Capítulo 9

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La palabra asombrado se quedaba corto para el estado en el que estaba el joven esclavo.

Se encontraba en una bañera del palacio, la del joven príncipe para ser exactos. El peli cenizo lo había arrojado al agua alegando su mal olor una vez más y dejándole un cambio de ropa cerca de la puerta.

¿Hace cuánto que no se bañaba?

¿Siquiera lo había echo alguna vez?

El agua caliente ezcocía en los múltiples cortes que tenía debido a los abusos de su antiguo dueño. Sus tensos músculos relajándose al poder descansar del trabajo pesado por primera vez en años. Y sus cabellos y piel luciendo al fin su color natural tras haber escurrido toda la mugre en las ahora turbias aguas.

Salió de la bañera dispuesto a secarse y vestir las prendas dejadas por el príncipe que debía ser ahora su dueño. Se había esperado alguna vestimenta típica de la tribu, algo tal vez muy extravagante y descubierto. Pero se encontró con una camisa de lana blanca, con unos bordados de brazas en hilos carmín apenas visibles y unos pantalones de cuero, al igual que unas botas con piel en la parte superior.

Toda la ropa limpia y cómoda. Se sentía raro al vestir algo así por primera vez en su vida.

—Alteza... —llamó al infante que se encontraba sentado en la cama mientras leía.

—Al fin pareces una persona —lo "elogio" mientras dejaba el libro en una repisa y se acercaba a peinar un poco sus dorados cabellos —No puedo creer que no sepas ni peinarte.

Denki sólo pudo quedarse estático mientras dejaba que el otro acomodara sus rebeldes hebras. No había ni rastro de malicia en su toque, aún cuando esté fuera un poco brusco.

—Supongo que así está bien. Sígueme —ordenó acercándose a la puerta de roble de su habitación. Que si bien era más pequeña que la del salón del trono, era igualmente imponente con sus gravados dorados que simulaban el magma.

— ¿A-a donde vamos? —preguntó con un poco más de confianza. El príncipe ya le había permitido esa acción con anterioridad. Esperaba que hiciera lo mismo ahora.

— ¿Acaso piensas servirme sin conocer el palacio? Sólo sígueme y recuerda memorizar los detalles. Esta será tu segunda casa después de todo —le dijo saliendo de la habitación.

¿Segunda casa? —el ni siquiera tenía una "primera casa".

— ¡Oye! —el llamado repentino lo sobresalto, encontrándose con la mirada amenazante del ojirubi que lo miraba desde la puerta — ¡deja de perder el tiempo y ven ya! —le exigió causando que el chico corriera a su lado con la cabeza gacha —de verdad te gusta hacerme enojar... —masculló entre dientes el príncipe para acto seguido golpear al chico en la cabeza — ¡Deja de deprimirte por cada niñería y ten un poco de orgullo mierda! —le gritó dándole la espalda y empezando a caminar.

El antiguo esclavo lo siguio una frotándose la zona golpeada. Ese príncipe golpeaba bastante fuerte, y si seguía así terminaría con un chichón.

Sin embargo no lo volvió a golpear. Le mostró los alrededores del palacio de piedra, desde los aposentos reales de donde habían partido, seguidos de la cocina donde su hambriento estómago fue saciado entre lágrimas con manjares que aunque sencillos, nunca soñó que probaría. Se le mostró la biblioteca donde el príncipe tomo algunos libros para enseñarle a leer y a escribir nada más tuviera tiempo, alegando que un sirviente suyo no podía ser analfabeto. Le mostró el campo de entrenamiento, donde los guerreros lo invitaron a aprender artes marciales para proteger al príncipe y a si mismo.

Recorrió en compañía del principe los pasillos de piedra iluminadas por las llamas de las antorchas, mismos donde sirvientes, guerreros, políticos, y todo aquel que pasaba por su lado, lo saludo con más del mínimo respeto que merece un ser humano.

Se sintió cómodo, y aturdido también. Demasiadas cosas en muy poco tiempo.

Y sin embargo estuvo casi seguro de que su mandíbula se desencajó en el momento que puso pie en una cabaña de madera decorada con con adornos de huesos típicos de los cazadores. Y encontrar al rey y a la reina esperándolos a ambos con un plato de sopa caliente en la mesa y una sonrisa. El no comió en el piso de una oscura, mugrienta y silenciosa celda esa noche, comió en la mesa de una habitación iluminada y limpia, acompañado por las disputas algo violentas de madre e hijo, junto con la voz serena del monarca quién le sirvió otro tazón con una sonrisa.

Descubrió que los monarcas no vivían en el palacio a pesar de tener sus habitaciones y miles de comodidades. Ellos preferían la vida humilde de su pueblo.

La reina era una apasionada de cazar y traer alimento a su pueblo y familia con sus propias manos, nadie igualaba su agilidad y astucia. El rey era un erudito que disfrutaba de leer y escribir en su estudio con una cálida taza del café que el mismo cultivaba en su jardín. Y el príncipe era una misteriosa combinación de ambos, un guerrero de fuerte carácter como su madre, pero sabio y curioso como su padre.

Eran humanos más que realeza. Y para el, se volvieron su familia.

6 años pasaron en un instante.

El de ojos dorados ya no era más un esclavo analfabeto con mala nutrición. A sus 13 años había adquirido un carisma y una sonrisa que se comparaban al sol, siempre llenando de risas la aldea y de gritos su hogar al molestar al que más que ser su amo y señor, era su hermano, aquel que lo había salvado y cuidado a su muy extraña manera y que desaparecia a veces sin decir donde pasaba el tiempo. Volviendo a veces con rasguños y sucio como si hubiese rodado por la colina, con una mueca irritable en su rostro. Otras regresaba reflexivo y hasta melancólico. Pero la mayor parte del tiempo, volvía con una pequeña sonrisa y un aura de calma que solo lograbas apreciar hasta que sentía tu presencia y volvía a ser el príncipe huraño que todos conocían y adoraban.

Tan solo espero que esta vez no tarde demasiado o mis oídos no aguantarán el regaño de la reina —pensó el sirviente mientras esperaba de brazos cruzados junto a un carruaje a que su príncipe llegará para partir, pues ya estaban retrasados en el encargo de la gobernante.

Más el príncipe no era capaz de salir del territorio sin antes despedirse y asegurarse de que la dragona tuviese suficiente alimento para soportar su ausencia.

Le eh dicho que no es necesario que haga esto cada vez.

—Dices eso ahora y después estarás muerta de hambre cuando yo regrese, sólo déjate ayudar Deku —masculló el peli cenizo mientras terminaba de acomodar los alimentos en el hueco de un árbol para protegerla de los elementos.

Sigo sin entender ese apodo que me dió...

Te queda a la perfección. Deku en nuestro idioma es alguien que no puede hacer las cosas por sí solo, le va como anillo al dedo a una lagartija enana que no puede ni conseguir su propio alimento —dijo acercando su rostro con una sonrisa burlona al reptil que se encontraba observándolo desde una roca.

Y a usted cada día se le marcan más las arrugas su alteza —replicó con su telepatía al tiempo que volvía a suspender al pelicenizo de cabeza para después echarlo como costal al igual que años atrás.

Si bien con el tiempo los parajes y las personas habían cambiado. Habían tres cosas que permanecían intactas.

La relación entre el príncipe y la dragona no había cambiado, ninguno sabía explicar si relación, pero ambos sabían que era algo valioso para ambos.

La dragona permanecía aislada de todos los humanos exepto Katsuki por decisión propia.

Y en 6 años, ella no había crecido un centímetro.

A pesar de nunca haber enfermado, de que se alimentaba bien y de que los dragones se supone fueran criaturas de gran tamaño, ella había permanecido con el tamaño de una cría. Y eso siempre preocupo al pelicenizo a pesar de usar su tamaño para burlarse de ella.

Continuará...

YO: ¡1355 PALABRAS PARA EL CUMPLEAÑOS DE KACCHAN🥳🥳🥳!

KACCHAN: ¡COMO ME LLAMASTE EXTRA DE MIERDA!

YO: Ya, ya. No te enfades Kacchan🤭. Sabes que lo digo de cariño😚😚😚.

¡PUM!

YO: No tenías que reventarme la cara ミ●﹏☉ミ —le dice limpiando el hollín de su rostro — ¡y yo que te había preparado un regalo super especial😭!

Katsuki le vuelve a explotar la cara.

KACCHAN: Más te vale darme mi teclado si quieres terminar esta historia extra de mierda —la amenaza con su típica expresión matadora.

YO: D-detras de... La puerta... —digo a dirás penas señalando un a puerta de metal blindado.

KACCHAN: Más te vale que se bue-.

En cuanto habré la puerta es halado por 5 pares de manos femeninos.

XXX1: Al fin juntos esposo mío🌝...

XXX2: Por esto valió la pena dejar de comprar el pan🌝...

XXX3: No podemos desaprovechar está oportunidad sargento🌝...

XXX4: Es hora de que el principito se vuelva un hombre🌝...

XXX5: Y de disfrutar de la fantasía🌝...

TODAS: ¡AL ATAQUE! —gritaron las 5 féminas empezando a desgarrar las ropas del ojirubi sin miramientos.

KACCHAN: ¡SUELTE ME LOCAS DE MIERDA! ¿¡DONDE ESTAN-!? ¡NO! ¡NO TOQUEN AHÍ! —el resto fue censurado por el bien de el público sensible🌝.

MIC: ...¿Segura que esto está bien? —le pregunta observando como parecían salir corazones de la puerta blindada.

YO: Le inyecte un supresor de particularidad a Kacchan. No les hará nada —respondo desde el suelo.

MIC: No me refería a eso pero bueno... Disfruten del banquete: emmu_megustaelpan, Inmatii_113, olguitaleo, astrid_troll, SavaviXD.

YO: Disfruten por mi parte también bebés —dice para después caer inconsciente.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS PARA KACCHAAAAAAAAAN!

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