo; un grupo de cuatro hombres más se encontraban sentados con él. Rápidamente, el mercenario se acercó a la mesa y saludó a todos con un movimiento de cabeza.

— Caramba, hombre, ya era hora de que te aflojaran la correa — dijo uno.

— ¿La correa? — cuestionó.

— Pues sí wey, no mames. Desde que te casaste ya no te he visto por estos lares, ¡Vaya milagro que Mack te dejara venir!

— No tengo ninguna correa, cabrón — frunció las cejas y todos soltaron una carcajada que bien se pudo interpretar como "esa ni mi abuela se la cree". — Salí porque quise, idiotas.

— Yo le creo — habló Roy —. Mack es una chica muy lista, era obvio que se quería deshacer de la basura un rato.

Todos, ebrios según lo que Jason veía, soltaron otra carcajada.

— Al menos yo tengo una mujer y no un par de cervezas — se defendió con éxito, ante la mirada molesta de sus colegas.

— Ya, ya. No podemos entrar en discusión sobre si una mujer es mejor que unas caguasakis — habló Henry, el castaño.

— Eso sonó taaaan machista — Roy meneó la cabeza y le pidió a la mesera que trajera otra bebida para su mejor amigo —. Estoy pensando en ir a una de esas marchas feministas, ¿Sabes?

— Cállate y ve a hacerme un sándwich, perra.

— ¡Hablo en serio! — chilló y se cruzó de brazos. La mesera regresó con la cerveza.

— Yo también, pendeja — gruñó uno rubio, imitando la acción de su compañero — ¿A nadie le da hambre cuando toma?

— A mí — se apuntó Jason dando el primer trago. Sonrió —. Que sean dos.

Roy se deslizó a lo largo de su silla hasta casi caerse de ella y gruñó.

Todd agarró el enorme tarro y lo chocó contra el de Harper, ambos sonrieron y todos decidieron imitar su acción, diciendo a unisono "salud".

La noche se haría taaaan larga....

Diez botellas más tarde...

— ¡No puedo creerlo! — Jason saltó fuera de su silla, se tambaleó un momento y luego sacudió la cabeza. Sus amigos y él eran los únicos que seguían en el establecimiento, pidiendo alcohol hasta reventar.

— ¿¡Qué!? — dijeron todos a unisono, expectantes.

— ¡Dick tiene mejor culo que yo!

— ¡No es cierto! — impresionado, Roy le dió media vuelta a su mejor amigo y comenzó a inspeccionarle el trasero a Todd — Necesito una lupa, ¡Ahora!

Henry se la pasó mientras los otros lloriqueaban sobre eso, preguntándose por qué su amigo no tenía el trasero del tamaño de unas pelotas de Basquetbol igual que Grayson. Después de la inspección, Harper dejó caer la lupa al suelo y su mirada se nubló con pesar.

— Jason... Yo... Yo lo siento muchísimo — sollozó.

— ¿Qué sucede? — preguntó él, temeroso.

— Tu trasero... Cabrón, tu trasero solo entra dentro del promedio.

El corazón de Todd se removió y en un impulso fuerte, agarró al pelirrojo por la camisa.

— ¡Dime que no es cierto! — gritó, ignorando las miradas lastimeras de sus compañeros — ¡Dime que no es cierto, maldita sea!

Roy bajó la mirada.

— No podría mentirle a mi mejor amigo...

Con perturbación en el rostro, Jason Todd le quitó las manos de encima y retrocedió unos cuantos pasos.

— No, no...

Y luego se tropezó con una botella y se resbaló al suelo.

— ¡Ay, no! — gritó uno, horrorizado — ¡Ya se le aplastaron más las nalgas!

— ¡Noooo!

— ¡Ambulancia!

— ¡Policía!

— ¡Necesitamos unas almohadas! ¡Las podemos meter allí!

— ¡Chicos, chicos! — habló Henry, nervioso. Ignorando por completo la existencia adolorida de Jason en el piso, todos se giraron curiosos para verlo —. El bebé ya viene...

Todos se pusieron histéricos y comenzaron a parlotear sin sentido, siendo seguidos cuidadosamente por el cantinero, quien los observaba impresionado de lo estúpido que llegaba a ser el ser humano con unas cuantas gotas de alcohol en su sistema. Tras un montón de lloriqueos, caídas e inclusive vómitos, Henry terminó recostado en una de las mesas, con las piernas abiertas y todos los chicos rodeándolo.

— Bien — habló el rubio —, camisas fuera señores. Tenemos trabajo que hacer.

Todos obedecieron las órdenes y quedaron sin playeras. La escena se asemejaba a un ritual satánico algo gay. Para entonces Henry ya había comenzado a pujar muy fuerte, soltar gritos y de vez en cuando unos pujidos.

— ¡Vamos, vamos, vamos! ¡Casi lo logras!

El castaño soltó un gran grito, su rostro se puso rojo y las venas del cuello se le marcaron por completo, el aire de la cantina entró en un ambiente de nerviosismo total y todos retuvieron el aliento.

Y Henry por fin pudo echarse un pedo.

Al oírlo, y segundos después olerlo, todos relajaron los rostros.

— Fue un éxito.

— ¿Me perdí el nacimiento del bebé? — cuando hizo la pregunta, todos se giraron para ver a Jason y antes de que alguien pudiese contestarle, la campanita del establecimiento sonó. El cabello largo, castaño y ondulado de Mack apareció en la entrada y todos soltaron una exclamación de asombro.


— ¿Esa es la esposa de Jaycito?

— ¡Mackieeeee! — Jason, con una enorme sonrisa en el rostro, se dejó caer sobre su esposa para envolverla en un fallido intento de abrazo. La chica sonrió, sin embargo, reprimió las horribles ganas de vomitar que le causaron el excesivo olor a alcohol que desprendía Todd — ¡Me alegra que estés aquí! ¡Henry acaba de dar a luz!


— ¿En serio? — alzando una ceja, Mackenzie acomodó a Jason en una de las sillas mientras él tarareaba una canción de Barney y miró a los demás — ¿Cuántas botellas le dieron?

— Eres muy bonita — susurró Roy con los ojos brillantes —. Demasiado bonita... Brillante como los focos de la calle oscura.

— ¿Gracias?

— ¿Si es cierto que le pegas a Jason con la chancla? — habló el rubio, acariciando las hojas de una planta —. Shhh, no te pongas celosa, nena. Solo estoy hablando con ella.

— No te hiciste cargo de ellos, ¿Cierto Dennis? — algo divertida por la situación, la chica de ojos oscuros volteó a ver al dueño de la cantina con una sonrisa desaprobatoria —. Eh, al menos no dejaste que se mataran.

— Estuvieron a punto de invocar algo — negó con la cabeza —. Les puse a los Teletubbies para distraerlos en algo más, de allí intentaron ponerse las teles de los establecimientos en el estómago.

Mack suspiró.

— Bueno, entonces supongo que mi plan funcionó — le agarró la mano a Jason y le sonrió. Él, embobado, le hizo ojitos con una sonrisa tonta implantada en el rostro.

— ¿Tenía un plan, señorita Forks?

— Jason ha estado muy estresado las últimas semanas con un caso que parece no tener solución — comenzó a hablar, notando cómo a su esposo los ojos parecían comenzar a pesarle —. Desde que nos casamos, dejó de salir con Roy a beber y los vicios desaparecieron de su vida solo porque a mí me molestaba eso cuando éramos novios. Decidí que sería bueno darle un respiro.

— Yo quiero una de esas — murmuró Henry.

— Ah no amigo, consíguete la tuya — el mercenario la agarró por los hombros y la abrazó, sacándole la lengua a su amigo igual que un niño pequeño.

— Bueno, Dennis, muchas gracias por echarle un ojo. Nos vemos después, amigo.

Mack agarró a Jason de la chaqueta y lo arrastró a la salida, pensando en la bendita cruda que tendría mañana por la mañana. Tal vez, llegando a su departamento, lo dejaría un rato recostado en la cama y saldría a comprar unas pastillas e inclusive un par de lentes, café y cualquier cosa para aminorar las consecuencias de su noche.

Ay, lo que era amar a un hombre...


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He tardado como mil años en volver a publicar, ¿¡Qué me pasa!?
Ya, ya, perdón:c
He estado ocupada con unas cosas de la preparatoria y la verdad mi mente ha estado seca para los Os. No tengo idea sobre qué escribir:c
Así que por el momento y como oficialmente ya estoy de vacaciones, abriré una tanda de pedidos ❤️

Usen ese puntito para decirme lo que quieren y con quién ❤️❤️

Y pues, ¿Cómo les fue en fin de semestre?
Cuéntenme <3


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