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El día después de cuidar a Hope desperté más tarde de lo común, la noche anterior después de abandonar la mansión Mikaelson decidí que beber hasta que saliera el sol sería la mejor opción para pasar la noche. Claramente no lo era, pero ahora solo podía quejarme de mi mala decisión. Mi habitación se encontraba en oscuridad total, o eso pensé hasta que gire en la cama para mirar la hora en mi reloj digital y me di cuenta que la puerta estaba entreabierta, y la luz de la sala de estar se filtraba por la apertura.

12:30.

Deje salir un suspiro cansado y cerré los ojos tratando de volver a dormir, y lo hubiese logrado si los ruidos que provenían del exterior de mi cuarto no fuesen tan escandalosos. Estaba por gritarle a Camille que hiciera silencio cuando recordé que ella no se había quedado conmigo, nadie lo había hecho.

Tras procesar esa cadena de pensamientos me puse de pie sin un segundo pensamiento causando el despertar de un dolor de cabeza terrible, otra mala decisión. Con movimientos cuidadosos me acerqué a la puerta y tomé una de las sombrillas que tenía cerca para usarla como arma, sabía que no era un vampiro metiéndose en mi casa por obvias razones así que la sombrilla debía funcionar a la perfección.

—¿Está lloviendo?

Al escuchar la voz ajena salte en mi lugar y eleve la sombrilla lista para golpear a quien se había metido sin permiso a mi hogar, pero todos mis movimientos quedaron en pausa cuando reconocí a la persona.

—¿Marcel?—parpadee un par de veces analizando la situación—¿Qué rayos haces aquí?

—Quería invitarte a almorzar, pero no respondías mis llamadas—extendió uno de sus brazos en mi dirección ofreciéndome un vaso.

—¿Qué es eso?

Deje la sombrilla de lado y tomé el vaso con algo de duda, el contenido era rojizo y estaba segura que no era jugo.

—Agua con unas gotas de mi sangre—arrugue la nariz en señal de disgusto—, para tu resaca.

Al escuchar su explicación me encogí de hombros, si podía deshacerme de la resaca con solo beber sangre de vampiro no iba a dejarlo pasar.

—Las ventajas de tener un amigo vampiro.

—Creí que ya habíamos pasado la fase de amigos—se cruzó de brazos y arqueó una ceja de forma inquisitiva.

—No recuerdo que hicieras la pregunta—ladeó la cabeza mientras caminaba hacia la mesa del comedor—, tal vez te hubiera dicho que si.

—¿Tal vez?

—Tal vez.

Un grito se me escapó cuando sentí sus brazos rodear mi cintura y mis pies dejaron de tocar el suelo.

—¿Me estás rechazando? ¿Después de todo lo que hice por ti?

—No dije que te estaba rechazando, solo dije que debes hacer la pregunta.

Cuando mis pies tocaron el suelo otra vez gire para mirarlo y mi corazón se saltó un latido al ver su sonrisa, casi de inmediato una sonrisa se formó en mi rostro para igualar a la suya.

—Dijiste algo sobre el almuerzo.

—¿Quisiera la reina de Nueva Orleans almorzar conmigo?

—Lo pensaré.

Golpee suavemente su brazo antes de pasar a su lado para regresar a mi habitación, la sonrisa aún intacta en mi rostro. Antes de cerrar la puerta le di una última mirada a Marcel y casi pude sentir como se derrite mi corazón cuando lo vi tomar la sombrilla y ponerla junto al resto en su lugar junto a la puerta.

Ah, estoy tan enamorada de un vampiro.

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