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Título: Superhero.
Personaje: Tim Drake.

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Maxine dió un largo suspiro y cerró sus ojos un momento mientras guardaba sus libros. Había sido un día largo y cansado.

— Profesor... — murmuró una vez saliendo de su aula de química, corriendo tras el mencionado para intentar conseguir un último chance.

— Señorita Croft, le he dicho un millón de veces que es imposible que vuelva a entrar en el equipo — murmuró el hombre con un dolor enorme en su pecho mientras se daba la vuelta para enfrentar a su alumna favorita.

— Pero... ¡He estudiado! ¡Prometo no volver a cometer el mismo error! — Chilló intentando retener al hombre, quién se estaba dando la vuelta completamente cansado de todos los ruegos que la estudiante era capaz de hacer a diario.

— Max... Ambos sabemos que lo que hiciste, por error o no, es imperdonable, nos costó una competencia importante y tres semanas de hospitalización para Leah. Lo siento, no puedes regresar al equipo.

La chica se congeló al ver la mirada de su profesor, había guardado esperanza sobre todo pero... Al ver esos ojos llenos de una dolorosa mezcla de decepción y lástima, simplemente cualquier esfuerzo que daría para pelear por su lugar, pereció.

Lo dejó marcharse sin poner resistencia, al igual que a sus sueños.

— No puede arrebatarme parte de mi vida... — sollozó por lo bajo — Era todo lo que tenía, todo lo bueno que me quedaba.

Y tras un largo silencio, se dió media vuelta lista para irse a su casa, lugar donde tranquilamente podría llorar a mares por sus estúpidos errores.

Con la vista mirando el frío pasillo de la escuela, Maxine caminó arrastrando los pies hasta que unas voces la obligaron a detenerse cinco pasos antes de llegar a la entrada principal.

— Ouw, pobre chiquilla — se giró para encontrarse con Katherine y su grupo de serpientes —, ¿Acaso todas las mamadas que le hiciste al profesor no te ayudaron a regresar al equipo?

Las mejillas de Max enrojecieron de enojo y se limitó a apretar las mangas de su suéter de lana. Aquella arpía todavía recordaba a la perfección los chismes que corrieron por toda la escuela a inicios de año, chismes que eran falsos en su totalidad.

— Y-Yo...

— No te excuses, todo el mundo sabe que eres una puta — la interrumpió.

— ¿No te mordiste la lengua? — cuestionó intentando parecer que no se estaba desmoronando en el sitio.

Katherine sonrió.

— ¿Cuánto tiempo esperaste para decirme eso? ¿Dos años?

— Me voy. — sentenció Maxine dándose la vuelta y en cuanto lo hizo, unas manos tiraron de su mochila para hacerla caer.

— No vas a ningún lado hasta que pagues por haber dejado a Leah en el hospital.

— ¡Ya me disculpé, me humillaron, me quitaron la beca y me sacaron del equipo! ¿No es suficiente? — susurró intentando contener las lágrimas que amenazaban con escaparse de sus hermosos ojos verdes.

Allí, en el suelo, a punto de llorar y con tres perras haciendo de ella lo que se les antojara, la hacían pensar que no era ninguna heroína como todos, tiempo atrás, la habían hecho creer. No podía con nada, ni siquiera podía salvarse a ella misma...

— Falta mi castigo personal — sonrió tirándole patada en el estómago, haciendo que ella se encogiera sobre sí misma y soltará un gemido.

— Basta...

— ¿Qué dijiste? — preguntó repitiendo la acción.

— Basta...

— No te escucho — volvió a hacer lo mismo. Maxine escupió sangre y comenzó a ver borroso.

— ¡BASTA! — Gritó un chico entrando a la escena corriendo presuroso, al llegar empujó a Katherine con una sola mano y la sacó volando hasta chocar contra los pasillos. Las otras dos muchachas chillaron al ver a su amiga.

— ¿¡Tim Drake!? — Cuestionó la azabache desde el suelo, sosteniendo uno de sus costados.

— Largo — susurró con los ojos perdidos entre la sangre de Max.

— ¿Te importa ese pedazo de mierda? ¡Ni siquiera la conoces!

— ¡Dije largo! — Gritó completamente furioso, espantando a las chicas y enterrandoles un temor que nunca habían sentido en sus vidas. Confundidas por la extraña actitud de ese chico tan dulce, todas corrieron como gallinas sin cabezas, chocando unas con otras y desesperadas por encontrar refugio.

— ¿Tim Drake? — cuestionó la muchacha, intentando no cerrar los ojos.

— A su servicio, señorita Croft — contestó éste  mientras daba un pequeño asentimiento.

— Gracias... — murmuró perdiéndose un poco en los bellos ojos del muchacho.

— Todavía no termino de ayudarte y ni siquiera lo tienes que agradecer — dijo al ver que la chica cerraba sus ojos y relajaba la respiración un poco. Sería una mentira si dijera el joven no estaba alterado por el dudoso estado de Maxine, sin embargo, no podría hacer nada bien si se paniqueaba o gritaba sin control, eso no servía de nada.

Con sumo cuidado, cargó a la chica en sus brazos y corrió fuera de aquel plantel, directo a la mansión. 

...

— ¿Y solo la trajiste porque te gusta? — cuestionó su querido hermanastro Jason Todd de brazos cruzados mientras observaba a la muchacha dormir plácidamente en la cama del chico más listo de la mansión Wayne.

— Ambos sabemos que tú hubieras hecho lo mismo, idiota — contestó rodando los ojos —. La estaban molestando y la cosa se puso fea.

— Por un lado estoy completamente feliz de que casi le jodieran el estómago — comentó moviendo su cabeza afirmativamente.

Timothy se sobresalto.

— ¿¡Por qué!?

— Si no se la madreaban, te apuesto a que nunca te hubieras animado a hablarle y el típico chico mujeriego y descerebrado te la terminaría robando, una chica como esa no se ve todos los días.

Él bajó la cabeza, algo dolido y apenado por estar apunto de soltarle una verdad inminente a su hermano.

— Tiene fama de puta, Jay — le dió una leve mirada, él sabía que nada de eso era cierto —, la mayoría de la escuela piensa que se acuesta con su profesor de biología y los del equipo de fútbol soltaron el rumor de que tuvieron una orgía con ella.

— ¿Y tú les crees? — frunció el ceño —. En cuanto llegaste con ella, te juro que lo primero que se me vino a la mente fue una chica que literalmente duerme con un libro en la cama.

— Yo sé que todo lo inventaron por envidia — defendió la instante — pero eso le dió la oportunidad perfecta a ella para alejarse de todos, no deja que nadie se le acerque... Tal vez exista una excepción o dos pero ten seguro que yo no entro en esa categoría.

Jason sonrió.

— Esta es la ocasión ideal para que lo hagas.

Y seguido de eso, empujó a su hermanastro hacia la cama, lugar donde la chica estaba abriendo sus ojos lentamente.

Sonó un portazo por parte de Todd  y ambos se quedaron completamente envueltos en un silencio abrumador.

Tim, observó sin pudor el bello rostro de la chica, su cabello largo, sedoso y de un bello color castaño oscuro, sus pestañas largas y la hipnotizante forma en que sus ojos se abrían sorprendidos, inocentes.

Sintió que el aire se le fue.

— ¿Dónde estoy? — preguntó con algo de temor. Él ignoró de manera olímpica su pregunta, todavía embobado en ella.

Max se sintió algo incómoda al sentir su potente mirada sobre ella, sin embargo, el olor que emanaba el chico la hacia querer quedarse allí, perdiéndose en una embriagante fragancia y unos ojos ardientes.

Tal vez fuera un impulso de idiotez, tal vez no pensaron las cosas, ni siquiera sabían por qué lo estaban haciendo pero... Se besaron.

Y definitivamente fue el mejor beso para ambos.

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