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Título: La abeja que se paró en la espina.
Personaje: Tim Drake

Dedicado a : @LaighDevoe
Por alguna razón no te puedo mencionar pero lo más probable es que lo leas 🤔
Fue lo primero que se me vino a la mente y fluyó solo, espero que haya gustado ❤️❤️❤️❤️❤️

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— La basura con la basura se queda — exclamó Nina con satisfacción, dejando los restos de su comida junto a su séquito, en una mesa que se encontraba casi completamente vacía si no fuera porque allí sí había una chica. Las demás rieron y, la castaña que permanecía comiendo con tranquilidad hasta ese momento, solo elevó la vista y las miró inexpresiva.

— Largo de mi mesa, bola de putas — dijo en medio de un gruñido.

La pelinegra que recién la había molestado, se mostró ofendida y algo asustada.

— Por Dios, Lyss, ¿Ese es el vocabulario que te enseñaron en el orfanato?

Su séquito volvió a reír.

— No, es el que me enseñó tu madre — la castaña sonrió, pero la otra sonrió todavía con más fuerza. Se inclinó sobre la mesa y miró fijamente los ojos grises de Lyss.

— ¿Ves esa personita de allí? — cuestionó apuntando a un hombre de traje posicionado en una esquina de la cafetería, permanecía con la vista sobre ellas, analizando sus movimientos —. Así es, el rector está aquí por ti, querida. Y puedo joderte todo lo que quiera, porque sabes que si me pones un dedo encima, me amenazas o solo me miras feo, quedas fuera de este lugar.

— Es lo que quieres, ¿No? — ella elevó una ceja. Era cierto que no podía hacer nada, sin embargo, no iba a mostrar debilidad y se echaría para atrás con una simple amenaza —. Y yo encantada de irme de este asqueroso lugar con el bonito recuerdo de que te rompí la nariz, querida.

Nina la vió con altivez y se alejó, dispuesta a irse.

— Ya ni siquiera tus puños te pueden proteger de mí, Jones.

— Lo que digas, no me interesa la blasfemia que pueda salir de tu apestosa boca.

Lyss se levantó y salió del lugar con la dignidad que le sobraba. Estar peleando a palabras con Nina era un cuento de nunca acabar, más si la víbora tenía a un rector y a su séquito de sanguijuelas atrás de ella para darle cuerda a sus molestos jueguitos. No caería en provocaciones.

Sin embargo, como tenía que hacerle honor al título de chica buscaproblemas, era necesario buscar una forma de sacar todo el enojo que había contenido en la cafetería. Corrió por los pasillos y salió al campus, directo a las áreas verdes de la escuela, se alejó de la vista de cualquiera y cuando se aseguró de estar completamente sola, soltó un enorme grito seguido de un puñetazo a un árbol.

— Perdóname, señor árbol — empezó, dando puñetazo tras puñetazo —. Prometo que en compensación a tus servicios plantaré otros diez árboles por aquí — siguió, sin conseguir si quiera magullar a aquel ser vivo —. ¡Solo tenía que desahogarme! ¡No soporto est-

— ¿Alguna vez has considerado comprar un saco de boxeo? — exclamó una voz a su espalda con una pequeña chispa de burla. Lyss se volteó con rapidez y se quedó echa piedra cuando vió lo cerca que se encontraba de Timothy Drake; sus narices quedaron rozando.

Saltó hacia atrás en cuanto sintió su cálida respiración sobre el rostro y abrió la boca para decir algo, pero inmediatamente la cerró. Lo recordaba perfectamente, él era el único que la había defendido cuando todos comenzaron con sus interminables burlas. Él era el único chico al que nunca le tocó un pelo, el único chico que evitó porque no quería lastimarlo, él único chico que intentó rescatarla de la mierda en la que terminó por convertirse, pero.. Una vez lastimado, no eres el mismo; tu corazón se esconde, tu mente cambia... Tú te pierdes. Y ella ya se había perdido para cuando él intentó buscarla.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — dijo por fin, ceñuda —. ¿Me estás siguiendo, Drake?

— Solo quería asegurarme de que no tumbaras el árbol — respondió tranquilo. Le echó una mirada rápida en los nudillos y,  haciéndose el de la vista gorda al ver que estaban morados y con alguna que otra raspadura, le sonrió de forma amable.

A veces, pensaba ella, que entre todas las personas del mundo, él era el único que la seguía viendo como una persona y no como un mounstro.

— Todavía no soy un peligro para el medio ambiente, tranquilo, puedes esfumarte.

— Eres un peligro para ti — dijo —, ¿Has pensado en curarte los nudillos después de destrozartelos?

Se acercó sin permiso y tomó las manos de Lyss, mirando cada una con suma atención.

— No es de tu incumbencia — murmuró sintiendo su rostro calentarse ante la cercanía. Intentó empujarlo lejos, pero se encontró sorprendida por la fuerza que el chico poseía.

— Claro que es de mi incumbencia, ¿Crees que te dejaré ir por ahí con estos golpes? — exclamó en un tono ofendido, levantado su mirada azul para verla.

— Deja de fingir que estás interesado en mí — dijo, desviando la vista.

— Solo deja que te ayude — pidió, pasando lentamente la yema de sus dedos por una de sus manos. Le parecían manos demasiado delicadas y bonitas como para  fuera capaz de lastimarse—. Está vez en serio están mal y yo puedo arreglarlo.

— No necesito tu caridad, Drake.

Antes de poder alegar en contra, Tim y Lyss voltearon su vista al mismo tiempo ya que el rostro de Nina apareció en su campo de visión. Está vez venía sola y parecía más molesta que nunca.

— ¿Qué haces hablando con los animales, Timmy?

— ¡Solo pido un día de tranquilidad, solo uno! — dijo la castaña, aprovechando el momento para separarse un poco de Tim.

— Estoy ocupado, Nina, ¿Podrías irte? — murmuró él algo molesto, pero intentando no ser grosero.

— No puedo permitir que te juntes con ella — respondió haciendo cara de asco —, mancharías tu reputación.

— Sé que no tienes vida propia y por eso quieres meterte en la de los demás — habló Lyss, cansada de todo el drama que podía llegar a tener en un día —, pero vete, en serio le harías un favor al universo.

— Te hago un favor a ti, idiota. ¿Crees que, si nadie te quiso adoptar mientras cumplias dieciocho para que las madres te pudieran correr, alguien va a querer estar contigo ahora? No te ilusiones, princesa, a Tim no le interesas.

— Es estúpido que digas eso, ni siquiera me conoces. — Inmediatamente el chico se mordió la lengua por haber soltado una maldición dirigida a una chica. Por más que no la soportaba, seguía siendo un caballero. Sin embargo, con la idea de defender a Lyss metida en la cabeza, siguió hablando: —. Vete, Nina, ni ella ni yo te queremos aquí.

— Como quieran — gruñó, más que ofendida —. Solo no te sorprendas cuando te des cuenta que ella es una escoria pobre.

Tim simplemente bajó la vista, esperanzado a que la pelinegra desapareciera lo más rápido como para seguir preocupándose por los nudillos de Lyss. Cuando por fin desapareció, Drake se volteó para ver a la castaña y la descubrió con los ojos cristalizados, negándose a soltar una lágrima.

— ¿Lyss...?

— Vete.

— Pero...

— ¿Qué parte de que no te quiero aquí no entiendes? — exclamó con la voz quebrada, haciendo que unas lágrimas la traicionaran y se escaparan de sus ojos —. ¡Nadie te obliga a estar conmigo! ¡Vete! ! Lárgate!

En un ataque de pánico mezclado con rabia, la chica empezó a golpearlo en el pecho con las manos, alejándolo de ella con la esperanza de que nunca volviera. En un movimiento veloz, Drake detuvo sus manos.

— ¡Ey, no me iré a ningún lado! ¡Quiero estar contigo! — intentó tranquilizarla, pero ella se movía como un toro.

— ¡Eres demasiado bueno para mí! — sollozó, queriendo estar a kilómetros de él.

— Nadie es demasiado para nadie — dijo  abrazándola con fuerza para que se tranquilizara. Lyss soltó un pequeño grito, pero al escuchar el corazón de Tim latiendo con tranquilidad, su ataque de inestabilidad pareció desaparecer. Él era lo único a lo que sentía que podía aferrarse en ese momento, y así lo hizo, después de un segundo también lo abrazó de vuelta con fuerza y lloró en su pecho.

— Estoy cansada de todo — murmuró llorando como niña pequeña —. Ya quiero estar así, ya no quiero ser así.

Él solo se dedicó a escucharla, acariciándole el cabello y dándole uno que otro beso en la frente. Pasaron unas horas y para cuándo ella ya se encontraba estable, ambos estaban recargados contra el árbol que antes había sido violentado por unas manos pequeñas.

— ¿Te sientes mejor? — preguntó él.

Ella asintió con la cabeza, aún recargada en su hombro.

— Perdón por todo... No era mi intensión hacerte perder el tiempo aquí, ni el haberte golpeado, o el decirte todas esas cosas y correrte cada vez que te acercabas a mí.

— Tú nunca serás una pérdida de tiempo para mí, Lyss. Tampoco eres algo que tenga la necesidad de arreglar, como piensan todos. Más bien eres algo a lo que deseo adorar y cuidar hasta que me lo permitas. No me alejes más — para que entendiera la veracidad de sus palabras, la miró fijamente y tomó sus manos —. Te quiero tener cerca, quiero que tú quieras tenerme cerca. No más distancia, no más muros. Déjame encontrar a la dulce Lyss que un día se perdió en el rencor tanto tiempo atrás.

Ella no esperó más súplicas, ni más palabras bonitas, sus acciones siempre le habían bastado para comprobar que Tim no era como los demás y eso le bastaba para arriesgarse con él. Se acercó un poco más, sintiendo sus piernas flaquear como gelatina y su mente trabajar a mil por hora, su corazón se aceleró y cortó la escasa distancia entre sus labios.

Empezaron con un pequeño roce que les mandó un montón de corriente eléctrica a los nervios del cuerpo. Tim tomó su mejilla con una mano y su cintura con la otra, la apegó más a ella y la siguió besando con pasión, como había querido hacerlo desde hace tanto tiempo. En la cabeza de Lyss estallaron fuegos artificiales y sus manos fueron al cabello de Drake de forma inconsciente. Sus labios se siguieron moviendo, encajando a la perfección, como si hubiesen sido creados para que cuando se encontraran, cualquier beso que hubieran tenido antes se les olvidara y sintieran que ese era el primero, el primero que tenía la capacidad de abrir las puertas del cielo y hacerlos arder en calor como si estuvieran en el infierno.

Después de todo, Tim sabía que las mejores rosas, eran las que traían espinas.



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