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Título: Sálvame.
Personaje: Jason Todd.

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— ¡ALFRED! — Damian soltó un grito a puerta abierta, mirando fijamente el cuerpo de su gato caminar muy campante por el jardín — ¡VUELVE ACÁ, VA A LLOVER Y TE VAS A MOJAR! — volvió a chillar desesperado.

— ¿En realidad piensa que que le va hacer caso? — preguntó una chica de cabello castaño a Tim Drake mientras éste cruzaba sus brazos sobre su pecho y negaba con la cabeza.

— Está en sus cinco minutos de estupidez.

— Mejor dicho diez — murmuró de vuelta en cuanto la primer gota de tormenta cayó sobre el pasto y el muchacho salió corriendo en busca de su animal.

— ¡ALFREEEEED! ¡VOY POR TI!

— Harías lo mismo por Zeus, admítelo — defendió burlón, dándole la espalda al espectáculo que Robin estaba dando entre el lodo: gritando, resbalando, embarrando cada centímetro de su ropa de manchas cafés.

Ante la mención de su perro, ______ hizo un puchero imitando la acción de su mejor amigo.

— A diferencia de que Zeus es obediente así que no habría necesidad — contraatacó con una sonrisa filosa asomándose.

— ¿ A sí? — elevó una ceja. Ambos caminaron por los pasillos hasta llegar a la cocina, dónde, en automático, los dos empezaron a sacar las cosas necesarias para tres tazas de café bien cargadas para pasar la noche — ¿Recuerdas aquella vez que te rompiste una pierna po-

— ¡Na, na, na, na, na, na! — chilló rápidamente para hacerlo callar. Después de cruzar una intensa mirada con los ojos cansados pero brillantes de Tim, salió corriendo escaleras arriba con la excusa de traer ropa seca para su hermano menor.

Él simplemente negó con la cabeza algo divertido por el comportamiento infantil de una muchacha de 20 años, sin embargo, le alegraba muchísimo que, después de todo el llanto, sufrimiento y traumas que pasó sin piedad, ella pudiese sonreír sin problemas, sin la necesidad de usar una máscara para cubrir sus emociones. ____ era de las únicas razones por las cuales Tim seguía luchando sin descanso día con día, trabajando duro y sin sentir el cansancio atrapar su cuerpo, su razón de seguir siendo feliz y seguir viviendo era ella, su hermana, su compañera y consejera. La relación fraternal que tenían lo abrumaba, impulsando cada fibra de su ser a luchar contra todo Gotham si fuera necesario solo para mantenerla a salvo.

Mientras tanto, ____ urgaba entre los cajones del cuarto de Damian sin saber qué llevar exactamente para que su hermano no terminara con una hipotermia por buscar a su estúpido gato, también estaba considerando prepar un baño y hacer una cena. Aprovecharía al máximo que Alfred, Dick y Bruce no estuvieran en casa para desempeñar su papel de hermana responsable como tanto le gustaba hacer cuando tenía la oportunidad.

Cerró con fuerza un cajón, más de la necesaria, y ocasionó que un pedazo de papel que estaba guardado en algún lugar del ropero cayera encima de su cabeza.

Curiosa por la caligrafía ligeramente familiar de aquella nota, la abrió sin sentirse mal por irrumpir en la privacidad de Damian.

Maldito enano pulgoso...

Fue lo primero que leyó, bastando con aquello como para que las lágrimas empezaran a surcar de sus ojos con rapidez.

La carta era de Jason.

Lo que la alarmó, fue la fecha.

— Se supone que tú estás muerto — murmuró dirigiéndose al pedazo de papel, asustada por los números que estaban marcados en rojo, casi restregandole en la cara un: "mírame, escribo esto después de muerto". Ahora, con el corazón en el pecho y la herida nuevamente abierta, continuó leyendo sin la piedad necesario como para no profundizar más el dolor que de vez en cuando atormentaba sus noches.

Ya lo estaba superando... ¿Por qué debía aparecerse en una carta?

Oh, maldito enano, no tengo la menor idea de por qué putas te escribo esto a ti, fácilmente podría escribirle a Bruce o al idiota de Dick; cualquiera menos _____, ya la hice sufrir bastante.

Tengo poco tiempo así que no esperes palabras bonitas.

Estoy vivo, no sé cómo ni por qué, pero estoy vivo, ¿Es raro morir dos veces? Carajo, antes no tenía miedo de nada pero ahora me consume todos los días.

Mi aspecto es deplorable, absurdo, casi tan mal vestido como el pendejo payaso verde.

Y... Nunca pensé decirlo pero necesito tu ayuda, estoy desesperado, sobre todo asustado porque siento que en cualquier momento voy a morir y... Si tengo la oportunidad de regresar a casa con tu hermana, lucharé hasta quedarme sin fuerzas.

Pero siento que está batalla no podré librar solo...

Creo que estoy encerrad-

La tinta parecía estar cortada, como si alguien le hubiera arrebatado la pluma de las manos.

Sollozó en silencio, paralizada por las emociones que estaban acabando con sus pensamientos.

— ¡¿______?! — Gritaron desde la planta baja y rápidamente pudo identificar la voz de Tim desde las escaleras.

— Y-Ya... ¡Ya voy! — gritó ocultando su dolor.

Tal vez sí, le dolía, quemaba, lastimaba pero no ganaría nada con llorar; ya estaba harta de hacerlo.  La carta apenas era de hace una semana y si ponía en función lo que sabía de investigación, con ayuda de Drake encontrarían a su prometido.

Corriendo a tropezones, bajó las escaleras con la carta en el bolsillo trasero y un bulto de toallas y ropa por delante.

— Por fin — gruñó Damian mientras temblaba de pies a cabeza con la taza de café en las manos. Alfred canturreó con aparente burla y siguió caminando por toda la cocina, sin molestarse por el estado congelado de su amo.

Con el entrecejo fruncido, ____ dejó las cosas en la mesa y le asestó un golpe en la mejilla a su hermano, dejando la enorme marca roja de su mano plantada en el rostro del menor.

— ¡Eres un maldito idiota! — Rugió, dejando sorprendidos a ambos. Tim soltó un jadeó de sorpresa y dejó caer la taza al suelo, como buena drama queen que podía llegar a ser — ¿Por qué no me dijiste que Jason está vivo?

La furia ya había tomado posesión de Damian, sin embargo, en cuanto mencionó aquellas palabras, su rostro se deformó por completo y bajó la mirada, contenido.

— Las cosas están mejor así.

— ¿Jason está vivo? — Cuestionó Tim emocionado — ¿Dónde está?

El heredero Wayne frunció los hombros.

— Analiza esto — le ordenó la castaña a Drake tendiendole la carta en las manos —. Nuestro amigo aquí presente tiene esto desde hace una semana y no se atrevió a abrir la boca en ningún momento. Jay tuvo la confianza de decírtelo a ti, Damian — observó con dolor —, no a Bruce, a Alfred o a Tim, te lo escribió a ti... ¿Por qué le hiciste esto?

— Porque las cosas están mejor así — repitió, negándose a dar una respuesta más argumentada.

— No sé qué pensar de ti... — susurró derrotada —. Buscaré a Jason te importe o no — lo miró y rápidamente se dirigió al chico de cabellos largos que tenía la mirada perdida entre las letras de la carta, conmocionado — ¿Tim?

— Estoy dentro — murmuró sin despegar la vista del papel.

Antes de decir algo más, el ruidoso timbre hizo aparición.

Timothy y _____ intercambiaron miradas ya que Damian permanecía mirando por la ventana, aburrido, frustrado. Se supone que no iba a recibir visitas y que Bruce y los demás llegarían hasta dentro de dos días así que... ¿Quién podría estar tocando con semejante lluvia a fuera?

— Voy a abrir, trae un cuchillo por si acaso — murmuró él y ella se limitó a asentir.

Cuando ambos llegaron a la puerta, Tim la abrió sin titubear y para cuando repararon en lo que realmente sucedía, el cuerpo de Jason cayó de bruces sobre ellos.

— Por fin — jadeó sin reparar en que estaba aplastando a ambos —, por fin llegué a casa...

_____ sintió que una enorme paz la invadía de pies a cabeza, extendiéndose con rapidez por sus extremidades; solo atinó en sonreír sin darse cuenta que nuevamente las lágrimas volvían hacerse presente.

— Estás vivo... — suspiró, acariciando los cabellos mojados de Todd.

— Eh, digamos que un cincuenta por ciento — respondió burlón — pero estoy aquí, ____ y no me pienso ir.

— No quiero arruinar su lindo reencuentro pero... ¿Podrías quitar tu culo de mi cara, Jason? — chilló Tim.

— Chinga tu madre pendejo, no pelee con un montón de otros pendejos para que me reclames por tu cara de princesa — contestó indignado, embarrando su trasero con malicia sobre la nariz de Tim.

La castaña se levantó con algo de dificultad y le tendió una mano a Jason. Rápidamente, él notó que después de un año, ella todavía llevaba puesto el anillo que él le había puesto en el dedo la noche que se creyó muerto.

— Todavía lo tienes — susurró más para él que para ella.

— Nunca me lo quitaría — contestó intentando esconder su sonrojo.

Todo el mundo se levantó y caminaron hacia la cocina.

Las cosas parecían tomar un color algo rosa entre todo el gris que se extendía sobre la mansión a diario.

La pareja, con algo de vergüenza implantada en sus mejillas, se tomó de las manos y continuaron caminando, ante la escena, Tim sonrió con ternura y su corazón se hizo pequeño, sintiendo que las cosas volverían a ser completamente lo mismo.

La familia estaba completa.




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