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- ¿En qué piensas?

Sus ojos buscaron los míos y me limité a no apartar la vista del cielo nocturno de Gotham.

No podía ni quería verla.

- En todo.

-¿Todo? ¿Qué es todo para ti?

Volví a sentir su mirada, sin embargo, estaba vez solo me contemplaba sin buscar que también la viera.

- Creo que la respuesta es obvia - hizo una pausa -, te convertiste en mi todo así que eres en lo único que puedo pensar ahora.

- No puedo ser tu todo.

Soltó una risa amarga.

- ¿No eres mi todo? Bueno, supongamos que eso es cierto - otra pausa, parecía que le costaba decir las palabras - no eres mi todo y aún así sigues siendo el centro de mi vida, mi felicidad y mi expiación, mi salvación y mi fruto prohibido, mi anhelo y mi destrucción...

La última palabra resonó en mi cabeza con un tono acusatorio, lleno de dolor y rabia.

- Te estoy destruyendo - afirme -, por eso quiero alejarte de mí.

Cerré los ojos al darme cuenta de la verdad en mis palabras. Estaba acabando con ella, con su vida, con sus sueños, todo por un idiota mercenario que lo único que sabia hacer era meter su culo en todo tipo de problemas.

Al sentir el helado viento de la ciudad golpearnos el cuerpo, mi mirada cayó instintivamente en los hombros descubiertos de Kath.

Su cuerpo se había hecho más pequeño de lo común en un intento de conservar el calor dentro de un camisón nada abrigador.

Dejé caer mi chaqueta en sus hombros.

- No quiero que me dejes - admitió pegando sus ojos verdes en sus dedos -, no ahora que aprendí a amarte.

- Lo único que ganarás amando a un monstruo es un corazón roto.

- Cualquiera merece ser amado...

Con un movimiento veloz y sutil, acortó la distancia entre nosotros y se pegó a mí a tal grado de que casi pierdo el equilibrio. Sus delgados brazos rodearon mi cintura y la apretaron con fuerza, anhelando desesperadamente que no fuera a quitarla.

Posiblemente mi corazón estuviera bombeando más rápido que el de ella en esos momentos, no por el fuego que causaba tenerla cerca de mí de nuevo, sino por toda la fuerza mental que debía utilizar para no lanzarme sobre ella y cubrirla siempre con mis brazos, regalándole mi amor eterno con tan solo una caricia.

Fruncí el entrecejo ante el pensamiento, estúpidas cursilerías.

- Kath - la llamé y ella, sin soltarse de mí, me observó esperando a que continuara -. Eh... Yo... Debes irte.

Su mirada me había puesto nervioso.

- No quiero, no me voy a ir - sentenció -, no sé que pasará después de hoy pero si esta es mi última noche junto a ti, no voy a dejar que el señor Red Hood la cague.

Negué con el cabeza a punto de rendirme.

- No puedo estar contigo, por lo menos, no por ahora.

- Todas las parejas pueden estar juntos a pesar de las adversidades que se les vengan encima, otra cosa es que tú no lo quieras así.

Oí un crujido detrás de nosotros.

- Yo... - intenté voltear pero Kath me lo impidió -, Katherine, debes irte, es una orden.

Me soltó bruscamente y me obligó a quedar frente a ella.

- ¿Por qué me mandas lejos? - Cuestionó casi gritando - ¿¡Por qué!? Di todo por ti Jay y aún lo hago, se supone que estamos en el mismo barco, los dos juntos contra todo, los dos juntos podíamos con todo... ¿Acaso ya quieres regresar a tierra firme sin mí?

Volví a escuchar el crujido y sentí cómo mi cabeza se partía en dos para lograr prestar atención a dos cosas distintas.

Mi concentración se estaba yendo al carajo.

Respire con dificultad y cerré los ojos con fuerza. Por la presión que me invadió por un momento, mis puños se cerraron de manera automática y todo mi cuerpo se tensó. Alguien estaba en la terraza.

Kath fue lo suficientemente lista como para darse cuenta que esta ya no era una situación sentimental. Tragó en seco y asintió.

- ¿Sabes qué? - susurró con un montón de lágrimas escurriendo por su rostro. Realmente parecía dolida - volveré a dentro, no quiero volver a verte en mi existencia.

Pasó junto a mí y me empujó con fuerza, saltó una barda y sus talones chocaron contra la ventana de su cuarto. Un problema menos.

- Ya puedes salir, ya la oíste, no quiere volverme a ver en su vida - sabiendo que era mentira, cerré los ojos ante la posibilidad de que sus palabras tuvieran algo de cierto.

Una risa algo sensual y cargada de odio resonó entre la soledad del lugar.

- Que forma tan grosera de mandarte a la mierda, ¿No lo crees?

Mi pulso aceleró cuando  la raíz de una planta se escurrió entre mis pies, acorralando mi cuerpo por completo y apretando mis pulmones de tal manera que el aire se esfumó más rápido de lo que Flash salía corriendo cuando veía a su ex.

Ya sabía contra quién me estaba enfrentando.

Ivy, al notar mi rostro morado, hizo que la raíz aflojara un poco se agarre contra mí.

— ¿Qué quieres? — cuestioné con un hilo de voz.

De la nada, tres espinas fueron a dar en mi brazo izquierdo, grité cuando éstas se encajaron hasta el fondo y fue hasta entonces cuando la mujer hizo su aparición en frente de mí.

— Creo que te darás una idea de por qué estoy aquí, asesino — el veneno con el que lanzó sus palabras hicieron que mi mente retrocediera en el tiempo.

— La chiflada te mandó — confirmé mientras sus manos acariciaban mi rostro y a mí me atacaban diversas punzadas recorriendo mi extremidad con fuerza — ¿Por qué te metes en lo que no te importa?

Sus caricias cesaron y únicamente se escuchó el golpe seco de su palma contra mi mejilla.

— ¿Tan idiota eres? — cuestionó llena de rabia — ¡Harley está destrozada! ¡LO MATASTE! ¿¡TE DAS CUENTA DE LA GRAVEDAD DE ESO!?

Solté un bufido.

— Me gustaría suponer que alguien estuvo así de destrozado cuando a MÍ me mató el loco de mal gusto en trajes así que simplemente hice algo de justicia. No te preocupes, tal vez también lo revivan.

Su ceño fruncido y su rostro con una expresión de odio casi inquebrantable me demostraron que tal vez no sobreviviría esa noche.

— Eres un mounstro sin corazón.

Y entonces solté una carcajada tan  cargada de sarcasmo y psicosis que incluso Ivy tuvo que retroceder unos pasos.

— Dímelo a mí, cariño.

Sus ojos se abrieron enojados e increíblemente impresionados ante mi tono excesivo de sarcasmo.

— Las palabras aquí sobran — susurró cerca de mis labios con palabras completamente afiladas con veneno que generó una horrible sensación de asco que recorrió mi cuerpo mientras las espinas de su estúpida planta comenzaban a salir desenfrenadas por todos lados acabando conmigo y mis ganas de seguir respirando.

Forcejeo tras forcejeo caí en cuenta que ese sería mi inevitable final, con una loca bajo las órdenes de otra perra todavía más loca, con el amor de mi vida a salvó en su cuarto y con la única satisfacción de qué había logrado mi venganza pero... Me sentía vacío.

La única razón por la cual quería seguir viviendo estaba siendo destrozada por mi culpa, por dejarla ir sin su consentimiento y solo por capricho mío. Tal vez le estaba haciendo un favor al desangrarme aquí.

— La basura de Batman la deben eliminar los villa-

Ivy cayó frente a mí con una cara de sorpresa impregnada en todo el rostro, mis ojos no se apartaron de los suyos en ningún momento ya que me había sorprendido bastante, incluso mi respiración se había cortado y no me había dado cuenta.

— Perdón por tardar tanto — susurró una voz que conocía a la perfección, levanté la vista con cuidado y me encontré con una pequeña mujer que sostenía una tabla de madera manchada de un líquido oscuro entre sus manos. Kath temblaba de miedo — En serio lo siento, no tenía idea de que fuera tan malo — sollozó entrecortadamente al ver mi cuerpo cubierto de sangre. Las plantas aflojaron su agarre hasta que quedé completamente libre.

Sentí que volvía a respirar y a pesar de que mi vista estaba comenzando a nublarse, usé todo el peso de mi cuerpo para llegar hasta ella y abrazarla en un intento fallido por tranquilizarla.

— Shhh... Estoy bien bebé, estoy completamente bien gracias a ti — limpié sus lágrimas con mi dedo pulgar e intenté sonreír.

Ella negó con la cabeza y sentí que todo me comenzaba a dar vueltas.

— Esto está mal, tú estás mal, yo estoy mal — murmuró levantándose e intentando cargar conmigo — por eso mismo no te quiero dejar — se quejó cuando pasó mi brazo por sus hombros para empezar a arrastrarme dentro de la casa. Mi respiración cada vez era menos frecuente —. Somos un equipo, idiota, y ambos sabemos que lo funcionaremos separados.

Mientras soltaba lágrimas, logró llevarme a su cuarto donde me dejó caer en la cama con rapidez y sutileza.

— ¿Quieres estar conmigo a pesar de estar metida en situaciones similares la mayor parte del tiempo?

Mi alrededor empezó a desaparecer, mi consiecia me estaba abandonando.

— Una persona que de verdad te ama, estará dispuesta a quedarse contigo en el infierno, únicamente porque es contigo.

Y después todo se puso oscuro.


....

Preguntaaaaaa

¿Cuánto tardaron en adivinar que era un Os de Jay? 👀💘

Por cierto, aquí damos inicio al maratón ❤
Tengo muchísimas cosas que contarles!:3

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