Titulo: Volverte a ver.
Personaje: Jason Todd.
Advertencia: Nah 😛

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- Necesito verte de nuevo. - Le dije a la tumba llena de rosas rojas que tenia en frente. Las lágrimas escurrían por mis ojos sin control alguno, mi corazón se hacia pequeño y se destrozaba cada vez más
Mis pies temblaban de tristeza y rabia por no haber podido hacer nada aquel día. Por no haber podido salvar su vida y solo quedarme allí observando como lo mataban a golpes.

- Es hora de irnos. - Me susurró Dick con la voz apagada. Deje una rosa negra que había conseguido hace algún tiempo y noté que mis labios temblaban aunque no hiciera frío.

- ¿Me puedes dar algo de tiempo?. - Dick asintió, me dio un abrazo seguido de un beso en la frente y se fue a la limusina. Aunque ese chico ni quisiera aceptar que extrañaa al idiota de Jason se le notaba en su forma de ser.

Suspire y vi tumba de nuevo, me senté en frente de ella y comencé a mirar las letras que había en éstas. Pasé mis dedos por las letras sintiendo todo el dolor que estas guardaban. Me paré y limpie las lágrimas que no dejaban de salir de mis ojos con desesperación. 

- Te amo Jay. - Le susurré a la tumba. Se me hizo un nudo en la garganta y mi respiración se entre cortó por unos minutos. - Te amo igual que siempre.

Caminé con el viento golpeándome en la cara, con el cabello y las lágrimas nublando mi vista y nada de eso me importó. Divisé a Dick mirándome por la ventana, el día de hoy nadie nunca tenia ganas de nada, nadie nunca juzgaba el comportamiento de todos y nadie nunca lo mencionaba en voz alta.  Un fría corriente eléctrica recorrió mi cuerpo entero y mi piel se erizó por completo. Me sentía observada.

Apresure el paso y llegue a la limusina, Dick me abrió la puerta y me dejo pasar. Ambos nos miramos a los ojos por unos minutos y no resistí su mirada. Terminé llorando desconsoladamente. Él me sonrío con melancolía y me abrazó acariciando mi cabello mientras yo lloraba en su pecho.

- Él también te ama. - Susurró esperando que eso me consolara un poco. - Siempre lo hizo.

....

Llegue a mi departamento con un animo de mierda, cerré la puerta tras de mí y solté todas mis pertenecías por todos lados. Al llegar a mi habitación solamente estaba en ropa interior pero como obviamente vivo sola y mi departamento esta completamente fuera de vista de cualquier criminal me valió gorro.

Suspire y abrí mi ropero buscando mi bata hasta que sentí un frío viento chocar contra mi espalda bruscamente, giré mis talones con cuidado y miré la ventana abierta. Mi corazón se aceleró y corrí a cerrarla. Busque con la mirada algo que se pudieran haber robado pero todo estaba en su lugar, agarre mi bata y me puse como pude,corrí a la cocina y agarré un cuchillo, me agache y camine en cuatro patas por el departamento lo más silenciosa que podía.

- Arriba. - Me ordenó una voz ronca detrás de mí. Mi corazón se aceleró el doble y mis piernas temblaron. Escondí el cuchillo en la parte delantera de la bata encajando la en ésta. - No te muevas.

Me quede quita intentando escuchar todos sus movimientos para ver si tenia alguna arma de fuego con él.

- ¿Por qué no robaste nada?. - Pregunté cerrando mis ojos con fuerza. - ¿ Acaso eres un asesino en serie?

Oí la risa del hombre y por alguna razón se me hizo familiar. Al recordarlo se me hizo un nudo en la garganta y mis piernas temblaron el doble.

- Oh querida, no vengo por tus cosas. - Me dijo con un aire algo confiado, acerqué lentamente la mano hacia el mango del cuchillo lista para atacar.

- ¿Entonces? - Pregunté mientras lo sentía acercarse lentamente a mí. Sus pasos resonaban en todo el lugar e intentando mantener la calma me fui volteando lentamente.

- Vengo por ti. - Respondió cuando termine de voltearme con el cuchillo listo para atacar. Sentí mi cara húmeda y caliente, mi respiración aceleró y mis pies flaquearon. El cuchillo se me cayó de las manos logrando cortarme a mí misma.

- Jason. - Susurré con la voz quebrada. Su mirada estaba baja, sus mejillas se veían sonrojadas con el pequeño reflejo de la luna traspasando las ventanas y tenia una mascara roja en sus manos.

- Perdón. - Murmuró él con la voz temblando. Me miró con los ojos cristalizados y se acercó. Por acto reflejo y algo consiente me alejé rápidamente hasta chocar con la pared. - Perdoname por ocultar mi identidad. - Se disculpó acariciando mi mejilla. Cerré los ojos y me deje llevar por su tacto unos segundos aunque sentía que el mundo se me venia encima. - Perdón por nunca decirte que estaba vivo. Perdón por no buscarte.

- Te vi morir. - Susurré mirando sus ojos. - Miré como te mataban. - Me deje caer y abracé mis rodillas sollozando frente a él.

- Ahora sabes que no. - Se agachó junto a mí. - No estoy muerto preciosa. - Sus ojos me miraron directamente. - Y vengo por ti.

- Te extrañe. - Dije sin asimilar que no había muerto muy bien todavía. - Estúpido, te extrañe idiota.

- Y yo a ti. - Me dijo besando mi frente. - Te extrañe como no tienes una idea, nena.

- ¿Volverás a irte? - Pregunté temiendo oír la respuesta.

- Ten por seguro que desde ahora en adelante voy a estar jodiendo tu vida. - Me dijo sonriendo. Lo atraje hacia mí y lo besé lentamente extrañando su tacto. Volviendo a sentirlo cerca de mí.

- No voy a dejar que te me vuelvas a ir de las manos. - Le Murmuré entre besos.

- Y yo nunca me voy a ir. - Me respondió sonriendo.