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Título: Sentí el modo.
Personaje : Bart Allen vs Tim Drake.

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P.D. Y como inicio de las sorpresa, ¡Tenemos el invitado especial del mes!
Bart Allen;) ❤

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— Impulse, te necesito en la zona Norte, allí están los generadores — le indique mientras corría por la ciudad con con el corazón acelerado, siendo invadida por el completo pánico mientras los edificios se destrozaban a mi alrededor, dejando a los escombros volando por aquí, hechos añicos por allá y encima de las personas en cada esquina que me atrevía a pisar. En las alturas tenía a Red Robin, arriesgando su vida al usar su gancho en edificios nada estables —. A ti quiero en el Sur, Red Robin.

— A la orden, señorita — aceptó el ex chico mantequilla cambiando bruscamente la dirección de su cuerpo. Brincó edificio tras edificio, jugando con su propio equilibrio, rozando la pequeña y delgada capa entre la vida y la muerte — ¿Irás por ellos?

Ante su tono angustiado, solté un suspiro abatido.

— No me queda de otra, ¿Crees que me perdonaré si algo les sucede?

— Nosotros nos encargaremos de los generadores, tú ve a hacer lo que sabes mejor — permitió Bart con su típico tono relajado e instintivamente lo imaginé sonriendo radiante, encantado con su labor de ayudar a las personas.

— Buena suerte, Cheeta, estaré al tanto de tu intercomunicador si necesitas ayuda — añadió Tim en un tono neutro, posiblemente centrado en no caerse al vacío. A él lo imaginé con el ceño fruncido, una gota brillante de sudor bajando por su frente y los músculos de sus brazos tensados ante el esfuerzo.

Iba a contestar algo cuando mi vista se centró en una niña que veía un bulto de concreto destruido con la mirada perdida, estaba estática, sin darse cuenta del enorme poste de luz que se le venía encima. Aceleré el paso y la tomé por la cintura, clavando mis garras en pavimento de la calle para disminuir la velocidad de aterrizaje. El poste de luz terminó a escasos centímetros de nosotras.

— ¿Estás bien, nena? — pregunté mirando el rostro de la niña en busca de algún rasguño.

— Mi mamá está abajo de eso — voltee el rostro para evitar ver la escena cuando ella apunto la enorme montaña de escombros en la que se encontraba abstraída unos minutos atrás y mi corazón empezó a latir de forma lenta, dolorosa —¿Podría sacarla de allí, señorita?

— Claro que sí, pequeña, pero primero necesito sacarte de aquí. Tu mamá estará bien — pronuncié despacio para evitar soltar un sollozo al imaginar a la nena caer en la dura realidad. La tomé por los hombros y sostuve su cuerpecito con mis brazos — ¿Dónde está tu padre?

— Con mi mamá — respondió con un rastro de inocencia tan grande que terminó por desgarrar mi conciencia como si de mis propias garras se tratase. Contraída, solo asentí.

— Por ahora vendrás conmigo, ¿Está bien? — al ver su cara algo confundida, agregué: —. Estarás bien, prometo no dejar que nada te pase.

Sin esperarme para escuchar su voz chillona, corrí de nueva cuenta entre el caos que los generadores estaban plantando en Gotham City. Me acerqué cada vez más al parque, sitio que desde un principio era mi objetivo. Al estar sola a tres calles, divisé a un grupo de personas horrorizadas, atrapadas que lo que se asemejaba a una pelota de Ping Pong enorme.

Mi corazón se detuvo cuando vi a mi hermana Clarisse entre la aglomeración de cuerpos, asustada, con la mirada perdida entre los rostros alarmados de los civiles que corrieron la mala suerte de caer como rehenes entre las manos de The Collector. A su lado yacían mis padres y su novio, intentando animarla.

Quería correr hacia ellos lo más rápido que pudiese para detener la horrible sensación de verlos escurriendo por mis dedos igual que el agua, sin la posibilidad de si quiera de salvarlos, solo viéndolos correr cada vez más lejos de mí.

Me paré abruptamente, asustando a la niña, cuando escuché la voz de Impulse a través del intercomunicador.

— Generador uno, dos, tres, cuatro y cinco detenidos, capitana, estoy a sus orden — canturreó feliz y después se dispuso  a ponerme al tanto de la situación  actual —. Red Robin necesitó refuerzos porque al parecer la zona estaba cubierta de "jueguetes" del tipo frikki.

Los juguetes, como todo el mundo los conocía, eran víctimas que tuvieron la desgracia de morir en sus ataques, él se los quedaba y los usaba como secuaces, siendo dirigidos por hilos invisibles que controlaba con un sombrero de copa.

— The Collector — corregí negando con la cabeza, algo aliviada de escuchar su voz —. Necesito que vengas para acá, no tar-

— ¿Me extrañaste? — cuestionó detrás de mí, sin la necesidad de usar el intercomunicador.

— Al menos deberías dejarme terminar la indicaciones — le reproché con una risilla, entregándole a la niña en brazos. Ella lo miró a él, confundida y viceversa, hasta que un segundo después Bart hizo una mueca graciosa que la hizo reír. Sonreí —. Cuídala, Impulse.

— ¿Segura que no necesitas ayuda? — preguntó mirándome preocupado, a pesar de que ya se encontraba jugando con la niña —. Podría dejarla en París o Tokio, — la miró —¿Te gusta Tokio? — ella asintió frenética, haciendo que Bart la despeinara cariñosamente —. Después vengo a ayudarte a ti, acabaremos esto más rápido y correrás menos riesgo. Tardaré un segundo, lo prometo.

Lo que iba a decir sonaría muy muy estúpido, tanto, que después de acabar la misión me querría pegar en la cara con una silla.

— No, este es un asunto exclusivamente mío — le negué, ganandome una cara de perrito regañado por su parte —. Mi familia, mi responsabilidad.

— Cuídate, Cheeta... Por favor.

Asentí, girando sobre mis talones para comenzar a correr lo más rápido que mis piernas me permitieron. En cuestión de segundos llegué hasta la esfera, desgarrando el materia del que estaba hecha con mis garras. La esfera crujió ante el zarpazo y se desgarró en un rectángulo desfigurado del tamaño ideal para un hombre, llamando la atención de The Collector, quien se volvió sobre su espalda para centrar su atención en mí.

The Collector era un hombre espantosamente alto, delgado y de cabello lacio oscuro, hasta cierto punto parecido a Mad Hatter, solo que con un traje azul lleno de artilugios al estilo Steampunk que solo estaban allí por mero capricho y vanidad del hombre. Sería completamente ciego, sino fuese por un monóculo plácidamente incrustado a su piel del lado derecho; el izquierdo estaba cubierto por una cruz roja.

Muchos decían que lo había encantado y que con ello, una maldición llegó, convirtiéndolo en lo que era hoy.

— Miren lo que trajo sabana — gruñó con voz chillona mientras su ojo giraba en distintas direcciones — ¿Ya te quitaste las pulgas, gatita?

— ¡Los civiles no tienen nada que ver en esto! — vociferé furiosa, intentando distraerlo en lo que todos se disponían a salir de la esfera. Mi vista viajó un segundo hacia el cielo, desde donde lejos podía observar a Conner llegar con Tim cargado como un costal de papas para ayudar a los civiles.

— La ayuda está en camino, Cheeta — avisó como si me hubiera leído la mente.
En seguida mi cuerpo se relajó un poco.

— Los civiles bien podrían ser una de mis nuevas colecciones artísticas — declaró con orgullo — "Lo bello del caos" — abrió las manos, extasiado — ¿Te imaginas? Será irónico que ellos se queden congelados en la burbuja mientras ven a la ciudad del caos, caer en el caos.

— Gotham no te ha hecho nada, Collector — gruñí dejando ver las garras.

Él pareció divertido ante mí comentario.

— ¡Gotham es el mismísimo cataclismo! ¡Contiene toda la mierda que el mundo podría producir, desde multimillonarios que solo se preocupan por dar buena imagen hasta criminales extremistas que solo buscan justica! — bramó — ¡Y luego están ustedes! ¡La maldita escoria que se cree superior solo porque no la mató una explosión nuclear o viene de otro maldito mundo para reclamar este como suyo! ¿Dónde queda la gente normal? a¡Esta ciudad engendra la maldad que existe en ella misma, crea los monstruos que la matan, bebe la sangre de la gente inocente! ¡Por eso debe ser destruida! — los jueguetes comenzaron a desplazarse por todos lados mientras él gritaba como loco, haciendo aparición entre los escombros para acercarse sin piedad a mí, cubriendome la vista de lo que ocurría a mi alrededor —. ¡Y ni siquiera tú podrás detenerme!

Intenté desplazarme para evitar quedar arrinconada, sin embargo, en un parpadeo el oxígeno comenzó a fallarme cuando me encontré rodeada de todos esos cuerpos putrefactos que parecían poseer vida gracias a unos hilos. Su manos me recorrieron el rostro, buscando asfixiarme y no se me ocurrió otra solución más que dar zarpazos por diestra y siniestra, esperando desgarrar todo a mi paso para volver a respirar.

Y tras un grito, todo se volvió oscuro para mí.

***

Sí, ya sé que he tardado mucho — vaya sorpresa — pero si quieren pueden colgarme. ;-;

¡Que comience el versus, señoritas!

Quiero desarrollar muchísimo más la personalidad de nuestro bello bb Bart Allen, por ello decidí hacer el versus, sientanse libres de traicionar a Timothy como yo lo haría tratándose del pelirrojo, ahre.

Por cierto, ¡Ya casi llegamos al Os 100!

¡Omgggg! En serio no me lo puedo creer 😭
Sin ustedes, su apoyo, sus votos y comentarios en serio no creo que hubiera sido posible para mí llegar tan lejos 😭💓
Son muy importantes para mí ❤

¿Qué quieren que haga para el Os 100? Dejen su opinión.

#TeamTim
#TeamBart

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