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Título: Afonía
Personaje: Damian

sheypaol este os es para ti ❤️
La verdad no recuerdo si ya lo había escrito y en todo caso, en serie lamento la enorme demora:c
Tengo la costumbre de que pierdo cuentas o se me van las cabras y olvidó algunas cosas 😂
Lo hice con muchísimo cariño y espero que fuera lo que tú querías ❤️
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— Bienvenida a tu nuevo hogar, Lilith — anunció Bruce en su despacho, con las manos entrelazadas sobre la mesa y la vista puesta sobre la chica. Ella, apenada, sonrió asintiendo —. Espero que tu estadía te resulte cómoda, Alfred te guiará a tu nueva habitación.

La pelirroja se levantó del asiento mientras recogía un mechón rebelde para llevarlo detrás de su oreja, y se giró, encontrándose con la sorpresa de que el mayordomo ya la esperaba en el umbral de la puerta con sus maletas en manos. Pasó saliva, nerviosa por el acontecimiento y luego con un paso decidido que intentaba ocultar el temblor de sus piernas, siguió al anciano.

Subieron las escaleras que terminaron por ser delicadamente recorridas por los dedos de la chica que, asombrada, miraba las maravillas que un ebanista podía hacer con una madera tan fina como aquella. Se sorprendió también al descubrir que no había ningún rastro de polvo por ningún lado.  Después de pasar por delante de varios cuartos, Alfred se detuvo en uno que permanecía al final de un pasillo oscuro, con alfombra roja por debajo y una mesita con un ramo de flores de fondo. El anciano sacó una llave y abrió la puerta, invitándola a pasar.

— Está será su habitación, señorita Evans —  presentó dejando las maletas en el suelo —. Espero que le agrade, me esmeré en limpiarla antes de su llegada — ella le sonrió, cosa que lo alegró a él —. Por cierto, la cena será en media hora, si gusta puede venir a acompañar a los amos. Con su permiso, me retiro.

Dió una reverencia que Lilith decidió corresponder con diversión y salió, dejando la puerta abierta a petición de la chica.

Sin importarle el tamaño si quiera del ropero, el color de las paredes o cualquier cosa que revisaría una adolescente normal al llegar a una nueva habitación, se agachó para abrir la maleta y sacar lo primero que vio en ella: una foto.

Acarició el marco con la yema de sus dedos, mirando nostálgica a sus padres mientras éstos la abrazaban en la foto, emocionados.

Lo que daría por tenerlos de nuevo con ella...

Un ruido de algo cayéndose la hizo sobresaltar, pegando la foto a su pecho y volteando hacia la puerta, donde descubrió a cuatro chicos que permanecían tirados de bruces sobre el suelo.

— ¡Pendejo! ¿Qué comiste? ¡Pesas más que un mamut! — chilló uno de ojos azules y un mechón blanco de cabello, levantándose rápidamente para sobarse la cabeza.

— ¿Qué comí yo? ¡Pero si el que nos tiró fue Richard! — respondió otro que se veía joven, con ojeras pronunciadas bajo los ojos, pero bonita mirada.

— Las nalgas pesan, no pueden juzgarme — defendió el mayor, acomodándose el cabello.

— Ya la espantaron, trío de ineptos — agregó otro de ojos jade, mirando sin interés el entorno que lo rodeaba desde el suelo. Lilith, al ver sus ojos profundos posados sobre ella una milésima de segundo, sintió a su corazón con intenciones de rebotarle fuera del pecho.

— ¡Hola! — habló el del mechón, pasando despreocupadamente a la habitación —. Bruce nos comentó que alguien nuevo se quedaría en la mansión por un tiempo, supongo que esa eres tú, ¿Cómo te llamas?

La pelirroja  enrojeció bajando la vista.

— Dios mío, Jason, por tipos como tú le ponen instrucciones al shampoo — el de orejas bonitas se levantó del suelo y pasó a la habitación, directo hacia la chica. Una vez frente a ella le sonrió con timidez y como un experto, hizo un par de señas con las manos —. Sé hablar lenguaje de señas. Bruce nos dijo que eras muda, ¿No es así? Anda, puedes hablar conmigo, me llamo Tim.

A pesar de la amabilidad y la confianza que irradiaba, Lilith paseó su mirada por sus alrededores; deteniéndose en cada uno de los chicos.

"Me llamo Lilith. Es un gusto conocerlos a todos" expresó con timidez, ganándose sin darse cuenta el interés del más joven de todos, quien, sin mencionarlo, también entendía a la perfección el lenguaje.

— ¿Qué dijo, wey? — cuestionó Jason frunciendo el entrecejo; Tim deseó patearlo fuera de la habitación.

— Que le agrada conocernos, aunque dudo mucho que lo diga por ti — alzó una ceja sonriendo — y que se llama Lilith.

— Perdón, bonita, soy muy idiota en la mayoría de las cosas pero creo que soy buena persona — se encogió de hombros y le sonrió —. Si necesitas algo, mi habitación está a continuación de la tuya. Estaré para lo que gustes.

— Igualmente por mi parte — se acercó Dick, mostrándole una de sus mejores sonrisas —. Ahora eres nuestra hermana.

Lilith formuló con la manos un "gracias" con un enorme nudo atorado en la garganta por todo lo que ellos le habían dicho. Acababa de llegar, no tenía nada, ni dinero, ni propiedades por las que ellos pudiesen acercarse para sacar algo, parecían tenerlo todo y aún así, allí estaban, tratandola con tanto cariño que sintió que se ahogaría en él.

— Bueno, tenemos que dejarte — inconscientemente Tim estaba gesticulando con las manos —,  nos vemos en la cena.

Le sonrió y tras una despeinada de cabello por parte de Jason, los tres salieron sin prestar mucha atención en el pequeño detalle de que Damian seguía en una esquina de la habitación, observandola con detenimiento.

Ella rápidamente se percató de su presencia y, al contrario de todo lo que la gente hacia cuando se queda a solas con él, le sonrió y lo saludó con la mano.

— ¿Por qué estás aquí? — cuestionó en tono hostil con el entrecejo fruncido, aún sin abandonar su postura común de brazos cruzados.

La chica gesticuló con las manos y le explicó brevemente su situación. Joker, padres muertos y su perdida total de la voz. 

Damian pareció sorprendido — cosa que nunca sucedía al estar acostumbrado a esas situaciones —, al notar que ella, a pesar de todo, poseía la sonrisa más radiante que alguna vez sus ojos pudiesen ver.

Espera, ¿Qué acababa de pensar?

Negó con la cabeza lentamente, deshaciéndose de esa idea.

— ¿Te quedarás aquí mucho tiempo? — después de terminar la frase casi se ahoga en sus propias palabras, dándose cuenta del tono esperanzado con el que habían salido de sus labios. ¿Qué le pasaba? ¿Dónde estaba su tono hostil, su desinterés por la humanidad en general? ¿Por qué de repente sentía que no podía comportarse como un cabrón con ella?

"No lo sé, ya no tengo a dónde ir." le confesó con una sonrisa triste "Bruce conocía a papá, por ello me dió un lugar aquí. De allí en más mi futuro es incierto"

Sorprendiendose a él mismo, Damian abandonó su postura defensiva y se acercó a ella, con una pequeñísima sonrisa adornando su lindo rostro. Tomó las manos de la chica, asustado ante el torbellino de emociones que había causado ese simple tacto y, temblando, las besó.

— Tu futuro ahora es aquí — la miró seriamente y si no fuera por el brillo que desprendían sus ojos, Lilith juraría que no decía la verdad —. Yo me encargaré de eso.

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