Capítulo 10: Un Baile Más.

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Miércoles 1:30 pm
Roxana y Timoteo.

Con el collar en sus manos, la voz de Roxana lo agarra de sorpresa.

—Ya estoy lista. –Se pronunció ella con una sonrisa.

—Ammm, claro. –Respondió despistado mientras parpadea. —Ves el sillón de allá. –Señaló aquel sillón. —Ahí grabaremos. –Dijo con seriedad y amabilidad.

—Claro te espero. –Le sonrió para acercarse a aquel sillón.

Timoteo miraba el collar en su mano guardándolo en su bolsillo derecho, tomaba su cámara siguiéndole el paso a ella.

—Vas a bailar lo más sensual que puedas. –Dijo él mientras acomodaba la cámara. —Vas a hacer lo siguiente, bailarás sensual, movimientos de cadera y juegas con tus manos. –Explicaba con amabilidad mientras se agachaba mirando el enfoque de la cámara. —Luego te levantarás el vestido para mostrar tus nalgas y por último bailarás en completa lencería, sacarás tus senos para taparlos con tu brazo. –Se levantaba y la miraba. —¿Lista? –Preguntó con una sonrisa.

Ella soltaba un suspiro y se ponía un antifaz.

—Lista. –Dijo segura y sonriendo.

Timoteo ponía música de fondo y se agachaba mirando por la cámara.

—Grabamos en tres. –Levantaba sus dedos con aquel número. —Dos, uno. –Se quedaba en silencio señalándola con su dedo índice, indicando que debía empezar.

Roxana le lanzaba un beso a la cámara y guiñaba su ojo izquierdo soltando una sonrisa, hacía leves movimientos con su cadera levantando un poco la falda de su vestido mostrando sus muslos, sus movimientos eran lentos pero sensuales.

Le daba la espalda a la cámara moviendo sus nalgas al caminar, acercándose al sofá, movía sus nalgas y se agachaba quedando en cuatro con las nalgas levantaba y las movía de arriba a abajo y de lado a lado, Timoteo le seguía el paso grabándola desde diferentes ángulos, ella se levantaba lentamente moviendo su cuerpo de lado a lado desabrochando su vestido lentamente, bajando sus tirantes, su vestido se resbalaba por su piel, lentamente se lograba ver su espalda, que cubría con su cabello miraba hacia atrás sonriendo mientras se caía lentamente el vestido.

—Perfecto. –Dijo él en un susurro grabando. —Dame una toma levantando el vestido.

Él se agachaba grabándole la espalda bajando hasta sus nalgas, ella las movía de lado a lado y levantaba el vestido lentamente mostrando parte de sus nalgas, al final subía su vestido dejándolas ver por completo.

—Muévalas. –Susurró mientras le graba.

Ella comenzaba a mover sus nalgas de arriba abajo, y se agachaba para que estas sobresalieran más.

—Corte. –Dijo con seriedad levantándose. —Perfecto, ahora quédate solo en lencería. –Dijo con seriedad mientras miraba la cámara.

—Podrías subir la temperatura, hace demasiado calor. –Dijo algo molesta mientras se acomodaba su vestido.

—Claro, no hay problema. –Le respondió con una sonrisa.

Timoteo se alejaba buscando el aire acondicionado para bajar la temperatura mientras lo hacía, lograba escuchar a su jefe hablar con Thiago, no lograba entender qué decían por la música, pero reconocía ambas voces, ya con una mejor temperatura se volvía acerca a la cámara, ella ya estaba en lencería sentada en el sofá con las piernas cruzadas.

—Mucho mejor. –Dijo emocionada levantando sus brazos.

—Es bueno, verte feliz. –Sonrió mientras se agachaba. —¿Lista para las siguientes tomas? –Preguntó con seriedad mientras sonreía, tomando la cámara y se levantaba.

Ella se acostaba en el sofá y levantaba sus piernas sonriendo.

—Ya te estás tardando. –Soltaba una risa nerviosa mientras movía sus piernas.

Timoteo se acomodaba para tener una buena toma de su cuerpo completo, la graba mientras bailaba lento moviendo su cintura, pasaba sus dedos por sus senos y los agarraba sonriendo.

—Espera, espera, puede hacer algo mejor. –Bajaba la cámara y la veía. —Podrías. –Hacia una breve pausa. —Hagamos más un baile centrado en tus piernas y tus nalgas. –Se explicó mientras la veía. —Y finalizamos con tus senos ¿Te parece? –Le preguntó con casualidad mientras acomodaba su cámara.

—Está bien, tú eres el camarógrafo. –Le respondió con amabilidad sonriendo.

—Inicia de espalda te recoges el cabello y mueves esas nalgas. –Hacia una breve pausa. —Deja busco el aceite para masajes. –Movía su dedo índice mirando a su alrededor.

Él se alejaba mientras se le veía buscar entre unos cajones, ella lo veía mientras sonríes y movía sus senos.

—Listo acá está. –Dijo emocionado levantando la botella.

Se acercaba a la cámara y las ajustaba, mientras la miraba.

—Bueno, pon...

Se escuchaba un fuerte gemido y ambos se miraban, él soltaba una sonrisa.

—Te acostumbrarás créeme. –Dijo algo nervioso sonriendo.

Ella soltaba una sonrisa y se ponía de espalda, su cabello cubría su espalda y tenía las piernas separadas.

—Grabamos en tres, dos uno. –Se quedaba en silencio mientras sostenía la cámara y la grababa.

Ella miraba la cámara de reojo, levantaba sus manos y movía su cadera de lado a lado, su cabello le seguía el ritmo, Timoteo la graba desde diferentes ángulos mientras caminaba a su alrededor centrándose en grabarle las nalgas.

—Excelente, camina al sofá y ponte en cuatro, luego te acuestas. –Le susurro mientras la graba.

Ella caminaba moviendo sus nalgas de lado a lado, una pierna frente la otra a un paso lento, él le seguía el paso grabando como se le movía las nalgas, al llegar al sofá ponía sus manos sobre el sofá subiendo una de sus piernas, quedaba en cuatro arqueando su cuerpo y levantando sus nalgas.

Comenzaba a moverlas de arriba abajo y de lado a lado, separaba un poco sus piernas y comenzaba a mover sus nalgas de arriba abajo a tal ritmo que comenzaba a sonar.

—Perfecto. –Susurró mientras la graba estando detrás de ella.

Ella se levantaba viendo a la cámara de reojo, sonriendo, comenzaba a mover sus nalgas, dándose una nalgada que sonaba con fuerza.

—Dame más. –Le susurró mientras la veía.

Ella se soltaba el corset de encaje dejando al descubierto su espalda, Timoteo caminaba a su alrededor quedando frente de ella, sus senos eran tapados por su cabello y se mordía los labios.

El presente.

—Ese vídeo fue mi salto a lo que soy en hoy en día. –Hablaba sería mientras cruzaba las piernas. —Y la verdad no sabía qué hacía, realmente improvisaba. –Soltaba una sonrisa. —Con ese vídeo comenzaría una rivalidad enorme con Anaís, las comparaciones que actriz era mejor, pero eso es más a futuro. –Se expresaba con amabilidad y una sonrisa tímida.

El pasado.

Cubierta de aceite para masajes, con sus manos cubriendo sus senos, con una pierna sobre la otra, resaltando sus nalgas, Timoteo se levantaba del suelo.

—Y corte. –Dijo con seriedad, sonriendo. —Perfecto, que natural te sale. –Sonrió mientras sujetaba la cámara.

—Me siento como una mantequilla. –Dijo un tono burlón tapando sus senos con su brazo mientras lo miraba.

—Te puedes duchar, hay duchas en el fondo. –Señalaba hacia aquella dirección.

—No tengo con que secarme. –Le respondió, mientras se levantaba sostenía aún sus senos con su brazo y su cabello se movía.

—Te pediré una toalla. –Dijo amable. —Y de paso dejaré las grabaciones en la sala de edición. –Le sonrió mientras sostenía la cámara en sus manos.

—Gracias, eres muy lindo y atento. –Pasaba su mano por su cabello acomodándolo un poco.

Timoteo perdía la mirada y se sonrojaba, soltaba un suspiro y levantaba sus cejas algo nervioso.

—Ya vuelvo. –Se rascaba la cabeza y se retiraba sin decir más.

Ella se sentaba en el sofá mientras esperaba que saliera para poner su sostén, al ver que salía se colocaba su sostén y se recogía el cabello, sentía algo de fastidio, ya que sentía algo grasosas las manos.

Levantándose del sofá caminaba rumbo a la ducha, era un baño, la puerta era de manera y al abrirla el baño era muy elegante y limpio.

Con su mirada concentrada en el baño se escuchaba que algo se caía en el set.

—¿Timoteo? –Preguntó asomada desde la puerta mirando hacía al set de grabación. —¿Fuiste tú? –Preguntó con curiosidad viendo en varias direcciones.

No recibía respuesta, decidía acercarse para saber qué era aquel sonido, se acercaba mirando de lado a lado, una tabla de madera se había caído.

—¿Esto es una broma? –Preguntó levantando su voz mirando a su alrededor.

Sin recibir ninguna respuesta se acercaba tomando la tabla poniéndola en su lugar hasta que unos dedos le tocan el hombro haciendo que grite y mire hacia atrás.

—Eres un idiota, casi me matas de un susto. –Dijo molesta pegándole en el pecho.

—¿Qué pasó? –Preguntó confundido mientras se cubría de los golpes. —Te traje tu toalla. –Se la mostraba.

—Espera, ¿No me estabas asustando? –Preguntó confundida.

—No, acabo de llegar. –Le respondió con sinceridad.

—Es que aquella tabla se cayó sola. –Susurró confundida señalando la tabla.

—Quizás solamente estaba mal puesta. –Le respondió con tranquilidad, levantó sus hombros.

—Me podría esperar afuera del baño, ya me dio miedo este lugar. –Dijo nerviosa tomándolo del brazo.

—Claro está bien. –Le sonrió.

Timoteo se quedaba esperando afuera en la puerta, era algo oscuro el sitio y se escuchaba el agua de la ducha caer.

—Ya no quiero volver a grabar este set. –Dijo ella desde el otro lado de la puerta.

—Está bien, hay mucho más. –Le respondió él mientras jugaba con sus pies para distraerse.

Los minutos pasaban y ya con Roxana duchada, ambos salían del set.

—Espérame aquí. –Se pronunció él pidiéndole que le esperara con sus manos.

Ella se lo quedaba esperando afuera en la sala de descanso, luego algunos minutos llegaba Timoteo con un sobre.

—Lo prometido es deuda. –Dijo con amabilidad y una sonrisa entregándole el sobre.

—¿Esto es mi? –Preguntó tímida pero emocionada tomando el sobre.

—Tu primer salario. –Le respondió con una sonrisa.

—Ay, gracias, gracias, gracias. –Dijo emocionada abrazándolo mientras sonreía.

Abriendo el sobre veía el dinero y contándolo estaba completo, sonreía con el sobre en las manos.

—¿Podría guardarlo en tu maleta? –Le preguntó con una sonrisa.

—Claro, no hay problema. –Tomaba el sobre metiéndolo en su maleta, sacaba de su maleta una hoja en blanco. —Ven, tenemos que ir a tu casa, hoy no tengo auto hasta que me paguen, pagaré la multa. –Dijo algo frustrado mientras se rascaba la cabeza.

—No importa, tranquilo. –Le respondió con una sonrisa.

Entre el camino y la espera del autobús ambos hablaban de cosas casuales mientras él hacía algo con aquel papel, ya en el autobús que por suerte llegó vacío los dos iba sentando junto, con Roxana en la silla de la ventana.

Timoteo había hecho un saca piojos con el papel, los movía y la miraba.

—Anda pregunta. –Dijo emocionado viéndola.

—¿Encontraré al amor de mi vida? –Preguntó con una sonrisa.

—Roxana. –Movía el papel. —Encontrará, el amor de su vida. –Decía de forma pausada mientras movía el papel, abría el saca piojos y se lo mostraba a ella. —Escoge uno. –Lo acercaba.

Ella tocaba una de las puntas y ella lo abría.

—Sí, está en el lugar que menos imaginas. –Leyó él en el papel. —Mira, si lo vas a encontrar. –Le sonrió.

Ella solo levantaba sus cejas sonriendo.

—Ojalá sea un caballero. –Susurró entre risas.

El camino continuaba rumbo a la casa de Roxana, mientras el autobús se comenzaba a llenar más de gente, al punto que Timoteo cedió su puesto a una mujer de la tercera edad.

Al final llegaba a su destino, caminaban un poco hasta la casa de Roxana, al llegar abriendo la puerta lo primero que ven es a Carolina en el sofá comiendo pasta y miraba molesta a Roxana.

—Hola. –Saludaba con su mano derecha y una sonrisa Timoteo.

Chupando algo de pasta lo miraba de arriba abajo.

—Buenas tardes. –Le respondió sin interés ella.

—Timoteo, ella es Carolina, Carolina, él es Timoteo, un amigo del trabajo. –Los presentaba mirando a ambos, presentándolos con sus manos.

—Un gusto. –Extendió su mano sonriéndole.

Carolina soltaba su plato dejándolo sobre la mesa, y se limpiaba los labios estrechando sus manos.

—Soy Carolina, soy la novia de Roxana. –Dijo completamente segura.

Timoteo se sorprendía mirando hacia atrás, viendo a Roxana completamente sonrojada.

—¿Qué? –Levantó su voz nerviosa. —No eres mi novia. –Se sonrojaba nerviosa moviendo sus manos negándolo.

—La novia negada de Roxana. –Afirmó con una sonrisa, continuando con el estrecho de manos.

—Ella es muy bromista. –Se mencionó sonriendo nerviosa.

—Un gusto conocerte. –Le respondió él con una sonrisa, acabando así el estrechón de manos.

—No sabía que regresarías. –Dijo Carolina tomando de nuevo su plato. —Así que no cociné tanto. –Se disculpó mientras comía.

—Ya compraré algo para que comamos entre todos. –Hacía una breve pausa y miraba a Timoteo. —Toma asiento, me iré a cambiar. –Le sonrió. —Llevo dos días con este vestido.

—Claro, con permiso. –Dijo apenado mientras tomaba asiento.

Roxana se iba rumbo a su cuarto dejándolos a ellos dos solos, Carolina seguía viendo una película en la televisión mientras comía, Timoteo se sentía algo incómodo por el silencio, que había entre ambos, sacando un cuaderno y un lapicero de la maleta, haciendo un poco de ruido al hacerlo.

Dejaba el cuaderno y los lapiceros sobre la mesa, el señor bigote llegaba a la sala y saltaba al sofá acomodándose, Timoteo con aquel silencio incómodo suspiraba un poco y miraba la televisión.

"—Provocas en mí algo inexplicable. –Susurró una mujer tomando un hombre por sus mejillas. —No sé cómo pude enamorarme de un desconocido, de alguien que ni siquiera quiere revelar su identidad.

Ambos protagonistas se besaban con pasión mientras le quitaba la blusa a la mujer."

Carolina pausaba la película y se reía un poco.

—Esto superó la barrera de lo incómodo. –Se reía mientras se sonrojaba.

Timoteo sonreía y perdía la mirada.

—Tranquila estoy acostumb...

Roxana interrumpía haciendo un leve sonido con su garganta mientras ponía su puño sobre sus labios.

—Venimos a estudiar. –Dijo ella con confianza viendo a Timoteo.

Carolina apagaba el televisor y se levantaba.

—No los quiero molestar. –Se expresó algo apenada. —Tú también ven acá. –Agarraba al señor bigote que maullaba mientras lo cargaban.

—Claro. –Le respondió Roxana viéndola.

Carolina le pasaba, por un lado, mientras se llevaba al señor bigotes, Roxana tomaba asiento, estaba con una pijama y se notaba sus pezones sobre su blusa.

—Bueno, como empezamos. –Dijo nerviosa y emocionada.

—Intenta leer un poco y así sabré que tanto sabes leer. –Se explicó con calma y amabilidad, tomando el cuaderno.

—Claro. –Le respondió entusiasmada y ansiosa.

Timoteo escribía algo corto en su cuaderno y se lo mostraba.

—Dime ¿Qué dice? –Preguntó él con seriedad mientras le acercaba el cuaderno.

—La. –Dijo con desconfianza y lentamente. —Parti, prarti. –Lo miraba algo insegura.

Él le sonreía y pasaba a la siguiente palabra con su dedo.

—Sigue tranquila. –Dijo con amabilidad.

Ella suspiraba y miraba la siguiente palabra.

—A, hace, al. –Leía lento e insegura. —Ma, ma mastro. –En su voz se notaba su inseguridad y nerviosismo.

—Vale, ya sé cómo empezaremos. –Dijo seguro sacando un libro de su maleta. —Esta es la cartilla quesadilla –Ponía su mano sobre ella. —Medio país aprendió a leer con ella, así que por ahí empezaremos. –La dejaba sobre la mesa mientras la abría. —La eme con la a, se pronuncia ma. –Le explicaba viéndola.

Roxana sonreía y se le acercaba prestándole atención, las horas pasaban mientras Timoteo se tomaba el tiempo de explicarle cada palabra poniéndole varios ejemplos, practicando su lectura y escritura, ella muy empeñada, le prestaba atención y él muy paciente se tomaba el tiempo de enseñarle. 

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