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Título: Banco
Personaje: Jason Todd.

Ahre, iba a hacer uno de Dick papito Grayson pero no tengo ideaaaas, mi amor por él está llegando a la extinción mientras por los demás solo va en aumento.

Si tienen alguna idea, diganmela plots y les dedicó capítulo:c ❤

Dedicado con todo mi oscuro corazón a mi niña pérdida favorita -redfield

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Las cosas se habían ido al carajo en cuestión de segundos:

Diez rehenes atados de manos y pies, arrinconados en una esquina de uno de los bancos más importantes de Gotham, rodeados por hombres de una de las criminales más buscadas y para acabarla de joder, dos hijos del hombre dueño de casi toda la ciudad, con el ceño fruncido y frustrados al haber caído en aquello.

La chica, con una enorme sonrisa en el rostro, movió sus caderas decentemente mientras se acercaba a los rehenes con pistola en mano.

— Hola, corderitos — saludó paseando sus ojos azules entre la multitud, parándose ligeramente en un ceño fruncido que conocía a la perfección y al ver cómo la comía con odio, sonrió—. Seré clara, no quiero gritos ni alguna estupidez por el estilo, si cooperan, todo el mundo saldrá ileso.

— Cómo entraste sin activar la alarma? — Preguntó Jason Todd sin despegar su vista de su hermoso cabello azabache y resistiendo la tentación de llamarla "Pancake" como ya se le había hecho costumbre cuando tenían sus roces por las noches más turbulentas de patrullaje.

La chica solo ensanchó su sonrisa.

— Un buen mago nunca revela sus secretos — cargó la pistola para probarles a todos que el arma ya estaba en posición de disparar. Jason sintió que el corazón se le iba a salir del pecho en cualquier momento porque, a pesar de ser super hermosa e inteligente, estaba chiflada y era excesivamente violenta —. Nadie se mueva.

— ¿Y qué hago si algo en mis pantalones de está moviendo involuntariamente por tu presencia, cariño? — Preguntó Richard Grayson, bastante cautivado por la belleza de la villana.

Ésta frunció el entrecejo algo confundida pero, al ver su cabello salvaje sobre su frente y su posición ligeramente hecha para atacar, su ceño se borró y dió pasó a un rostro entre burlesco y sorprendido.

— Ohh... — chilló soltando una pequeña risa mientras detrás de ella, sus hombre continuaban arrasando con el dinero de las bóvedas — no me digas que el pajarillo más  grande de todos le interesa una sucia criminal.

— Yo también puedo ser muy sucio a veces, no te preocupes — y le sonrió como normalmente lo hacía con todas sus conquistas.

La gente, muerta de miedo, miraban extrañados la escena de coqueteos.

— ¿Que no es el chico que sale en las revistas? El de la mansión del señor Bruce Wayne — murmuró alguien entre todos ellos, esperando que la muchacha no los hubiese escuchado — ¿Qué hace?

— Hace lo que a ti no te importa, imbécil — contestó la chica  con algo de rabia en la voz. Detestaba a los chismosos.

— ¿Por qué lo defiendes? — preguntó Jason Todd sin poder evitar sentir su cuerpo hervir en el estúpido aceite de los celos. Su cuerpo se hizo hacia adelante, esperando escuchar algo coherente, algo que evitara que rompiera las sogas para lanzarse contra su hermano por insinuarle a su chica.

La pelinegra simplemente se encogió de hombros, provocándole.

Se dió la media vuelta y dando saltitos llegó hasta uno de los suyos, hablaron por unos momentos y después volvió hasta sus rehenes.

— Falta poco tiempo, ya casi podrán irse — avisó sonriendo como niña pequeña.

— Sigues sin responder a mi pregunta, _____ — advirtió mirando a la chica, quién parecía estar concentrada en echarle ojitos a su hermanastro.

— No la quiero responder — murmuró sin prestarle atención, consiente de que hacía eso únicamente para provocar a su amigo con derechos.

— ¡No nos hará nada! — Gritó alguien, probablemente desgarrándose la garganta.

Y allí fue donde la expresión de _____ cambió por completo.

— ¿Cuántas vidas apuestas? — Nadie tuvo tiempo de reaccionar cuando la muchacha, sin dudarlo ni un solo segundo, apuntó su arma a la cabeza de un señor mayor que se encontraba observando todo con una expresión neutra.

Los hermosos ojos azules de la azabache habían perdido vida, dejando en claro lo rápido que sus emociones podían tomar rienda del asunto. Todo el mundo dió un salto hacia atrás, sorprendidos y alarmados al ver el enorme charco de sangre que se esparcía sobre el suelo junto al cuerpo inerte del hombre.

— Nadie hablará de lo que sucedió aquí — advirtió mirando a todos, excepto a los súper héroes —. Podrán hablar libremente del muerto pero si se les ocurre mencionar a estos dos — apuntó con la pistola a Todd y Grayson —, me encargaré de buscarlos, acabar con su familia y terminar con ustedes, cuando su único deseo sea el de suicidarse.

Richard mantuvo la boca cerrada, impactado por lo que había hecho.

Ella... Ella había matado a alguien, de verdad, frente a sus ojos.

Eso ya no le había gustado y realmente ya no pensaba seguirle el juego.

Incapaz de creer que una cara tan bonita fuera capaz de matar a un señor mayor, apretó con dificultad un botón de su reloj para alertar a Bruce y a Gordon.

Mientras tanto, una pequeña parte de Jason estaba feliz porque ella los había defendido y protegido. A él no le importaba mucho que hubiese matado a alguien porque estaba consiente de que era una villana y la quería tal y como era, no le interesaba intentar cambiarla. 

El antihéroe le dió una leve mirada a su hermanstro y, al ver cómo sonría levemente, supuso de inmediato que ya había llamado al idiota de Bruce.

— _____.... — murmuró llamando la atención de la chica.

— ¿Qué? — preguntó todavía sin mostrar algún signo de que ya estaba feliz de nuevo.

Y ahora Richard fue quien intentó perforar a Todd con la vista, rogándole con los ojos que no soltara palabra alguna. 

— Llamaron al murciélago.

Una nube de pequeños murmullos se levantó tan rápido como un golpe, _____ abrió los ojos algo sorprendida y después elevó una ceja con algo de malicia.

— Perfecto.

Sacó el cartucho de balas rápidamente y lo cambió por uno de contenido desconocido, soltó un suspiro y miró la puerta de vidrio que daba entrada al banco.

— Creo que todos están consientes de que las alarmas no están activadas — exclamó sintiendo la adrenalina invadir su cuerpo — y creo que es momento de hacer las cosas más interesantes.

Con su perfecta puntería, hizo que lo que parecía ser una pequeña cuchilla estrellara todo el vidrio, dando paso a que sus hombres sacaran el dinero con más velocidad y que un millón de pequeños cristales se esparcieran por el suelo blanco.

Después, le apuntó a cada rehén justo en las sogas, acabando con ellas en un abrir y cerrar de ojos.

— Gracias por su ayuda, pueden irse — ordenó mirando fijamente a todos.

A pasos temblorosos, la gente salió corriendo por las puertas rotas, algunas gritando y otras llorando de sorpresa y alivio.

Los únicos que se quedaron, de brazos cruzados, fueron los príncipes de la noche.

— ¿Qué? ¿Esperan su beso de despedida? — Cuestionó burlona.

— Yo sí — contestó Jason alzando la mano y rápidamente fue regañado por Dick con la mirada. Se encogió de hombros.

— Batman se hará cargo de ti, mataste a un civil — Grayson permaneció con un rostro serio, casi molesto.

— ¿Y qué pasó con tu "amiguito"? ¿Acaso ya te arrepentiste de querer algo conmigo? — cuestionó fingiendo estar dolida, mientras jugaba con el arma que cargaba en sus manos —. No tengo tiempo para tus estúpidos juegos, Nightwing, necesito hacer la entrega de ese dinero.

— También detendremos a tus hombres, es el dinero de Gotham.

— ¿Y tú sabías que aparte de tu Papi, los villanos y nuestros tráficos ayudamos a su economía? — cuestionó sonriendo, sin acercarse a ambos —. Me voy y todos salimos contentos y comiendo pastel.

Richard se lanzó a ella con precipitación para evitar que se saliera con la suya, sin embargo, antes de ponerle las manos encima, alguien lo golpeó dejándolo inconsiente.

— Oh por todos los dioses, lo hiciste — murmuró sorprendida de que Jason Todd fuera capaz de traicionar a su compañero.

— Te iba a tocar y nadie más que yo puede hacerlo — murmuró indiferente, frunciendo los hombros.

Las patrullas empezaron a sonar a lo lejos, anunciando con fuerza su inminente llegada.

— Tengo que irme, Jay- Jay.

Y ahora fue él quién se le lanzó encima, poniendo velozmente sus manos sobre su cabeza y con ello, la pistola.

— ¿A dónde crees que vas sin despedirte, Pancake? — Susurró sobre sus labios sonriendo —. Hoy fuiste una chica muy muy mala y sabes perfectamente que está noche saldremos a buscarte.

— ¿Quién crees que me encuentre primero? ¿Tu estúpido y guapo hermano?  — cuestionó siguiendo su juego.

Elevó una ceja.

— No podrás caminar mañana.

Las patrullas resonaron en sus oídos y los disparos llenaron el lugar. ____ escurrió sus manos por los hombros de su amante, tirando a la mierda el arma con la que había cometido un homicidio.

Acarició su barbilla y mejillas, deteniéndose un poco en su cabello para hablarlo hacia ella.

Lo besó con necesidad y después, cuando ya no les quedaba nada de tiempo, se separaron.

— Lo esperaré con ansias, Jay- Jay.

Y escapó del lugar.

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