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Título: ¿Confiar en ti?
Personaje: Damian Wayne.

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Cerró los ojos y tras un suspiro lleno de miedo, se abalanzó contra la puerta para ser la primera en verlo.

Allí, recostado en la cama con una venda cubriéndole los ojos se veía, de una extraña manera, angelical, con los labios entreabiertos y una respiración calmada. La chica se acercó temblando hasta la cama, sentándose en un sillón que había junto a ésta y sintiendo que sus ojos comenzaban a picar.

— Lo siento... — Murmuró agarrando la mano de su compañero, percatándose del río de lágrimas que ya bajaban por sus mejillas — Todo esto es mi culpa.

— No seas idiota, no es tu culpa, es la del Joker, no te hagas la víctima — las palabras hicieron que Haiden diera un pequeño respingo y viera al muchacho sorprendida, quiso sonreír y aunque Wayne no la viera, evitó hacerlo por el momento. 

— ¿Cómo te sientes?

— ¡De maravilla! — Contestó sarcástico.

— Oye... — susurró ella bajando la vista y limpiando el último rastro de lágrimas en sus ojos, dejó la mano de Damian y cuando escuchó un "humm" se dignó a seguir — Gracias por salvarme...

— Era mi deber. — Contestó a secas, como si de pronto eso lo hubiera tomado por sorpresa.

— No, tu deber ya había terminado, ya habías hecho lo que estaba a tu alcance, ya habías salvado a mi abuelo pero... Te arriesgaste a casi morir por mí.

— Cualquier Robín lo abría hecho — Murmuró girando su cuerpo.

— Tú no.

Y el chico ya no contradijo nada.

Haiden le agarró la mano con fuerza, tanta que sintió cómo se contraía su hombro por la herida.

— Te voy a prometer algo Wayne... Aunque me odies, aunque no soportes tener mi presencia a un lado, yo seré quién te cuidará hasta que te recuperes porque tú fuiste el que me permitió seguir aquí casi completamente ilesa.

Se la soltó sin esperar contestación y dejando al muchacho con la palabra en la boca, salió de la habitación para darle el paso a los héroes que estaban afuera.

...

— ¿Esta listo, amo? — Preguntó Alfred frente a la mansión, con ambas manos en las vendas que cubrían los ojos de Damian.

— Quitalas, de todas formas, no veré nada — Contestó de forma seca pero con un tono de tristeza apenas perceptible.

El mayordomo suspiró y sintió que sus manos delgadas y viejas temblaban, retiró la venda con miedo de observar al muchacho que había cuidado y amado a pesar de su actitud y cuando lo miró soltó una lágrima.

Los ojos de Damian estaban completamente abiertos pero eran completamente oscuros, con grietas saliendo de ellos y repartiéndose en la parte superior de sus mejillas y su piel blanca había sido remplazada por un tono de gris oscuro.

— Amo... N-No había tenido la oportunidad de agradecerle el salvar mi vid-

— No lo agradezcas, yo te debo al menos eso por todo lo que has hecho por mí.

Alfred se quedó callado limitándose a abrirle la puerta y guiarlo hasta la sala donde la castaña los esperaba.

Al verlo, ella quiso llorar pero se metió en la cabeza que tenia que ser fuerte por ambos.

— Lo dejo todo en tus manos, pequeña — Le susurró a su nieta, evitando que ella mirara sus ojos que cada vez estaban más cristalizados.

Ella asintió y con algo de temor intentó tomar del brazo a Damian por llevarlo al sillón, éste lo quitó rápidamente y fruncio el ceño, haciendo que su rostro se agrietara un poco más y saliera algo de sangre.

— Yo puedo hacerlo solo — Intentó caminar y tropezó cayendo en los brazos de la chica.

— Deja que te ayude Damian, aunque no quieras, yo solo intento ser de ayuda. Deja tu puto orgullo de lado.

El nombrado tragó en seco al oír la voz algo quebrada de la muchacha y dejó que lo guiara hasta el sofá.

— Y... ¿Por cuánto tiempo cuidarás de mí?

— Hasta que te recuperes, si es que lo haces. — Contestó tras un suspiro.

— Entonces lo haré para que no tengas que cargar conmigo.

— ¿Por qué piensas que eres una carga? — Lo observó atenta, intentado descubrir que sin su vista, tal vez el muchacho expresara con mayor facilidad sus emociones.

— Si soy un estorbo para alguien, si le impido hacer algo, eso querida, me convierte en una carga.

Al escucharlo rodó los ojos.

— Cuando las personas te aman, nunca serás ningún estorbo

El rostro de Damian se convirtió en una perfecta mezcla de gris y rojo, volteó hacia dónde escuchaba la voz de Haiden y ésta lo vio a los ojos, intentando soportar ver tantas grietas en un lugar tan bello.

— ¿T-Tú...?

— ¿Qué esperabas? Te has convertido en mi héroe personal aunque me odies.

— Algún día tendrás que superar que te salvé, ¿lo sabes no?

— Ese día será hasta que veas de nuevo.

La castaña tomó de la mano al chico maravilla e hizo que se levantara, sonrió y comenzó a caminar despacio para que el chico la siguiera.

— Ey, Wayne, ¿confias en mí?

— ¿Confiar en ti? Es lo único que me queda por hacer, Pennyworth.


.....

Es hora del spam🌚🌚❤❤
Pasen por mi nueva novela que ya no tiene nada de nueva xdxdxd

Entre balas y espadas.

Es de nuestro palancas locas ❤❤
Estoy segura de que les gustarav:

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