Capítulo 14: ¿Era Una Cita De Tres?

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El presente.

—No lo sabía, pero era una cita. –Soltaba una risa nerviosa. —Fue una hermosa tarde, realmente había olvidado muchas cosas, pero tenía que saber sobre mis compañeros de trabajo, tenía muchas dudas. –Dijo con seriedad mientras cruzaba sus piernas.

El pasado

Jueves 4:30 pm
Timoteo y Roxana.

Ambos estaban sentados en una mesa comiendo una hamburguesa con una soda y papas fritas, sentados uno frente al otro, platicaban un poco.

Había terminado de comprarle un nuevo celular a Roxana y este estaba sobre la mesa mientras terminaba de comer.

—Timoteo. –Se pronunció ella viéndolo a los ojos.

—¿Dime? –Le respondió amable mientras le daba un mordisco a aquella hamburguesa.

—¿Puedo confiar en ti? –Preguntó con seriedad mientras comía una papita.

Timoteo se bajaba lo que estaba comiendo y le daba un sorbo a su soda, dejando el vaso nuevamente sobre la mesa.

—Claro, soy tu amigo. –Le respondió con seriedad junto a una sonrisa.

—Cuéntame sobre Thiago. –Dijo con seriedad y mucha curiosidad.

Él soltaba un suspiro y la miraba.

—Es un egocéntrico, cuando quiere algo lo conseguí. –Le respondía con seriedad. —Lo considero un buen manipulador, sabe cómo usar las palabras. –Hacía una corta tomando su soda. —Los momentos. –Le daba un sorbo a su soda.

—No suena alguien muy agradable. –Desviaba la mirada. —Quizás me tome el tiempo en conocerlo, para poder opinar de él. –Le respondió algo indiferente mientras jugaba con el pitillo y lo giraba en círculo dentro de su vaso, moviendo los hielos que tenía adentro.

—Hay algo que sí debe saber. –Se pronunció, serio, perdiendo su mirada.

—Dime. –Le respondió con curiosidad sin quitarle la mirada.

—Somos primos. –Confesó con firmeza, sonriendo al final de la oración.

Ella quedaba perpleja con aquellas palabras, era impresionante, que los dos fueran primos, eran tan diferentes, desde la personalidad hasta la apariencia.

—Eso no me lo esperaba. –Respondió sorprendida, levantándose sus cejas. —Es que son tan opuestos, tú eres tan amable, atento, nunca he escuchado una queja sobre ti.

Él sonreía riéndose, comía una papita y la miraba a los ojos.

—No suelo mencionar mucho a lo demás, quizás por eso mismo nadie habla sobre mí. –Se reía algo nervioso. —No me gusta tener problemas con nadie. –Sonreía con carisma.

—¿Qué pasó entre Honey y Thiago? –Preguntó ella con curiosidad.

Roxana continuaba comiendo mientras lo miraba.

—No me gustan los chismes, por eso estoy lejos de ellos, solo sé que los dos no se llevan. –Le respondió con tranquilidad, volviendo a comer.

Roxana masticaba y tragaba con calma para no hablar con boca llena.

—Antes de irnos escuché que ocurrió un accidente en uno de los sets. –Dijo sería mientras tomaba un poco de soda. —¿Qué puede contar sobre eso?

Timoteo comía con calma y tomaba soda para bajar lo que comía, agarraba una papa y la mezclaba con la salsa.

—César nos dijo que una de las iluminaciones se cayó. –Le daba un mordisco a la papita. —Lamentablemente, cayó sobre una de las actrices que estaba en aquel set. –Mezclaba el resto de la papita en la salsa. —Le cayó en la cabeza, y falleció en la clínica. –Termina de comer aquella papita. —Aquel día no fui a trabajar, estaba enfermo.

—Desde entonces hay algo en ese set. –Susurró ella mientras perdía su mirada.

—No creo en esas cosas, pero se podría decir. –Respondió un poco desinteresado, mientras tomaba el celular de Roxana. —Te lo dije. –Dijo con seguridad y firmeza.

—¿Qué cosa? –Preguntó ella curiosa mientras comía.

—Tu Instagram ya tiene tres mil seguidores y eso que no has subido una foto. –Sonreía mientras la veía.

—Eres un mentiroso. –Le respondió en tono burlón sonriéndole.

—Déjame tomarte una foto. –Con en celular en sus manos apuntaba la cámara hacía ella.

Ella solo se sonrojaba y sonreía bajando la hamburguesa.

—Déjame ponerme guapa. –Su voz era nerviosa, mientras acomodaba su cabello.

—Ya lo eres. –Respondió él con rapidez.

Aquellas palabras las sonrojaba más y la hacía sonreír, acomodándose su cabello junto a su blusa, soltando una sonrisa viendo hacia la cámara.

—Que está foto, te recuerde este momento. –Se expresó con cariño, tomando la foto.

Aquellas palabras la hacían sonreír más, él giraba el celular mostrándole la foto y ella la miraba con impresión.

—Que hermosa foto. –Dijo ella asombrada viendo aquella imagen. —Tienes un gran talento para tomar fotos.

Él sonreía y tomaba el celular.

—Soy muy bueno con las cámaras, déjame publicarla. –Tenía su mirada puesta en el celular mientras publicaba la imagen. —Además, eres muy fotogénica. –Levantaba su mirada de la pantalla mientras le sonreía.

El presente

—La foto, aún la tengo en mi Instagram, me trae recuerdos de aquel día. –Se expresaba con sinceridad y cariño, sonriendo. —Timoteo era maravilloso, pero como me dijo Honey nadie era lo que parecía, en especial él, guardaba mucho en su persona. –Dijo con nostalgia perdiendo su mirada.

El pasado.

Ambos caminaban por un parque comiendo helado mientras platicaban y se sentaban en una banqueta, viendo algunos niños jugar en aquel parque.

—¿Has pensado en tener hijos? –Preguntó ella con curiosidad.

Timoteo se sentía algo incómodo con aquella pregunta, se le sentía los nervios al querer responder.

—No. –Perdía la mirada. —Por ahora no está en mis planes. –Respondió con cierta incomodidad.

—Lamento si la pregunta te molesto. –Se mencionó ella apenada con el helado en sus manos.

—Está bien tranquila. –Le respondió con tranquilidad y una sonrisa. —¿Tú quieres hijos? –Le preguntó con curiosidad.

—Si, me encantaría una niña. –Le respondió con tranquilidad y una sonrisa. —La llamaría Susana o Ana, algo que rime con Roxana. –Sonreía con timidez por la estupidez que acaba de decir.

—O Mariana, me parece bien. –Completaba lo que había dicho con una sonrisa. —Tiene algo en la nariz. –Señalaba su nariz con el dedo índice.

Ella se tocaba la nariz y lo miraba.

—¿Dónde? –Preguntó con timidez con su mano en la nariz.

—Aquí. –Le respondió con amabilidad mientras le manchaba la nariz con algo de helado.

—Oye no. –Soltó una risa nerviosa, cubriéndose el rostro.

Timoteo se reía al ver su reacción y continuaba comiendo su helado.

—Ahí está límpiate. –Dijo en tono burlón viéndola.

—Pues tu igual. –Le respondió en mismo tono mientras lo manchaba de helado en las mejillas.

—Ah, está frío. –Se quejó limpiándose la mejilla con su mano, sin perder aquella sonrisa amable y carismática.

—Claro que está frío, es un helado. –Le respondió en un tono burlón mientras se reía.

—Parecemos dos niños pequeños. –Se expresaba con amabilidad mientras terminaba de limpiarse.

—Algo que nunca debe perder es ese niño inocente dentro de ti. –Su voz sonaba con nostalgia mientras terminaba de limpiarse la nariz viendo a los niños jugar al frente.

—Tienes razón, ven, es algo tarde debería de dejarte en casa. –Dijo con amabilidad levantándose de la banqueta.

—Claro, gracias por esta linda tarde. –Le sonrió mientras se levantaba.

—Es con gusto.

—Incluso, olvide lo que me tenía molesta, ya en casa recordaré. –Dijo sin interés levantando sus hombros.

Ambos caminaban rumbo al centro comercial para irse en el auto de Timoteo, pasando cerca de un auto que estaba estacionado, al pasar, por un lado, Timoteo reconocía el auto, sabía de quién era, ya con ambos a una larga distancia del auto, bajaban el vidrio del copiloto donde se podía ver que era Thiago quien lo estaba siguiendo, en su rostro se reflejaba seriedad mientras veía como ellos se alejaban.

—Ten cuidado Timoteo, no te metas en mi territorio. –Susurró con frialdad viendo cómo se alejaban. —Arranca van para centro comercial. –Dijo con seriedad viendo al piloto.

Mientras aquel auto se ponía en marcha, uno más se acercaba lentamente detrás de ellos.

—Que buena suerte, tenemos a los tres en el mismo lugar. –Dijo aquel detective con barba con su mano en el volante.

—Tik tak, yo creo que solo están en una ci... –Le respondió su compañero.

—Alexander. –Lo interrumpió mientras ponía en marcha el auto. —No confíes en ninguno de ellos dos, algo tienen que ver con lo ocurrido. –Dijo con seriedad conduciendo detrás de aquel auto.

Una hora después

La noche ya caía sobre la ciudad mientras Timoteo conducía y platicaba con Roxana, iban platicando cosas casuales, con algo de distancia iba el auto donde iba Thiago, que se desvía por otro camino y era seguido por el auto de los detectives.

Timoteo notaba que ya no lo seguía para al final continuar con calma su viaje rumbo a la casa de Roxana, luego de algunos minutos de camino llegaba a la casa de ella estacionando el auto.

—Bueno hemos llegado. –Dijo amable y con una sonrisa.

—Gracias por esta linda tarde, me he distraído de muchas cosas, me la pasé muy bien. –Le respondió con la misma amabilidad, abriendo la puerta, bajando la pierna derecha. —Gracias por traerme. –Se giraba viéndolo con una sonrisa.

Timoteo sonreía, se sentía algo tímido.

—Gracias a ti por aceptar. –Le respondió nervioso. —Avísame como está tu amiga. –Se expresaba curioso.

—Claro, te escribiré. –Ella se le acercaba dándole un beso en la mejilla. —Te veré el lunes, tengo cosas que resolver, gracias por la salida. –Dijo amable con una sonrisa, bajándose del auto.

Timoteo se tocaba la mejilla y le sonreía despidiéndose con su mano, ella le responde con el mismo gesto cerrando la puerta y se retira, Timoteo poniendo en marcha el auto y Roxana abría la puerta de la casa para subir a su departamento, al llegar a su apartamento, veía a su amiga en pijama acariciando al gato, cerrando la puerta entraba a la sala.

—¿Cómo te fue buscando la nueva casa? –Preguntó con tranquilidad Roxana viéndola.

—Bastante bien, me gustaron tres. –Le respondió ella con tranquilidad sonriéndole.

Roxana dejaba una bolsa sobre la mesa y la veía con seriedad.

—¿Por qué tiene los ojos rojos y suenas tan raro al hablar? –Preguntó sería viéndola.

—Secuelas de la gripa. –Se excusó nerviosa evitando el contacto visual.

—No me mientas Carolinas, te vi en televisión nacional, a ti y tus senos al aire para el país. –Se expresaba con sarcasmo, seriedad y molesta, viéndola enojada con sus manos en la cintura.

—Bueno, si ya sabes dónde estaba. –Le respondió algo molesta, perdiendo su mirada. —Aquí viene sus sermones. –Susurro con cabeza agachada.

—Carolina, te he dicho muchas veces que esas no son forma. –Dijo molesta moviendo sus manos al hablar.

—Entonces Roxana, dime ¿Cuáles lo serían? –Le preguntó algo molesta. —A este país no le importa lo que le pasa a una mujer, somos un blanco fácil para los asesinos y violadores. –Hacía una corta pausa, su voz sonaba molesta, señalando hacia la nada. —Que sigue ahí afuera, sin consecuencia. –Se expresaba molesta, viéndola a su amiga directo a los ojos.

—No sé cuáles sea otras maneras. –Le respondió igual de molesta moviendo sus manos. —Pero sí sé que pelearte con la policía y quemar media ciudad, no te va a dar justicia. –Le respondía con molestia mientras la veía.

—Y sí. –Hacía una corta pausa desviando su mirada. —¿Algún día me vuelvo una cifra más? –Preguntó con dificultad con sus ojos llorosos. —¿Qué harás tú por mi muerte? –La miraba con lágrimas en sus ojos. —Dime no te dará impotencia rabia porque no se hizo justicia. –Su voz se quebraba a media oración.

Roxana suspiraba y perdía su mirada, ya había tenido está discusión tantas veces.

—Mira, para mí el feminismo es algo innecesario, ir y actuar con violencia no resuelve nada. –Le respondió con indiferencia desviando su mirada.

—Me ofendes Roxana. –Dijo algo molesta secándose sus lágrimas. —Gracias al feminismo tú puede votar, puedes estudiar, puede que ganemos menos que un hombre, pero todo puede cambiar. –La miraba con seriedad. —Respeta mi ideología, si para mí debo destruir media ciudad para que nos escuchen lo haré. –Levantaba su voz de a poco en aquella oración mientras algunas lágrimas bajaban por sus mejillas.

Roxana solo la miraba en silencio escuchándola.

—Si algún día me pasa algo, has justicia por mí. –Su voz se cortaba junto a algunas lágrimas en los ojos mientras tocaba su pecho con la mirada fija en su amiga. —Y si algún día te pasa algo a ti. –La señalaba con su dedo. —Destruyó toda esta ciudad hasta que tu caso sea resuelto. –Su voz se quebraba al hablar, girando su dedo índice en círculos, se notaba como una lágrima se resbalaba por su mejilla.

—Ay Carolina, hemos hablado tanto de esto. –Dijo algo cansada con el tema. —Ya ni ganas me dan de decirte algo, no sé, ve protesta, ve quéjate de la pésima justicia de nuestro país. –Decía con seriedad moviendo su mano derecha, sin quitarle la mirada. —Pero prométeme que llegará bien, sin problemas y sobre todo ya deja de desnudarte esas protestas. –Pedía molesta y cansada de la conversación.

—Yo solo espero que algún día lo entiendas. –Se expresaba algo decepcionada viéndola.

Soltando un suspiro y cerrando sus ojos, se creaba un corto silencio entre ambas hasta que Carolina se pronunciaba.

—Mañana me voy, no creo que podamos convivir juntas cada vez que pase esto. –Dijo en voz baja y con seriedad, con una mezcla de tristeza.

Carolina se alejaba, pero Roxana le tomaba la mano llamando su atención.

—No digas eso, no lo tomes a mal. –Dijo con calma aferrándose a la mano de su amiga. —Solamente me preocupas, no quiero que te pase algo en medio de esas protestas violentas. –Se disculpaba con calma.

—Lamento mentir. –Le respondió apenada soltándole la mano.

—No importa, yo también lo hice, pero no me quiero llegar a casa y no ver a mi mejor amiga, somos un equipo recuerda. –Se expresaba con cariño y preocupación, su voz se cortaba con cada palabra.

—Quiero descansar. –Le respondió sin interés, alejándose.

—Oye, lo siento. –Se expresó sintiéndose culpable.

Roxana no recibía respuesta y solo suspiraba y tomaba asiento en el sofá dónde el señor bigotes se sentaba sobre sus piernas, soltando un suspiro, cambia el canal de la televisión.

Jueves 7:20 pm
Timoteo.

Timoteo llegaba a casa estacionando su auto en el garaje, al entrar a su casa encendía las luces, la casa se sentía sola, al encender la luz de su cocina veía a Thiago comiendo un sándwich.

—¿Qué tal Timoteo? –Preguntó con seriedad y con la boca llena.

—¿Qué haces aquí? –Preguntó sorprendido y algo molesto. —¿Qué haces en mi casa Thiago? –Preguntó nuevamente con firmeza y molestia.

—Vine a visitar a mi primo, nada más. –Le respondió algo cínico mientras terminaba de comer.

—Sé que me estuviste siguiendo. –Dijo con seriedad viéndolo molesto.

—¿Qué le dijiste? –Preguntó serio con su mirada puesta en él.

—Nada, únicamente fue una salida de amigos. –Le respondió sin interés.

Thiago se le acercaba quedando ambos de frente.

—Aléjate de ella, o haré que te odie. –Lo amenazó en voz baja viéndose cara a cara.

—¿Por qué la quieres? –Preguntó con seriedad viéndose frente a frente. —¿No te basta con hacerle daño a tantas mujeres? –Preguntó con firmeza.

—Eso no es de tu incumbencia. –Le respondió con frialdad, mientras lo veía de arriba abajo. —Ahora aléjate de ella, porque ella es mía. –Afirmó con seguridad y confianza.

Un silencio se hacía entre ambos, estando tan cerca, parece que pelearía con mucha violencia hasta que Timoteo se menciona.

—Lárgate de mi casa. –Ordeno con firmeza y seriedad.

—Claro. –Le respondió sin interés, alejándose.

Mientras Thiago se alejaba, Timoteo lo miraba mientras él cruzaba la sala rumbo a la salida.

—Esta vez no voy a permitir que le hagas daño a alguien más. –Se expresó con seriedad y confianza.

Thiago se detenía en medio de la sala y lo miraba de reojo.

—¿Quieres jugar así? –Le preguntó de forma cínica. —Yo también sé jugar y hablar mal de los demás, recuerda sé por qué llevas esa bufanda. –Dijo con seriedad mientras se giraba para verlo. —Y estoy seguro de que a ella no le gustará esa historia.

Timoteo ponía su mano en la bufanda, aquella cicatriz lo perseguía, era la marca más grande de su pasado, uno de sus mayores errores que siempre trataba de esconder.

—¿Siempre usarás la misma historia para afectar? –Preguntó molesto desviando su mirada.

—Sí, quítate del medio. –Le respondió de manera cínica mientras se le acercaba.

—Thiago, ella es un brillo en medio de la osc...

Thiago le daba un fuerte puñetazo en el abdomen, Timoteo caía arrodillado con sus brazos cubriendo la parte del impacto, escupía algo de saliva mientras hacía algunos ruidos de dolor.

—Solo quítate del medio Timoteo, no me estorbes. –Se expresaba enojado y con cinismo, viéndolo en el suelo.

Thiago sin más se retiraba, se escuchaba sus pasos alejarse del lugar mientras Timoteo seguía en el suelo adolorido, se escucha la puerta abriste y cerrarse anunciando que Thiago ya había salido de la casa, Timoteo adolorido se levantaba con su brazo izquierdo sobre su abdomen, miraba hacia la puerta con cierto odio y frustración.

—Roxana. –Susurró con algo de tristeza.

Molesto con la actitud de Thiago, le daba un fuerte golpe a la mesa con su mano derecha, soltando una pequeña rabieta de frustración.

—Algún día pagarás todo Thiago. –Gritó molesto, soltando un manotazo al aire, agachando su mirada

Con su cabello en el rostro levantaba su mirada viendo la fotografía de aquella chica joven que sonreía, una lágrima brotaba por su ojo derecho y comenzaba a deslizarse por su mejilla.


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