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Título: Cuestión de ideales.
Personaje: Tim Drake.

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Y, por cuarta vez, volvieron a estrellarse en distintos árboles que estaban en el centro de aquella isla, ocasionando un ruido sordo a su alrededor.

Y una castaña de ropas extrañas y aspecto peligroso, volvió a centrar todo su poder en una pequeña roca que yacía en la cima del volcán, a la espera de ser restaurada de un poder que había estado cautivo dentro de las entrañas de la chica que  luchaba contra un grupo de héroes que intentaba detener a toda costa sus planes para adueñarse de una nueva forma desconocida del poder absoluto. Sin embargo, nada le iba impedir obtener lo que deseaba.

Todos se levantaron rápidamente y se reunieron a una distancia prudente del área donde toda la magia estaba siendo transferida.

— Es demasiado fuerte... — murmuró Stephanie Brown mirando con algo de derrota a su compañero Tim Drake, éste, apenado, simplemente negó con la cabeza.

— Nos estamos dejando llevar por la desesperación, ¡Piensen con la cabeza fría! — Bramó desesperado, intentando calcular sus movimientos y los resultados que obtendría en un espacio tan abierto como lo era una isla entera.

— Lo siento viejo, mi cabeza la mayoría del tiempo está caliente y más con esa hermosura semidesnuda — exclamó Red Hood soltando un silbido medio burlón, dirigiéndose a la chica que todos estaban intentando frenar.

— Me uno al club, hermano— se unió Arsenal y ambos chocaron los puños.

— Parecen pubertos precoces con falta de atención — observó Robin rodando los ojos y cruzándose de brazos —. Apoyo a Drake, tenemos que concentrarnos en esto para no terminar muertos.

— Tal vez si atacamos todos a la vez... No, no, olvidenlo, tiene un campo de fuerza rodeándola — negó Nightwing cerrando los ojos un segundo, intentando centrar sus ideas. 

Todos permanecieron de brazos cruzados, mirando fijamente a la chica casi concluir con su tarea, cada vez que alguien tenía una idea abría la boca con intenciones de hablar y casi de inmediato la cerraban, retractandose por ideas tan descabelladas o estúpidas.

— Distracción — murmuró Tim después de un rato en silencio y todos le miraron raro.

— ¿Qué? — Jason lo miró perplejo a través del casco, como si hubiera dicho la mayor idiotez de todas — ¿Me visto de hawaiana y me pongo a bailarle en la orilla de un volcán activo para llamar su atención? — cuestionó el hombre del casco, sarcástico.

— No, Red Hood, no — Red Robin rodó los ojos —. Deja tu actitud de idiota por un segundo y escúchame.

— Está bien, veamos con qué nuevo sermón viene mamá Drake.

— No tienes remedio — negó con la cabeza casi divertido — ¿Alguno notó que cada que nos lanza unos cuantos kilómetros lejos parece olvidarnos y se vuelve a concentrar en su tarea como si todo a su alrededor se desvaneciera?

Nightwing, BatGirl, Red Hood, Robin y Arsenal se acercaron a él interesados por el posible plan concreto,  la mayoría estaban cansados de simplemente lanzarse a la carga cada quien por su lado, desorganizados y a merced de la suerte.

— Yo sí — se unió el más joven de todos —, lleva haciendo eso desde que llegamos.

— Bueno — Tim sonrió y le dedicó una pequeña mirada a la poderosa villana que tenían en frente —. Es hora de voltear el marcador.

.....

Cada uno se posicionó en su lugar, a la espera de una señal que les indicara su turno.

— Arsenal, a mi señal — siseó Drake, observando fijamente los movimientos de la chica desde los árboles.

— Adelante, tarda lo que quieras, yo estoy demasiado contento con mi posición — respondió el nombrado con una enorme sonrisa en los labios mientras colocaba las flechas designadas en el arco y se preparaba para disparar sin dejar de observar a la castaña.

Red Robin sintió un pinchazo en el pecho que inundaba su cuerpo con una emoción desconocida.

— Concéntrate — gruñó visiblemente molesto y con la cara caliente.

— Bip... Bip... Bip, Bip, Bip, Bip, ¡Bip, Bip, Bip, bip! ¡Boom! ¿Oyeron eso? Mi detector de celos explotó — se burló Jason en cuanto su hermano exclamó las palabras. 

— No sean infantiles y pongan atención en la misión — gruñó Stephanie en el mismo tono que Tim y el mercenario alargó un carcajada que dejó sordos a todos.

— Vaya, el de repuesto también se jod-

— ¡Arsenal, ahora! — interrumpió Red Robin, algo astiado por la actitud tan infantil de aquellos dos juntos; esa definitivamente sería la última misión a la que los llevaría a los dos.

La flecha salió disparada en cuanto Red Robin dió la señal, chocó contra las rocas volcánicas a unos centímetros de distancia de la piedra preciosa y explotó creando una enorme nube de niebla.

Gruñendo, la chica dejó de drenar su poder.

— ¡¿Quieren más pelea?! — exclamó, furiosa.

Todos se cambiaron de lugar mientras el humo se dispersaba, aclarando las verdaderas posiciones de combate mientras Tim corría ágilmente hasta tomar la piedra, al contacto, ésta le quemó el guante y de inmediato la soltó, descartando la posiblidad de cargar con ella.

— Lo que queremos es conversar como gente civilizada — respondió cambiando al plan B y sentándose junto a la piedra para fingir seguridad —. Se nota que eres alguien lista así que creo podrás entenderme.

Ella frunció el entrecejo y se cruzó de brazos.

— ¿Dónde están los demás? — cuestionó con desconfianza acercándose a él.

— Varios están inconscientes — mentira — y los demás están de acuerdo conmigo en querer hablar contigo, ______, conocemos tus antecedentes y sabemos que no es tu culpa querer destruir al mundo.

— No es simplemente eso — gruñó sin confiar en el chico del traje e ignorando completamente el hecho de que tuvieran su expediente a la mano e igual que un libro abierto. Bastante furiosa porque no la dejarán terminar con su trabajo encomendado, se encerró con él en un campo de protección de color púrpura casi transparente y se acercó más. Si no le hacía caso, sería una guerra de nunca acabar.

— ¿Entonces? — se interesó él.

— La única manera de restablecer la balanza entre el bien y el mal es con un sacrificio — murmuró y de pronto se enderezó, orgullosa — y me consedieron el honor de ser ese sacrificio.

— Te están usando, ¿Lo sabes no? — exclamó, obviando la situación y sintiéndose algo triste por ella. Estaba decir de más que era demasiado bonita para él, era inteligente, con gran potencial y a pesar de tener varios antecedentes criminales, la mayoría eran con fines de un bien mayor. Ya saben, el fin justifica los medios.

— Si es mi decisión, nadie me está usando — murmuró desviando la vista, lamentablemente, sabía que él tenía razón.

— ¿Estás dispuesta a morir para que tu padre tenga esa estúpida piedra volcánica? — cuestionó mirándola con severidad — sabes que no la usará para acabar con los villanos más injustos, ni mucho menos para hacer algo bueno con tus poderes en una estúpida roca. Acéptalo, él siempre te ha usado como chivo expiatorio.

— Me quiere, estoy segura — susurró, sintiendo su pecho palpitar con dolor.

— Porque eres su mejor arma, no porque seas su hija.

— ¡¿Y?! — gritó haciendo que sus ojos se encendieran de una luz brillante — ¡¿Te importa en lo más mínimo mi existencia?!

— ¿Ahora? — escuchó que le hablaron por el intercomunicador e identificó la voz de Bat Girl.

Tim decidió negar con la cabeza para responderle a ambas.

— Tienes un increíble potencial para entrenarte...

— ¡No voy a ser un estúpido pupilo con traje de pájaro!

Levantó una mano para callarla y cerró los ojos fingiendo indignación.

— No insultes el uniforme — respondió intentando calmar el ambiente; estaba muerto de nervios —. Y no, no me refiero a eso, niña con problemas familiares. Tus acciones son nobles, lamentablemente, mal direccionadas porque te dejas influenciar por tu padre. Imagínate, tan controlada estás que vas a morir por una orden suya.

— Él prometió revivirme...

— ¿Y cuántas veces cumplió hacer lo que te prometía cada vez que manchabas tus manos con sangre inocente?

Ella se quedó callada y él sonrió.

— Te ofrezco un lugar con nosotros, un lugar donde puedas tener una familia real, gente que se preocupe por ti...

— Ey, viejo, eso no era parte del plan — avisó Nightwing confundido.

— ¡Shht! Cállate viejo, yo quiero una nueva chica en el equipo — le cortó Arsenal.

— No lo sé... — dijo insegura, ajena a la conversación de los súper héroes.

— Vamos, destruye eso y ven conmigo — Red Robin le estiró la mano y le sonrió con sinceridad, esperando que aceptara la oferta.

Ella soltó un suspiro y se la acepto, ocasionando que ambos tragaran saliva y el corazón se les desembocara al contacto.

— Mi padre me matará por esto — finalizó con pesadez.

Y por el intercomunicador, alguien se burló:

— Y alguien matará a Red Robin llegando a la mansión — siseó Red Hood observando a Stephanie Brown soltando humos por las orejas.

Ignorando todo, Tim se concentró por completo en la chica que tenía en frente.

— Este es tu nuevo comienzo, _____... Hagamos que valga la pena.


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